Sobre el optimismo de Cordero
![[Img #50072]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2020/3577_lenceriaymusica.jpg)
En referencia al artículo publicado por astorgaredaccion en fecha 24 de mayo del presente, titulado 'A mí me gusta mandar' de Juan Antonio Cordero, me gustaría hacer algunos comentarios.
En el referido texto, más bien un ‘ensayo’, Juan Antonio se acerca a las ‘polémicas’ de antaño… digamos de los tiempos de Ortega y Gasset… y antes, los de los fines del siglo XIX, cuando aún había algo de ‘prensa libre’, siempre y cuando fueras dueño de la imprenta (como la familia Gasset).
Ideas, ensayos, polémicas, hoy en día no están de moda… como cualquier otra actividad intelectual. “Dime como te diviertes (o a qué prestas atención) y te diré quién eres”, nos recuerda este mismo autor. Y es que el mundo es infinitésimamente pequeño cuando sólo existe lo que se entrevé en una pantalla de 12 cm en diagonal.
Y tú, además, ¿insistes en que la gente piense? ¿De que sean conscientes? ¿De qué se hagan responsables de algo? ¿De sus propias vidas? ¡Olvídate!
Nadie te responderá a esa apelación… es una apelación moral. Y hasta la palabra es tabú en la ‘sociedad correcta’ de hoy.
Los números no están de tu lado… Más de cuatro mil millones de ellos se ‘divierten’ exclusivamente con ‘el teléfono’… sus vidas enteras orbitan en un perigeo alrededor de lo que les muestra el ‘Smartphone’ (lo opuesto de un ‘teléfono inteligente’). ¿Y qué les muestra el aparatito? Una mentira que no llega a ser siquiera ‘una ilusión’, mucho menos que un sueño o un cuento de hadas, y ni tan real como un espejismo.
¿En ese desierto espera Juan Antonio encontrar agua? Buena suerte…
Somos lo que nos divierte… y por ello, la mayoría de la gente de hoy no alcanzan la inteligencia de un borrego… Esta es una ley de la Naturaleza, lo que antes llamaríamos un hecho científico, pero hoy ese rigor se ignora. Un borrego nunca se dejaría matar por un teléfono… sólo el amo o un lobo pueden matarle… A nosotros nos mata un aparatito… que todos aman mucho más que la vida misma, mucho más que la realidad que les rodea.
¿Por qué no están las ideas de moda? Esa es la pregunta… Hoy, ninguna idea está de moda—la ‘no idea’ y la ignorancia son más guay y tienen la ventaja de que te otorgan la felicidad y no has de hacer ningún esfuerzo para tenerlo… En ese autoengaño estáis peores parados los españoles que los norteamericanos… y nada tiene que ver con la reforma ni la contrarreforma (a pesar de la maldición que esas guerras religiosas fueron para Europa).
Cuando no existía la censura (digamos en los tiempos de Franco) este tipo de ‘ensayos’ se llamaban ‘polémicas’… ¿Qué no había censura? Claro, con Franco había una censura en contra de algo, en contra del humanismo y la cultura (que para aquellos gallitos pelados era el comunismo y el arte, que se imaginaban era lo mismo, porque no entendían de lo uno ni de lo otro). Pero la censura de hoy es más llana y por lo tanto más fulminante. Hoy la idea ha de tener la corta caducidad que le impone el mercado, debe caber en 140 caracteres, tener un denominador común de yuxtaposición, desinformación e insignificancia a partes iguales ¿Cómo puedes apelar a la apatía, al desinterés por todo?
Este ‘ensayo’ es más una polémica que otra cosa… no me cabe en la cabeza como se puede publicar esto… (si esto lo hubieses publicado tu en tu propia Web o Blog que nadie puede acceder a ella, pues lo veo posible…). Debes estar bien conectado en Astorga para poder publicar una opinión al aire libre y a la luz del día -una tan radical, como es decir la verdad- una opinión que corre 180° a la inversa de los valores de hoy.
Pienso que Cordero imagina que los ‘no-valores’ que está satirizando los reconoce cualquiera. Pero se equivoca… Estos ‘no-valores’ no son sólo atribuibles a una pequeña minoría (la clase política o la ‘clase criminal’ como los llamo yo). La realidad no es esa… tus valores (y los que podrían ser los míos también) están en la minoría definitiva… menos del 1% (y probablemente del 0,0001%).
