Artistas de León al rescate de Concha Espina
2018-2020. Dos años de homenaje a Concha Espina y su 'Esfinge maragata' recorriendo nuestra geografía, una obra coral de artista literarias y plásticas leonesas en torno a la autora cántabra, en el 150 aniversario de su nacimiento.
El libro: artistas de León al rescate de Concha Espina. Editorial Lobo Sapiens. 2020. Mercedes G. Rojo (Coord.)
![[Img #51883]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/6203_portada-concha-espina.jpg)
Se trata de una obra en la que se recogen las experiencias y aportaciones de un amplio grupo de mujeres en torno a la figura de la escritora cántabra Concha Espina. En 2017 surge el proyecto de unión para encontrar visibilidad, que arrancó el 8 de marzo de 2018 y que, sin saberlo entonces, se desarrolló durante dos años con actividades en múltiples puntos de la provincia y de fuera de ella. Sería origen de un movimiento de nuevos escritos en torno a otras figuras femeninas de la literatura, empezando por Josefina Aldecoa y Alfonsa de la Torre.
Nació de la mano de Mercedes G. Rojo, con amplia experiencia en estas actividades promotoras, acompañada por Mari Carmen González Pinillas y Teresa González Álvarez, en torno a la figura de Concha Espina y en el entorno de las bibliotecas, como elemento dinamizador y con intención de acercarse a las zonas rurales, como forma de descentralizar la cultura. Se eligió a Cocha Espina (1869- 1955), como autora de la obra de más relevancia de comienzos del siglo XX, “La Esfinge maragata”. Por la importancia de la obra muy premiada y con repercusión internacional cuando Concha Espina recibió múltiples propuestas al Premio Nobel y fue candidata en 1926, 1929 y 1931 y no lo consiguió, en 1926, porque le faltó un solo voto.
Era una mujer conservadora, pero mantuvo una actitud rompedora en su época. Posteriormente ha sido injustamente preterida fundamentalmente por la visión patriarcal con la que llegamos al siglo XXI. Una de las razones por las que se le ha olvidado es por considerar que su uso del lenguaje ha quedado obsoleto, sin atender a que buscó acercarse al lenguaje de la zona o grupo social del que se ocupaba. Se ocupó, como pionera, de temas sociales, de las mujeres rurales maragatas en “La Esfinge…” o de los hombres mineros en Riotinto, en “El metal de los muertos”.
Para acercarse hoy a su obra, se hace necesario desprenderse de ofuscaciones motivados por circunstancias personales. La propuesta del libro es contextualizar la época, contextualizar la importancia del lenguaje y las circunstancias vitales, porque su importancia bien merece una segunda oportunidad.
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Conociendo a Concha
Fue una adelantada a su tiempo y con esta premisa hay que acercarse a ella. Para esto se propone una pieza teatral de la propia Mercedes G. Rojo, en la que dos narradoras y Concha nos introducen en su vida y en su obra con muchos datos.
A continuación, se recogen una serie de textos de escritores y escritoras participantes en diversas actividades y en el laboratorio creativo, con Carlos Campelo y Delfín Nava y la propia Mercedes G. Rojo. En el de Paz Martínez se acusa la persecución a Concha Espina por los machistas, exigiéndole que se dedique a sus labores, como hacían las mujeres enlutadas maragatas. Nuria Viuda se ocupa de hacer un paralelismo entre ‘la Esfinge Maragata’ y ‘Almacén de antigüedades’ de Charles Dickens y señala muchas coincidencias. Apunta también Nuria la concomitancia entre ambas obras y las de las artistas plásticas participantes, como Nuria Cadierno, Chayo Roig, Olga Llamas y otras más. Virginia del Arco con tres obras de cera y carboncillo y Carmen Gómez Ordás, que se centró en las manos de los escritores y escritoras asistentes.
En el Museo de Santa Colomba de Somoza se efectuó un encuentro de siete escritoras que reflexionaron sobre otras siete escritoras contemporáneas de Concha Espina y que son siete descubrimientos de otras tantas escritoras importantes tratadas injustamente como lo fuera ella. Además, se efectuaron dos filandones, uno en el Val de San Lorenzo y el otro en Astorga, más unas Jornadas en el Instituto Padre Isla de León, con cuatro ponencias. La primera ‘Una mujer inspirando a mujeres’ por Mercedes G. Rojo. La segunda ‘Aproximaciones subjetivas’, por la biznieta de Concha Espina Marta Sainz de la Maza y la tercera ‘Razones para el ocultamiento de Concha Espina en nuestra Historia de la literatura’, por Anna Caballé y la cuarta ‘Momentos y obras de Concha Espina’ a cargo de Juan Carlos León Blázquez.
Tuvo lugar posteriormente un viaje por la literatura femenina del siglo XX, a partir de Concha Espina, como autora de las obras más leídas en la primera mitad del siglo. En él autoras actuales evocaron a figuras coetáneas de Concha Espina, que como ella han resultado olvidadas y marginadas.
ROSARIO DE ACUÑA, por Paz Martínez
Emparentada con la aristocracia, periodista, escritora, dramaturga y poeta. Nació en 1850 y vivió la primera mitad del siglo XX como adelantada a su tiempo, vanguardista en las causas de igualdad entre mujeres y hombres y defensora de los derechos de los más débiles.
