Más que una crónica sobre la minería del carbón
![[Img #51230]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2020/3028_hijos-del-carbon-570x855.jpg)
En días pasados se ha difundido por los medios la publicación en Alfaguara del libro Hijos del carbón de la periodista leonesa Noemí Sabugal. Y bien que se ha difundido al tratar la autora, con solvencia, un tema de actualidad y pertenecer la editorial al Grupo Penguin Random Hous y ser arropada por medios y autores afines, lo cual tiene su mérito al haber sido un texto en origen apadrinado por el escritor Julio Llamazares y seleccionado por la editora Pilar Álvarez, “que creyó en él desde el primer momento”.
Noemí Sabugal es originaria de Santa Lucía de Gordón y descendiente de familia de mineros por los cuatro costados y, por lo que escribe, atesora una memoria privilegiada de la cuenca Ciñera-Matallana y aún de las cuencas asturleonesas, desde los años 1980 hasta hoy. Con este pedigrí de ‘hija del carbón’, avalado además por su labor profesional de periodista y escritora, se ha propuesto legar a los lectores toda una crónica de la mayor parte de las localidades mineras españolas, con un buen estilo literario y un tesón de investigadora en ciernes, que ha dado como resultado un libro en reclamo de la cultura y la vida minera, con sus matices propios, existentes en cada región y que va camino de ser el mejor ensayo literario-periodístico del año 2020.
Ya lo fue antes el periodista Sergio del Molino con sus obras La España vacía. Viaje por un país que nunca fue (2016) y mucho menos con Lugares fuera de sitio (2018). Noemí Sabugal es de la misma quinta y como ellos otros periodistas de la misma generación presentan este afán de cronista de un tema monográfico de interés y actualidad, conjugando el modelo empleado con éxito por del Molino, es decir, redactar un ensayo literario y de viaje a la vez que un periodismo de investigación, a base de entrevistas, documentación e historias de vida. Una mixtura, difícil de desarrollar, que por separado ya la habían abordado Miguel de Unamuno o Camilo José Cela en sendas obras clásicas del género libro de viaje o más adelante, entre otros, los periodistas Antonio Pintado y Eduardo Barrenechea en el diario ‘Informaciones’, entre 1968 y 1972, en su Crónica de España y de La Raya de Portugal. La tradición de este tipo de libros y crónicas es dilatada en España y se consolida bien con las últimas obras.
Situada así la autora y su contexto, cabe revisar brevemente el libro en cuestión, articulado esencialmente por su microcosmos del valle de Gordón, su mirada profesional de periodista en las cuencas leonesas y de investigadora viajera por los ‘territorios negros’ minero-energéticos: Asturias, León, Palencia, Mequinenza, Teruel, el Berguedá, Puertollano, Peñarroya y Bélmez, As Pontes. Su aportación literaria en algunas páginas refleja a lo largo del libro su calidad como escritora de buena pluma y fiel relatora y crítica de los episodios acaecidos en cada empresa y cada cuenca, así como las notas de su Cuaderno de viaje, trasladado a las trescientas páginas (en tipo de letra grande).
Ahora bien, los resultados obtenidos como investigadora novicia son algo desiguales, lo que no es de extrañar, a pesar de su gran esfuerzo y voluntad, pues es preciso advertir que no trata de abordar un caso o casos de estudio, sino que su empeño y compromiso la ha llevado a describirnos casi toda la actividad carbonífera en España, sus paisajes y paisanajes.
Sabugal ha recorrido en especial las cuencas leonesas y, en menor medida, las asturianas en las que muestra su mayor atención y mejor conocimiento. El abordaje del área asturleonesa da para un estudio de caso y nos conduce a un buen relato y a un diagnóstico potencial, aunque no sea fruto de un trabajo académico (se echa en falta la consulta de monografías e investigaciones geográficas y económicas sobre la minería leonesa y asturiana) o fruto de un informe de una consultora. Mientras que su aproximación al resto de comarcas y lugares no obtiene tales resultados y planteamientos, surgidos no ya desde la proximidad sino desde la distancia.
Así y todo, estamos ante una obra sobresaliente en el relato y la descripción sintética que conduce a los procesos históricos de la minería contemporánea, la aparición y declive del hábitat minero, la perseverancia del modo de vida y apego a la mina, como también por lo que aporta al conocimiento de estos territorios escondidos de la España interior en proceso de despoblación, en una fase más tardía que la de los territorios rurales, a los que de no remediarse con programas integradores de reindustrialización, han de retornar y sumarse, después de cien o ciento cincuenta años transcurridos desde su anterior modo de vida agrario tradicional. La obra, en fin, coincide con el proceso global de la ‘transición energética’ y, en particular, con la consecución del reto de la “transición justa” para estos territorios.
