Miguel Escanciano se fue en busca de nuevos soles
En la madrugada de este miércoles 19 de febrero el artista Miguel Escanciano (León, 1953) abandonaba esta vida para comenzar otra nueva y nos dejaba en el aire su perfil renacentista. Poeta, músico, pintor, diseñador, actor, su trayectoria estuvo salpicada de los distintos retos que le ofrecía su talento e instinto multidisciplinar, a veces en tiempos raros y extraños en los que se aferraba a la vida como un cuaderno desprendido.
![[Img #48284]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2020/7862_070.jpg)
En los años setenta formó parte de los grupos de teatro independiente Grutélipo y Experimental 5. Y a mediados de esa década, en 1974, fundó con Julio Llamazares, José Carlón y Mercedes Castro, el grupo de poesía ‘Barro’. Colaborador en distintas revistas de poesía como ‘Margen’, ‘Cuadernos Leoneses de Poesía’ y ‘Fake’. En 1987 consiguió un accésit en el Premio Seráfico de Poesía de Alicante con el libro de poemas ‘Hylas. Prólogo a un sueño’. Fue un premio muy agradecido por Miguel que vio publicado en 2018 este poemario de la mano de Jesús Palmero y Cristina Pimentel, editores de Marciano Sonoro Ediciones, con el título de ‘Hylas. Al sur de la mirada’, su última publicación, después de que la galería Ármaga editara en 2014 el poema bio/gráfico ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’.
Sin embargo sus orígenes se encuentran en la música folk, primero con el grupo ‘Chusma’ y luego como cantautor también en la década de los setenta. Participó en los festivales más importantes de la historia de la transición política española, entre otros Día de la Cultura de Gijón, con el mítico José Afonso en 1974, Festival de las Autonomías y Festival da Liberdade en 1976, así como en distintas ediciones de Villalar de los Comuneros. En 1984 grabó ‘Banderas de Abril’, una de las canciones más emblemáticas de la Comunidad, recogida en un disco del mismo nombre editado por el sello discográfico DRO.
En 1994 publicó el disco ‘De claveles y puñales’. Con el cambio de milenio, en el 2000, ‘Canciones de los tiempos vividos’. Y en el 2008 ‘Cantando al Gardel del Malevaje’, un disco de tangos.
![[Img #48285]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2020/6998_074.jpg)
Además de la música, la poesía, y el diseño —fue uno de los fundadores de la Escuela de Diseño e Imagen para la Moda de España en la capital leonesa— la pintura fue otra de sus facetas destacadas. En los últimos años varias exposiciones en la galería Ármaga le brindaron la ocasión de sentirse día a día un poco más vivo “No tengo energía para enfrentarme a ciertas actividades, no tengo energía para emprenderlas, y he tenido que renunciar a algunas de ellas, como la música. Pero sí puedo enfrentarme a una cuartilla y dibujar, o seguir el ritmo de las teclas o escribir un poema”, explicaba en una entrevista en Tam Tam Press sobre su pintura más poética.
Y a la pregunta sobre su poliédrica personalidad respondía:
—Nunca he estado centrado en una mismo asunto, me ha gustado más dispersarme y cuando estaba saturado de una única actividad entrar en otra. A lo mejor es la forma de coincidir con la gente del Renacimiento, que tenía habilidades para ejecutar diversas disciplinas. Y en ese sentido puede que tenga más exaltado el espíritu mediterráneo del Renacimiento, pero ha sido, sobretodo, porque estar sometido a una sola disciplina durante un determinado tiempo me cansa, y por eso he variado de actividades. A veces he tenido cierta vergüenza de mostrar estos cambios, porque la gente puede decir ya está aquí éste, además de artista, poeta…, y no son capaces de ver que es una necesidad vital, me gusta expresarme de todas las maneras posibles. Yo creo que todo está interrelacionado, si lees mi poesía ves en ella elementos mitológicos que los tiene también mi pintura, la naturaleza… y creo que también mi obra tiene ritmo, hay música. La estructura de un compás es también llevada a la obra; con los espacios vacíos que se crean, se crean nuevas composiciones.
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En los años setenta formó parte de los grupos de teatro independiente Grutélipo y Experimental 5. Y a mediados de esa década, en 1974, fundó con Julio Llamazares, José Carlón y Mercedes Castro, el grupo de poesía ‘Barro’. Colaborador en distintas revistas de poesía como ‘Margen’, ‘Cuadernos Leoneses de Poesía’ y ‘Fake’. En 1987 consiguió un accésit en el Premio Seráfico de Poesía de Alicante con el libro de poemas ‘Hylas. Prólogo a un sueño’. Fue un premio muy agradecido por Miguel que vio publicado en 2018 este poemario de la mano de Jesús Palmero y Cristina Pimentel, editores de Marciano Sonoro Ediciones, con el título de ‘Hylas. Al sur de la mirada’, su última publicación, después de que la galería Ármaga editara en 2014 el poema bio/gráfico ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’.
Sin embargo sus orígenes se encuentran en la música folk, primero con el grupo ‘Chusma’ y luego como cantautor también en la década de los setenta. Participó en los festivales más importantes de la historia de la transición política española, entre otros Día de la Cultura de Gijón, con el mítico José Afonso en 1974, Festival de las Autonomías y Festival da Liberdade en 1976, así como en distintas ediciones de Villalar de los Comuneros. En 1984 grabó ‘Banderas de Abril’, una de las canciones más emblemáticas de la Comunidad, recogida en un disco del mismo nombre editado por el sello discográfico DRO.
En 1994 publicó el disco ‘De claveles y puñales’. Con el cambio de milenio, en el 2000, ‘Canciones de los tiempos vividos’. Y en el 2008 ‘Cantando al Gardel del Malevaje’, un disco de tangos.
Además de la música, la poesía, y el diseño —fue uno de los fundadores de la Escuela de Diseño e Imagen para la Moda de España en la capital leonesa— la pintura fue otra de sus facetas destacadas. En los últimos años varias exposiciones en la galería Ármaga le brindaron la ocasión de sentirse día a día un poco más vivo “No tengo energía para enfrentarme a ciertas actividades, no tengo energía para emprenderlas, y he tenido que renunciar a algunas de ellas, como la música. Pero sí puedo enfrentarme a una cuartilla y dibujar, o seguir el ritmo de las teclas o escribir un poema”, explicaba en una entrevista en Tam Tam Press sobre su pintura más poética.
Y a la pregunta sobre su poliédrica personalidad respondía:
—Nunca he estado centrado en una mismo asunto, me ha gustado más dispersarme y cuando estaba saturado de una única actividad entrar en otra. A lo mejor es la forma de coincidir con la gente del Renacimiento, que tenía habilidades para ejecutar diversas disciplinas. Y en ese sentido puede que tenga más exaltado el espíritu mediterráneo del Renacimiento, pero ha sido, sobretodo, porque estar sometido a una sola disciplina durante un determinado tiempo me cansa, y por eso he variado de actividades. A veces he tenido cierta vergüenza de mostrar estos cambios, porque la gente puede decir ya está aquí éste, además de artista, poeta…, y no son capaces de ver que es una necesidad vital, me gusta expresarme de todas las maneras posibles. Yo creo que todo está interrelacionado, si lees mi poesía ves en ella elementos mitológicos que los tiene también mi pintura, la naturaleza… y creo que también mi obra tiene ritmo, hay música. La estructura de un compás es también llevada a la obra; con los espacios vacíos que se crean, se crean nuevas composiciones.
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