Eloy Rubio
Jueves, 27 de Agosto de 2020

Las muchas transiciones de Alberto Delgado

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Este miércoles el Casino de Astorga acogía la presentación del libro las 'Memorias (apresuradas) de un periodista de la transición' de Alberto Delgado. Comenzó el acto con la lectura por parte del editor de la obra, José Antonio Reñones, de un fragmento de ‘Mi primera visita a Astorga’, uno de los capítulos que componen el libro.

 

Comentaba el editor, que tras leer el libro sospecha que Alberto Delgado entiende la vida más como sainete que como comedia o tragedia: "Ese mirar la vida con levedad, desde el ensueño que impregna todo el libro, con un estilo aparentemente demasiado fácil, liviano, con el distanciamiento del profesional de la noticia.”

 

Definió Reñones a Alberto Delgado como “un trapero del tiempo infatigable ma en el momento más creativo de nuestra historia reciente española.” Enumeró entonces sus múltiples pasiones: por el cine, el deporte y sobre todo por el periodismo.   

 

 

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Seguidamente intervino el periodista Max Alonso refiriéndose al libro como "una memoria intensa y densa de los hechos que recogen". Dos cosas destacó, su relación en primera línea con personajes del mundillo del teatro, del cine, del periodismo, la empresa, la política y el tenis. Aquí se detuvo en el momento de su entrada en la televisión, en su aparición en la pantalla pequeña, donde dijo que había sido “pionero, baluarte y rompedor en el periodismo televisivo".

 

El segundo acontecimiento importante que destaca del libro es el descubrimiento de Astorga como remanso de paz. En definitiva un libro de memorias que también es memoria de los astorganos.

 

 

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El alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, intervino dirigiéndose directamente al origen de estas "memorias apresuradas", que surgieron a raíz de una propuesta el pasado año en una charla de cine. Dijo que el libro es una memoria de la transición, narrado con sensibilidad e inteligencia, haciendo del libro sumamente ameno.

 

Perandones destacó de la juventud del autor su afán de superación para ingresar en la Escuela de Periodismo, a la vez que se ganaba la vida, y más adelante la adaptación a los nuevos modos de información. Dijo también que el libro es mucho más que una biografía, ya que trae a la luz lo que se ha vivido en primera fila en infinidad de ámbitos. También habló de la referencia del libro a Astorga, a través de Blanca, su mujer, desde 1957, donde descubre la generación literaria de la ‘Escuela de Astorga’. En el libro, terminó diciendo Perandones, también se hacen tres evocaciones en las que recuerda a personas y personajes de su convivencia en Astorga.

 

 

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Alberto Delgado fue el último en intervenir y declaró el acto como muy emotivo: Un acto de gran generosidad y amistad. Añadió que en este momento lo único que puede aportar es la memoria de su vida, una vida no tan trascendental pero sí una vida muy rica.

 

Dos premisas fundamentales, dijo, que sobrevolaban su libro. La primera es  que "yo soy creyente" y la segunda que "el hombre es él y su providencia. Un a modo de circunstancia orteguiana mediada por la ocasión providente”. A partir de ahí describió un tanto jocosamente las intervenciones de esta providencia en su juventud y luego, ya con mayor seriedad, a lo largo de su vida. Una providencia que hubiera sido nada si Alberto Delgado no la hubiera halado de los pelos y llevado hacia donde él quería, en una conducción un tanto nerviosa y sin resuello, en su 600 por el Madrid de los años de la transición.

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