Domingo, 06 de Octubre de 2013

Astorga, ciudad antiquísima. 'Foco religioso Nazareno preapostólico'

Continuamos hoy, en Hemeroteca, una sección de ‘Etnografía fantástica’.
La fantasía propia de estos artículos surge del deseo de ser verdad. No es que se mienta, ni se manipulen los datos, sino que se los interpreta guiados por el anhelo de una fe previa... De esta manera lo que deja de ser imposible se lo convierte en suceso indudable.


Se trata de un artículo, el de hoy, publicado en Agosto de 1954 en el Nº 4 de ‘León’, revista de la ‘Casa de León’, en Madrid.

Este artículo de Julio Carro, parece un anticipo de lo que en 1960 se convertiría en el libro, ‘Origen y propagación de la doctrina del Divino Maestro en relación con los Descubrimientos Arqueológicos’.

Lógica y arqueología, dice en el prólogo, proporcionan certeza de que habitantes de Maragatería habrían acudido, en Palestina, a los sermones del Divino Maestro. Luego en la página (46) se asegura haber confirmado, desde los descubrimientos arqueológicos de ‘El Soldán’, en Santa Colomba de Somoza, los “antiquísimos hechos religiosos referidos por antiguas personalidades eclesiásticas”. Más concretamente se confirmaría la verdad que de manera escéptica, refiere en su Historia de Astorga, Matías Rodríguez, cuando señala que tanto el canónigo ‘Pedro Junco’, como el padre ‘Alba’ y el cisterciense entusiasta de falsos cronicones ‘Vivar’, cuentan que era arraigada costumbre en la vida del Redentor, peregrinar a Palestina y aprovechar las enseñanzas de la Virgen, cosa que algunos maragatos habrían realizado.

Los hallazgos arqueológicos de colonias hebreas del tiempo de Jesucristo, la gran fama del Salvador y la propagación de sus milagros, serían el aguijón para que desde Maragatería, como desde todo el orbe de influencia fenicio-semita, dado su vínculo permanente con las metrópolis, surgieran Comisiones interesadas en conocer de viva voz la Buena Nueva.

Así de implacable es esta lógica que lleva a la palabra de Dios partiendo de unas tumbas y de unos idolillos de factura fenicia parecidos a los de las necrópolis púnicas de Ibiza…


[Img #5631]

Julio Carro


Este epígrafe o enunciado, a primera vista atrevido, no es la resultante de una actuación intuitiva o imaginativa, sino producto de un estudio reflexivo que tiene como punto de apoyo trabajos de investigación, modestos por ser nuestros, pero en los que hemos puesto siempre desapasionadamente toda nuestra buena voluntad.


En resumen: de lo manifestado en el número anterior, se deduce lo siguiente:


Primero : Que la etimología de la voz Astorga tiene la raíz formativa, como Asthoret, en el elemento ‘Astor’, que en lenguas orientales significa Astro. Nombre procedente de los semitas o hebreos, que colonizaban esta región para explotar sus yacimientos auríferos, con actuación predominante sobre los indígenas, por su potencialidad económica, industrial, comercial, de civilización y de cultura.


Segundo: Que Astorga existía ya como ciudad importante o gran poblado, con anterioridad en varios siglos a Jesucristo, denominada entonces con título celeste o de deidad. ‘Astro’, y que, posteriormente, Octavio César le dio el nombre de Astúrica Augusta, que denota majestad y excelencia. Plinio, el de Magnífica, y posteriormente el de muy Noble, Leal y Benemérita.


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Vamos a tratar, por último, con la mayor brevedad, la segunda parte del enunciado. Ya nos explayaremos (Dios mediante) en otras publicaciones. M. Rodríguez Díez, en su Historia de la ciudad de Astorga, nos dice textualmente (página 62): “El canónigo don Pedro Junco, apoyándose en lo referido por el arcipreste toledano don Julián, dice que, viviendo aún en la tierra la Madre del Salvador, mandaron los astorganos una Comisión en peregrinación devota a la Palestina para rogar a la Divina Señora los tomase bajo su tutela y protección y que la Santísima Virgen, acogiéndolos con singular cariño, los llenó de consuelo y los despidió llenos de bendición para los de la ciudad, regresando a ella sumamente complacidos (sigue diciendo M. Rodríguez). Afirmación es esta que no creemos suficientemente comprobada para prestarle debido asenso hallándose en idéntico caso lo que sobre el mismo asunto aseveran otros escritores diciendo que, en vida del Redentor, cuando predicaba la buena nueva en Judea, los habitantes de esta provincia le enviaron embajadas suplicándole que viniera a predicar el Evangelio a este país, a lo que el Salvador les contestó que no pudiendo hacerlo Él en persona, enviaría a uno de sus discípulos para, que en su nombre lo hiciera".


En asunto de tan profunda espiritualidad para Astorga, su gran historiador, Rodríguez Díez, no asiente en dicho aserto. Es opinión sincera, dice, que no tiene pruebas ‘arqueológicas ni históricas’ en que pudieran apoyarse sucesos de tanta monta. era en verdad absurdo suponer que en aquella remota época de esta región de los astures se desplazasen embajadas para parlamentar con el Divino Maestro. 


A los indígenas de esta comarca no podía atribuírseles inicialmente esta delicadeza espiritual, pues eran incultos, de indómita fiereza, semisalvajes, vivían en zona apartada a vía marítima que les condujese a Palestina, con idioma distinto del hebreo y entregados a prácticas religiosas de tipo totémico, como hemos podido comprobar en nuestros descubrimientos arqueológicos.


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Nuestros hallazgos arqueológicos en maragatería prueban la estancia de colonias semitas en esta región de yacimientos auríferos. Colonias hebreas acumuladoras de riquezas, con influencia y predominio moral y económico entre los indígenas, sin que, por consiguiente, tuvieran grandes dificultades para llevar a efecto sus decisiones que no fueran en detrimento o quebranto de sus intereses. 


Estamos en los tiempos en que el Salvador evangelizaba los pueblos y llevaba sus predicaciones a la misma Fenicia (confines de Tiro y Sidón) Al mismo tiempo, efectuaba en todos los lugares los más extraordinarios prodigios, curaba paralíticos y leprosos, daba vista a los ciegos, resucitaba muertos, saciaba a las muchedumbres hambrientas, multiplicaba los panes y los peces, etcétera; estupendos milagros del redentor, admitidos hasta por sus enemigos, judíos y gentiles.


Entre la gente hebrea que había en la zona maragata cuando la predicación del Divino Maestro, tenía forzosamente que existir la consabida dualidad espiritual propia de los hijos de Israel: creyentes y no creyentes, fiel reflejo de lo que fue Jerusalén, ciudad santa y a la vez maldita. En los tocados por el don de la Divinidad, su entusiasmo estaría muy incrementado por el ardor que los faustos sucesos en la tierra amada producen en el ánimo de los buenos a través de la distancia. Estos fueron precisamente los que organizaron las Comisiones para ver a la Santísima Virgen y a nuestro Señor Jesucristo.


[Img #5638]


Por todo lo expuesto, y con las pruebas aportadas, podemos admitir como verosímil que nuestra querida Astorga, capital siempre de Maragatería, tuvo la dicha celestial de recibir la simiente de la predicación cristiana directamente del Divino Maestro y consuelo de su Santísima Madre, por intercesión de las Embajadas enviadas desde Astorga a Palestina, con tan piadoso fin.

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