Martes, 08 de Octubre de 2013

La Filosofía en la LOMCE

RAMIRO GUARDIA (*) / 

Aportación de argumentos acerca de la LOMCE. En donde el saber filosófico pierde presencia y en la que los alumnos que opten por acudir a Religión no tendrán formación de tipo Filosófico. 

Ciertas cosas están cambiando: los alumnos que antes acudían por decisión de los padres al aula de religión asistían obligadamente a otro espacio: el propio del saber filosófico. El único donde se podían escuchar ciertas cosas de un tinte similar a lo planeado por esa materia de religión. 

En los borradores que han ido surgiendo para la reforma que se avecina, queda cada vez con mayor claridad que el alumnado que, voluntariamente, antes decidía ir a las clases de religión confesional católica, también accedía a ‘otras cosas’ en una línea similar –no científica, literaria o tecnológica-, pero no centradas en la dogmática de la iglesia. 

Es decir, el alumnado tenía que acudir a clases donde se planteaban ciertas cosas que solo en clases de filosofía o en las de educación ético-cívica se pueden plantear. 

Ahora bien, la novedad está en la vuelta a planteamientos académicos, donde no habrá contrastes ni perspectivas varias sobre asuntos que solo en las clases de filosofía se podrían tratar. ¿Solo hay una ética posible? ¿El bien es absoluto, es eterno y heterónomo?

Si antes se podía enriquecer la razón pública respirando aires distintos, ahora una gran parte de la ciudadanía quedará separada, sin la opción del reencuentro: el alumnado que asista a clases de religión católica quedará aislado de otros planteamientos filosóficos no religiosos, confesionales. Por ejemplo: ¿Nietzsche es impío por su naturaleza atea y porque enloquece en su vida hasta grado tal que respirar el pensamiento de Nietzsche es poco menos que perder el tiempo o adentrarse en el mal más absoluto?.

Obviamente, en las clases de filosofía se plantea el pensamiento de Nietzsche evitando caer en psicologías, ideologías, sociologías y demás. Es tratar a un sabio, al margen de los pre-juicios católicos, adentrarse en su saber y animar al alumnado a que lea sus textos; conociendo su pensamiento, y no a hablar desde la fe como si el mal hubiera que desterrarlo de la trasmisión cultural por no ajustarse a los ‘designios de Dios’. 

Creo que desde la razón pública, cuando se trata de la formación de los alumnos habrían de aceptarse ciertos aspectos que la preservaran y protegieran para que nadie intente dominarlo en su beneficio

Tales aspectos son: 

  • Opción de contrastar en materia 'ideológica': pensar que la filosofía es buena o no, solo si acepta la fe en dios, o mala en caso contrario, es una impostura ideológica. Y con esto no estamos afirmando que la filosofía tenga que ser atea. 
  • Imposibilitar que otras alternativas de pensamiento puedan estar presentes en los estudios académicos de los alumnos, es impedir el pensamiento, la anulación de otras respuestas a preguntas que podrían ser muy parecidas. 
  • Que los alumnos no vayan a recibir clases de filosofía es como animar a que se les cierren otras “opciones filosóficas” en aras de una religión. Es como si de pronto la ‘verdadera filosofía’ quedara eliminada para una gran cantidad de alumnos, en defensa de la ‘filosofía verdadera’, que sería la filosofía católica, de sesgo confesional y acrítico. 
El alumno, ha de adquirir garantías formativas que le ayuden a contrastar y asumir riquezas y no ausencias de perspectivas. 

Vistas así las cosas, animo a los profesores de Filosofía a que demos dignidad a nuestras clases, atracción por el saber; compitamos brillantemente con la religión y leamos sus libros texto de los diferentes cursos, para saber a qué atenernos y con quién hay que lidiar.


(*) Profesor de filosofía del IES  de Carrizo de la Ribera.
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