Después de la crisis sanitaria… ¿La debacle económica?
Como bien sabrá, la crisis sanitaria de la COVID-19 no es tan solo la crisis de los infectados, sino también la de la transmisión comunitaria del virus; la de la saturación de las UCIS de los hospitales, la del agotamiento de “nuestros” sanitarios, la de los miles de fallecidos, la de la morgue histórica del Palacio del Hielo de Madrid, la del recinto ferial IFEMA reconvertido en hospital de campaña, la de la pugna de las vacunas, la de los “jetas” que se cuelan para adquirirlas…
Dos mil veinte y el presente año (y seguramente que también bien entrado el próximo) serán años que recordemos con fuerte desprecio y tristeza. Estos años marcarán un antes y un después en nuestras vidas, quedarán grabados en nuestra memoria y también en “nuestras retinas”. De por sentado, querido lector, que el mundo que conocíamos ya no volverá a ser el mismo, y mucho menos espere que la antigua normalidad vuelva a inundar nuestras vidas. Solo el tiempo dirá cuándo esto pasó a ser un mal sueño, y, casi, me atrevería a asegurar, que ni usted ni yo lo veremos con esa perspectiva.
Reducción de aforos, uso de mascarilla, restricciones de horarios y movimientos… Esta va a ser nuestra “nueva normalidad”. ¿A quién queremos engañar? El ser humano sigue festejando en fiestas privadas ajeno a la más pura realidad, así como también negando el cambio climático y deforestando y destruyendo ecosistemas. Pero esto no lo será todo. Nuestro futuro más reciente, de hecho, pasará por un cambio o reestructuración económica-industrial sin precedentes. Y eso ya lo estamos viendo. La semilla ya está plantada, y con ello me refiero, como bien se estará imaginando, a la inactividad y recesión económica que estamos padeciendo como coletazo del coronavirus.
Durante el pasado mes de enero, en la ciudad de León, Astorga y La Bañeza, las filas del paro aumentaron en 933 personas de media respecto al mes de diciembre de 2020, casi un 3% más. En la provincia hay 34.648 parados, cinco mil más que hace un año. La destrucción de empleo está siendo acelerada, sin lugar a dudas, por el efecto de la pandemia: 3.700.000 parados a nivel nacional al cierre del pasado año, medio millón más que el anterior. Más de la mitad son mujeres y los más afectados son los jóvenes. De todas estas personas, volviendo a los datos por municipios, en León capital 948 pertenecían al sector servicios. Pero no nos olvidemos igualmente de las 755.000 personas acogidas al ERTE a nivel nacional (dato a fecha 31 de diciembre). En la provincia de León podemos destacar los ERTES de ‘Antibióticos’, con 87 empleados (más ERE a 67), ADL con reducción de jornada para algo más de 300 personas (noticia a fecha 13 de abril de 2020), o el ERTE en ALESA, la empresa municipal de autobuses de león (noticia a fecha 18 de julio de 2020), y un suma y sigue. Y, es más, el coste de ERTES y ayudas a autónomos ya supone el 56% del dinero a fondo perdido que llegará de la Unión Europea.
También arrojan datos desgarradores las noticias referentes a los peregrinos, quienes han caído en un 90% en su afluencia en la provincia, dejando unas pérdidas de entre 30 y 40 millones de euros. Asimismo, se manifiesta el dato de que una de cada tres tiendas de ropa cierra, tras caer la facturación un 50%, lo que claramente tiene un efecto inmediato sobre el empleo. Además, añado, que durante este presente año la banca española se enfrentará a los test de estrés del Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Los bancos españoles estarán en el foco de ambos organismos al estimarse que serán los que salgan con menos capital tras la crisis. ¿Qué nos deparará entonces el futuro con la crisis socio-económica? Únicamente lo sabremos con el tiempo.
Sin embargo, tampoco hay razones para quedarnos de brazos cruzados ante esta debacle. Siempre podemos ayudar a los demás en lo que podamos y, especialmente, a aquellas personas en riesgo de exclusión, socialmente vulnerables, o que hayan perdido un empleo o se encuentren en situación de ERTE.
En este sentido, quería aprovechar para ofrecerme públicamente a ayudar desinteresadamente, y de forma online, a un grupo de personas mediante cursos de orientación laboral y formación en técnicas de búsqueda de empleo. Para ello, los interesados e interesadas pueden ponerse en contacto conmigo a través del correo diegoalorientacionlaboral@yahoo.com Entre todas las solicitudes recibidas seleccionaré a las cinco que a juicio propio más lo necesiten.
¿Y usted? ¿Qué va a hacer para ayudar a su entorno? Si opta por quedarse quieto, al menos use la mascarilla.