Fue considerada librepensadora de ideología republicana por lo que se la consideró polémica y sufrió las iras de los peores conservadores. Un párrafo de su testamento resulta muy revelador “Habiéndome separado de la religión católica por una serie larga de razonamientos derivados de múltiples estudios y observaciones, quiero que conste así, después de mi muerte, en la única forma posible de hacerlo constar, que es no consintiendo que mi cadáver sea entregado a la jurisdicción eclesiástica testificando de este modo, hasta después de muerta, lo que afirmé en vida con palabras y obras, que es mi desprecio completo y profundo del dogma infantil y sanguinario, cruel y ridículo, que sirve de mayor rémora para la racionalización de la especie humana”.
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SOFÍA PÉREZ CASANOVA, por Marta Muñiz
Sofía nació en 1861 y murió en 1957. Poeta, novelista, periodista y primera mujer corresponsal permanente en un país extranjero y corresponsal de guerra en Polonia y Rusia para ABC, en cuyas páginas narraba el sufrimiento de la población civil con valor literario. Viajar por Europa le permitió presenciar la lucha de las sufragistas en Inglaterra, el desarrollo del sindicalismo, la formación del partido bolchevique en la Rusia zarista, la Primera Guerra Mundial, la persecución de los judíos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Escribió en ABC, La Época, El Liberal y El Imparcial, entre otros.
Religiosa de convicciones católicas y monárquicas, se sumó al franquismo. Vivió 96 años, en los que escribió en todos los géneros literarios. Pasó la infancia en La Coruña y luego se trasladó con su familia, abandonada por el padre, a Madrid. Protegida por el poeta Ramón de Campoamor, que le introdujo en la Corte de Alfonso XII cuando a los 20 años era ya poetisa. Conoció al profesor, filósofo y diplomático polaco Wincenty Lutoslavski, idealista y experto en Platón, con quien se casó en 1887. Se instalaron en Polonia, pero cada año acudía a Galicia. Por los viajes con su marido llegó a dominar seis idiomas, entre ellos el polaco y el ruso. Separada de su marido regresó a España en 1905 y se instaló en Madrid.
Tras Gertrudis Gómez de Avellaneda y Rosario Acuña consiguió representar sus dramas en el Teatro Español, y Pérez Galdós, excepcionalmente, la elogió. Esto ocurrió en 1913 cuando se estrenó ‘La madeja’, en la que seguía la idea de que las extranjeras, con su afán de emancipación, buscaban la destrucción de la familia. Se opuso a las corrientes feministas que llegaban de EE.UU.
CATERINA ALBERT (VICTOR CATALÁ), por Nuria Viuda
Ganó los juegos florales de Olot en 1898 con un monólogo originalísimo ‘La Infanticida’, considerado tema poco apropiado para una señorita por lo que se refugió tras el seudónimo de Víctor Catalá. Perteneció a una familia acomodada y escribió cuentos, novela, teatro, prosas poéticas y fue conocida como represente del modernismo por su novela ‘Solitude’, drama rural, que es un clásico de la literatura catalana. Cuenta con una producción literaria no muy extensa.
Como Concha Espina, alude a la opresión de la mujer y su obligada renuncia a la libertad y a la vida propia por las convenciones sociales que las conducen a matrimonios pactados, al ingreso en un convento o a una vida de renuncia o muerte.
Concha Espina y Caterina Albert abordan temas como la violación, el infanticidio, el acoso o el embarazo fuera del matrimonio, que eran difíciles de tratar en su tiempo de principios del siglo XX. Las dos alzan su voz para asombro de los que solo esperaban de las mujeres literatura banal.
PILAR VALDERRAMA, por Sol Gómez Arteaga
Volver a Concha Espina, escribe Sol, y volver a ‘La Esfinge Maragata’ es para ella volver al paraíso pedido de su infancia, cuando se encontraba enferma y leyó y releyó la novela. A través de Concha Espina conoció a Florinda, que pasará a ser la Mariflor maragata, con la que se sentiría identificada como mujer de la tierra. Como se sintió identificada con los personajes de Concha en la ficción como más reales que los de la realidad. Por eso hasta cuatro veces leyó su relato hasta que recuperó la salud, con el convencimiento de que con aquellas lecturas había crecido más hacia adentro.
Por esas mismas razones eligió a Pilar Valderrama, coetánea y confidente de Concha Espina y autora de varios libros de poesía y del más significativo: ‘Sí, soy Guiomar’ (1981). La desconocida amante de Antonio Machado, que escribió por consejo de su amiga Concha, para el mejor conocimiento del poeta, como hizo y se publicó póstumamente.
Sol afirmó que eligió a Pilar Valderrama por el hecho de estar con ella Antonio Machado y en el convencimiento de que tras una persona excepcional siempre hay otra. En segundo lugar, por la relación que tuvo con Concha Espina, que en 1950 publicó un libro ‘De Antonio Machado a su grande y secreto amor’, sin revelar su verdadera identidad. Y tercero porque Pilar, Concha y Mariflor experimentaron el casamiento por conveniencia en contra de sus deseos.