La Realidad tiene sus correspondencias…
Bueno, no voy a escandalizar porque eso, ¡lo hace Cordero mucho mejor que yo! Y además bien escrito, con detalles sutiles… Sólo voy a escoger selectivamente unas ‘perlas’ que, seguro que has profundizado en tu mente, pero son más difíciles de plasmar en papel (tal y como decía Ortega y Gasset: “Toda palabra dice algo más de lo que debiera y también menos de lo que debiera expresar.”).
“De hecho, debe ser la Política con mayúscula, el mayor refugio de truhanes dentro de nuestro territorio patrio. Para ser político vale cualquiera, no como para estudiar Bachillerato que hace falta aprobar eso de la ESO.”
Asombroso… Bueno, esta polémica, en realidad, se centra en el engaño de que vivimos en una meritocracia… La mentira: “El que es bueno y se esmera sale adelante” o su ancilar “Los que son nuestros líderes políticos son los mejores del mundo y los merecedores de nuestro respeto y obediencia.”
No sé en qué dimensión o universo paralelo hay que vivir para ver realizada esa mentira. Claramente, no se atiene a las leyes de la gravedad existentes sobre la Tierra.
En resumidas cuentas, ésta es ‘la gran mentira’ de nuestros tiempos. La mentira de los mentirosos, la de los medradores, la de los parásitos sociales, etc., es que ellos están donde están por sus propios méritos… su sabiduría, su bien hacer, su inteligencia, en fin, sus méritos propios de ‘superhombres’.
¿Quién propaga esta mentira? En mi juventud era la iglesia y la escuela (el estado Estalinista que teníamos en USA durante los años 50)… después vino ‘la corporación’ y el capitalismo (otra religión de menos monta y sin mártires, excepto los miles de negros y los blancos pobres que mataban en las calles).
Pero todas las instituciones estaban más o menos a la par respecto a a la realidad o la mentira, todos negaban la realidad y mentían contándonos que siendo buenos vamos a ir al cielo ¿Quién a los 7 años sospecha que le están mintiendo? ¿Quién que están siendo sometidos a un largo y aburrido lavado de cerebro?… ¡Pues nadie!
¿Cuál es la finalidad de ampliar el currículo desde el desinterés, cuando no del desprecio, por el conocimiento?
¡Buenísima pregunta! La respuesta fácil es el ‘Egoísmo’ tan agudo de nuestros tiempos (la cultura del selfie y voyerismo de hoy). Pero eso no explica el verdadero desprecio al conocimiento, el desinterés total por todo lo humano. Un egoísta de verdad “ama el conocimiento” (la filosofía era en su tiempo la más alta expresión del egoísmo).
El carácter intrínseco de nuestra sociedad moderna es el desprecio al conocimiento, a la experiencia real, a la sabiduría. El desprecio a lo Bueno, a lo Verdadero, y a lo Hermoso… ¿Cómo se ve plasmado es desprecio? En el odio que se le tiene a los viejos (los que antiguamente eran los sabios, gracias a su amplia experiencia), y es simplemente lo que se palpa del iceberg sumergido. El odio a las mujeres tiene la misma raíz, pero este es otro tema.
La vivacidad de la consciencia se expresa en la profundidad del conocimiento… Por ello, vivimos en una sociedad inconsciente… más allá de un dormir profundo... una hemiplejia, como decía Ortega y Gasset.
Falta de conciencia se refleja en el desinterés por el conocimiento de las 7 Artes Liberales y en todos los ámbitos culturales. La apatía, la falta de interés por el conocimiento, por el aprender, por el saber, es enteramente otra especie de bicho.
La sabiduría ha sido reemplazada por el interés por el dinero y la avaricia por el materialismo consumista. Se trata de una manifestación del ateísmo, y es eso lo que crea el desdén a la sabiduría y al altruismo.
Además, con la falta de conocimiento se puede remplazar la verdad que perdura con una mentira fácil y evanescente (ya que mañana nadie recordará nada). La finalidad de esa mentira, concretamente, es la confusión. Al negar el pasado y toda su sabiduría se puede crear un ‘nuevo orden’ (como nos explicaba George Orwell: “Quien controla el presente, controla el pasado, y el que controla el pasado, controla el futuro.”).
