Rarezas demográficas y sentimentales de España
![[Img #47761]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2020/4525_dsc_0292.jpg)
Hoy quiero abordar un cruce de reflexiones publicadas en los últimos años con la actualidad del reparto de carteras en la formación del nuevo Gobierno. De lo primero, advertir el texto siguiente de Sergio del Molino (La España vacía, 2016, págs. 256-257): “Es muy difícil que la despoblación se corrija, como difícil es que aparezca en el orden del día de la discusión pública, pero si algunos toman conciencia de lo peculiar que es España y escuchan los ruidos que llegan desde el yermo, tal vez seamos capaces de imaginar una convivencia que tenga en cuenta las rarezas demográficas y sentimentales de este trozo de tierra…”. En esta reflexión final de su ensayo bien conocido, el periodista y escritor aragonés nos plantea la expresión ‘rarezas’, unas de tipo demográfico, a raíz de la despoblación que se extiende por buena parte de la España interior, y otras de tipo sentimental, vinculadas con el orgullo de los hijos del éxodo anterior de esa misma tierra de una patria imaginaria, que ya no una patria vivida, como era la de sus padres.
Dos generaciones diferentes, la de los mayores y menos mayores que resisten en los pueblos, antes de agotarse las reliquias de poblamiento tradicional de una España que se vacía, y la de los muchos originarios de estos mismos pueblos, que viven en ciudades y metrópolis españolas o extranjeras, y que cuando retornan al espacio interior despoblado se topan con la patria (imaginaria) de sus ancestros. En estas estamos, desde hace ya medio siglo, que vemos como se extiende en grandes manchas el proceso de despoblación rural, no un problema, sino un fenómeno de origen natural y social.
Las otras rarezas ‘sentimentales’ se refieren a aquellas que enfrentan lo rural y lo urbano, ampliadas a las rarezas ‘identitarias’, que en realidad son sentimentales, también, y se originan en el enfrentamiento habido por causa de las diferencias espaciales que enfrentan a unos territorios y otros: los de la España rural y la España urbana, la España interior y la litoral, la España más desarrollada y la menos desarrollada, la España plurinacional y la nacional…
De otro lado, el nuevo Gobierno español, después de los avatares anteriores, se ve conformado, por fin, por un número de 22 Ministerios que marca un record en nuestra historia política, y que podría ser explicado por la necesidad de acoplamiento de dos formaciones políticas y el hecho de asumir y dar respuesta, veremos si con mayor o menor fortuna, a los desafíos planteados en nuestra sociedad. Esto mismo se puede observar a la luz de la enumeración de tareas encargadas a las cuatro Vicepresidencias. La primera de ellas, la Vicepresidencia política, asume el encargo de responsabilidades casi similares a las del gobierno anterior, pero, en realidad, se convierte en la Coordinadora de la Oficina de Presidencia. La segunda, de Derechos sociales, va a ser difícil entender, de entrada, sus cometidos diferenciados y ha de disputar su cometido respecto de la Agenda 2030. La Vicepresidencia económica, lo tiene más claro al destinarse a la dirección de las relaciones con Bruselas y los mercados. Por último, la Vicepresidencia ecológica, se refuerza con el denominado Reto Demográfico, con un precedente de Comisionado en gobiernos anteriores, si bien se había prometido en el programa socialista de campaña un único ministerio para tal reto.
Según mis propias señas profesionales, me preocupa que el nuevo Gobierno nazca desprovisto de un programa de gobernanza bien articulado, que haga frente a los retos planteados en materia de sostenibilidad ambiental y social, de despoblación y menor desarrollo de la España interior y de política territorial (reformas de la organización territorial del Estado y respuesta a los ataques al poder instituido por la Constitución). Estas son las claves de bóveda del nuevo edificio gubernamental, junto a los referentes a la economía, el empleo y la desigualdad socio-económica y de género.
Una relectura de las ‘rarezas’ antedichas de la España actual debería servir y guiar al Gobierno en sus planteos y programas. Alguna personalidad intelectual como la del profesor Manuel Castells –ministro de Universidades y doctor Honoris Causa de la Universidad de León, a propuesta de Geografía- podrá servir de acicate a las mentes menos críticas del nuevo Gobierno.