Pertenecía a la burguesía y alternó en ambientes culturales madrileños. Sus libros de poesía no fueron muy conocidos. Mantuvo la relación, que define como platónica, durante 8 años, desde que ella contaba 38 y el poeta 52. Con la publicación de su libro testimonial se han conocido varios poemas que el ‘poeta’ dedicó a su ‘diosa’.
MARGA DONATO, por Elisa Vázquez
De padre alemán y madre francesa nació en Madrid en 1898. Era hermana de Margarita Nelken, una de las primeras mujeres diputadas. Periodista de profesión, hablaba varios idiomas. Inició la carrera con 19 años y la concluyó con la Guerra Civil que la llevó al exilio.
Escribió unos especiales reportajes al estilo de los documentales televisivos de ahora, es decir que se metía dentro de la noticia para contarla y 80 años después muestran un estilo ameno y moderno. Son como relatos o pequeñas novelas. Escribió también literatura infantil y novelas: ‘La carabina’ (1924), ‘Maldita será mi cara’ (1929) o ‘Las otras dos’ (1931). Obligada a exiliarse en 1939 fue a Francia y luego a México en donde se convirtió en actriz y escribió obras infantiles y protagonizó películas.
Sus trabajos periodísticos los publicó principalmente en ‘Ahora’, uno de los principales periódicos en la República, donde muestra su interés por las condiciones de vida de las clases populares y los ambientes marginados y el acceso de las mujeres al mundo laboral y defendió su derecho a la educación y al trabajo como único camino para logar la plena dignidad. Incluye dos reportajes de Donato.
MARIA ZAMBRANO, por Cristina Flantains
La razón poética, es el concepto de María Zambrano, que, junto a la razón pura, la razón práctica y la razón vital… ayudará al conocimiento del mundo, con la herramienta principal de la metáfora. Con esta aportación saca a la poesía de la soberbia razón en la que parecía instalada.
María Zambrano nació en Málaga en 1904 y como Concha Espina, que entonces ya tenía 35 años, ha sido marginada y silenciada por el sistema patriarcal.
GLORIA FUERTES, por Mercedes G. Rojo
Inicia su aportación con un poema incluido por Concha Espina en ‘La Esfinge’ en boca de una joven cómica de la lengua y le contesta la propia Mercedes, reconociendo su ascendencia maragata y cómo de niña recibe las instrucciones de su tía abuela para aprender el baile maragato cuando ella lo que prefería era leer un libro. Se quedó dormida y soñó con personajes de la novela y entendió que las formas de bailar de las maragatas expresaban la sumisión ante el poder masculino y que la zapateta del maragato era la exaltación de su dominio sobre la maragata. A pesar de esto las maragatas son fuertes, que permanecían solas, sin el marido, tanto tiempo y sacaban adelante a sus hijos y mantenían en pie la casa y la hacienda.La mirada baja y el paso arrastrando los pies en el baile de las maragatas es por el dolor por no poder mirar al futuro y enfrentarse a su destino. Los sentimientos ocultos de la esfinge.
![[Img #51882]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/5539_img_20201127_133300.jpg)
Elige como autora a Gloria Fuertes, contemporánea de Concha Espina, pero más joven, pues nació cuando la cántabra ya había alcanzado el triunfo internacional. Gloria Fuertes responde al poema de Concha con un poema en el que confiesa su necesidad de escribir, aspecto común de las dos. Continúa con otro de Gloria Fuertes en el que afirma, aunque en estos tiempos no suene igual, que la poesía es cosas de mujeres y añade que para que a una mujer se la conozca en la actividad que sea, tiene que hacer veinte veces más que el hombre y, sin embargo, el mundo está lleno de hombres mediocres.
LOS RELATOS
En el filandón que tuvo lugar en el Val de San Lorenzo se leyeron ante el público los siguientes relatos: Por Noelia Alfonso ‘Las Gadañas’. Estupendo homenaje a los relatos orales transmitidos de generación en generación y que sigue el estilo de creación de Concha Espina. Por Gelines del Blanco Tejerina ‘Pura supervivencia’. Relato sobre la pastora Pura, muy bien escrito y desarrollado. Por Laly del Blanco Tejerina “Sangre carbón y lágarimas’. Historia dura de una joven minera. Con el río en “Las Gadañas”, el monte de pastos en “’ura Supervivencia’ y la mina y la naturaleza en ‘Sangre, carbón y lágrimas’ transcurren los tres relatos rurales tan vigorosos como concisos.
Por Mercedes G. Rojo “La venganza de las carracas”. La broma del aceite de ricino como venganza. Delfín Nava presentó “Al hilo de lo que veníamos diciendo”. Historia de una pobre mujer del Páramo, madre de 13 hijos, de vida dura que le llega la muerte sin conocer el mar ni el trigo del pan blanco. Felicidad Rebaque, por su parte, es autora de ‘La hija del agua’. Evocación de una mujer campesina que pare sola en el campo. Su vida, sus partos, el trabajo, la muerte del marido y como vive hasta los 90 años, cerca del agua del rio desde que nació hasta que muere.
