Aidan Mcnamara
Sábado, 13 de Junio de 2020

Black Lives Matter / La Vida Importa

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Hay un novelista inglés que me cae bien. Se llama David Lodge. No les digo más: bienvenidos a la revolución digital. Si les interesa el tema / su biografía, pueden abrir otra pestaña e informarse gracias a la red. Mi deber y placer es decir / escribir cosas que ustedes no pueden leer en otra parte.

 

Como no cobro por mis columnas, no tengo ni que satisfacer condiciones impuestas por temas comerciales ni adherirme a ninguna línea ideológica. Esta libertad es incalculablemente deliciosa. Viva la prensa libre. (Sin ironía).

 

Lodge tiene una novela, entre muchas, que me ha vuelto a fascinar estos días. Se llama Trapos Sucios, en la versión editada por Anagrama. En inglés el título es Home Truths.

 

(Fin del anuncio gratuito)

 

Digo versión porque hay muchas formas de traducir. Principalmente cuatro. O cinco, si me pongo pedante, pero Google y otras herramientas parecidas no pillan ni matiz ni emoción*.

 

Y no estoy improvisando: he estudiado el tema – el mund(ill)o de la traducción – en la Universidad de Oviedo, una institución que figura en el top mil del mundo universitario, según el ranking de varias organizaciones… o sea, España va bien. Y, bromas aparte, si hay 28.000 universidades en el mundo, tampoco España va mal. Bah, quiero decir que tampoco soy un crack en el tema. En otra vida prometo estudiar en Aravaca. (Perdón / aviso: chiste viejo).

 

A ver si me dejo bigote (con canas) para la fase tres de la desescalada… cultural, señor / militar Voxquiensea.

 

En el año dos mil no-me-acuerdo-ya, en el paraninfo de esta universidad tuve el honor de conocer al escritor inglés John Rutherford, el traductor de la última edición de La Regenta en lengua inglesa, de Leopoldo Alas-García y Ureña. Le pregunté (en inglés, naturalmente) si le había costado mucho elaborar su versión – yo no estaba muy inspirado aquel día – y me contestó en un español impecable, con salsa fonológica de Ribadeo: ‘un testículo’.

 

Nos reímos mucho, no sólo por los juegos de palabras infantiles bilingües tergiversados, sino por estar rodeados de bastantes asturianistas en un vino español.

 

 

* George Floyd ha muerto

y el mundo está más feo,

primero, la coronoia nueva,

luego, el odio tan antiguo.

 

 

George Floyd est mort

et le monde est plus laid

tout d'abord, la nouvelle couronne,

puis la haine si vieille.

 

 

George Floyd ha mort

i el món està més lleig

primer, la coronoia nova,

després, l'odi tan antic.

 

 

Ya ven: en la traducción francesa tenemos más ripio, un exceso de musicalidad (tout d’abord) y pasa del neologismo, pero capta hábilmente el sentido general…con una distorsión abismal (¿corona qué de qué… ‘Emerita’?)

 

En la traducción al catalán no se nos explica el neologismo coronoia pero lo deja tal cual. ¿Ignorancia, humildad? Sin embargo, la rima y la asonancia molan.

 

Si ustedes piensan que me he vuelto loco faltándole al respeto a un ser humano recién asesinado de manera tan cruel, no es el caso: pretendo hacer una alegoría de cómo tratan los sucesos los medios de comunicación. En Antena Tres, por ejemplo, un cocodrilo despistado por el Pisuerga es un jolgorio de reportaje de largos minutos de duración, dada la tremenda urgencia del tema.

 

El título de esta columna puede interpretarse como una traducción mala o una creativa. Que el lector decida. A mí me parece una abominación, pero estas ocurrencias pasan en el cine y en la tele todos los días.

 

Nuestra realidad tiene algo en común con las maneras de traducir:

 

Hay versiones que tapan la obra original por ignorancia o incluso por pereza: ponen ‘salchicha’ cuando tú sabes que es ‘butifarra’.

 

Hay versiones que reflejan el mundo ajeno, el mundo de otra cultura, otro lugar: ponen ‘butifarra’ e incluso, discretamente, incluyen una nota, no a pie de página necesariamente, y de esta manera te informan de que estás en un mundo poco conocido pero interesante, te provoca la curiosidad…te acercas.

 

Hay versiones que hacen una mezcla, versiones vagas (en el sentido de la ambivalencia): ponen “tren / amor” aquí y luego “metro / deseo” allá y después “tranvía / sexo” por la periferia, pero tú sabes que Soria no es tan metropolitana y, de todos modos, te están liando con un estilo sin ton ni son… y ¿qué pasó con la salchicha?

 

Y, finalmente, hay versiones artísticas, es decir, versiones que sólo se atienen a los criterios estéticos, los suyos, los del traductor. En la política esta última versión se asemeja al fascismo. Por no decir racismo.

 

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