Juan Guerrero
Domingo, 08 de Diciembre de 2019
ENTREVISTA / Hebe Muñoz, por Juan Guerrero

Hebe Muñoz: De una misma mar intensa

Frente al malecón que bordea el litoral de Puerto Cabello el mar Caribe se siente pleno, intenso y de una brisa grata, acaso por la noche sea silente y reposado. El Caribe-mar para el venezolano es esencia que nutre la existencia, su destino está adherido a su eterno oleaje, a su rítmico movimiento que imitan las mujeres al caminar. Es amoroso, cadencioso y habla en su impetuosa voz que viene del fondo de su cristalina y salina acuosidad.

Esas y otras son las huellas, las marcas en el discurso poético que se aprecia en la poesía de Hebe Muñoz (Puerto Cabello). Su poesía mantiene en su plenitud el paisaje infinito de un mar que impregna en sus imágenes en constante movimiento. Sean las aguas cálidas del caribe venezolano o aquellas que le cobijan en su otro destino, el Tirreno italiano de su “piccolo paese” Santa Marinella.

La de Muñoz es una poesía de intensidades, amorosa, sensual, que celebra la vida en cada verso aún desde el dolor por la ausencia de la tierra amada. Sus textos han sido publicados en plaquettes y en varias antologías. En 2016 aparece su primer libro, Pegasa, presentado en el BookCity de Milán, bajo el patrocinio de la Asociación Cultural de venezolanos en Lombardía.

De su trabajo en defensa de los derechos humanos por más de 20 años es su segundo libro, Escuderos de la libertad, 2018. Un homenaje a los miles de jóvenes quienes en las protestas de 2017 contra el régimen imperante en Venezuela, se enfrentaron, usando escudos de cartón, latón y plástico, a los militares, policías y paramilitares en decenas de ciudades venezolanas.

Hebe Muñoz ha recibido varias distinciones y reconocimientos por su actividad poética, entre otros, el Premio del tercer concurso literario internacional bilingüe, en Milán, 2017.

 

De su actual trabajo poético presentamos el siguiente texto inédito:

 

Donde está el cielo

 

Que te dejes quieta

 

que te sueltes las

manos aves

 

que respires del aire

del vuelo

 

Que no te golpees el

recuerdo

 

ni te trates mal

 

por hacer olvidando

por errar en el hacer

 

Que ya está bueno

de doblar tus sueños

pañuelos

 

que rebosan tus

bolsillos

 

Que te quites los

zapatos

que te aprietan los

pies

que te los dejan

huérfanos de pasos

 

pasos sin camino ni

huellas

 

Que te arranques de la

piel

las sin-palabras

 

Que el cielo no está

lejos

 

ni tan alto ni arriba

 

que te envuelve

 

 

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Juan Guerrero: En tu poesía se aprecian varios temas, al menos en tu primer libro Pegasa. Pero es la obsesión del tiempo y lo acuoso –ese mare nostrum caribeño- que aparece como un inmenso trasfondo, pleno de infinita sensualidad. ¿Acaso te marcó en tus primeros años de vida la ciudad porteña, Puerto Cabello?

 

Hebe Muñoz: El mar siempre ha ejercido fascinación en mí. Lo veo como un mundo por descubrir, lleno de posibilidades, de agua de vida, un símbolo de renacimiento. Necesito verlo y quedarme en silencio mientras lo observo y lo escucho. Necesito entrar en él y sentirme parte de sus aguas, de sus corrientes, de su arena, de su vaivén. Ha sido así toda mi vida.

Nací en ese país maravilloso, que como yo, se asoma sobre el mar Caribe. Un mar vivo. Luego vine a vivir a Italia, específicamente a Santa Marinella. Este pueblo se asoma también al mar. Esta mar me acompañó en una fase importantísima de mi vida: la adolescencia. Cuando empecé a escribir haciendo coincidir ambos mares y la marea que llevo dentro de mí.

Regresé a Venezuela, crecí y en ese proceso sufrí. Me ayudaba mucho sentarme a ver mi mar Caribe. Sabía que mis lágrimas las recogía él. Soñaba con desandar y con regresar “al origen” de mi proceso como mujer: Santa Marinella. Necesitaba renacer, perdonarme y perdonar. Pasaron muchísimos años y circunstancias, hasta que finalmente el momento llegó y en el 2014 pude ir a renacer de las aguas de mi mar de Santa Marinella.

