El río de la vida. Hugo
![[Img #52434]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2021/5115_jose-manuel-dsc_1869.jpg)
El río nace suavemente pero con decisión empeñosa por salir de las profundidades de la tierra. Frecuentemente sale a la luz en lugares apartados, solitarios, tranquilos. En seguida sus aguas cogen brío y empiezan a transcurrir alegremente por torrenteras con ansias de recorrer mundo. En ocasiones estas aguas avanzan con velocidad de vértigo y, sin salir del cauce, sortean con bravura y atrevimiento todo tipo de obstáculos para seguir con ansiedad triunfante su camino. En otras, la mayoría, las aguas en este primer discurrir lo hacen con propósito pero sin pasión, avanzando con perseverancia y engordando su volumen lentamente. Ambas modalidades van creciendo en su andadura gracias a la cantidad de aportaciones que van encontrando por el camino, un camino que las aguas recorren unas veces con obstinación y otras con condescendencia, unas veces con egoísmo y alguna otra con generosidad. Y, así, el río se engrandece y avanza hasta que llega a su destino en donde deja de existir como río para diluirse en otro mundo mucho más grande, más generoso y más desconocido, el inmenso mar.
Hugo acaba de terminar su recorrido. Su camino resultó más corto de lo que estamos acostumbrados a que sean los caminos de la vida. Llegó al final de la ruta antes de lo esperado por todos los que le rodeaban, pero es que él había decidido hacer el trayecto a la carrera. Por eso Hugo nació con los brazos abiertos a la vida y la vida se puso enseguida de su lado para satisfacer todas sus ilusiones.
Con una energía exuberante, un desbordante espíritu emprendedor y un festivo vigor para la comunicación con el mundo y sus habitantes,muy pronto Hugo supo cómo ganar mucho dinero y muy pronto entendió que el dinero no era para acumularlo sino para utilizarlo. Disfrutó, pues, de esas cosas que nos hacen felices: buenos trajes, buenos coches, buenas comidas, buenos viajes, buenas amistades, intensos amores…
Supo desde el principio que la dedicación a la vida había que hacerla con el mayor de los entusiasmos porque la vida finalmente es corta para todos y acaso él intuía que la suya sería aún más corta de lo previsto. Quizás por eso anduvo por la vida no precisamente de puntillas sino pisando fuerte, sin miedos, con el poder que da el saber que ‘puedes’, que ‘tú si puedes’ y que ‘tú logras lo que te propongas’.
Hugo tuvo una vida exitosa porque sabía todo eso y sabía que la vida había que manejarla y disfrutarla y no dejar que sucediera lo contrario, que las circunstancias de la vida le hundieran en lo más insignificante de la existencia. Nació en el seno de una familia cálida y feliz que le dio las alas necesarias para hacer su recorrido en el mundo con alegría, voluntad, audacia, jovialidad, generosidad, entusiasmo y diversión. ¿Qué más se le puede aportar a un hijo para que haga ‘un buen camino’? Y lo hizo. Supo ver y aprovechar todo aquello que se le ofrecía, y lo aprovechó con gusto.
Adelantó a sus padres en el camino, y ese inesperado sorpaso (termino político muy utilizado en la actualidad) constituye el desconcierto y el dolor de sus padres y seres queridos porque desordena la ley natural, la ley de las entrañas de la vida, por la que entendemos que todos debemos ir en fila y los padres no deberían despedir a sus hijos sino al revés, la despedida debiera ser por generaciones: abuelos, padres, hijos, nietos… Cualquier alteración supone inevitablemente doble duelo por lo imprevisible.
Sus adorados padres y hermano, José David, Josefina y David, su extensa familia, sus queridos primos y amigos, sus amadas mujeres y todos los que le apreciaban deben ahora gestionarse emocionalmente el sufrimiento de esta permuta ‘del orden establecido’ para comprender su marcha. Es un impacto que con la fe sosiegan la razón pero la emoción resulta más difícil de controlar.
Hugo llegó impetuoso al mundo con una gran carcajada y se fue en silencio con una sonrisa.
Como el pájaro cantor que el Sultan quiso tenerlo cerca para que cantara sólo para él y lo mandó enjaular,pero el pájaro enmudeció para siempre porque sin libertad no podía cantar. Así le sucedió a Hugo. No tuvo este virus maldito que nos lleva acosando un año pero el virus pudo con él. Hugo necesitaba expansionarse para vivir y esta pandemia le redujo la existencia y la comunicación a 40 m2. Una jaula asfixiante que le asfixió.
Hugo ya se ha diluido en otro mundo, en otra esfera, en otra dimensión. Su recorrido por el río de la vida no fue muy largo pero sí fue torrentero, apasionado, audaz, exitoso y feliz. Un alivio para su recuerdo. Descanse en paz.
