Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 19 de Diciembre de 2020

Felices navidades embozadas

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Entramos en la semana que “tenemos que salvar”. ¿Salvaremos la Navidad o no la salvaremos? Es el mantra constante de políticos y allegados en su insistente ofuscación. Lo de “salvar las Navidades” es una frase un tanto desorientada, yo creo que lo suyo sería concentrar la preocupación en si nos salvaremos en Navidad o no nos Salvaremos.

 

Mientras estas dilaciones bailan en las bocas de unos y otros pensadores bailan también los ‘números’ atacados por el virus, incidiendo en amplias oscilaciones estadísticas. Las predicciones sobre nuestro futuro son igualmente una parte importante de discursos, comentarios y tertulias. Entendidos y no entendidos, habladores y pensadores, tertuliantes y escuchantes, todos opinan y hasta sentencian como si tuvieran el don de la videncia. Y lo peor es que crean tendencia (frase muy de moda) y todos tienden a creerse lo de uno y lo de otro hasta llegar al desbordamiento mental. Ufff, qué atufe.

 

Parece ser, nos han dicho, que al virus covid-19 le gusta más el frío, el invierno, y mucho más pasearse de boca en boca a esa temperatura, es decir, al tiempo y la temperatura que tenemos en estos momentos. Y como a todos nos gusta estar rodeados de personas queridas en festejos y celebraciones (caldo de cultivo para este virus),a mi amigo Max se le ha ocurrido una brillante idea para “salvarnos de las eminentes Navidades víricas”. Propone pasar la Navidad a la Primavera (que no quiere decir que sea la ‘prima Vera’ la que organice las fiestas de Navidad en su casa, no). Max ve clara la solución a tanto agobio por lo de a quien salvamos si a las fiestas o  a las personas, y su idea consiste en trasladar las celebraciones, es decir el festejo de la Navidad, a la primavera; estación más amable que el invierno, con  un tiempo estupendo para celebrar al aire libre y para que el virus se pierda en la lontananza de las nubes y nos deje tranquilos.

 

Es una proposición muy razonable,  pero tiene el inconveniente de que hacer nacer al Niño tres meses más tarde sería algo contra natura y los  expertos, devotos y allegados no van a estar muy por la labor. Me parece que esta  sensata y prudente idea no va a seguir camino hacia las autoridades pertinentes y se queda para regocijo reflexivo del grupo de amigos y allegados.

 

La realidad es muy confusa. Cada día varía el número y la calidad de los comensales autorizados a compartir mesa. El otro día yo invitaba a tres amigos a venir a cenar en Nochebuena y surgió la siguiente conversación. “En casa somos tres, más tres vosotros, sí, sumamos seis, podemos”. “No”, me dice, “es que está también Lola, somos cuatro”. “Ah, entonces somos siete a la mesa, no, no podemos”, “no podéis  venir”. “No”, dice Juanjo, “que ahora pueden reunirse y comer diez en la misma mesa”.  “¿Pero familiares, convivientes o allegados?” “No sé, creo que allegados también”.  “¿Y los amigos que son? Tienen que ser allegados  porque si no ¿quiénes son los allegados?” “Pues según el diccionario ‘allegados’ dice que son los parientes o familiares”. “Ahí va, pues entonces es todo lo mismo ¿y dónde se meten los amigos?” “No sé, no te preocupes, nosotros nos quedaremos en casa. No pasa nada.”

 

Dicen también que es imprescindible mantener las mascarillas puestas en la cena de Nochebuena y comida de Navidad, bueno en todas las comidas de familiares y allegados (familiares). Yo pensaba esta mañana y… ¿cómo vamos a hacer?, qué difícil. Mascarilla puesta, todos sentados a la mesa. Se sirve el caldo, quito mascarilla, tomo una cucharada, pongo mascarilla, trago, quito mascarilla, otra cucharada, pongo mascarilla, trago…; luego el marisco, este plato da más espacio de tiempo entre la secuencia de quita y pon de mascarilla porque mientras pelas el langostino puedes intercalar alguna palabra con tu vecino más cercano con la mascarilla puesta;  el cordero también da pautas mientras masticas y tragas para tener un rato sin mover la mascarilla. Y cuando llega el cava pues igual que con la sopa: sorbito, mascarilla, sorbito, mascarilla…Bien, yo pienso que todo es cuestión de coger ritmo y destreza con la goma y las orejas. Las mujeres debemos considerar el llevar el pelo recogido para que no nos interfiera en este movimiento continuo de goma/oreja, porque  el pelo suelto siempre se cruza por medio y nos retrasa el ritmo de la secuencia y se nos llega a enfriar la sopa.

 

La Navidad está salvada con estas normas y los navideños ¿estaremos salvados con estos ejercicios ejemplares del buen hacer?

 

Pues, a pesar de toda nuestra buena voluntad en quedarnos en casa solos con los convivientes y unos pocos familiares y comer con la boca tapada y beber cava a ritmo de boga marcado por el quita y pon del embozamiento, el informático milmillonario Bill Gates nos anuncia que “Lo peor de la pandemia está por llegar  "Lamentablemente, los próximos cuatro o seis meses podrían ser los peores”. Gates que colabora contra la pandemia invirtiendo algunos de sus millones en el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19, no sé si de una manera altruista o como negocio boyante, habla de futuros miles de muertos más. Para suavizar el mal augurio en otro momento relaja sus prediccionesSi siguiéramos las reglas, en términos de usar mascarillas y no mezclarnos con otras personas, podríamos evitar un gran porcentaje de esas muertes”.

 

Se me escapan las facultades videntes que tiene Bill Gates. Puede que sea un segundo Nostradamus o puede que simplemente haga cuentas empresariales para la rentabilidad de la vacuna que patrocina. Qué bárbaro, como la vida nos enseña a ser un poco mal pensados. A lo mejor el pobre ha dado los millones que ha dado para investigar la vacuna del covid-19 simplemente por ayudar y a fondo perdido. Cómo se nos ha ido modificando la ciega credibilidad en la honestidad ajena. ¿Por qué será? Se me ocurre que quizás hemos ido creciendo a base de demasiados desencantos.

 

En fin, con mascarilla, con distancias, con familiares reducidos y con muchas ganas de brindar por cambio de año, celebraremos las fiestas navideñas en una semana.

 

Y los astorganos este año con una infinidad de luces iluminando el ánimo y los corazones además de la ciudad. Una decoración muy a propósito para alegrar un poco el decaimiento general.

 

Felices Fiestas a todos. Felices reuniones y comidas. Feliz ánimo para aquellos que han perdido a algún ser querido este horrible año. Mucha felicidad para el futuro, lo que conlleva mucha salud.

 

Ruego: Que el año que viene, que está llegando, sea amable y generoso, que nos trate como príncipes y princesas, o como reyes y reinas (qué caos si todos fuéramos inviolables e irresponsables). Sería divertido.

 

O témpora o mores

 

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