En días pasados se ha difundido por los medios la publicación en Alfaguara del libro Hijos del carbón de la periodista leonesa Noemí Sabugal. Y bien que se ha difundido al tratar la autora, con solvencia, un tema de actualidad y pertenecer la editorial al Grupo Penguin Random Hous y ser arropada por medios y autores afines, lo cual tiene su mérito al haber sido un texto en origen apadrinado por el escritor Julio Llamazares y seleccionado por la editora Pilar Álvarez, “que creyó en él desde el primer momento”.
Noemí Sabugal es originaria de Santa Lucía de Gordón y descendiente de familia de mineros por los cuatro costados y, por lo que escribe, atesora una memoria privilegiada de la cuenca Ciñera-Matallana y aún de las cuencas asturleonesas, desde los años 1980 hasta hoy. Con este pedigrí de ‘hija del carbón’, avalado además por su labor profesional de periodista y escritora, se ha propuesto legar a los lectores toda una crónica de la mayor parte de las localidades mineras españolas, con un buen estilo literario y un tesón de investigadora en ciernes, que ha dado como resultado un libro en reclamo de la cultura y la vida minera, con sus matices propios, existentes en cada región y que va camino de ser el mejor ensayo literario-periodístico del año 2020.
Ya lo fue antes el periodista Sergio del Molino con sus obras La España vacía. Viaje por un país que nunca fue (2016) y mucho menos con Lugares fuera de sitio (2018). Noemí Sabugal es de la misma quinta y como ellos otros periodistas de la misma generación presentan este afán de cronista de un tema monográfico de interés y actualidad, conjugando el modelo empleado con éxito por del Molino, es decir, redactar un ensayo literario y de viaje a la vez que un periodismo de investigación, a base de entrevistas, documentación e historias de vida. Una mixtura, difícil de desarrollar, que por separado ya la habían abordado Miguel de Unamuno o Camilo José Cela en sendas obras clásicas del género libro de viaje o más adelante, entre otros, los periodistas Antonio Pintado y Eduardo Barrenechea en el diario ‘Informaciones’, entre 1968 y 1972, en su Crónica de España y de La Raya de Portugal. La tradición de este tipo de libros y crónicas es dilatada en España y se consolida bien con las últimas obras.
Situada así la autora y su contexto, cabe revisar brevemente el libro en cuestión, articulado esencialmente por su microcosmos del valle de Gordón, su mirada profesional de periodista en las cuencas leonesas y de investigadora viajera por los ‘territorios negros’ minero-energéticos: Asturias, León, Palencia, Mequinenza, Teruel, el Berguedá, Puertollano, Peñarroya y Bélmez, As Pontes. Su aportación literaria en algunas páginas refleja a lo largo del libro su calidad como escritora de buena pluma y fiel relatora y crítica de los episodios acaecidos en cada empresa y cada cuenca, así como las notas de su Cuaderno de viaje, trasladado a las trescientas páginas (en tipo de letra grande).
Ahora bien, los resultados obtenidos como investigadora novicia son algo desiguales, lo que no es de extrañar, a pesar de su gran esfuerzo y voluntad, pues es preciso advertir que no trata de abordar un caso o casos de estudio, sino que su empeño y compromiso la ha llevado a describirnos casi toda la actividad carbonífera en España, sus paisajes y paisanajes.
Sabugal ha recorrido en especial las cuencas leonesas y, en menor medida, las asturianas en las que muestra su mayor atención y mejor conocimiento. El abordaje del área asturleonesa da para un estudio de caso y nos conduce a un buen relato y a un diagnóstico potencial, aunque no sea fruto de un trabajo académico (se echa en falta la consulta de monografías e investigaciones geográficas y económicas sobre la minería leonesa y asturiana) o fruto de un informe de una consultora. Mientras que su aproximación al resto de comarcas y lugares no obtiene tales resultados y planteamientos, surgidos no ya desde la proximidad sino desde la distancia.
Así y todo, estamos ante una obra sobresaliente en el relato y la descripción sintética que conduce a los procesos históricos de la minería contemporánea, la aparición y declive del hábitat minero, la perseverancia del modo de vida y apego a la mina, como también por lo que aporta al conocimiento de estos territorios escondidos de la España interior en proceso de despoblación, en una fase más tardía que la de los territorios rurales, a los que de no remediarse con programas integradores de reindustrialización, han de retornar y sumarse, después de cien o ciento cincuenta años transcurridos desde su anterior modo de vida agrario tradicional. La obra, en fin, coincide con el proceso global de la ‘transición energética’ y, en particular, con la consecución del reto de la “transición justa” para estos territorios.