Los territorios literarios transitados por Noemí Sabugal, Violeta Serrano y Marta del Riego
![[Img #52147]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/1286__dsc6069.jpg)
Más que una presentación de libros, para la que apenas hubo lugar ni tiempo, el encuentro con Marta del Riego, Violeta Serrano y Noemí Sabugal celebrado este martes en el Teatro Gullón de Astorga, transitó por los territorios literarios, en los cuales han indagado en sus últimos escritos.
Temas como el lugar de nacimiento, el desarraigo y las oportunidades o sus carencias, establecen una línea compartida de reflexión y emoción en conexión con el origen que en cierto modo define a las tres escritoras. Pero resulta curioso que en medio de la pandemia, -la impureza infecciosa se extienda a todas las esferas- se vuelvan a utilizar las expresiones y conceptos de las religiones de salvación, aunque se haga, como ya hiciera Carlos Marx, de una manera inmanente y muy lejos del providencialismo y del provincianismo, sobreimpregnándose de una dimensión moral, que en unos casos es personal y en otros resultado de posiciones racionales al modo dialógico. La infección es enteramente impersonal y se transmite de forma puramente pasiva. Contra esta pasividad se rebelaron las ponentes.
Es cierto que muchas de las opiniones allí expresadas acerca del origen, de la influencia del paisaje en la creatividad leonesa carecen de fino contraste y serían fácilmente falsadas, pero estas intuiciones constituyen la vaina que encierra y protege una concepción de la que podrá germinar y florecer un fruto inestimable: un concepto más elevado de obligación social.
El editor y librero Héctor Escobar fue el encargado de dirigir y ordenar la tertulia en el teatro Gullón de Astorga.
Marta del Riego comentó que en su novela ‘Pájaro del noroeste’ recobra su origen rural. La protagonista de la novela es una mujer desencantada de la vida urbana y regresa a cuidar las viñas de la familia, a trabajar sus tierras, a fructificarlas en sustitución de los hijos que ya es tarde para tener.
![[Img #52142]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/1647__dsc6050.jpg)
Violeta Serrano, con acentos y maneras argentinas, se declaraba migrante y aseguró que había tratado de reflexionar en ‘Poder migrante’, desde su propia experiencia con ánimos de universalizarla. Hablaba de un mundo cambiante, todavía en construcción, en donde nos presenta a los migrantes como 'maestros de albañilería, o de arquitectura', que nos podrían aportar nuevas herramientas y perspectivas preadaptadas a esta sociedad de cambio, en la que, de alguna manera, todos seríamos migrantes de algo o hacia algo. Reivindica en su libro esa forma de construcción tan orteguiana en la que la suma de esas perspectivas nos sacarían del atolladero.
Noemí Sabugal habló más de un ejercicio de memoria que de añoranza al calificar su libro ‘Hijos del carbón’. "¡Con lo que era esto!", una de las frases más repetidas por los habitantes de las cuencas mineras, expresa esa añoranza tan pesimista de aquella edad dorada. Defiendió un ejercicio de memoria evitando la nostalgia paralizante. “Ahora la situación es muy complicada pero se avanzará solo mirando hacia delante en la construcción de proyectos que sean valiosos”, añadía Sabugal.
Tanto Noemí como Marta detectaron que en esta tesitura epidémica hay gente que ha puesto rumbo al pueblo para iniciar sus proyectos económicos y vitales.
"¿Se podría hacer más?", pregunto Héctor a la autora de 'Hijos del carbón'. Esta habló, entonces, de la rémora de la ‘dependencia de las trayectorias’. Las zonas mineras son zonas que se han ruralizado recientemente tras el cierre de las minas y no es fácil abandonar la inercia de aquel modo de entender la vida. Mencionó a continuación un rosario de proyectos que funcionaron y otros que fracasaron; pero "siempre se podría hacer más".
![[Img #52144]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/3396__dsc6055.jpg)
Violeta Serrano respondió que se emigra porque se siente una carencia, "pero no es tan fácil, pues migra el que puede no el que quiere". Argumentó que nos encontramos al límite de una situación que tendrá que cambiar. Nos encontramos al límite de la máxima desigualdad y ahora podremos cambiar la perspectiva. Y es por eso que tenemos mucho que aprender de la Argentina, donde "si se salvan, se salvan todos", aunque sea en una pobre potencialidad de sombra ¿de salvados o de hundidos?. Está segura de que saldremos de esta. También reivindicó la confianza en las instituciones democráticas, como una forma de simpatía ética universal, como modo de suerte salvífica colectiva. Solo la tríada de los buenos pensamientos, de las buenas palabras y de los buenos hechos tendrá la parte capital en esta tarea.
