Aidan Mcnamara
Sábado, 02 de Enero de 2021

Feliz vacuna nueva

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El 2020 ha sido un año radical: por primera vez, en este siglo al menos, la tele ha dedicado más tiempo a la salud y el bienestar de los ciudadanos que al fútbol. Hemos aprendido lo que es un negocio no esencial, concepto, admitimos, muy subjetivo si tienes uno o si eres un empleado del mundo de la comida basura, la moda basura, los medios basura, etc.

 

Nos damos cuenta de que la vida es bastante crucial para la vida y de que hay maneras de ser útiles y productivos sin pasar diez horas semanales sentados en un atasco.

 

Mucha gente acaba de descubrir que tiene padres e hijos y que, tal vez, ellos sean más importantes que la sociedad de consumo, la comunidad con prisas y un entorno cada vez más feo y sucio. El reto de la vida es vivir felizmente y la salud vuelve a protagonizar el camino principal.

 

La ciencia, un pilar fundamental de la civilización, nos ha enseñado, además, que es la principal fuente de protección ante un cosmos lleno de sorpresas y contra los abusos de la naturaleza, a menudo provocados por el soberbio humano y el egotismo de la avaricia generada por ciertos tipos de competitividad.

 

En occidente hemos visto que una sociedad abierta implica entender la responsabilidad del individuo frente a las dificultades colectivas. Es verdad que no hay fútbol sin equipos, preparación, disciplina, tesón, cooperación y ganas. Pero las metáforas – los valores del deporte- están muy gastadas, son unas perogrulladas latentes casi invisibles. Los valores de la salud no son los valores de la bolsa. Un hospital no es un casino de fondos buitre y un portaaviones no limpia el mar de plástico.

 

El año 2020, a pesar del miedo, las muertes y la pobreza económica y anímica, ha sido un año de realismo repentino que debería servir para recordar que la Gran Recesión también ha sido una cuestión de salud y bienestar para muchos, pero sin el glamur de un virus totalmente libre de ideología. No hay nada como un anticristo honesto para marcar las pautas de los debates urgentes. En este sentido el virus popular ha sido mucho más educativo que cualquier populismo viral. Vamos mejorando.

 

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