 

[Img #47331]

 

 

Ciertamente, Hebe. Leer tu poesía es sentir el resplandor marino, sea el verde y tempestuoso caribeño o la quietud azulada del Tirreno. Hay rasgos de un país, de una Matria añorada a la que asumes desde la amorosidad del ser. ¿Escribes tus textos desde esa añoranza y con ese lenguaje telúrico que es el español venezolano?

 

Hay una particularidad de la que no era consciente y que me la hicieron notar algunos poetas que admiro mucho y que ayudan y asesoran y es que yo escribo contemporáneamente en español y en italiano. Es decir; cuando escribo, en mi mente y en mi emoción, así como esos dos mares, uno ambos idiomas para traducir la emoción y el sentimiento.

Mis poesías no son traducidas a un idioma o al otro porque nacen de un manantial común. Cuando escribo lo hago simultáneamente en italiano-español y viceversa. Para mí ambos idiomas son ricos de vocabulario y belleza. Hay otra particularidad y es que logro inventar palabras –uso de la licencia poética- que pueden ser entendidas sea en italiano como en español cuando se trata de la poesía íntima, como yo la llamo.

Como demostración de esta simultaneidad, en una lectura pública de mis poesías, un poeta me pidió hacer un ejercicio. La lectura de una de mis poesías, escogida al azar, la leímos así: el poeta leía un verso en italiano y yo leía el inmediato en español. Fue para mí un gran descubrimiento. Mi poesía leída en modalidad bilingüe. No se perdió ni fuerza ni significado.

 

 

Pero leyendo tu poesía noto más bien que esa ‘intimidad’ a la que aludes, sea en una u otra lengua, va más hacia el ser que es la Matria en su extensa sensualidad e infinita maternidad. La que siempre da, la fertilidad constante.

 

El origen es marcadamente en español.

 

 

Entonces en tu escritura no aplica aquello de “traduttore traditore”. ¿Cada verso se traduce igual, sea en uno u otro idioma?

 

Sí, correcto. Tan es así que en mi poesía se puede leer un verso en un idioma y el siguiente en el otro idioma. Siento un profundo respeto por el idioma y por el sentimiento. Creo que la comunicación debe ser eficaz, efectiva y afectiva.

Escribo ‘de corrido’ jajaja, en ambos idiomas.

 

 

Me gustaría que pudieras hablarnos, aunque brevemente, sobre ese ‘traslado’ que ha significado ir de un sitio a otro, de un país a otro. ¿Por qué ocurrió?

 

El primer traslado a Italia fue por motivos familiares. Mis padres vinieron a formarse profesionalmente. El segundo y definitivo fue por motivos personales porque Italia es como si fuera mi segunda madre. Volver a Italia y ser italiana era para mí como firmar un acta de nacimiento con los padres completos.

 

 

En tus registros, notas y entrevistas has indicado tu vinculación con escritores, como García Márquez, Isabel Allende, Vargas Llosa. ¿Qué otros autores, acaso italianos y venezolanos, te han interesado en tu formación intelectual?

 

La poesía de Alda Merini, de Cesare Pavese, de Ungaretti me han cautivado así como también el teatro del absurdo de Pirandello.

De Alda me impresionó mucho su obra Dio arriverá all’alba, que es un canto de amor elevadísimo. De Pavese, su poesía de profundo arraigo a la tierra en su obra, La terra e la morte.

 

 

[Img #47334]

 

 

De poetas venezolanos, ¿a quiénes mencionarías?

 

Los poetas venezolanos están llenos de color y eso me gusta mucho. Andrés Eloy Blanco, por ejemplo, fue un descubrimiento de niña. Leer a los poetas contemporáneos como Armando Rojas Guardia, Rafael Cadenas, José Pulido me ha hecho entender cuán profunda es la relación que existe entre el poeta y el mundo que le rodea.

Sus poesías me hablan de compromiso generacional y de absoluta vinculación que hay entre dos realidades: la personal y la contextual. Tener contacto personal con ellos ha enriquecido mi vida, mi poesía y mi persona.

Hay otro poeta venezolano, Jerónimo Alayón, profesor en la Universidad Central de Venezuela. Él ha sido mi tutor de poesía desde el 2000. Su lírica, sus consejos, su guía, han sido para mí de vital importancia.

 

 

De tu participación inicial en el grupo literario TROIMA, en el pueblo de La Colonia Tovar, en Venezuela, a tus vínculos actuales en grupos literarios italianos; ¿qué nos puedes decir?, ¿Qué experiencias has logrado al participar en estos grupos?