Marta del Riebo sí detecta una tendencia de regreso al origen a partir de la pandemia. La había sentido en sus propias carnes y la convirtió en motivo de su última novela. Después de viajar por el ancho mundo se percata de que nunca se había ido de casa, de su pueblo. Es como Odiseo cuando ha llegado a Ítaca sin saber que ha regresado a su país natal, entonces se le aparece Atenea en forma de pastor y le pregunta su nombre; Odiseo que quiere salvaguardar su identidad, urde una historia llena de patrañas. La diosa sonríe al escuchar el relato, reconociendo lo que ella misma le ha inspirado: "Hombre osado, de astuto consejo, insaciable en ardides, ni siquiera en tu propio país, a lo que parece, podrías renunciar a los relatos enrevesados y falaces que amas desde el fondo de tu corazón". Sucede con frecuencia cuando se añoran los orígenes que te encuentras con la insaciabilidad de los pretendientes. "Esta novela -comentó Marta- no deja de ser una proyección de un sueño imposible, dada la inversión económica que supondría sacar a flote una bodega". El espacio geográfico de ‘Pájaro del Noroeste’ es el de su infancia, el de la recuperación de la infancia, ahí es donde dijo Marta que nace la sustancia de la emoción. Por eso hace del paisaje de León un personaje más de sus novelas.
Acerca del espacio geográfico de ‘Poder migrante" dijo Violeta Serrano que era un espacio nómada, donde una de las etapas de ese nomadismo transita por Astorga, vista como un pequeño espejo de bolsillo de las ciudades pluriculturales contemporáneas. Su paisaje de origen infantil corresponde al del Val de San Román y lo revive en su escritura.
![[Img #52143]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2020/2973__dsc6067.jpg)
Noemí Sabugal insistió en que el paisaje está muy marcado en todos los autores leoneses, por ser un territorio muy singular, muy diverso: la Montaña, el Páramo, la Maragatería, el Bierzo. Algo hay en ese paisaje que pasa a la literatura, pues todo territorio, todo clima, como ya defendiera Montesquieu, provoca una aclimatación, un paisajeamiento, una manera de vida, una forma de ser. Por sus antecedentes mineros, aseveró Noemí, ‘Hijos del carbón’ es un libro que estaba condenada a escribir. "Es la literatura leonesa, seguía diciendo, una literatura de memoria, acaso como el territorio de Celama, pero una memoria compartida", en otro caso sería nada.
De ‘Hijos del carbón’ dijo que era el libro más personal de todos. Se tiene que dar un regreso para contar todo esto y para reflexionarlo en un contexto más amplio, que sintetice lo externo con lo interno. Y esta característica parecen poseerla en abundancia estos tres libros de las autoras que participaron en el encuentro.
Más que una presentación de libros, para la que apenas hubo lugar ni tiempo, el encuentro con Marta del Riego, Violeta Serrano y Noemí Sabugal celebrado este martes en el Teatro Gullón de Astorga, transitó por los territorios literarios, en los cuales han indagado en sus últimos escritos.
Temas como el lugar de nacimiento, el desarraigo y las oportunidades o sus carencias, establecen una línea compartida de reflexión y emoción en conexión con el origen que en cierto modo define a las tres escritoras. Pero resulta curioso que en medio de la pandemia, -la impureza infecciosa se extienda a todas las esferas- se vuelvan a utilizar las expresiones y conceptos de las religiones de salvación, aunque se haga, como ya hiciera Carlos Marx, de una manera inmanente y muy lejos del providencialismo y del provincianismo, sobreimpregnándose de una dimensión moral, que en unos casos es personal y en otros resultado de posiciones racionales al modo dialógico. La infección es enteramente impersonal y se transmite de forma puramente pasiva. Contra esta pasividad se rebelaron las ponentes.
Es cierto que muchas de las opiniones allí expresadas acerca del origen, de la influencia del paisaje en la creatividad leonesa carecen de fino contraste y serían fácilmente falsadas, pero estas intuiciones constituyen la vaina que encierra y protege una concepción de la que podrá germinar y florecer un fruto inestimable: un concepto más elevado de obligación social.
El editor y librero Héctor Escobar fue el encargado de dirigir y ordenar la tertulia en el teatro Gullón de Astorga.
Marta del Riego comentó que en su novela ‘Pájaro del noroeste’ recobra su origen rural. La protagonista de la novela es una mujer desencantada de la vida urbana y regresa a cuidar las viñas de la familia, a trabajar sus tierras, a fructificarlas en sustitución de los hijos que ya es tarde para tener.
Violeta Serrano, con acentos y maneras argentinas, se declaraba migrante y aseguró que había tratado de reflexionar en ‘Poder migrante’, desde su propia experiencia con ánimos de universalizarla. Hablaba de un mundo cambiante, todavía en construcción, en donde nos presenta a los migrantes como 'maestros de albañilería, o de arquitectura', que nos podrían aportar nuevas herramientas y perspectivas preadaptadas a esta sociedad de cambio, en la que, de alguna manera, todos seríamos migrantes de algo o hacia algo. Reivindica en su libro esa forma de construcción tan orteguiana en la que la suma de esas perspectivas nos sacarían del atolladero.