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Hoy quiero abordar un cruce de reflexiones publicadas en los últimos años con la actualidad del reparto de carteras en la formación del nuevo Gobierno. De lo primero, advertir el texto siguiente de Sergio del Molino (La España vacía, 2016, págs. 256-257): “Es muy difícil que la despoblación se corrija, como difícil es que aparezca en el orden del día de la discusión pública, pero si algunos toman conciencia de lo peculiar que es España y escuchan los ruidos que llegan desde el yermo, tal vez seamos capaces de imaginar una convivencia que tenga en cuenta las rarezas demográficas y sentimentales de este trozo de tierra…”. En esta reflexión final de su ensayo bien conocido, el periodista y escritor aragonés nos plantea la expresión ‘rarezas’, unas de tipo demográfico, a raíz de la despoblación que se extiende por buena parte de la España interior, y otras de tipo sentimental, vinculadas con el orgullo de los hijos del éxodo anterior de esa misma tierra de una patria imaginaria, que ya no una patria vivida, como era la de sus padres.
Dos generaciones diferentes, la de los mayores y menos mayores que resisten en los pueblos, antes de agotarse las reliquias de poblamiento tradicional de una España que se vacía, y la de los muchos originarios de estos mismos pueblos, que viven en ciudades y metrópolis españolas o extranjeras, y que cuando retornan al espacio interior despoblado se topan con la patria (imaginaria) de sus ancestros. En estas estamos, desde hace ya medio siglo, que vemos como se extiende en grandes manchas el proceso de despoblación rural, no un problema, sino un fenómeno de origen natural y social.
Las otras rarezas ‘sentimentales’ se refieren a aquellas que enfrentan lo rural y lo urbano, ampliadas a las rarezas ‘identitarias’, que en realidad son sentimentales, también, y se originan en el enfrentamiento habido por causa de las diferencias espaciales que enfrentan a unos territorios y otros: los de la España rural y la España urbana, la España interior y la litoral, la España más desarrollada y la menos desarrollada, la España plurinacional y la nacional…
De otro lado, el nuevo Gobierno español, después de los avatares anteriores, se ve conformado, por fin, por un número de 22 Ministerios que marca un record en nuestra historia política, y que podría ser explicado por la necesidad de acoplamiento de dos formaciones políticas y el hecho de asumir y dar respuesta, veremos si con mayor o menor fortuna, a los desafíos planteados en nuestra sociedad. Esto mismo se puede observar a la luz de la enumeración de tareas encargadas a las cuatro Vicepresidencias. La primera de ellas, la Vicepresidencia política, asume el encargo de responsabilidades casi similares a las del gobierno anterior, pero, en realidad, se convierte en la Coordinadora de la Oficina de Presidencia. La segunda, de Derechos sociales, va a ser difícil entender, de entrada, sus cometidos diferenciados y ha de disputar su cometido respecto de la Agenda 2030. La Vicepresidencia económica, lo tiene más claro al destinarse a la dirección de las relaciones con Bruselas y los mercados. Por último, la Vicepresidencia ecológica, se refuerza con el denominado Reto Demográfico, con un precedente de Comisionado en gobiernos anteriores, si bien se había prometido en el programa socialista de campaña un único ministerio para tal reto.
Según mis propias señas profesionales, me preocupa que el nuevo Gobierno nazca desprovisto de un programa de gobernanza bien articulado, que haga frente a los retos planteados en materia de sostenibilidad ambiental y social, de despoblación y menor desarrollo de la España interior y de política territorial (reformas de la organización territorial del Estado y respuesta a los ataques al poder instituido por la Constitución). Estas son las claves de bóveda del nuevo edificio gubernamental, junto a los referentes a la economía, el empleo y la desigualdad socio-económica y de género.
Una relectura de las ‘rarezas’ antedichas de la España actual debería servir y guiar al Gobierno en sus planteos y programas. Alguna personalidad intelectual como la del profesor Manuel Castells –ministro de Universidades y doctor Honoris Causa de la Universidad de León, a propuesta de Geografía- podrá servir de acicate a las mentes menos críticas del nuevo Gobierno.