Elisa Vázquez ofreció ‘Artes culinarias’, sobre la niña que se asusta cuando ve muchos conejos hasta que aprende a cocinarlos. Por su parte Nuria Viuda presentó dos retratos rurales. ‘Evangelina’, sobre una niña abandonada en la inclusa por lo que la madre acaba perdiendo la razón y ‘La andaluza’, Cuando muere su esposo, esquilador, no puede arrojar las cenizas en lo que fue su huerto. Marcos Castro presentó el poema ‘El metal de los muertos’, sobre Concha Espina por su novela social del mismo título.
Un total de 27 mujeres escritoras, procedentes de diversas ramas de la creación literaria, han participado. Son: Sarita Álvarez Valladares, de Rucayo. Manuela Bodas Puente, de Veguellina de Órbigo. Carmen Busmayor, de Busmayor. Isabel Cantón Mayo, de Antoñán del Valle. Margarita Carro González, de Garueña. Lupe Charro, de Quintana del Marco. Gelines y Laly del Blanco Tejerina, de Las Mañuecas. Olvido Fuertes, Concha González y Esther Ruvira, de La Bañeza. Ana Gaitero Alonso, de Villaornate. Nelly García, de Cuadros. María del Carmen González Pinillas, de Miguel de Laciana. Mercedes G. Rojo, de Astorga. Sara Cordón Riego, de Jiménez de Jamuz. Noemí Montañés, María del Carmen Ochoa, Christina Flantains y Nuria Viuda García, de León. Inocencia Montes, de Tabuyo de Jamuz. Eliza Vázquez, de Ponferrada y Manuela Vidal Vallinas, de Quintana del Marco.
Todas ellas de la provincia de León y a las que se han sumado: Rosa María González-Quevedo, de Matanza, Cuba. Teresa Mata y María Dolores Otero, de Valladolid y Marta Muñiz Rueda, de Gijón.
También han participado Nohelia Alfonso Sáez, de La Robla. Carlos Campelo García, de Benavides de Órbigo. Marcos Castro, de Burgos y Solana. Sol Gómez Arteaga, de Valderas. Paz Martínez Alonso, de Santa Colomba de Somoza, Delfín Nava, de Fresno de la Vega. Todos ellos leoneses y Felicitas Rebaque, de Tudela de Duero (Valladolid).
![[Img #51879]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/7117_de-nuria-palencia.jpg)
DIALOGO ENTRE ARTISTAS
Con un texto de Mercedes G. Rojo como broche. Se trata de una ficción dramatizada entre Concha Espina y diversas artistas plásticas en diálogo con la autora, comentando lo que cuenta en la novela y lo que sugiere y que es motivo de inspiración para las creadoras.
Sigue a continuación la parte de las 22 artistas plásticas que participaron en la exposición interdisciplinar que se generó inspirada por Concha Espina. El proyecto surgió como acompañamiento a los actos literarios programados, La muestra se fue desarrollando por sí misma a lo largo de estos casi dos años y en este tiempo ha recorrido diversas salas, cuando en 2019 se conmemoraba el 150 aniversario del nacimiento de la escritora. Ha acogido trabajos de pintura, escultura, fotografía, ilustración, textil, instalación y cerámica de artistas consagradas y con larga experiencia, junto con artistas jóvenes.
Estos son las artistas, con su especialidad y localidad:
Andrea Villafañe Palencia. Ilustración. (León)
Carmen Coque. Fotografía. (León)
Carmen Gómez Ordás. Pint5ura. (Villablino-León)
Carmen San Juna Carbajo. Pintura. (La Bañeza-León)
Chayo Roig Sauri. Fotografía. (Valencia)
Corina Rodríguez Anievas. Pintura. (León)
Esther Alonso. Cerámica. (León)
Esther Calzado. Textil. (Hospital de Órbigo – León)
Eva del Riego. Pintura. (Valdesandinas –León)
Isabel Alonso. Instalación. (Bata-Guinea Ecuatorial)
Macamen de Vega. Escultura. (León)
Marga Román Modino. Pintura. (León)
María José Requejo. Escultura cerámica. (Ponferrada-León)
Nuria Cadierno. Pintura. (Astorga-León)
Nuria Palencia. Pintura. (León)
Olga Llamas. Pintura. (León)
Olga Orallo. Fotografía. (León)
Patricia Gutiérrez. Ilustración. (Astorga-León)
Pilar José Fernández. Pintura. (Astorga-León)
Raquel Ordoñez Lanza. Ilustración. (León)
Renata Ruffili. Escultura. (Milán-Italia)
Virginia del Arco. Pintura. (Barcelona)
Recorrió 11 localidades dentro y fuera de la provincia. En Madrid y Valladolid la presentación fue realizada de forma virtual.
Sigue a modo de catálogo, con reproducciones en color, explicando los trabajos de las diferentes artistas y los anexos Concha Espina y sus conexiones asturianas. Bibliografía de la autora y sobre la autora. Concha Espina en Calatayud.
Se trata de una obra monumental, editada por Lobo Sapiens, que refleja el homenaje tributado a la escritora cántabra Concha Espina, reivindicando su visibilidad y propiciando, al mismo tiempo, la de las autoras y artistas plásticas participantes. Una inmensa labor coordinada con paciencia e inteligencia por Mercedes G. Rojo, secundada por tan amplio grupo de mujeres creadoras leonesas más algunos hombres también leoneses, más mujeres de otras tierras que han querido sumarse al magnífico y complejo proyecto.