Como bien sabrá, la crisis sanitaria de la COVID-19 no es tan solo la crisis de los infectados, sino también la de la transmisión comunitaria del virus; la de la saturación de las UCIS de los hospitales, la del agotamiento de “nuestros” sanitarios, la de los miles de fallecidos, la de la morgue histórica del Palacio del Hielo de Madrid, la del recinto ferial IFEMA reconvertido en hospital de campaña, la de la pugna de las vacunas, la de los “jetas” que se cuelan para adquirirlas…
Dos mil veinte y el presente año (y seguramente que también bien entrado el próximo) serán años que recordemos con fuerte desprecio y tristeza. Estos años marcarán un antes y un después en nuestras vidas, quedarán grabados en nuestra memoria y también en “nuestras retinas”. De por sentado, querido lector, que el mundo que conocíamos ya no volverá a ser el mismo, y mucho menos espere que la antigua normalidad vuelva a inundar nuestras vidas. Solo el tiempo dirá cuándo esto pasó a ser un mal sueño, y, casi, me atrevería a asegurar, que ni usted ni yo lo veremos con esa perspectiva.
Reducción de aforos, uso de mascarilla, restricciones de horarios y movimientos… Esta va a ser nuestra “nueva normalidad”. ¿A quién queremos engañar? El ser humano sigue festejando en fiestas privadas ajeno a la más pura realidad, así como también negando el cambio climático y deforestando y destruyendo ecosistemas. Pero esto no lo será todo. Nuestro futuro más reciente, de hecho, pasará por un cambio o reestructuración económica-industrial sin precedentes. Y eso ya lo estamos viendo. La semilla ya está plantada, y con ello me refiero, como bien se estará imaginando, a la inactividad y recesión económica que estamos padeciendo como coletazo del coronavirus.
Durante el pasado mes de enero, en la ciudad de León, Astorga y La Bañeza, las filas del paro aumentaron en 933 personas de media respecto al mes de diciembre de 2020, casi un 3% más. En la provincia hay 34.648 parados, cinco mil más que hace un año. La destrucción de empleo está siendo acelerada, sin lugar a dudas, por el efecto de la pandemia: 3.700.000 parados a nivel nacional al cierre del pasado año, medio millón más que el anterior. Más de la mitad son mujeres y los más afectados son los jóvenes. De todas estas personas, volviendo a los datos por municipios, en León capital 948 pertenecían al sector servicios. Pero no nos olvidemos igualmente de las 755.000 personas acogidas al ERTE a nivel nacional (dato a fecha 31 de diciembre). En la provincia de León podemos destacar los ERTES de ‘Antibióticos’, con 87 empleados (más ERE a 67), ADL con reducción de jornada para algo más de 300 personas (noticia a fecha 13 de abril de 2020), o el ERTE en ALESA, la empresa municipal de autobuses de león (noticia a fecha 18 de julio de 2020), y un suma y sigue. Y, es más, el coste de ERTES y ayudas a autónomos ya supone el 56% del dinero a fondo perdido que llegará de la Unión Europea.
También arrojan datos desgarradores las noticias referentes a los peregrinos, quienes han caído en un 90% en su afluencia en la provincia, dejando unas pérdidas de entre 30 y 40 millones de euros. Asimismo, se manifiesta el dato de que una de cada tres tiendas de ropa cierra, tras caer la facturación un 50%, lo que claramente tiene un efecto inmediato sobre el empleo. Además, añado, que durante este presente año la banca española se enfrentará a los test de estrés del Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Los bancos españoles estarán en el foco de ambos organismos al estimarse que serán los que salgan con menos capital tras la crisis. ¿Qué nos deparará entonces el futuro con la crisis socio-económica? Únicamente lo sabremos con el tiempo.
Sin embargo, tampoco hay razones para quedarnos de brazos cruzados ante esta debacle. Siempre podemos ayudar a los demás en lo que podamos y, especialmente, a aquellas personas en riesgo de exclusión, socialmente vulnerables, o que hayan perdido un empleo o se encuentren en situación de ERTE.
En este sentido, quería aprovechar para ofrecerme públicamente a ayudar desinteresadamente, y de forma online, a un grupo de personas mediante cursos de orientación laboral y formación en técnicas de búsqueda de empleo. Para ello, los interesados e interesadas pueden ponerse en contacto conmigo a través del correo diegoalorientacionlaboral@yahoo.com Entre todas las solicitudes recibidas seleccionaré a las cinco que a juicio propio más lo necesiten.
¿Y usted? ¿Qué va a hacer para ayudar a su entorno? Si opta por quedarse quieto, al menos use la mascarilla.