La mentira es la forma más poderosa de dividir y conquistar. Eso lo sabía César muy bien… quien instigó a los Galos y los Alemanes (y a los Visigodos eslavos) y con ello fraguó el primer y único imperio en la historia humana… el tercer Reich ni pudo levantar cabeza… más o menos como aquí la segunda república y la tercera de Francia… Napoleón nunca rigió un imperio (a pesar de su auto coronación), porque los ingleses no iban a permitirlo porque un éxito los dejaría muy mal parados.
La historia jamás se repite… EE.UU. no es Roma, aunque Trump se crea Calígula, u otro Nerón, él ya no preside sobre un imperio… excepto uno virtual en Twitter.
“Menos mal que parece que esa plaga de veracidad curricular tiene los días contados.”
¡Que Dios y los dioses así lo quieran! Pero la plaga de mentiras no tiene los días contados… sólo la verdad los tiene… Como decía Camus: “La verdad es la única manera de erradicar la Plaga”.
Es mucho más fácil perpetrar las mentiras del CV, como las mentiras políticas, las económicas, y hasta las académicas, gracias a la tecnología digital… ¿Por qué?
Porque la deshonestidad y necedad se están convirtiendo en valores sociales al alza.
“Y claro un currículo vacío, donde no quepan tareas menesterosas del tipo "colocar sillas para un mitin" o similares, ni las mentiras ni las medias verdades, ni el mecenazgo de turbios personajes de tan baja estatura moral como estética que no buscan talento sino el mercadeo de palmeros y atajos al cielo...”
Lo has dicho… no buscan talento, ni siquiera buscan a alguien despierto, inteligente, capaz… Es una meritocracia ficticia y esa es la tónica -buscamos a alguien que no existe-. Y ya que no existe, puede entrar el enchufado de turno, ¡el que no encuentra su propio culo con las dos manos!
Es el mismo lema en todos los sectores de la sociedad (porque en una civilización tan decadente como la nuestra, todos los sectores están corrompidos). Por lo tanto, cualquiera es candidato, y el que es menos capaz, ¡mejor! Será más fácil de manipular… además de ser el más comprometido (gracias a la mentira que lo metió en el puesto, ni siquiera hay que chantajearle).
Es la mismísima idea detrás de la presidencia de EE.UU. Somos tan ‘democráticos’ e ‘igualitarios’ que cualquiera puede ser presidente, y por lo tanto sólo tenemos un presidente cualquiera…
¿Y dónde están y de dónde provienen estos ‘turbios personajes’ sino del ‘sector basura’ (el sector privado)?
En ese sentido… yo ya lo he vivido… Cuando cambié de profesión de carpintero y constructor, y me metí en el sector privado, jamás conseguí un empleo sin mentir (es decir, sin inventar un CV completamente fantástico, repleto de cosas que jamás había hecho). Cuan más absurda y grande era la mentira más se lo creían (exactamente como en las ventas). Si no mientes, no vendes… y tampoco te emplean… así es el sector privado de verdad y no la versión de Hollywood. A los españoles les gustan demasiado los productos de Hollywood… como el mismo ¡sueño americano! (¿Por qué te imaginas lo llaman un sueño? Debe ser porque no es real, ¿no?)
¿Por qué esforzarse en que los demás te reconozcan lo que tú no te reconoces? ¿Por qué desear obtener reconocimiento sin la preparación que lo respalde?
¡Esto es precioso! Y no sólo desde el punto de vista retórico, sino porque además son las preguntas correctas, ¡las que hay que hacer! Estas son las preguntas que abren la puerta a una discusión que hoy ni se puede siquiera entablar (al estar fuera del margen de la pantalla de 12 cm.). La del autoengaño … la codicia por engañarse uno a sí mismo… y sentirse mejor por ello…
Todos pensamos que podemos pillar a un mentiroso fácilmente. Pues eso es sólo otro autoengaño…
nos mienten y nos gusta que nos mientan, porque es algo o alguien que ‘nos gusta’… (ese es el círculo vicioso que los programadores de Facebook conocen muy bien).
Esta pandemia es un perfecto ejemplo de cómo nos gusta que nos mientan.
Una mentira tiene una larga vida, mucho más larga de lo que imaginas, y es a costa de la vida (o los intereses o la felicidad) de alguien, que la mentira se puede propagar… Sin la verdad de frente, no puedes hacer desaparecer la mentira (eso es lo que Juan Antonio intenta hacer en su ensayo, revertir una mentira).