El libro: artistas de León al rescate de Concha Espina. Editorial Lobo Sapiens. 2020. Mercedes G. Rojo (Coord.)
Se trata de una obra en la que se recogen las experiencias y aportaciones de un amplio grupo de mujeres en torno a la figura de la escritora cántabra Concha Espina. En 2017 surge el proyecto de unión para encontrar visibilidad, que arrancó el 8 de marzo de 2018 y que, sin saberlo entonces, se desarrolló durante dos años con actividades en múltiples puntos de la provincia y de fuera de ella. Sería origen de un movimiento de nuevos escritos en torno a otras figuras femeninas de la literatura, empezando por Josefina Aldecoa y Alfonsa de la Torre.
Nació de la mano de Mercedes G. Rojo, con amplia experiencia en estas actividades promotoras, acompañada por Mari Carmen González Pinillas y Teresa González Álvarez, en torno a la figura de Concha Espina y en el entorno de las bibliotecas, como elemento dinamizador y con intención de acercarse a las zonas rurales, como forma de descentralizar la cultura. Se eligió a Cocha Espina (1869- 1955), como autora de la obra de más relevancia de comienzos del siglo XX, “La Esfinge maragata”. Por la importancia de la obra muy premiada y con repercusión internacional cuando Concha Espina recibió múltiples propuestas al Premio Nobel y fue candidata en 1926, 1929 y 1931 y no lo consiguió, en 1926, porque le faltó un solo voto.
Era una mujer conservadora, pero mantuvo una actitud rompedora en su época. Posteriormente ha sido injustamente preterida fundamentalmente por la visión patriarcal con la que llegamos al siglo XXI. Una de las razones por las que se le ha olvidado es por considerar que su uso del lenguaje ha quedado obsoleto, sin atender a que buscó acercarse al lenguaje de la zona o grupo social del que se ocupaba. Se ocupó, como pionera, de temas sociales, de las mujeres rurales maragatas en “La Esfinge…” o de los hombres mineros en Riotinto, en “El metal de los muertos”.
Para acercarse hoy a su obra, se hace necesario desprenderse de ofuscaciones motivados por circunstancias personales. La propuesta del libro es contextualizar la época, contextualizar la importancia del lenguaje y las circunstancias vitales, porque su importancia bien merece una segunda oportunidad.
Conociendo a Concha
Fue una adelantada a su tiempo y con esta premisa hay que acercarse a ella. Para esto se propone una pieza teatral de la propia Mercedes G. Rojo, en la que dos narradoras y Concha nos introducen en su vida y en su obra con muchos datos.
A continuación, se recogen una serie de textos de escritores y escritoras participantes en diversas actividades y en el laboratorio creativo, con Carlos Campelo y Delfín Nava y la propia Mercedes G. Rojo. En el de Paz Martínez se acusa la persecución a Concha Espina por los machistas, exigiéndole que se dedique a sus labores, como hacían las mujeres enlutadas maragatas. Nuria Viuda se ocupa de hacer un paralelismo entre ‘la Esfinge Maragata’ y ‘Almacén de antigüedades’ de Charles Dickens y señala muchas coincidencias. Apunta también Nuria la concomitancia entre ambas obras y las de las artistas plásticas participantes, como Nuria Cadierno, Chayo Roig, Olga Llamas y otras más. Virginia del Arco con tres obras de cera y carboncillo y Carmen Gómez Ordás, que se centró en las manos de los escritores y escritoras asistentes.
En el Museo de Santa Colomba de Somoza se efectuó un encuentro de siete escritoras que reflexionaron sobre otras siete escritoras contemporáneas de Concha Espina y que son siete descubrimientos de otras tantas escritoras importantes tratadas injustamente como lo fuera ella. Además, se efectuaron dos filandones, uno en el Val de San Lorenzo y el otro en Astorga, más unas Jornadas en el Instituto Padre Isla de León, con cuatro ponencias. La primera ‘Una mujer inspirando a mujeres’ por Mercedes G. Rojo. La segunda ‘Aproximaciones subjetivas’, por la biznieta de Concha Espina Marta Sainz de la Maza y la tercera ‘Razones para el ocultamiento de Concha Espina en nuestra Historia de la literatura’, por Anna Caballé y la cuarta ‘Momentos y obras de Concha Espina’ a cargo de Juan Carlos León Blázquez.
Tuvo lugar posteriormente un viaje por la literatura femenina del siglo XX, a partir de Concha Espina, como autora de las obras más leídas en la primera mitad del siglo. En él autoras actuales evocaron a figuras coetáneas de Concha Espina, que como ella han resultado olvidadas y marginadas.
ROSARIO DE ACUÑA, por Paz Martínez
Emparentada con la aristocracia, periodista, escritora, dramaturga y poeta. Nació en 1850 y vivió la primera mitad del siglo XX como adelantada a su tiempo, vanguardista en las causas de igualdad entre mujeres y hombres y defensora de los derechos de los más débiles.
