Alberto Hernández
Domingo, 19 de Enero de 2020

Crónicas del Olvido: los trabajos del tiempo

Alberto Hernández publicó en 'Letra libre' el año pasado estas reflexiones sobre el tiempo en la poesía de Néstor Rojas, un poeta Venezolano exiliado en España, concretamente en Astorga, con el que no resulta difícil charlar tomando una cerveza en cualquiera de los bares y tascas de la urbe. Actualmente forma parte del equipo organizador, junto con Pilar Vega y Paz Martínez del proyecto 'Versos en la Somoza' que se viene ejecutando mes a mes en cada uno de los pueblos de Santa Colomba de Somoza

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                                                                                   “Mi único tema es lo que ya no está.

                                                                                    Sólo hablar de lo perdido”

                                                                                                            José Emilio Pacheco

 

1.-

Labor del tiempo es desgastar. O descubrir lo construido para destruirlo. Labor del tiempo es borrar, perder. O recuperar para volver a destruir. El tiempo es uno de los temas más recurridos de la poesía, del ser humano sensible y consciente de su futura desaparición. Todos estamos atentos a los designios del tiempo, de la finitud, de la hora que llegará. Del silencio que arropará lo que no queda. O lo que quedará una vez que el tiempo tome nuestro lugar.

 

El tiempo no deja de pasar y cuando lo hace, ya no estamos. Discurre en el otro, en el que está y sabe de él.

 

Son muchos los asuntos que atiende el tiempo, de allí el título del poemario de Néstor Rojas, “Los trabajos del tiempo”, Premio Bienal de Literatura “Miguel Ramón Utrera”, Maracay, 1996, editado por la Secretaría de Cultura de Aragua.

 

El jurado estuvo conformado por Elizabeth Schön, Igor Barreto y Enrique Mujica, quienes destacaron “la búsqueda existencial del tiempo, la estructura formal y la unidad que mantiene la homogeneidad del cuerpo poético”.

Ese año 96 el jurado mencionó libros de José Tomás Angola, Bettsimar Díaz y Harry Almela.

 

 

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2.-

Néstor Rojas abre la puerta con una pregunta:

 

¿Quién escapa a los hambrientos / dientes de las edades?// La muerte no habita en nuestros muros, / sino en nosotros”.

 

El tiempo es la vida para la muerte. Es el pasar de la existencia para terminar en el silencio, en la nada, en la ausencia. En el tiempo del no ser. Por eso la interrogante: quien pregunta sobre el tiempo queda suspendido en él. La poesía recurre a su llamado para reflejarlo desde la incertidumbre. No hay certeza en la poesía. Todo es voluble, toda vez que el tiempo es el molde que la hace y la deshace. La poesía no es tiempo. Es su pasar.

 

Y si el tiempo es inasible, calculado en la esfera de un reloj o en la agonía de un ser vivo, la muerte es su herramienta para entender que el primero es el espacio donde se mueve la inexistencia. El vacío es una definición: una recurrencia “por donde entraban/ y salían los muertos”.

 

Y más: “Por encima de nosotros/ crecen hierbas/ pero ninguna hierba/ nacerá de nosotros”.

 

El pesimismo desde la misma tumba. Tensión temática que advertimos en José Emilio Pacheco. Persistencia en la poesía de todos los tiempos. El tiempo está en la muerte. La muerte en el tiempo. No hay salida. Sólo vivir para que la poesía se extienda, y ser el Cesare Pavese en cada vocablo recreado.

 

“Sabemos que más adelante/ nos espera la muerte/ Pero esa bendición no es nada espantosa”

 

No habrá temor si ella es la seguridad de que estamos a salvo del tiempo.

 

Y si el tiempo pasa, como pasan las palabras, como se conjugan los verbos en todas las dimensiones, la poesía destaca su duración, su larga respiración mientras como un animal carnívoro el tiempo recurre a su poder:

 

“Sólo cuando uno va/ muriendo de vejez/ se percata/ de la existencia del tiempo. / De cómo pasa/ silencioso/ devorándonos”.

 

 

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3.-

Una muestra de esta manera de sentir la existencia, la advertimos en “Reflexión sobre el otoño”:
 

He visto estos días

a los árboles

despojarse de sus hojas.

Para ellos

vendrá una primavera

que es como decir

otra vida.

Florecerán

y echarán frutos

para sobrevivirse.

Pero nosotros,

Los recién llegados,

cuando morimos

nos deshojamos

para siempre.
 

 

Pero no se vive en vano, porque “apegado a los principios/ y razones de mi inútil rebeldía, / pienso que sólo la vida/ tiene existencia verdadera. / Ni el más grande de los ejércitos/ podrá derrotarla”.

 

 

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4.-

Una selección de versos nos dará más respuestas acerca del tema que Néstor Rojas esgrime para hacer de su labor verbal la sintaxis de su paso por el mundo:

 

No hay receta para vivir/ Menos para sobrevivir” (Modus vivendi)

“Anhelo encontrar las palabras/ que me son necesarias/ para no morir del todo” (Aspiración de un pesimista)

“¿Qué nos depara/ la inexorable fugacidad del tiempo?” (Queja contra el tiempo)

“Nuestro futuro/ pertenece al caos” (Nada retarda el adiós)

La vida es un paseo largo/ y difícil que se da cada día/ hacia la oscuridad” (El rumbo incierto)

“Desde la orilla negra de la muerte/ respira el polvo del insomnio” (De paso)

“Pues el que dice adiós/ no vuelve” (Filo de relámpago)

“Vano anochecer. / La casa se adormece/ sin mí” (Reposo)

 

5.-

Y sobre la poesía, sobre el plano visible de los sonidos interiores, los más hondos, el poeta Rojas escribe algunos instantes en los que una intención de poética abreva en su mirada:

 

“Cada poema será sol que suena. / Pájaro de luna/ será la poesía del hijo de los dioses” (Como albas, sombreados)

“¿Quién dirá/ los versos/ que escribió/ para nadie?” (Ebrio de nubes)

“Sus ojos/ encumbrados/ ven/ los abismos del verso.” (Los abismos del verso)

 

 

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6.-

Dos poemas para cerrar; el primero, visionario:
 

EL DESTIERRO

 

El que soñó tu casa

entra

cada vez que quiere

sin necesidad de llaves.

Hoy ha ordenado la diáspora.

Sufriremos los rigores

de su implacable ley.

Nos nos apresuremos.


Lo que se avecina

ya llega.


 

LIMITACIONES

 

Para todo hay término.

Acaban los sueños

y las formas celestes

y terrestres.

Todas las cosas del mundo

acaban

transformadas.

Para que la vida

continúe”.

 

“Los trabajos del tiempo” continúan su labor. El tiempo, la insignia que nos avisa de todo, de la consumación de nuestro tránsito. El tiempo, esa advertencia permanente, hace su trabajo.

 

Letra Libre

Crónicas del Olvido: los trabajos del tiempo

Alberto Hernández 

April 27, 2019

 

 

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