 

TROIMA para mí fue un laboratorio poético donde aprendí mucho sobre poesía. Una de las lecciones importantes fue la de comprender el deber ético que tiene el poeta en donar sus versos al mundo y el de compartir humildemente con otros poetas, confrontándose, buscando siempre la poesía en el vivir y el vivir en poesía, sabiendo que es ella la protagonista y no el poeta.

En cuanto a la escritura poética aprendí métrica, tiempos dentro del verso, uso de la forma poética, estética de las palabras, partiendo de las reglas básicas del texto poético, uso de las figuras literarias, hasta llegar al maravilloso descubrimiento de mi estilo poético y del verso libre, respetando todos los recursos poéticos aprendidos.

Al llegar a Italia comencé a tener contacto con grupos virtuales de poesía. La experiencia ha sido variada y enriquecedora al mismo tiempo, porque la redacción en italiano es distinta a la redacción en español, porque estoy aprendiendo una lengua italiana de un nivel más alto, que se refleja también en mi conocimiento del español que me impulsa a descubrir esas mismas palabras en mi idioma materno. El hecho de “conversar” virtualmente con poetas italianos añade musicalidad y cosmogonía a mis versos.

Mientras que en Venezuela los integrantes del grupo nos encontrábamos físicamente una vez al mes, aquí en Italia he podido sólo mantener contacto a través de las redes sociales y en uno que otro evento organizado a propósito de alguna presentación de libros o recitales.

Me hace falta el diálogo frente a frente, la interacción verbalizada/hablada, mirándose a los ojos, el estudio dinámico juntos en talleres de poesía. Los encuentros de poesía aquí son más de carácter discursivo que dinámico/interactivo/formativo. Me he vuelto una “investigadora” autodidacta, una que busca incansablemente del “alimento poético italiano”, una estudiante curiosa de la poesía italiana clásica y contemporánea.

Busco el diálogo poético apenas se presenta una oportunidad. Por otro lado, sigo con mucha atención la realidad poética contemporánea venezolana y sus poetas, desde la distancia. Es una sed muy grande la que tengo por la búsqueda de la poesía. Aquí en Italia tienes que empeñarte y discernir muy bien, mientras que en Venezuela es alimento nutritivo cotidiano, es como más a la mano. Esto es una opinión muy personal producto de mi observación, sin ánimos de generalizar.

Mientras que para los poetas venezolanos la poesía va adelante y es la protagonista, para los poetas italianos el poeta va adelante y es el protagonista.

 

 

Sin embargo, entiendo que participas en recitales poéticos organizados por venezolanos en el exterior. Puedes comentarnos sobre ello. ¿Se conoce la poesía actual venezolana en Italia?

 

En realidad la mayoría de los recitales a los que he sido invitada a participar han sido organizados por asociaciones italianas de poesía o por poetas italianos. He aprovechado esas invitaciones para hablar de Venezuela a través de mi poesía. Ejemplo de esto fue Parole Spalancate, Festival Internacional de Poesía de Génova (junio, 2018), festival activo desde 1995 y que es la manifestación poética italiana más antigua, con más de 1400 poetas y artistas participantes en 24 ediciones hasta la fecha, organizado por el poeta Claudio Pozzani.

Para esa edición tuve el honor de compartir micrófonos con el poeta Armando Rojas Guardia, la periodista Maye Barragán y el poeta José Pulido. También en 2016 fui invitada a presentar mi libro Pegasa en el Festival Internacional del Libro Bookcity en Milano. Para mí todas son oportunidades para hablar de Venezuela y de los poetas venezolanos. La poesía actual venezolana no es muy conocida en Italia pero los venezolanos que escribimos nos estamos encargando de darla a conocer. A los italianos les gusta mucho la musicalidad de la lengua española y la profundidad de los versos.

 

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Quisiera abordar tu hasta ahora última publicación, Escuderos de la libertad. Un libro muy diferente al anterior, marcado por la construcción de una poética –diríamos- de “crónica poética”. ¿Cómo surge este libro?

 

Como bien lo has llamado, este libro es una crónica poética que surge de los sentimientos que generan en mí las noticias que me llegan de Venezuela. Es imposible no sentir dolor de Patria. La angustia que genera la distancia duplica la impotencia. Para denunciar, para no estar indiferente, para ser íntegra y ejercer mi deber ético con la poesía, con mi terruño, con la gente bella y esforzada de mi tierra, tenía que hacerme eco.

