Nicolás Pérez Hidalgo
Lunes, 07 de Octubre de 2013

Buitres en el cielo de Maragatería

En estos últimos meses no ha sido extraño ver la inconfundible silueta de algún buitre recortada en los cielos maragatos. Y tampoco lo ha sido el observar cómo aterrizan para dar cuenta de algún cadáver en 'un abrir y cerrar de ojos'. Sin ir más lejos, hace poco más de un mes, alrededor de 25 buitres leonados (Gyps fulvus) y cuatro buitres negros (Aegypius monachus) daban buena cuenta en media hora del cadáver de una oveja en Val de San Román y a mediados de julio otros 48 leonados y también otros cuatro negros hacían lo mismo con otra oveja muerta tras una tormenta en Santa Marina de Somoza.

[Img #5663]

                                                 Restos de la oveja dejados por los buitres en Val de San Román.

Los buitres localizan su alimento visualmente y permanecen largos periodos de tiempo en vuelo escudriñando el terreno, utilizando para ello las corrientes térmicas. Se aprovechan de la actividad de otras aves carroñeras para localizar cadáveres (carroñas de ganado y ungulados silvestres) y una vez localizada la carroña, los movimientos de aproximación que ellos mismos realizan, permiten a sus congéneres acudir rápidamente.


La presencia de buitres leonados en nuestras comarcas es frecuente, sobre todo en verano, ya que mantienen colonias estables en los cortados y riscos de las cuencas altas (entre 650 y 1.700 metros de altitud) de la Cordillera Cantábrica. Además, su población ha aumentando significativamente en los últimos años, pasando de 41 parejas en 1997 a más de 200 en 2009. Es fácil observar buitres leonados en cualquier parte de la provincia y a lo largo de todo el año, aunque son más escasos cuanto más sur y más al oeste, y sobre todo cuanto más alejados nos encontremos de los sistemas montañosos.

[Img #5662]

En nuestras comarcas habitan el buitre negro (izquierda) y el leonado.

Sin embargo la presencia de buitre negro (el ave más grande de Europa con casi tres metros de envergadura) sí es más rara y ocasional, ya que sus cuarteles de cría más cercanos se encuentran en el Sistema Central, aunque puede realizar movimientos dispersivos de largas distancias, sobre todo la población inmadura. Es una especie que habita en sierras boscosas en grandes nidos que construyen sobre alcornoques, encinas o pinos. No existen registros fiables de esta especie en León hasta 1998, cuando se localizó un ejemplar en La Milla del Páramo. Desde entonces en la Cordillera Cantábrica se han dado más de una docena de observaciones, la mayor parte de ellas en el entorno de la montaña de Riaño y Picos de Europa, donde se observa ocasionalmente junto a buitres leonados y otras aves carroñeras. Además se ha sido registrado en la Sobarriba en 2004 y en los Argüellos en 2009 y son mucho menos frecuentes las citas al oeste del rio Bernesga (Mirantes de Luna en 2002 y en la Omañuela y en Peña Ubiña en 2006). En nuestras comarcas hasta la fecha se conocían citas de esta especie en Noceda de Cabrera (en 1999) y en la Baña (en 2002) y los Montes de León, en Teixeira, también en 2002.

Para saber más: 
García, J., Rodríguez, N., Miguélez, D. & de Gabriel, M., 2011. Guía de las Aves de León. Diputación Provincial de León-Grupo ibérico de Anillamiento. León. 432 pp.
Mateo Tomás, P., 2009. Gestión y conservación de buitres en la Cordillera Cantábrica. Tesis Doctoral, Universidad de León. 265 pp.
Moreno-Opo, R., 2013. Conservation of the cinereous vulture Aegypius monachus in Spain (1966-2011): a bibliometric review of threats research and adaptive management. Bir Conservation International. DOI:10.1017/S0959270913000427.


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