O témpora o mores
El río nace suavemente pero con decisión empeñosa por salir de las profundidades de la tierra. Frecuentemente sale a la luz en lugares apartados, solitarios, tranquilos. En seguida sus aguas cogen brío y empiezan a transcurrir alegremente por torrenteras con ansias de recorrer mundo. En ocasiones estas aguas avanzan con velocidad de vértigo y, sin salir del cauce, sortean con bravura y atrevimiento todo tipo de obstáculos para seguir con ansiedad triunfante su camino. En otras, la mayoría, las aguas en este primer discurrir lo hacen con propósito pero sin pasión, avanzando con perseverancia y engordando su volumen lentamente. Ambas modalidades van creciendo en su andadura gracias a la cantidad de aportaciones que van encontrando por el camino, un camino que las aguas recorren unas veces con obstinación y otras con condescendencia, unas veces con egoísmo y alguna otra con generosidad. Y, así, el río se engrandece y avanza hasta que llega a su destino en donde deja de existir como río para diluirse en otro mundo mucho más grande, más generoso y más desconocido, el inmenso mar.
Hugo acaba de terminar su recorrido. Su camino resultó más corto de lo que estamos acostumbrados a que sean los caminos de la vida. Llegó al final de la ruta antes de lo esperado por todos los que le rodeaban, pero es que él había decidido hacer el trayecto a la carrera. Por eso Hugo nació con los brazos abiertos a la vida y la vida se puso enseguida de su lado para satisfacer todas sus ilusiones.
Con una energía exuberante, un desbordante espíritu emprendedor y un festivo vigor para la comunicación con el mundo y sus habitantes,muy pronto Hugo supo cómo ganar mucho dinero y muy pronto entendió que el dinero no era para acumularlo sino para utilizarlo. Disfrutó, pues, de esas cosas que nos hacen felices: buenos trajes, buenos coches, buenas comidas, buenos viajes, buenas amistades, intensos amores…
Supo desde el principio que la dedicación a la vida había que hacerla con el mayor de los entusiasmos porque la vida finalmente es corta para todos y acaso él intuía que la suya sería aún más corta de lo previsto. Quizás por eso anduvo por la vida no precisamente de puntillas sino pisando fuerte, sin miedos, con el poder que da el saber que ‘puedes’, que ‘tú si puedes’ y que ‘tú logras lo que te propongas’.
Hugo tuvo una vida exitosa porque sabía todo eso y sabía que la vida había que manejarla y disfrutarla y no dejar que sucediera lo contrario, que las circunstancias de la vida le hundieran en lo más insignificante de la existencia. Nació en el seno de una familia cálida y feliz que le dio las alas necesarias para hacer su recorrido en el mundo con alegría, voluntad, audacia, jovialidad, generosidad, entusiasmo y diversión. ¿Qué más se le puede aportar a un hijo para que haga ‘un buen camino’? Y lo hizo. Supo ver y aprovechar todo aquello que se le ofrecía, y lo aprovechó con gusto.
Adelantó a sus padres en el camino, y ese inesperado sorpaso (termino político muy utilizado en la actualidad) constituye el desconcierto y el dolor de sus padres y seres queridos porque desordena la ley natural, la ley de las entrañas de la vida, por la que entendemos que todos debemos ir en fila y los padres no deberían despedir a sus hijos sino al revés, la despedida debiera ser por generaciones: abuelos, padres, hijos, nietos… Cualquier alteración supone inevitablemente doble duelo por lo imprevisible.
Sus adorados padres y hermano, José David, Josefina y David, su extensa familia, sus queridos primos y amigos, sus amadas mujeres y todos los que le apreciaban deben ahora gestionarse emocionalmente el sufrimiento de esta permuta ‘del orden establecido’ para comprender su marcha. Es un impacto que con la fe sosiegan la razón pero la emoción resulta más difícil de controlar.
Hugo llegó impetuoso al mundo con una gran carcajada y se fue en silencio con una sonrisa.
Como el pájaro cantor que el Sultan quiso tenerlo cerca para que cantara sólo para él y lo mandó enjaular,pero el pájaro enmudeció para siempre porque sin libertad no podía cantar. Así le sucedió a Hugo. No tuvo este virus maldito que nos lleva acosando un año pero el virus pudo con él. Hugo necesitaba expansionarse para vivir y esta pandemia le redujo la existencia y la comunicación a 40 m2. Una jaula asfixiante que le asfixió.
Hugo ya se ha diluido en otro mundo, en otra esfera, en otra dimensión. Su recorrido por el río de la vida no fue muy largo pero sí fue torrentero, apasionado, audaz, exitoso y feliz. Un alivio para su recuerdo. Descanse en paz.
O témpora o mores