Redacción
Martes, 26 de Enero de 2021

La revista Argutorio se recrea en su número 45 en el retablo de Gaspar Becerra

Acaba de publicarse el número 45 de la revista cultural astorgana Argutorio, correspondiente al primer semestre de 2021

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La publicación incluye como primer trabajo la segunda parte del artículo de Ángela Franco Mata dedicado a la catedral de Astorga y a las principales piezas artísticas que alberga, o albergó en algún  periodo de su historia. En esta continuación de su colaboración todo el texto está dedicado al extraordinario retablo mayor de Gaspar Becerra, ilustrado con fantásticas fotos de Imagen MAS, algunas de las cuales se pueden apreciar en color en la contracarátula. Recordemos que en 2020 se cumplieron 500 años del nacimiento de Gaspar Becerra, por lo que el extenso análisis teológico y artístico de Franco Mata de una de sus más importantes obras es de lo más pertinente.

 

Olegario Pérez Alija dedica el siguiente artículo a la figura de Agustín Esteban Franganillo, un personaje originario de Chana de Somoza que fue elegido por Luis Alonso Luengo como protagonista de La invisible prisión, una novela que publicó en 1951. En el libro Alonso Luengo le pone por nombre Santiago Villamil, y lo sitúa viviendo sus últimos años en una gran casa en Hospital de Órbigo, Villablanca, una finca que acabó perteneciendo a la familia del recordado cronista de Astorga. Esta vinculación de la familia Luengo con Villablanca fue seguramente uno de los motivos que le impulsaron a escribir la citada novela, y según nos explica Pérez Alija, “en ella hay una parte de invención del propio autor y otra realmente sucedida pero algo confusa, tal vez por serle referidos oralmente hechos sucedidos tantos años atrás”. Olegario Pérez, tras una exhaustiva investigación, aporta en este trabajo mucha información sobre los aspectos no legendarios de la vida del ‘indiano de Villablanca’.

 

En la siguiente colaboración, Magín Revillo, el astorgano que fue hace años corresponsal en Estados Unidos de Radio Televisión Española, analiza la correspondencia (enero-mayo de 1898) entre Pío Gullón Iglesias (Astorga, 1835-Madrid, 1917), ministro de Estado, y Juan Antonio Gascón Navarro, conde Rascón y embajador en Gran Bretaña en la misma época. Se trata de “ocho misivas con el matasellos de ‘confidencial’, seguramente cartas para ser destruidas y no conservadas por el destinatario”, en las que el ministro de Estado “dejará escrita para la Historia un página singular”, puesto que en ellas podemos “descubrir cómo Estados Unidos acabó con el imperio español”. Los Gullón astorganos eran originarios de la localidad zamorana de Mombuey, y Pío fue el primer vecino de la ciudad en llegar a ministro.

 

A continuación, Ana Isabel Arias Fernández escribe sobre san Froilán, patrono de la ciudad de León, un santo que vivió entre los siglos IX y X, cuando las tierras al norte del Duero fueron repobladas por Alfonso III. San Froilán nació en Lugo hacia el año 833, y antes de ocupar la silla mitral de León vivió retirado en el Cebrero y en el Bierzo, para fundar después varios monasterios en las riberas del río Esla.

 

En la siguiente colaboración, Martín Simón Martínez repasa, como en algunas de sus anteriores colaboraciones en esta publicación, tradiciones y oficios del entorno rural de Astorga a través de un diálogo imaginario entre habitantes de un pueblo cualquiera. En este caso dedica su trabajo a la madera, a su tala y transformación. Según nos cuenta el autor, en el valle del Duerna existieron tres o cuatro serrerías, de las que destaca la de Pablo Martínez, en Chana de Somoza: un conjunto de edificaciones que ha llegado hasta nuestros días y que comenzó con un pequeño molino que sirvió como generador de la energía necesaria para abastecer la actividad maderera y la vivienda en la que vivía la familia del empresario.

 

José Piñeiro Maceiras continúa en el trabajo que sigue con un asunto ya tratado en números anteriores, y del que esta entrega hace la número cuatro: la repercusión de la Compilación Foral de Galicia (1963) en el derecho particular del occidente leonés. En esta colaboración, Piñeiro Maceiras estudia algunas figuras jurídicas de las que no había hablado en sus artículos anteriores: ‘serventía’; ‘rejas vueltas’, llamada en otras zonas del noroeste ‘facera’ o ‘facería’; ‘molinos con dominio compartido’; y, por último, ‘montes vecinales en mano común’.