Naturalmente, un abogado es ‘un mentiroso profesional’ y de ello soy un experto. No me pagaban $400 dólares la hora por mi cara bonita… me pagaban para matar a alguien… para defender una mentira que costaría la vida a alguien (y muchas veces no sólo a uno, sino a muchos).
¿Por qué Shakespeare incitaba a matar a todos los abogados? Ahí es donde la mentira de los abogados se hace realidad hoy… en la calle, donde la mentira ‘pisa tierra’… La mentira es el pretexto para matar negros… y algún que otro ‘liberal’ de la pura cepa… (Los liberales son aquellos que no saben que están jugando con fuego, y que el fuego quema, como nos decía Orwell.)
Ahora bien, para aclararnos, en mi época, no habría sido tan fácil engañar a una universidad o institución científica con un CV inventado (eran del gobierno). Pero sí para trabajar para el sector privado. Hoy en día estoy convencido que no existe diferencia entre uno y el otro… Todos mienten, y los científicos y los médicos más que nadie… ellos están a la par con los abogados de hace 40 años. La mentira siempre iba a corroer esas instituciones a medida que el dinero entraba en ellas (es decir, cuando dejaban de ser públicas y se convirtieron en privadas).
Si es verdad que los CVs están trucados (¡y los están!), y que los políticos se achacan méritos ficticios, entonces, ¿dónde empieza y dónde termina esa mentira que tantas patas y tantas vidas tiene? Las mentiras empiezan con el pueblo siendo crédulo… y si los políticos son corrompidos (¡y lo son!) es porque eso es lo que la sociedad YA ES—de facto—no al revés.
Estábamos hablando de Roma… dónde la corrupción venía de arriba, del senado y sus leyes. Pero hoy en día, la corrupción viene de abajo. Nosotros mismos somos los corruptos al no hacer nada ante la corrupción (las leyes ya están ahí, codificadas). Esa es la naturaleza de ‘la democracia’ moderna. “Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad,” nos decía Séneca dos mil años atrás… Pero los ‘cualquiera’ de nuestra sociedad que han asumido cargos políticos y nos mandan, ¿de dónde vienen, si no de abajo, de nosotros mismos?
Y no hay que ser un estoico para verlo… La mentira es óxido para el alma del ser humano… y cómo el óxido, la mentira nunca duerme…
En referencia al artículo publicado por astorgaredaccion en fecha 24 de mayo del presente, titulado 'A mí me gusta mandar' de Juan Antonio Cordero, me gustaría hacer algunos comentarios.
En el referido texto, más bien un ‘ensayo’, Juan Antonio se acerca a las ‘polémicas’ de antaño… digamos de los tiempos de Ortega y Gasset… y antes, los de los fines del siglo XIX, cuando aún había algo de ‘prensa libre’, siempre y cuando fueras dueño de la imprenta (como la familia Gasset).
Ideas, ensayos, polémicas, hoy en día no están de moda… como cualquier otra actividad intelectual. “Dime como te diviertes (o a qué prestas atención) y te diré quién eres”, nos recuerda este mismo autor. Y es que el mundo es infinitésimamente pequeño cuando sólo existe lo que se entrevé en una pantalla de 12 cm en diagonal.
Y tú, además, ¿insistes en que la gente piense? ¿De que sean conscientes? ¿De qué se hagan responsables de algo? ¿De sus propias vidas? ¡Olvídate!
Nadie te responderá a esa apelación… es una apelación moral. Y hasta la palabra es tabú en la ‘sociedad correcta’ de hoy.
Los números no están de tu lado… Más de cuatro mil millones de ellos se ‘divierten’ exclusivamente con ‘el teléfono’… sus vidas enteras orbitan en un perigeo alrededor de lo que les muestra el ‘Smartphone’ (lo opuesto de un ‘teléfono inteligente’). ¿Y qué les muestra el aparatito? Una mentira que no llega a ser siquiera ‘una ilusión’, mucho menos que un sueño o un cuento de hadas, y ni tan real como un espejismo.
¿En ese desierto espera Juan Antonio encontrar agua? Buena suerte…
Somos lo que nos divierte… y por ello, la mayoría de la gente de hoy no alcanzan la inteligencia de un borrego… Esta es una ley de la Naturaleza, lo que antes llamaríamos un hecho científico, pero hoy ese rigor se ignora. Un borrego nunca se dejaría matar por un teléfono… sólo el amo o un lobo pueden matarle… A nosotros nos mata un aparatito… que todos aman mucho más que la vida misma, mucho más que la realidad que les rodea.