Noemí Sabugal habló más de un ejercicio de memoria que de añoranza al calificar su libro ‘Hijos del carbón’. "¡Con lo que era esto!", una de las frases más repetidas por los habitantes de las cuencas mineras, expresa esa añoranza tan pesimista de aquella edad dorada. Defiendió un ejercicio de memoria evitando la nostalgia paralizante. “Ahora la situación es muy complicada pero se avanzará solo mirando hacia delante en la construcción de proyectos que sean valiosos”, añadía Sabugal.
Tanto Noemí como Marta detectaron que en esta tesitura epidémica hay gente que ha puesto rumbo al pueblo para iniciar sus proyectos económicos y vitales.
"¿Se podría hacer más?", pregunto Héctor a la autora de 'Hijos del carbón'. Esta habló, entonces, de la rémora de la ‘dependencia de las trayectorias’. Las zonas mineras son zonas que se han ruralizado recientemente tras el cierre de las minas y no es fácil abandonar la inercia de aquel modo de entender la vida. Mencionó a continuación un rosario de proyectos que funcionaron y otros que fracasaron; pero "siempre se podría hacer más".
Violeta Serrano respondió que se emigra porque se siente una carencia, "pero no es tan fácil, pues migra el que puede no el que quiere". Argumentó que nos encontramos al límite de una situación que tendrá que cambiar. Nos encontramos al límite de la máxima desigualdad y ahora podremos cambiar la perspectiva. Y es por eso que tenemos mucho que aprender de la Argentina, donde "si se salvan, se salvan todos", aunque sea en una pobre potencialidad de sombra ¿de salvados o de hundidos?. Está segura de que saldremos de esta. También reivindicó la confianza en las instituciones democráticas, como una forma de simpatía ética universal, como modo de suerte salvífica colectiva. Solo la tríada de los buenos pensamientos, de las buenas palabras y de los buenos hechos tendrá la parte capital en esta tarea.
Marta del Riebo sí detecta una tendencia de regreso al origen a partir de la pandemia. La había sentido en sus propias carnes y la convirtió en motivo de su última novela. Después de viajar por el ancho mundo se percata de que nunca se había ido de casa, de su pueblo. Es como Odiseo cuando ha llegado a Ítaca sin saber que ha regresado a su país natal, entonces se le aparece Atenea en forma de pastor y le pregunta su nombre; Odiseo que quiere salvaguardar su identidad, urde una historia llena de patrañas. La diosa sonríe al escuchar el relato, reconociendo lo que ella misma le ha inspirado: "Hombre osado, de astuto consejo, insaciable en ardides, ni siquiera en tu propio país, a lo que parece, podrías renunciar a los relatos enrevesados y falaces que amas desde el fondo de tu corazón". Sucede con frecuencia cuando se añoran los orígenes que te encuentras con la insaciabilidad de los pretendientes. "Esta novela -comentó Marta- no deja de ser una proyección de un sueño imposible, dada la inversión económica que supondría sacar a flote una bodega". El espacio geográfico de ‘Pájaro del Noroeste’ es el de su infancia, el de la recuperación de la infancia, ahí es donde dijo Marta que nace la sustancia de la emoción. Por eso hace del paisaje de León un personaje más de sus novelas.
Acerca del espacio geográfico de ‘Poder migrante" dijo Violeta Serrano que era un espacio nómada, donde una de las etapas de ese nomadismo transita por Astorga, vista como un pequeño espejo de bolsillo de las ciudades pluriculturales contemporáneas. Su paisaje de origen infantil corresponde al del Val de San Román y lo revive en su escritura.
Noemí Sabugal insistió en que el paisaje está muy marcado en todos los autores leoneses, por ser un territorio muy singular, muy diverso: la Montaña, el Páramo, la Maragatería, el Bierzo. Algo hay en ese paisaje que pasa a la literatura, pues todo territorio, todo clima, como ya defendiera Montesquieu, provoca una aclimatación, un paisajeamiento, una manera de vida, una forma de ser. Por sus antecedentes mineros, aseveró Noemí, ‘Hijos del carbón’ es un libro que estaba condenada a escribir. "Es la literatura leonesa, seguía diciendo, una literatura de memoria, acaso como el territorio de Celama, pero una memoria compartida", en otro caso sería nada.
De ‘Hijos del carbón’ dijo que era el libro más personal de todos. Se tiene que dar un regreso para contar todo esto y para reflexionarlo en un contexto más amplio, que sintetice lo externo con lo interno. Y esta característica parecen poseerla en abundancia estos tres libros de las autoras que participaron en el encuentro.