 

La siguiente colaboración está firmada por Roberto Matías Rodríguez, ingeniero de Minas y un gran experto en minería aurífera romana. Como es sabido, la provincia de León cuenta con la concentración más grande de restos de minería romana del oro en España, pero las labores mineras más conocidas se realizaron sobre yacimientos auríferos secundarios, es decir, sobre depósitos aluviales, como el de Las Médulas. Las minas primarias, sin embargo, son en general bastante desconocidas, y en este artículo Roberto Matías nos habla de una bien cercana a Astorga: la del barranco del Górgora-Peña Infierna, en Montealegre, centrándose especialmente en la galería que los romanos construyeron para acceder a ella y drenarla. Es, con 140 m de longitud, la galería más larga conocida de la provincia, y resulta visitable desde el pasado verano.

 

Joaquín García Nistal ya escribió en el número 12 de esta revista un artículo dedicado a la armadura de madera de la iglesia parroquial de Santa Colomba de la Vega, una población muy cercana a La Bañeza. Una imagen de esta extraordinaria armadura de cubierta protagoniza la portada de la publicación; y hay que resaltar que el artesonado de Santa Colomba de la Vega no es un ejemplo aislado del territorio de Astorga, porque, según indica García Nistal al comienzo de su trabajo, “la variedad y riqueza de armaduras de cubierta que atesora el territorio diocesano de Astorga bastaría para escribir una completa historia de la carpintería de lo blanco peninsular”. El autor se refiere a algunas de ellas en su artículo, pero éste se centra en la recientemente restaurada de la iglesia de La Asunción de Grijalba de Vidriales, una población situada en la provincia de Zamora, a 56 km de Astorga.

 

Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo, presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza y colaborador de la publicación desde sus inicios, dedica el siguiente artículo de este número al alimoche, uno de los buitres que están presentes en España. El autor destaca la importancia de nuestro país para los buitres: “España es una potencia en buitres, a nivel mundial. La décima población de buitres de España es también la décima de Europa, pues en todo el continente no hay nada parecido a nuestro país”. La mayor parte de los datos que el autor aporta sobre el alimoche han sido recogidos en el Refugio de Montejo, un espacio protegido que ha estudiado durante 46 años.

 

En la siguiente colaboración, Abilio Reig Ferrer aporta numerosas pruebas para demostrar que es al ornitólogo alemán Antón Reichenow (1847-1941) al que hay que atribuir el descubrimiento de la perdiz pardilla (Perdix perdix) como subespecie ibérica, y no al naturalista gallego Víctor López Seoane (1832-1900). Esta perdiz, más pequeña que la muy conocida perdiz roja, está presente en la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Ibérico y Montes de León.

 

El agustino Tomás Fernández Cuellas (1925-2018) publicó en 2001 un libro titulado P. Plácido Mallo Gutiérrez, agustino, misionero y explorador en la Amazonía peruana [Iquitos (Perú), editorial CETA]. Como se indica en la introducción del artículo, Plácido Mallo (1876-1936) nació en el pueblo omañés de Lazado, y después de estudiar en Valladolid llegó en 1901 a la prefectura agustiniana de Iquitos formando parte de la primera expedición de agustinos enviada a esa región de Perú. El padre Mallo, se nos explica en la citada introducción, merece ser recordado por muchos motivos; entre otros, el de ser el primero en explorar el río Yagua, en la cuenca del Amazonas, y dar nombres a su afluentes, algunos vinculados a su tierra natal: Órbigo, Villanueva, Sahagún..., que fueron aceptados por la Sociedad Geográfica de Perú. El texto que los responsables de la revista reproducen en este trabajo es una parte del libro citado de Tomás González Cuellas.

 

La última de las colaboraciones de este número es una entrevista a José Álvarez Alonso, un ornitólogo leonés afincado en Perú desde 1983, adonde llegó como agustino (1983-1996). Hasta 2012 vivió en la Amazonía peruana, y desde ese año hasta la actualidad (con una interrupción en 2017) es director general de Diversidad Biológica del ministerio del Ambiente de Perú. José Álvarez publicó un artículo en el anterior número de la revista, y, como se indica en la introducción, aprovechando su estancia veraniega en su casa familiar de Las Omañas algunos miembros del Consejo de Redacción le hicieron la entrevista que cierra este número de Argutorio.

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