¿Por qué no están las ideas de moda? Esa es la pregunta… Hoy, ninguna idea está de moda—la ‘no idea’ y la ignorancia son más guay y tienen la ventaja de que te otorgan la felicidad y no has de hacer ningún esfuerzo para tenerlo… En ese autoengaño estáis peores parados los españoles que los norteamericanos… y nada tiene que ver con la reforma ni la contrarreforma (a pesar de la maldición que esas guerras religiosas fueron para Europa).
Cuando no existía la censura (digamos en los tiempos de Franco) este tipo de ‘ensayos’ se llamaban ‘polémicas’… ¿Qué no había censura? Claro, con Franco había una censura en contra de algo, en contra del humanismo y la cultura (que para aquellos gallitos pelados era el comunismo y el arte, que se imaginaban era lo mismo, porque no entendían de lo uno ni de lo otro). Pero la censura de hoy es más llana y por lo tanto más fulminante. Hoy la idea ha de tener la corta caducidad que le impone el mercado, debe caber en 140 caracteres, tener un denominador común de yuxtaposición, desinformación e insignificancia a partes iguales ¿Cómo puedes apelar a la apatía, al desinterés por todo?
Este ‘ensayo’ es más una polémica que otra cosa… no me cabe en la cabeza como se puede publicar esto… (si esto lo hubieses publicado tu en tu propia Web o Blog que nadie puede acceder a ella, pues lo veo posible…). Debes estar bien conectado en Astorga para poder publicar una opinión al aire libre y a la luz del día -una tan radical, como es decir la verdad- una opinión que corre 180° a la inversa de los valores de hoy.
Pienso que Cordero imagina que los ‘no-valores’ que está satirizando los reconoce cualquiera. Pero se equivoca… Estos ‘no-valores’ no son sólo atribuibles a una pequeña minoría (la clase política o la ‘clase criminal’ como los llamo yo). La realidad no es esa… tus valores (y los que podrían ser los míos también) están en la minoría definitiva… menos del 1% (y probablemente del 0,0001%).
La Realidad tiene sus correspondencias…
Bueno, no voy a escandalizar porque eso, ¡lo hace Cordero mucho mejor que yo! Y además bien escrito, con detalles sutiles… Sólo voy a escoger selectivamente unas ‘perlas’ que, seguro que has profundizado en tu mente, pero son más difíciles de plasmar en papel (tal y como decía Ortega y Gasset: “Toda palabra dice algo más de lo que debiera y también menos de lo que debiera expresar.”).
“De hecho, debe ser la Política con mayúscula, el mayor refugio de truhanes dentro de nuestro territorio patrio. Para ser político vale cualquiera, no como para estudiar Bachillerato que hace falta aprobar eso de la ESO.”
Asombroso… Bueno, esta polémica, en realidad, se centra en el engaño de que vivimos en una meritocracia… La mentira: “El que es bueno y se esmera sale adelante” o su ancilar “Los que son nuestros líderes políticos son los mejores del mundo y los merecedores de nuestro respeto y obediencia.”
No sé en qué dimensión o universo paralelo hay que vivir para ver realizada esa mentira. Claramente, no se atiene a las leyes de la gravedad existentes sobre la Tierra.
En resumidas cuentas, ésta es ‘la gran mentira’ de nuestros tiempos. La mentira de los mentirosos, la de los medradores, la de los parásitos sociales, etc., es que ellos están donde están por sus propios méritos… su sabiduría, su bien hacer, su inteligencia, en fin, sus méritos propios de ‘superhombres’.
¿Quién propaga esta mentira? En mi juventud era la iglesia y la escuela (el estado Estalinista que teníamos en USA durante los años 50)… después vino ‘la corporación’ y el capitalismo (otra religión de menos monta y sin mártires, excepto los miles de negros y los blancos pobres que mataban en las calles).
Pero todas las instituciones estaban más o menos a la par respecto a a la realidad o la mentira, todos negaban la realidad y mentían contándonos que siendo buenos vamos a ir al cielo ¿Quién a los 7 años sospecha que le están mintiendo? ¿Quién que están siendo sometidos a un largo y aburrido lavado de cerebro?… ¡Pues nadie!
¿Cuál es la finalidad de ampliar el currículo desde el desinterés, cuando no del desprecio, por el conocimiento?