Fue considerada librepensadora de ideología republicana por lo que se la consideró polémica y sufrió las iras de los peores conservadores. Un párrafo de su testamento resulta muy revelador “Habiéndome separado de la religión católica por una serie larga de razonamientos derivados de múltiples estudios y observaciones, quiero que conste así, después de mi muerte, en la única forma posible de hacerlo constar, que es no consintiendo que mi cadáver sea entregado a la jurisdicción eclesiástica testificando de este modo, hasta después de muerta, lo que afirmé en vida con palabras y obras, que es mi desprecio completo y profundo del dogma infantil y sanguinario, cruel y ridículo, que sirve de mayor rémora para la racionalización de la especie humana”.
SOFÍA PÉREZ CASANOVA, por Marta Muñiz
Sofía nació en 1861 y murió en 1957. Poeta, novelista, periodista y primera mujer corresponsal permanente en un país extranjero y corresponsal de guerra en Polonia y Rusia para ABC, en cuyas páginas narraba el sufrimiento de la población civil con valor literario. Viajar por Europa le permitió presenciar la lucha de las sufragistas en Inglaterra, el desarrollo del sindicalismo, la formación del partido bolchevique en la Rusia zarista, la Primera Guerra Mundial, la persecución de los judíos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Escribió en ABC, La Época, El Liberal y El Imparcial, entre otros.
Religiosa de convicciones católicas y monárquicas, se sumó al franquismo. Vivió 96 años, en los que escribió en todos los géneros literarios. Pasó la infancia en La Coruña y luego se trasladó con su familia, abandonada por el padre, a Madrid. Protegida por el poeta Ramón de Campoamor, que le introdujo en la Corte de Alfonso XII cuando a los 20 años era ya poetisa. Conoció al profesor, filósofo y diplomático polaco Wincenty Lutoslavski, idealista y experto en Platón, con quien se casó en 1887. Se instalaron en Polonia, pero cada año acudía a Galicia. Por los viajes con su marido llegó a dominar seis idiomas, entre ellos el polaco y el ruso. Separada de su marido regresó a España en 1905 y se instaló en Madrid.
Tras Gertrudis Gómez de Avellaneda y Rosario Acuña consiguió representar sus dramas en el Teatro Español, y Pérez Galdós, excepcionalmente, la elogió. Esto ocurrió en 1913 cuando se estrenó ‘La madeja’, en la que seguía la idea de que las extranjeras, con su afán de emancipación, buscaban la destrucción de la familia. Se opuso a las corrientes feministas que llegaban de EE.UU.
CATERINA ALBERT (VICTOR CATALÁ), por Nuria Viuda
Ganó los juegos florales de Olot en 1898 con un monólogo originalísimo ‘La Infanticida’, considerado tema poco apropiado para una señorita por lo que se refugió tras el seudónimo de Víctor Catalá. Perteneció a una familia acomodada y escribió cuentos, novela, teatro, prosas poéticas y fue conocida como represente del modernismo por su novela ‘Solitude’, drama rural, que es un clásico de la literatura catalana. Cuenta con una producción literaria no muy extensa.
Como Concha Espina, alude a la opresión de la mujer y su obligada renuncia a la libertad y a la vida propia por las convenciones sociales que las conducen a matrimonios pactados, al ingreso en un convento o a una vida de renuncia o muerte.
Concha Espina y Caterina Albert abordan temas como la violación, el infanticidio, el acoso o el embarazo fuera del matrimonio, que eran difíciles de tratar en su tiempo de principios del siglo XX. Las dos alzan su voz para asombro de los que solo esperaban de las mujeres literatura banal.
PILAR VALDERRAMA, por Sol Gómez Arteaga
Volver a Concha Espina, escribe Sol, y volver a ‘La Esfinge Maragata’ es para ella volver al paraíso pedido de su infancia, cuando se encontraba enferma y leyó y releyó la novela. A través de Concha Espina conoció a Florinda, que pasará a ser la Mariflor maragata, con la que se sentiría identificada como mujer de la tierra. Como se sintió identificada con los personajes de Concha en la ficción como más reales que los de la realidad. Por eso hasta cuatro veces leyó su relato hasta que recuperó la salud, con el convencimiento de que con aquellas lecturas había crecido más hacia adentro.
Por esas mismas razones eligió a Pilar Valderrama, coetánea y confidente de Concha Espina y autora de varios libros de poesía y del más significativo: ‘Sí, soy Guiomar’ (1981). La desconocida amante de Antonio Machado, que escribió por consejo de su amiga Concha, para el mejor conocimiento del poeta, como hizo y se publicó póstumamente.
Sol afirmó que eligió a Pilar Valderrama por el hecho de estar con ella Antonio Machado y en el convencimiento de que tras una persona excepcional siempre hay otra. En segundo lugar, por la relación que tuvo con Concha Espina, que en 1950 publicó un libro ‘De Antonio Machado a su grande y secreto amor’, sin revelar su verdadera identidad. Y tercero porque Pilar, Concha y Mariflor experimentaron el casamiento por conveniencia en contra de sus deseos.
