Luis Miguel Suárez Martínez
Domingo, 01 de Noviembre de 2020

Javier Lostalé, poesía "adrede"

Javier Lostalé, Lector de poesía. Edición de José Cereijo, Santander, Fundación Gerardo Diego 2019, 277 pp.

 

 

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Aunque Javier Lostalé (Madrid, 1942) tiene una dilatada trayectoria como poeta (que quizás no haya recibido toda la atención que merece), es sobre todo reconocido como difusor cultural, pues durante muchos años ejerció profesionalmente el periodismo en Radio Nacional, donde destacó su participación en los programas El ojo Crítico y La Estación Azul (espacio este último del que él mismo fue cofundador y en el que aún continúa colaborando). En las últimas décadas asimismo su firma ha sido habitual en  diversas revistas literarias (Turia, Mercurio, Barcarola...), en las que se ha ocupado principalmente de libros y autores de poesía.

 

Algunas de esos textos —reseñas, entrevistas…— y otros de semejante índole —presentaciones, mesas redondas, emisiones radiofónicas…— se recogen ahora en el volumen Lector de poesía, publicado en la colección ‘Cuaderno adrede’ de la Fundación Gerardo Diego, al cuidado de José Cereijo. Según el propio autor, los textos aquí reunidos —que se publicaron originalmente entre 2002 y 2019— solo pretenden ser “impresiones de lecturas (…) de algunos autores comprendidos entre el 27 (más Juan Ramón, maestro de todos ellos), y aquellos con obra consolidada de la generación del 70” (p. 13). El orden de la aparición de los autores, en cualquier caso, no es cronológico, sino alfabético, desde Manuel Álvarez Ortega hasta Luis Antonio de Villena.

 

También advierte Lostalé de que “Se trata de visiones muy personales fruto de la interiorización de sus poemas, sin las aspiraciones de un crítico o de un filólogo”. Claro está que no se trata de las impresiones de un simple lector, sino ante todo de las de un poeta. De ahí que se trate, en acertadas palabras de Pureza Canelo en su presentación del volumen, de una “lectura creadora” (p. 4). Y esto se nota tanto en el enfoque como el estilo. Así sintetiza, por ejemplo, su visión de la poesía de Manuel Álvarez Ortega: “posee la altitud de lo invisible respirante, y la profundidad —más bien sima— de la pasión engendradora de metafísica. Y la latitud de un cuerpo femenino lleno de mareas, exilios, constelaciones habitables, descensos al infierno […]” (p. 15). De la poesía de Pureza Canelo afirma: “no está formada por meros significantes y significados, sino que es posible habitarla como se habita un cuerpo; tomar la temperatura emocional a versos empeñados por el humus de seres, lugares y formas; tocar la piel del olvido; hacer respirable el silencio, y dar firmamento al amor” (p. 45). O, en fin, en otro lugar se señala: “La figura de Pablo García Baena no se completa nunca, pues en ella existe una niebla última o transparencia de alma que nos envuelve. Y sus palabras son dichas casi al oído, con el tono íntimo suficiente para que en silencio brille la respuesta” (p. 131).

 

El lector de Lostalé no dejará de reconocer en algunos momentos rasgos muy característicos de su propia escritura y de su cosmovisión poética. De hecho, incluso varios de estos escritos —así ‘El vuelo claro de Clara Janés’ (pp. 189-190) y ‘Rafael o la red de la literatura (primavera de 2002)’ (pp. 241-242)— formaron parte de su libro de poemas en prosa La estación azul. Igualmente, como es lógico, se aprecia en ocasiones la afinidad estética del autor con la de los poetas leídos. Es el caso de Pureza Canelo, a la que se dedican tres artículos; Antonio Gamoneda, al que se consagran cuatro textos —uno de ellos una interesante conversación sobre Ángel Crespo—; o  Clara Janés, objeto de otros cuatro, si bien el último en su calidad de autora de una antología de Santa Teresa… No obstante, el interés de Lostalé incluye nombres tan diversos como Aleixandre, Bergamín —“Hasta ahora tan poco o mal leído” (p. 25)—, Carnero, Colinas, Jaime Gil de Biedma, Gimferrer, Antonio Hernández, Jesús Hilario Tundidor, César Antonio Molina, Julia Uceda…

 

Sus cualidades de cuidadoso lector, junto a su condición de avezado periodista, brillan de manera especial en el género de la entrevista, donde muestra su perfecto conocimiento del poeta con el que conversa y, además, nunca pierde de vista al lector, para facilitarle todas las claves de su vida y de su obra.  En este sentido, merecen destacarse las entrevistas a Brines (pp. 27-40), Gamoneda (pp. 99-114) o Juan Gelman (pp. 141-160). En otros casos, se trata de una conversación con el entrevistado sobre un tercero, como la ya citada de Gamoneda sobre Ángel Crespo o la de Fernando Ferreró sobre Miguel Labordeta (pp. 203-208).

 

Por último, no puede dejar de señalarse que Lostalé se desenvuelve con igual solvencia en trabajos próximos al ámbito académico. Es el caso del artículo dedicado a Juan Luis Panero (pp. 219-239), que constituye su aportación a las jornadas sobre el mayor de los Panero que se celebraron en Astorga en 2016. Es de destacar en este aspecto, además de la acertada síntesis de las raíces poéticas de Juan Luis —ilustrada con los textos pertinentes— la reivindicación —sin duda hoy muy necesaria— tanto de su poesía como de la de su padre. El volumen se cierra con una sección sobre la ‘Procedencia de los textos’ (pp. 273-277) en las que se detalla oportunamente el origen concreto de cada uno de ellos.

 

En definitiva, a lo largo de las páginas de este libro pueden encontrarse variadas y sugestivas impresiones de lecturas de uno de los mejores conocedores de la poesía española contemporánea.

 

 

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