¡Buenísima pregunta! La respuesta fácil es el ‘Egoísmo’ tan agudo de nuestros tiempos (la cultura del selfie y voyerismo de hoy). Pero eso no explica el verdadero desprecio al conocimiento, el desinterés total por todo lo humano. Un egoísta de verdad “ama el conocimiento” (la filosofía era en su tiempo la más alta expresión del egoísmo).
El carácter intrínseco de nuestra sociedad moderna es el desprecio al conocimiento, a la experiencia real, a la sabiduría. El desprecio a lo Bueno, a lo Verdadero, y a lo Hermoso… ¿Cómo se ve plasmado es desprecio? En el odio que se le tiene a los viejos (los que antiguamente eran los sabios, gracias a su amplia experiencia), y es simplemente lo que se palpa del iceberg sumergido. El odio a las mujeres tiene la misma raíz, pero este es otro tema.
La vivacidad de la consciencia se expresa en la profundidad del conocimiento… Por ello, vivimos en una sociedad inconsciente… más allá de un dormir profundo... una hemiplejia, como decía Ortega y Gasset.
Falta de conciencia se refleja en el desinterés por el conocimiento de las 7 Artes Liberales y en todos los ámbitos culturales. La apatía, la falta de interés por el conocimiento, por el aprender, por el saber, es enteramente otra especie de bicho.
La sabiduría ha sido reemplazada por el interés por el dinero y la avaricia por el materialismo consumista. Se trata de una manifestación del ateísmo, y es eso lo que crea el desdén a la sabiduría y al altruismo.
Además, con la falta de conocimiento se puede remplazar la verdad que perdura con una mentira fácil y evanescente (ya que mañana nadie recordará nada). La finalidad de esa mentira, concretamente, es la confusión. Al negar el pasado y toda su sabiduría se puede crear un ‘nuevo orden’ (como nos explicaba George Orwell: “Quien controla el presente, controla el pasado, y el que controla el pasado, controla el futuro.”).
La mentira es la forma más poderosa de dividir y conquistar. Eso lo sabía César muy bien… quien instigó a los Galos y los Alemanes (y a los Visigodos eslavos) y con ello fraguó el primer y único imperio en la historia humana… el tercer Reich ni pudo levantar cabeza… más o menos como aquí la segunda república y la tercera de Francia… Napoleón nunca rigió un imperio (a pesar de su auto coronación), porque los ingleses no iban a permitirlo porque un éxito los dejaría muy mal parados.
La historia jamás se repite… EE.UU. no es Roma, aunque Trump se crea Calígula, u otro Nerón, él ya no preside sobre un imperio… excepto uno virtual en Twitter.
“Menos mal que parece que esa plaga de veracidad curricular tiene los días contados.”
¡Que Dios y los dioses así lo quieran! Pero la plaga de mentiras no tiene los días contados… sólo la verdad los tiene… Como decía Camus: “La verdad es la única manera de erradicar la Plaga”.
Es mucho más fácil perpetrar las mentiras del CV, como las mentiras políticas, las económicas, y hasta las académicas, gracias a la tecnología digital… ¿Por qué?
Porque la deshonestidad y necedad se están convirtiendo en valores sociales al alza.
“Y claro un currículo vacío, donde no quepan tareas menesterosas del tipo "colocar sillas para un mitin" o similares, ni las mentiras ni las medias verdades, ni el mecenazgo de turbios personajes de tan baja estatura moral como estética que no buscan talento sino el mercadeo de palmeros y atajos al cielo...”
Lo has dicho… no buscan talento, ni siquiera buscan a alguien despierto, inteligente, capaz… Es una meritocracia ficticia y esa es la tónica -buscamos a alguien que no existe-. Y ya que no existe, puede entrar el enchufado de turno, ¡el que no encuentra su propio culo con las dos manos!
Es el mismo lema en todos los sectores de la sociedad (porque en una civilización tan decadente como la nuestra, todos los sectores están corrompidos). Por lo tanto, cualquiera es candidato, y el que es menos capaz, ¡mejor! Será más fácil de manipular… además de ser el más comprometido (gracias a la mentira que lo metió en el puesto, ni siquiera hay que chantajearle).
Es la mismísima idea detrás de la presidencia de EE.UU. Somos tan ‘democráticos’ e ‘igualitarios’ que cualquiera puede ser presidente, y por lo tanto sólo tenemos un presidente cualquiera…
¿Y dónde están y de dónde provienen estos ‘turbios personajes’ sino del ‘sector basura’ (el sector privado)?
