Aidan Mcnamara
Sábado, 27 de Junio de 2020

Documento cachondo no clasificado: la cuarentena light

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Lo que más me fascina de la vida, aparte de los horrores usuales (normal es un término demasiado noble: nos recuerda a norma), la muerte, las enfermedades, el deseo de matar elefantes… son las maneras astutas que tenemos para engañarnos psicológicamente: adverbio culto que se refiere a nuestras conductas y cómo las justificamos.

 

En realidad, todos queremos estar en la playa, o en cualquier lugar asociado al ocio (no negocio) y a muchísima pasta. De ahí el éxito de la industria de los boletos.

 

Sobre todo, la clase moralista aburguesada. El moralista o el intelectual público (con excepciones – los que han pasado por los gulags, los campos de concentración y los poetas, por ejemplo, encarcelados en Cuba o Rusia) no sabe lo que es pasar una semana en una mina o en Mercadona y, mucho menos, 30 años.

 

Años atrás, un amigo politólogo me ‘dio’ un sermón sobre el calentamiento global y luego me confesó (no sabe beber) que había volado 20 veces en seis meses para asistir a conferencias sobre la crisis climática. Ni siquiera el Gran Aznar ha podido explicar por qué hay interinos eterninos a los 63 años.

 

Claro, lo bueno de España es que los parches y las chapuzas de la administración son el pegamento del sector privado (test: 50 Euros), aunque nunca he podido entender la cantidad de academias para enseñanza de idiomas y preparación de oposiciones, habiendo colegios, institutos y universidades. Sí celebro que no vivimos en los países nórdicos con ‘democracias consolidadas’ donde el estado controla la venta de vino.  

 

Otro amigo me ha pasado un escrito (y de ahí el título de la columna) que le dieron en Barajas sobre las condiciones de su cuarentena. Yo, que soy tonto e ingenuo, lo leí con atención pensando en los rebrotes que están al acecho. Saqué un bolígrafo y subrayé las frases graciosas. Me quedé sin tinta.

 

Sin embargo, y porque acabo de leer que siete vidas más han sido víctimas mortales del virus en Castilla y León (llibre tan llibre que sus ordenadores están concebidos y hechos en las afueras de San Francisco), voy a reproducir aquí la chicha cómica de ese folio (de una cara sola) y, siguiendo el ejemplo sabio de José Luis Puerto, paso de escribir más porque, total, la peña está en Ibiza o intercambiando pajas mentales narcisistas en Twitter con sus amigos alemanes en los botellones de Mallorca. Para qué empeñarse demasiado…

 

Primero hay que destacar que la información que tengo no se encuentra fácilmente en la red. La información del BOE redactada con la típica prosa barroca por y para los funcionarios y los abogados del Estado, como siempre (p.ej. las líneas maestras sobre las oposiciones), no se corresponde con exactitud a la información que recoge el papelito que le dieron a mi amigo hace precisamente una semana, quien tuvo el lujo de desafiar un posible contagio en tres aeropuertos: Chicago, Miami y Madrid. Él y yo hemos apostado que la información será más o menos completa según el precio del billete del vuelo, o sea, si uno tiene mucho poder adquisitivo la normativa será más flexible-laxa. En su caso, pagó el doble de lo habitual (1000 x 2) por las exigencias (urgencia más respeto) de tener que asistir a un funeral, el de su padre, una actividad que naturalmente no se puede anunciar con antelación: fuera de las trincheras, la muerte sigue siendo una sorpresa, la única invitada de la fiesta/vida que no puede evitar colarse.

La cuarentena light. (Un resumen.) En cursiva y los comentarios entre paréntesis son míos; en negrita, del Estado. No voy a reproducir todo porque me duele el diafragma:

 

“Durante el periodo de cuarentena deberá permanecer en su domicilio o alojamiento, limitando sus desplazamientos a la realización de las siguientes actividades:

 

Adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad; asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios o por causas de fuerza mayor o situación de necesidad. Todos los desplazamientos se realizarán obligatoriamente con mascarilla.

 

Sigue:

 

  • Esté pendiente de cualquier síntoma (porque normalmente…)
  • Controle su temperatura dos veces al día de 8:00 a 10:00 y de 20:00 a 22:00
  • Lávese las manos con frecuencia. También puede utilizar soluciones hidro-alcohólicas (¡Guay!).

 

Y la guinda:

 

  • Limite en la medida de lo posible el contacto con convivientes (¿Cuántos son los camaradas y cómo son las dimensiones de su alojamiento/casa/piso/perrera de camas calientes/plantación de fresas?)

 

Sigue:

 

Durante el periodo de cuarentena, la autoridad sanitaria contactará con usted periódicamente (mañana, Martínez) a fin de realizar un seguimiento activo de su situación y preguntarle por sus síntomas y registros de temperatura (como si la ficción ‘creativa’ no existiera).

Confieso que mi amigo me pasó el documento en una terraza. Hasta el día de ayer todavía nadie le ha llamado.

 

¡A rezar! Y a celebrar o contemplar el precio/la responsabilidad de la libertad individual.

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