Pertenecía a la burguesía y alternó en ambientes culturales madrileños. Sus libros de poesía no fueron muy conocidos. Mantuvo la relación, que define como platónica, durante 8 años, desde que ella contaba 38 y el poeta 52. Con la publicación de su libro testimonial se han conocido varios poemas que el ‘poeta’ dedicó a su ‘diosa’.
MARGA DONATO, por Elisa Vázquez
De padre alemán y madre francesa nació en Madrid en 1898. Era hermana de Margarita Nelken, una de las primeras mujeres diputadas. Periodista de profesión, hablaba varios idiomas. Inició la carrera con 19 años y la concluyó con la Guerra Civil que la llevó al exilio.
Escribió unos especiales reportajes al estilo de los documentales televisivos de ahora, es decir que se metía dentro de la noticia para contarla y 80 años después muestran un estilo ameno y moderno. Son como relatos o pequeñas novelas. Escribió también literatura infantil y novelas: ‘La carabina’ (1924), ‘Maldita será mi cara’ (1929) o ‘Las otras dos’ (1931). Obligada a exiliarse en 1939 fue a Francia y luego a México en donde se convirtió en actriz y escribió obras infantiles y protagonizó películas.
Sus trabajos periodísticos los publicó principalmente en ‘Ahora’, uno de los principales periódicos en la República, donde muestra su interés por las condiciones de vida de las clases populares y los ambientes marginados y el acceso de las mujeres al mundo laboral y defendió su derecho a la educación y al trabajo como único camino para logar la plena dignidad. Incluye dos reportajes de Donato.
MARIA ZAMBRANO, por Cristina Flantains
La razón poética, es el concepto de María Zambrano, que, junto a la razón pura, la razón práctica y la razón vital… ayudará al conocimiento del mundo, con la herramienta principal de la metáfora. Con esta aportación saca a la poesía de la soberbia razón en la que parecía instalada.
María Zambrano nació en Málaga en 1904 y como Concha Espina, que entonces ya tenía 35 años, ha sido marginada y silenciada por el sistema patriarcal.
GLORIA FUERTES, por Mercedes G. Rojo
Inicia su aportación con un poema incluido por Concha Espina en ‘La Esfinge’ en boca de una joven cómica de la lengua y le contesta la propia Mercedes, reconociendo su ascendencia maragata y cómo de niña recibe las instrucciones de su tía abuela para aprender el baile maragato cuando ella lo que prefería era leer un libro. Se quedó dormida y soñó con personajes de la novela y entendió que las formas de bailar de las maragatas expresaban la sumisión ante el poder masculino y que la zapateta del maragato era la exaltación de su dominio sobre la maragata. A pesar de esto las maragatas son fuertes, que permanecían solas, sin el marido, tanto tiempo y sacaban adelante a sus hijos y mantenían en pie la casa y la hacienda.La mirada baja y el paso arrastrando los pies en el baile de las maragatas es por el dolor por no poder mirar al futuro y enfrentarse a su destino. Los sentimientos ocultos de la esfinge.
Elige como autora a Gloria Fuertes, contemporánea de Concha Espina, pero más joven, pues nació cuando la cántabra ya había alcanzado el triunfo internacional. Gloria Fuertes responde al poema de Concha con un poema en el que confiesa su necesidad de escribir, aspecto común de las dos. Continúa con otro de Gloria Fuertes en el que afirma, aunque en estos tiempos no suene igual, que la poesía es cosas de mujeres y añade que para que a una mujer se la conozca en la actividad que sea, tiene que hacer veinte veces más que el hombre y, sin embargo, el mundo está lleno de hombres mediocres.
LOS RELATOS
En el filandón que tuvo lugar en el Val de San Lorenzo se leyeron ante el público los siguientes relatos: Por Noelia Alfonso ‘Las Gadañas’. Estupendo homenaje a los relatos orales transmitidos de generación en generación y que sigue el estilo de creación de Concha Espina. Por Gelines del Blanco Tejerina ‘Pura supervivencia’. Relato sobre la pastora Pura, muy bien escrito y desarrollado. Por Laly del Blanco Tejerina “Sangre carbón y lágarimas’. Historia dura de una joven minera. Con el río en “Las Gadañas”, el monte de pastos en “’ura Supervivencia’ y la mina y la naturaleza en ‘Sangre, carbón y lágrimas’ transcurren los tres relatos rurales tan vigorosos como concisos.
Por Mercedes G. Rojo “La venganza de las carracas”. La broma del aceite de ricino como venganza. Delfín Nava presentó “Al hilo de lo que veníamos diciendo”. Historia de una pobre mujer del Páramo, madre de 13 hijos, de vida dura que le llega la muerte sin conocer el mar ni el trigo del pan blanco. Felicidad Rebaque, por su parte, es autora de ‘La hija del agua’. Evocación de una mujer campesina que pare sola en el campo. Su vida, sus partos, el trabajo, la muerte del marido y como vive hasta los 90 años, cerca del agua del rio desde que nació hasta que muere.
