Polifonía de explicaciones sobre la pandemia

A la hora de escribir estas líneas, se cumplen ya dos meses que nos confinaron a los españoles en domicilios y/o segundas residencias, por orden de un Gobierno alarmado por la difusión de la pandemia del último virus. Se frenaba así, en seco, la movilidad, las relaciones sociales y se cerraba la mayor parte de los negocios y empresas del país, algo que no había experimentado nuestra sociedad, a la espera de nuevas órdenes gubernativas, que han ido llegando a partir del 2 de mayo, en un proceso marcado por fases de desconfinamiento (mal llamado ‘de desescalada’).

Tal fenómeno social, de enorme envergadura e impactos, en parte inciertos, ha trastocado el sistema-mundo, sin saber aún por cuanto tiempo. Sobre ello ha habido una explosión de explicaciones de uno y otro signo a partir de debates en los medios de comunicación, tanto desde el periodismo de investigación, intervenciones de expertos epidemiólogos y médicos a los comentarios de tertulianos (criticados en un divertido ejercicio en WhatsApp, ideado y protagonizado por el humorista José Mota). Toda una ‘polifonía’ donde a menudo no se encuentran las certidumbres que necesitáramos.

Asimismo, están saliendo a la luz artículos en revistas científicas, que hoy por su difusión digital nos permite tener un conocimiento inmediato. Es, por ejemplo, la edición de una revista en la que colaboro como consejero editorial y autor, Geopolítica(s), de la Universidad Complutense de Madrid, que con fecha 11 de mayo ha publicado un número especial sobre la pandemia del COVID-19, accesible gratuitamente (revistas.ucm.es/index.php/GEOP/issue/view/3602).

Esta revista de estudios sobre espacio y poder nos muestra la reflexión interdisciplinar de más de una decena de artículos sobre “estudios de caso” de diferentes países y sobre los efectos de la crisis sanitaria y económica, abarcando espacios y territorios tensionados como las fronteras, las ciudades y localidades o los sectores más vulnerables de la población (inmigrantes irregulares, desempleados, transeúntes, ancianos en soledad).

En ocasiones anteriores, los geógrafos habían mantenido aportaciones singulares desde la Teoría de la Difusión Espacial aplicada a la difusión de enfermedades (hepatitis infecciosa) o la transmisión del SIDA, entre otras, pero, hasta ahora, había sido inédita su aplicación a una pandemia contemporánea. Por su parte, los geopolíticos -esencialmente, geógrafos y politólogos entre otros gremios de las ciencias sociales- están interesados en las políticas públicas derivadas de la situación pandémica y pospandémica.

Entre los 25 textos presentados en esta publicación, voy a resaltar algunos de los que esclarecen la situación por la que estamos sufriendo en la actualidad, ayudado, en paralelo, por algunos ejemplos de nuestro ámbito de proximidad. Así, Miriam Menchero trata sobre la repercusión pandémica en el mapa de flujos turísticos, siendo los turistas ‘vectores de transmisión’, y el impacto en aquellos destinos más dependientes. Tradúzcase esto en las islas, las costas mediterráneas y las ciudades más atractivas, pero también en el Camino de Santiago, al que difícilmente vuelvan peregrinos a pie o en bici antes del próximo otoño, con un escenario a la baja en 2021 y con toda la repercusión para lugares jacobeos como Hospital, Astorga o Rabanal, por citar algunos cercanos.

En otro artículo, Manuel Espinel estudia ‘el gobierno de los espacios de cuidado’, donde se analiza la fragilidad estructural del sistema de atención y las residencias de personas mayores, que se han convertido en principales focos de diseminación e infección del virus en muchas localidades, lo que sumado al tipo de articulación socio-familiar ha podido contribuir de manera significativa a la proporción de fallecidos, particularmente en residencias, hecho que está por estudiar detenidamente a la vista de las estadísticas provisionales que cuentan con cerca de veinte mil muertes de ancianos. El número alto de fallecidos en Residencias de Astorga, La Bañeza o Veguellina delata la situación.

Por su lado, Bárbara Loyer y Beatrice Giblin, prestigiosas investigadoras francesas, recorren los casos de China, foco del virus y modelo de Estado autoritario se desenvuelve mejor a la hora de afrontar la propagación del virus, sin perder la estela por el liderazgo mundial, frente a las políticas de dos Estados democráticos como Francia y España, dos de las sociedades más tocadas por la crisis sanitaria, donde llaman la atención los focos iniciales del contagio: En Francia, a partir del Encuentro de la Iglesia Evangelista mantenido durante cinco días de finales de febrero en Mulhouse, y el aeropuerto Charles De Gaulle en París, desde donde se propagó a todo el país. En España, el papel jugado por Madrid como mayor foco y en menor medida Barcelona.

Asimismo, analizan sucintamente los avatares de la política seguida en España en los últimos meses, de una forma clarividente, percibiendo, de entrada, una infravaloración inicial por el Gobierno central de la gravedad del virus hasta el 9 de marzo. En su relato, en España, en mayor o menor grado que en otros países, constatan lo siguiente: 1º) Según muestran encuestas, la desconfianza creciente de los ciudadanos hacia los responsables políticos, tanto en el poder y la oposición, como de derecha o de izquierda. 2º) La crisis sanitaria acentúa las fragilidades políticas y exacerba las divisiones geopolíticas internas derivadas de los nacionalismos. 3º) La debilidad del Gobierno central mostrada por el Ministerio de Sanidad (y, añádase, el de Educación o el mismo sistema estadístico) a la hora de la coordinación, que en las fases de desconfinamiento ha de transigir en políticas de co-gobernanza, tal como piden las autoridades autonómicas. 4º) La necesaria adaptación del sistema de salud pública al tratamiento de los procesos epidemiológicos y reconversión del sistema de cuidados de las personas mayores en las residencias.