Hermanamiento en Tabladillo entre dos abandonados: la España vacía y la actividad poética
'Versos en la Somoza' ofreció el sábado en las antiguas escuelas de Tabladillo de Somoza un recital exclusivo de la poesía de Bruno Marcos. Vino acompañado a la guitarra de Juan Luis García que supo ambientar en cada ocasión el sentido de lo que se iba leyendo
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El sábado se celebró en Tabladillo de Somoza, en las antiguas escuelas del pueblo, el recital poético del artista y escritor Bruno Marcos, acompañado a la guitarra por Juan Luis García, director de orquesta de Juventudes Musicales de la Universidad de León.
Bruno Marcos agradeció la iniciativa poética de Versos en la Somoza, pues le parecía muy sugerente, por el hermanamiento entre dos abandonados: los pueblos de la España vacía y la actividad poética. "Ambas, poesía y poblaciones de la España vaciada siguen milagrosamente sobreviviendo. Yo creo que esa alianza que pretendéis entre esa España vacía y abandonada y esa poesía también en abandono hace a este proyecto muy atractivo, y mucho más todavía siendo en una escuela como la de Tabladillo también en desuso.”
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Bruno Marcos leyó ante un público atento un ramillete de poemas de sus variados libros de poesía, algunos todavía inéditos. Comenzando por el ‘Libro de las enumeraciones’, un poema largo de corte surrealista, críptico, pero con muchas imágenes cotidianas. “Se trata del diario de un joven poeta que va cuestionando todo lo que ha ido recibiendo de la realidad como de la cultura, para acceder al mundo adulto o real.” Entre libro y libro, Juan Luis García, que durante la anterior lectura nos había transportado desde la improvisación de su guitarra casi a una sensación de delirio, interpretaba una pieza de Heitor Villalobos, en sus Preludios 1, 3 y 4.
Volvía a leer Bruno, ahora una serie de poemas distintos en la forma al anterior, más breves, “muy desnudos”, a los que calificó de existenciales, “sobre la figura de la paradoja, del cómo existir sin saber muy bien cómo ni con qué sentido, lo que nos lleva a vivir de forma paradójica. Vivimos sabiéndonos mortales, pero sintiéndonos eternos”, añadía. Nueva interpretación de Juan Luis, la Sarabanda de Poulenc.
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Bruno Marcos acometió entonces la lectura de poemas de un tercer libro, ‘Darío’, el nombre de su hijo. Escrito cuando Darío tenía menos de dos años, el poeta escribió cómo veía el mundo por los ojos de su hijo cuando apenas había empezado a andar y a hablar. Esto le conduce al misterio y a la inocencia de un mundo por estrenar. Poemas breves pero intensos, muy empáticos. Para finalizar leyó poemas todavía inéditos, agrupados bajo el título provisional de ‘Dejarán memoria’. “Una reflexión sobre el tiempo, su pasar o el efecto del tiempo sobre las cosas.” Finalizaba el acto Juan Luis García con la interpretación de ‘Torija uno de los castillos de España’, de Federico Moreno Torroba.
El sábado se celebró en Tabladillo de Somoza, en las antiguas escuelas del pueblo, el recital poético del artista y escritor Bruno Marcos, acompañado a la guitarra por Juan Luis García, director de orquesta de Juventudes Musicales de la Universidad de León.
Bruno Marcos agradeció la iniciativa poética de Versos en la Somoza, pues le parecía muy sugerente, por el hermanamiento entre dos abandonados: los pueblos de la España vacía y la actividad poética. "Ambas, poesía y poblaciones de la España vaciada siguen milagrosamente sobreviviendo. Yo creo que esa alianza que pretendéis entre esa España vacía y abandonada y esa poesía también en abandono hace a este proyecto muy atractivo, y mucho más todavía siendo en una escuela como la de Tabladillo también en desuso.”
Bruno Marcos leyó ante un público atento un ramillete de poemas de sus variados libros de poesía, algunos todavía inéditos. Comenzando por el ‘Libro de las enumeraciones’, un poema largo de corte surrealista, críptico, pero con muchas imágenes cotidianas. “Se trata del diario de un joven poeta que va cuestionando todo lo que ha ido recibiendo de la realidad como de la cultura, para acceder al mundo adulto o real.” Entre libro y libro, Juan Luis García, que durante la anterior lectura nos había transportado desde la improvisación de su guitarra casi a una sensación de delirio, interpretaba una pieza de Heitor Villalobos, en sus Preludios 1, 3 y 4.
Volvía a leer Bruno, ahora una serie de poemas distintos en la forma al anterior, más breves, “muy desnudos”, a los que calificó de existenciales, “sobre la figura de la paradoja, del cómo existir sin saber muy bien cómo ni con qué sentido, lo que nos lleva a vivir de forma paradójica. Vivimos sabiéndonos mortales, pero sintiéndonos eternos”, añadía. Nueva interpretación de Juan Luis, la Sarabanda de Poulenc.
Bruno Marcos acometió entonces la lectura de poemas de un tercer libro, ‘Darío’, el nombre de su hijo. Escrito cuando Darío tenía menos de dos años, el poeta escribió cómo veía el mundo por los ojos de su hijo cuando apenas había empezado a andar y a hablar. Esto le conduce al misterio y a la inocencia de un mundo por estrenar. Poemas breves pero intensos, muy empáticos. Para finalizar leyó poemas todavía inéditos, agrupados bajo el título provisional de ‘Dejarán memoria’. “Una reflexión sobre el tiempo, su pasar o el efecto del tiempo sobre las cosas.” Finalizaba el acto Juan Luis García con la interpretación de ‘Torija uno de los castillos de España’, de Federico Moreno Torroba.