Elisa Vázquez ofreció ‘Artes culinarias’, sobre la niña que se asusta cuando ve muchos conejos hasta que aprende a cocinarlos. Por su parte Nuria Viuda presentó dos retratos rurales. ‘Evangelina’, sobre una niña abandonada en la inclusa por lo que la madre acaba perdiendo la razón y ‘La andaluza’, Cuando muere su esposo, esquilador, no puede arrojar las cenizas en lo que fue su huerto. Marcos Castro presentó el poema ‘El metal de los muertos’, sobre Concha Espina por su novela social del mismo título.
Un total de 27 mujeres escritoras, procedentes de diversas ramas de la creación literaria, han participado. Son: Sarita Álvarez Valladares, de Rucayo. Manuela Bodas Puente, de Veguellina de Órbigo. Carmen Busmayor, de Busmayor. Isabel Cantón Mayo, de Antoñán del Valle. Margarita Carro González, de Garueña. Lupe Charro, de Quintana del Marco. Gelines y Laly del Blanco Tejerina, de Las Mañuecas. Olvido Fuertes, Concha González y Esther Ruvira, de La Bañeza. Ana Gaitero Alonso, de Villaornate. Nelly García, de Cuadros. María del Carmen González Pinillas, de Miguel de Laciana. Mercedes G. Rojo, de Astorga. Sara Cordón Riego, de Jiménez de Jamuz. Noemí Montañés, María del Carmen Ochoa, Christina Flantains y Nuria Viuda García, de León. Inocencia Montes, de Tabuyo de Jamuz. Eliza Vázquez, de Ponferrada y Manuela Vidal Vallinas, de Quintana del Marco.
Todas ellas de la provincia de León y a las que se han sumado: Rosa María González-Quevedo, de Matanza, Cuba. Teresa Mata y María Dolores Otero, de Valladolid y Marta Muñiz Rueda, de Gijón.
También han participado Nohelia Alfonso Sáez, de La Robla. Carlos Campelo García, de Benavides de Órbigo. Marcos Castro, de Burgos y Solana. Sol Gómez Arteaga, de Valderas. Paz Martínez Alonso, de Santa Colomba de Somoza, Delfín Nava, de Fresno de la Vega. Todos ellos leoneses y Felicitas Rebaque, de Tudela de Duero (Valladolid).
DIALOGO ENTRE ARTISTAS
Con un texto de Mercedes G. Rojo como broche. Se trata de una ficción dramatizada entre Concha Espina y diversas artistas plásticas en diálogo con la autora, comentando lo que cuenta en la novela y lo que sugiere y que es motivo de inspiración para las creadoras.
Sigue a continuación la parte de las 22 artistas plásticas que participaron en la exposición interdisciplinar que se generó inspirada por Concha Espina. El proyecto surgió como acompañamiento a los actos literarios programados, La muestra se fue desarrollando por sí misma a lo largo de estos casi dos años y en este tiempo ha recorrido diversas salas, cuando en 2019 se conmemoraba el 150 aniversario del nacimiento de la escritora. Ha acogido trabajos de pintura, escultura, fotografía, ilustración, textil, instalación y cerámica de artistas consagradas y con larga experiencia, junto con artistas jóvenes.
Estos son las artistas, con su especialidad y localidad:
Andrea Villafañe Palencia. Ilustración. (León)
Carmen Coque. Fotografía. (León)
Carmen Gómez Ordás. Pint5ura. (Villablino-León)
Carmen San Juna Carbajo. Pintura. (La Bañeza-León)
Chayo Roig Sauri. Fotografía. (Valencia)
Corina Rodríguez Anievas. Pintura. (León)
Esther Alonso. Cerámica. (León)
Esther Calzado. Textil. (Hospital de Órbigo – León)
Eva del Riego. Pintura. (Valdesandinas –León)
Isabel Alonso. Instalación. (Bata-Guinea Ecuatorial)
Macamen de Vega. Escultura. (León)
Marga Román Modino. Pintura. (León)
María José Requejo. Escultura cerámica. (Ponferrada-León)
Nuria Cadierno. Pintura. (Astorga-León)
Nuria Palencia. Pintura. (León)
Olga Llamas. Pintura. (León)
Olga Orallo. Fotografía. (León)
Patricia Gutiérrez. Ilustración. (Astorga-León)
Pilar José Fernández. Pintura. (Astorga-León)
Raquel Ordoñez Lanza. Ilustración. (León)
Renata Ruffili. Escultura. (Milán-Italia)
Virginia del Arco. Pintura. (Barcelona)
Recorrió 11 localidades dentro y fuera de la provincia. En Madrid y Valladolid la presentación fue realizada de forma virtual.
Sigue a modo de catálogo, con reproducciones en color, explicando los trabajos de las diferentes artistas y los anexos Concha Espina y sus conexiones asturianas. Bibliografía de la autora y sobre la autora. Concha Espina en Calatayud.
Se trata de una obra monumental, editada por Lobo Sapiens, que refleja el homenaje tributado a la escritora cántabra Concha Espina, reivindicando su visibilidad y propiciando, al mismo tiempo, la de las autoras y artistas plásticas participantes. Una inmensa labor coordinada con paciencia e inteligencia por Mercedes G. Rojo, secundada por tan amplio grupo de mujeres creadoras leonesas más algunos hombres también leoneses, más mujeres de otras tierras que han querido sumarse al magnífico y complejo proyecto.