En ese sentido… yo ya lo he vivido… Cuando cambié de profesión de carpintero y constructor, y me metí en el sector privado, jamás conseguí un empleo sin mentir (es decir, sin inventar un CV completamente fantástico, repleto de cosas que jamás había hecho). Cuan más absurda y grande era la mentira más se lo creían (exactamente como en las ventas). Si no mientes, no vendes… y tampoco te emplean… así es el sector privado de verdad y no la versión de Hollywood. A los españoles les gustan demasiado los productos de Hollywood… como el mismo ¡sueño americano! (¿Por qué te imaginas lo llaman un sueño? Debe ser porque no es real, ¿no?)
¿Por qué esforzarse en que los demás te reconozcan lo que tú no te reconoces? ¿Por qué desear obtener reconocimiento sin la preparación que lo respalde?
¡Esto es precioso! Y no sólo desde el punto de vista retórico, sino porque además son las preguntas correctas, ¡las que hay que hacer! Estas son las preguntas que abren la puerta a una discusión que hoy ni se puede siquiera entablar (al estar fuera del margen de la pantalla de 12 cm.). La del autoengaño … la codicia por engañarse uno a sí mismo… y sentirse mejor por ello…
Todos pensamos que podemos pillar a un mentiroso fácilmente. Pues eso es sólo otro autoengaño…
nos mienten y nos gusta que nos mientan, porque es algo o alguien que ‘nos gusta’… (ese es el círculo vicioso que los programadores de Facebook conocen muy bien).
Esta pandemia es un perfecto ejemplo de cómo nos gusta que nos mientan.
Una mentira tiene una larga vida, mucho más larga de lo que imaginas, y es a costa de la vida (o los intereses o la felicidad) de alguien, que la mentira se puede propagar… Sin la verdad de frente, no puedes hacer desaparecer la mentira (eso es lo que Juan Antonio intenta hacer en su ensayo, revertir una mentira).
Naturalmente, un abogado es ‘un mentiroso profesional’ y de ello soy un experto. No me pagaban $400 dólares la hora por mi cara bonita… me pagaban para matar a alguien… para defender una mentira que costaría la vida a alguien (y muchas veces no sólo a uno, sino a muchos).
¿Por qué Shakespeare incitaba a matar a todos los abogados? Ahí es donde la mentira de los abogados se hace realidad hoy… en la calle, donde la mentira ‘pisa tierra’… La mentira es el pretexto para matar negros… y algún que otro ‘liberal’ de la pura cepa… (Los liberales son aquellos que no saben que están jugando con fuego, y que el fuego quema, como nos decía Orwell.)
Ahora bien, para aclararnos, en mi época, no habría sido tan fácil engañar a una universidad o institución científica con un CV inventado (eran del gobierno). Pero sí para trabajar para el sector privado. Hoy en día estoy convencido que no existe diferencia entre uno y el otro… Todos mienten, y los científicos y los médicos más que nadie… ellos están a la par con los abogados de hace 40 años. La mentira siempre iba a corroer esas instituciones a medida que el dinero entraba en ellas (es decir, cuando dejaban de ser públicas y se convirtieron en privadas).
Si es verdad que los CVs están trucados (¡y los están!), y que los políticos se achacan méritos ficticios, entonces, ¿dónde empieza y dónde termina esa mentira que tantas patas y tantas vidas tiene? Las mentiras empiezan con el pueblo siendo crédulo… y si los políticos son corrompidos (¡y lo son!) es porque eso es lo que la sociedad YA ES—de facto—no al revés.
Estábamos hablando de Roma… dónde la corrupción venía de arriba, del senado y sus leyes. Pero hoy en día, la corrupción viene de abajo. Nosotros mismos somos los corruptos al no hacer nada ante la corrupción (las leyes ya están ahí, codificadas). Esa es la naturaleza de ‘la democracia’ moderna. “Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad,” nos decía Séneca dos mil años atrás… Pero los ‘cualquiera’ de nuestra sociedad que han asumido cargos políticos y nos mandan, ¿de dónde vienen, si no de abajo, de nosotros mismos?
Y no hay que ser un estoico para verlo… La mentira es óxido para el alma del ser humano… y cómo el óxido, la mentira nunca duerme…