Redacción
Domingo, 29 de Septiembre de 2013

Los secretos de la longevidad de Victorina Rodríguez

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Victorina Rodríguez, la abuela de La Cepeda, ha desvelado este domingo algunos de sus secretos para alcanzar y celebrar los 105 años de vida con una envidiable plenitud física y mental. “Sopas de ajo, unos trocines de tocino y jamón y un poco de vino quinado Sansón” forman parte de una dieta “de toda la vida” que se niega a abandonar, porque a la vista está que le ha dado un resultado excelente. Aunque también admite que “algo habrá hecho el hambre que hemos pasado”.

La veterana mujer lucía elegante, nerviosa y contenta. No era para menos. El Ayuntamiento de Quintana del Castillo, los vecinos del pueblo en el que nació y siempre ha vivido, Riofrío, y la práctica totalidad de su familia se volcaron en un homenaje muy entrañable y emotivo.

Para alcanzar el día de mayor protagonismo de su dilatada vida, esta mujer ha pasado por todo tipo de vicisitudes. Desde la pérdida de tres de sus cinco hijos a momentos históricos como la Guerra Civil. Sin saber nunca leer ni escribir, “ni poner mi firma”, sacó adelante a la familia, hasta sumar en la actualidad 12 nietos. 

Tiempos de dificultades que desembocaron en fiesta y alegría no sólo por haber alcanzado los 105 años sino por hacerlo en un buen estado de salud general y además “siempre en su casa, o en la de sus hijos”, algo que Ovidio, uno de ellos, considera que ha sido vital. Siendo así, aún puede entretenerse con ciertas labores diarias de la casa, como pelar patatas o escoger las alubias, labores que disfruta y la mantienen activa.

Victorina fue la ‘estrella’ indiscutible de la misa celebrada a la una de la tarde en la iglesia parroquial de Riofrío, la misma en la que “todavía canta la salve a menudo, porque tiene la cabeza muy bien”. Allí se congregaron decenas de personas en torno a la entrañable abuela de la comarca, incluyendo al alcalde de Quintana del Castillo, Emilio Cabeza Martínez. 

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Todos recordaban cómo hace cinco años, al celebrar el centenario, la anciana vecina ya estaba convencida de que llegaría a su 105 cumpleaños. “Le cantaron el ‘Cumpleaños feliz’ y le decían eso de ‘que cumplas muchos más’; y ella nos dijo que había soñado con la Virgen y que le dijo que llegaría hasta los 105, como así ha sido”, relata Ovidio. Así que la mujer tenía mucho que agradecer en el oficio religioso celebrado. A su término, cuando alguien le dijo que su misa había parecido una boda, no tuvo reparo en contestar: “Es que yo soy la novia… y el novio”.

Posteriormente, en el mesón del pueblo, regentado por un familiar de la homenajeada, hubo un convite para todos los vecinos e invitados. Fue el momento en el que el Ayuntamiento, de manos del alcalde, Emilio Cabeza Martínez, le regaló una placa conmemorativa y un ramo de flores. Ambos simbolizaban “la alegría y el orgullo que sentimos todos” por el hecho de que una vecina pueda alcanzar en tan buen estado una edad tan elevada. Y por la tarde, la celebración se ciñó al ámbito estrictamente familiar.

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