Manuel Mantecón Botas
Martes, 27 de Octubre de 2020

Los regantes de la Presa de la Vega de Abajo se reencuentran con su historia que hunde sus raíces en el siglo XIII

La Comunidad de Regantes de La Presa de la Vega de Abajo (en el Órbigo bajo) ha recuperado su historia. En un acto que tenía lugar este lunes en su sede en Vecilla de la Vega, el secretario, Pedro Miguel Rodríguez Díez, hjo de Maximino Rodríguez 'Navarrín', hizo entrega de los documentos pertenecientes al archivo histórico de la entidad que su padre guardó con celo durante años.

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Los regantes de La Presa de la Vega de Abajo sabían de la existencia del archivo recuperado por figurar relacionados en las actas de la entrega del inventario que se redactaban año a año para dejar constancia del cambio de los jueces preseros salientes y entrantes (la más antigua que obra en poder de la Comunidad data del 11 de noviembre de 1890). Formaban parte, junto con los alcaldes de barrio (equivalentes a los actuales presidentes de las juntas vecinales), de la junta que dirigía la comunidad por el período de un año, hasta que finalmente se procedió a su legalización cumpliendo lo establecido en la Ley de Aguas de 1879 tras la puesta en explotación del Embalse de Los Barrios de Luna (el más antiguo de los documentos a los que se hace mención data del 6 de febrero de 1690, hecho ante el escribano D. Alfonso de Villazala).

 

En dichas actas se hacía mención a los bienes entregados, incluida el arca de las tres llaves, que aún se conserva y que servía de archivo para la custodia de los bienes que integraban el patrimonio de la Comunidad. Para abrirla tenían que estar presentes los dos jueces y el alcalde de barrio de Vecilla de la Vega, ya que cada uno de ellos tenía en su poder una de las tres llaves que permitían su apertura.

 

 

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El archivo histórico ha podido ser recuperado gracias al hallazgo realizado por el secretario de la comunidad de regantes, Pedro Miguel Rodríguez Díez, hijo de Maximino Rodríguez del Río, 'Navarrín', ya fallecido, que desempeñó el cargo de secretario de la comunidad durante más de 30 años (hasta febrero de 1987), participando en la fundación de la entidad, tal y como la conocemos hoy en día, y en la redacción de las ordenanzas y reglamentos que regulan su funcionamiento, que datan del año 1959.

 

Maximino Rodríguez guardó celosamente el archivo, lo que ha permitido su conservación, porque al no contar la Comunidad con una sede propia (en la actualidad sí la tiene desde junio de 2011) podrían haber desaparecido fácilmente. El presidente de la comunidad agradeció al hijo de Maximino 'Navarrín' la entrega de todos los documentos, con la promesa de custodiarlo en el futuro para que no queden en el olvido.

 

 

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Pleitos y litigios

 

Desde el siglo XIV al XX son numerosos los pleitos y litigios causados por los derechos de agua y toma mantenidos con otras comunidades de regantes que derivaban su caudal aguas arriba e, incluso, entre los propios pueblos de la comunidad. Uno de los más sonados fue el que enfrentó al Cabildo Catedralicio de Astorga con el Marqués de Castañón, en la segunda mitad del siglo XVIII, por la pretensión de este de llevar las aguas del Río Órbigo al despoblado de Hinojo, buscando el Cabildo el apoyo de los pueblos ribereños (entre ellos los que integran La Presa de la Vega de Abajo) por resultar perjudicados por la pretensión del marqués de construir una nueva toma aguas arriba de las que ya existían para derivar caudal hacia sus tierras. Al final el marqués resultó victorioso, figurando la documentación relacionada con el pleito entre los archivos entregados.

 

Dentro de la Comunidad habría que destacar los continuos litigios entre los pueblos de arriba y los de abajo (Soto de la Vega y Requejo de la Vega), a los que les llegaba difícilmente el agua (uno de los documentos, del año 1836, refleja una demanda en este sentido). Este hecho les llevó a construir una nueva toma en el río, conocida como la Presa San Miguel, que enlazaba con el cauce histórico de la comunidad y les conducía el agua directamente a sus términos. No sólo se limitaron a realizar la citada toma y la presa correspondiente, sino que las juntas administrativas de ambas localidades obtuvieron a finales del siglo XIX la primera concesión de aguas existente en la Comunidad (tan sólo para dichos términos), mucho más antigua que la que está vigente en la actualidad.

 

Tanto los documentos recuperados como los planos cartográficos del siglo XVIII pertenecientes a la Real Chancillería de Valladolid (equivalente al actual Tribunal Superior de Justicia), cuya realización se encargaba a los peritos de la época para que sirvieran de prueba en los pleitos por derechos de aguas, dan fe de los continuos litigios existentes, prueba evidente de la importancia del agua como valor económico a lo largo de la historia.

 

 

Pinceladas de la historia

 

Para conocer unas pinceladas de la historia de la Comunidad, decir que la Ribera  Baja del Órbigo, una de las vegas más ricas y densamente pobladas de la provincia de León, estaba surcada por numerosas arterias de regadío existentes desde los siglos XIII y XIV, y con una tradición agrícola de alto valor económico desde sus orígenes. Una de ellas es la Gran Cequia de la Mancomunidad (hoy Presa de la Vega de Abajo), que a través del puerto, situado en término de San Pelayo, riega términos de Villamediana, Seisón, Veguellina de Fondo, Matilla, San Román el Antiguo, Oteruelo, Vecilla, Alcaidón, Soto, Requejo y Huerga, para desembocar posteriormente en el río Tuerto, justo antes de su confluencia con el Órbigo. Se trata de una Comunidad privada de Regadío Concesional cuyos antecedentes se remontan al siglo XIV (al igual que el resto de las presas tradicionales del Órbigo como pueden ser la Cerrajera, La Tierra, la Forera, el Moro o el Caño de los Cuatro Concejos) y que pudo tener sus orígenes en el Priorato de Soto de la Vega, dependiente del Monasterio de Carracedo (en principio perteneciente a la Orden Benedictina y con posterioridad a la Orden del Císter). Dicho Priorato se extendía por una de las zonas más  ricas de la vega del Órbigo y se trataba de uno de los que más impuestos y productos agrícolas aportaban al citado monasterio, contando incluso con sus propios molinos harineros, la mayoría de los cuales ya no funcionan en la actualidad.

 

 

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En muchos casos, existen dudas a la hora de fundamentar el origen de todas estas arterias de agua: si fue el riego o el accionamiento de estos artefactos que transformaban en harina el cereal de invierno (trigo, cebada, centeno, avena), cultivos predominantes en zona, al igual que el lino. Llegó a haber, al menos, 13 molinos a lo largo de los 12 km de recorrido de la Presa General. En la actualidad, aún existen siete molinos que conservan toda la maquinaria necesaria para su funcionamiento.

 

 

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En definitiva, podemos decir que la comunidad de regantes ha recuperado parte de su historia con la entrega de estos documentos que ya se daban por desaparecidos. Uno de ellos, probablemente el más antiguo, fue redactado en Villoria de Órbigo en el año 1499 y tenía como fin el compromiso de los pueblos de la comunidad de que la toma de la presa no causase daños en sus tierras y las de los propietarios de Villoria cuando se produjesen desbordamientos en el río Órbigo. Gracias al cuidado y buen hacer de Maximino Rodríguez del Río 'Navarrín' todos ellos se han podido conservar.

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