Tengo la palabra, tengo mi voz y la pongo a disposición de los débiles, de los valientes, de la justicia y en defensa de los derechos humanos. Porque considero que es a través de los versos que logramos tocar valores altísimos. Escuderos nace para dignificar a quienes no se rinden. Así como los jóvenes que hacían sus escudos para defender la libertad con los materiales más insospechados, así mi poesía es un escudo de libertad, de denuncia pero también de esperanza.

Pasé muchas noches y madrugadas, sobre todo por el huso horario con diferencia de 6/7 horas con respecto de Venezuela, leyendo las noticias, buscando información, recolectando análisis. Organizando estas fuentes informativas, desde testimonios personales hasta las redes sociales, por temas y críticas seleccionadas.

 

 

¿El libro te llevó a la militancia como defensora de los derechos humanos?

 

Digamos que sí, que se confirmó lo que desde siempre, a través del voluntariado vengo haciendo desde hace 20 años, sea en Venezuela o acá en Italia.

 

 

La temática de este libro roza lo político, las heridas abiertas de una sociedad que se desintegra y disemina por el mundo. Siempre está el riesgo de caer en el panfleto político. Escuderos… ¿acaso es un libro que evita o aborda el hecho político?

 

Escuderos aborda el dolor, el degrado, la angustia que ocasiona una mal llamada política. Escuderos es un libro humano y por tanto, también político, entendiendo la política en su verdadera dimensión, como arte, como ciencia que se ocupa de la actividad en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común.

Escuderos aborda la natural necesidad de la vida social libre, ordenada, con deberes y derechos. Es por ello que en Escuderos me mueve el uso de la definición más amplia de “política” porque considero que esta se encuentra en casi todos los ámbitos de la vida humana.

 

 

Me llama la atención este verso en tu poética: “Soy un origami del dolor/ colgado al viento de las tempestades de estos tiempos”. ¿Es el dolor la huella de estos tiempos?

 

Cuando escribí ese verso pensaba en las tantas veces que el dolor al que estamos expuestos, inevitablemente nos dobla, aún físicamente. En estos dobleces origamados nos dan formas sorprendentes y fortalece muchos de nuestros puntos doblados.

 

 

En tus poemas hay un incesante movimiento de imágenes. Ondulan, se hacen ondas en la salinidad o son rítmicas en la extensa sabana del llano venezolano. ¿Acaso esa marca, esa presencia es por tu vinculación con la danza?

 

La música y la danza son parte esencial de mi ser. Para mí lo rítmico y lo armónico crean espacios de extensión comunicacional y de expresión libre dentro del conocimiento de la métrica y las dimensiones que muchas veces están hechas para ir más allá, como en el jazz o como en la danza contemporánea donde la creatividad juega un papel protagónico. Así la poesía es música en expansión. Palabras que vibran en la voz y en el alma, a veces resuenan tan fuerte que necesitan de espacios aún fuera de las propias zonas de confort.

Sí, el movimiento marca las imágenes que hay en mis poemas. Trato con tales imágenes de traducir el “adentro” que cambia, que danza, hasta hacerlo casi tangible para quien lee, para mí es darle un contexto, un tiempo y un lugar al vivir viviendo. Si se mueve está vivo, si danza es perpetuo.

 

 

Finalmente Hebe. En qué proyectos poéticos te encuentras. ¿Acaso trabajas en algún nuevo libro?

 

En estos momentos he organizado una segunda edición de mi evento Triplo Senso (-un espacio para las artes, unidas por un objetivo). Con la colaboración de dos artistas italianas, Angélica Colombini –fotógrafa- y Renata Gorla –pianista-, hemos concebido “ARTÈFICI del mondo”, en pro de la defensa de los derechos del niño y del adolescente. Es un evento donde han sido escogidas las piezas clásicas musicales, la fotografía y las poesías han sido hechas y creadas respectivamente, basado en 15 artículos de la defensa de los derechos del niño.

Hemos realizado ya una presentación y tenemos dos presentaciones confirmadas para la primavera 2020. Estoy también trabajando en mi próximo libro que será dedicado a la defensa de la mujer contra todo tipo de violencia. Será un libro casi biográfico.

 

 

¿Alguna mención en este nuevo trabajo relacionado con la crisis humanitaria venezolana?

 

Sí, la desnutrición infantil de los niños venezolanos, la falta de medicinas, estructura y personal médico, la falta de espacios seguros de tiempo de recreación, las consecuencias graves de abandono y desarraigo familiar por la emigración forzada, entre otras consecuencias graves producto de un país en ruinas.  

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