María Pilar de la Fuente Geijo
Viernes, 23 de Agosto de 2013
El hecho de ser mujer en un pueblo llamado Val de San Lorenzo
El hecho de que una mujer esté o viva sola en este pueblo es objeto y da derecho a vejar, humillar, ridiculizar y a extorsionar por parte de ciertos señores (por nombrarlos de alguna manera).
Las ‘bromitas’, risotadas, escarnio y acosos, estos señores, no se las hacen a las señoras con un marido macho en su casa, ni a las hijas con un padre macho; se las hacen a las personas humildes y bondadosas implicadas con el sufrimiento humano, pero que son indefensas.
Me era impensable que unos señores de este pueblo pudieran divertirse a cuenta del sufrimiento y la extorsión que causan a otras personas.
El día que amaneció y vi el acoso al que había sido sometida, me sentí muy triste, lloré y sufrí mucho.
Para mí, decir esto, quiero que sepáis, que no me avergüenza; yo no tengo esos ‘prejuicios’.
El hecho de que ‘alguien’ logre diversión causando sufrimiento a la gente más desprotegida es símbolo de la más extrema miseria humana. Creo que utilizar las palabras maldad y mezquindad serían las más adecuadas.
Son unos cobardes reprimidos a los que el alcohol les quita sus propias frustraciones personales, que se envalentonan mofándose, humillando y acosando a las personas solas y desprotegidas.
Este comportamiento que encierra todo un contenido de crueldad, desde luego no invita a la gente a venir a instalarse en nuestro pueblo; invita a que la gente le entre un ‘pánico psicológico’ y huya como Santo Toribio, sacudiéndose las zapatillas…
Lo que sí estoy segura es que estos individuos utilizan a menudo las palabras: democracia, dictadura, corrupción y derechos humanos…¡Qué cosas!
El hecho de que una mujer esté o viva sola en este pueblo es objeto y da derecho a vejar, humillar, ridiculizar y a extorsionar por parte de ciertos señores (por nombrarlos de alguna manera).
Las ‘bromitas’, risotadas, escarnio y acosos, estos señores, no se las hacen a las señoras con un marido macho en su casa, ni a las hijas con un padre macho; se las hacen a las personas humildes y bondadosas implicadas con el sufrimiento humano, pero que son indefensas.
Me era impensable que unos señores de este pueblo pudieran divertirse a cuenta del sufrimiento y la extorsión que causan a otras personas.
El día que amaneció y vi el acoso al que había sido sometida, me sentí muy triste, lloré y sufrí mucho.
Para mí, decir esto, quiero que sepáis, que no me avergüenza; yo no tengo esos ‘prejuicios’.
El hecho de que ‘alguien’ logre diversión causando sufrimiento a la gente más desprotegida es símbolo de la más extrema miseria humana. Creo que utilizar las palabras maldad y mezquindad serían las más adecuadas.
Son unos cobardes reprimidos a los que el alcohol les quita sus propias frustraciones personales, que se envalentonan mofándose, humillando y acosando a las personas solas y desprotegidas.
Este comportamiento que encierra todo un contenido de crueldad, desde luego no invita a la gente a venir a instalarse en nuestro pueblo; invita a que la gente le entre un ‘pánico psicológico’ y huya como Santo Toribio, sacudiéndose las zapatillas…
Lo que sí estoy segura es que estos individuos utilizan a menudo las palabras: democracia, dictadura, corrupción y derechos humanos…¡Qué cosas!