El camino de Santiago (V y VI)
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DEL BOTAFUMEIRO A LOS NOBLES (V)
Las peregrinaciones se habían convertido en un fenómeno tan popular que a Santiago acudían los peregrinos en masa y hasta se producían incidentes entre ellos al apiñarse en la vigilia ante el altar mayor. Su difusión y competencia se comparaba con la de los musulmanes en La Meca.
En el siglo XI había surgido el ‘echador de humos’ o botafumeiro. Un enorme incensario de 1,59 metros de altura y 62 kilogramos de peso, que contenía carbón en combustión e incienso y mediante un mecanismo de poleas se desplazaba pendularmente por la nave trasversal (transepto) esparciendo el humo del incienso por toda la catedral.
Los incensarios tuvieron un origen litúrgico para las ceremonias religiosas y aquí, con el botafumeiro, adquirió una función práctica ante el problema creado por la masiva llegada de peregrinos, a los que se les permitía pernoctar en la catedral. Producían un mal olor muy desagradable que sólo pudo remediarse parcialmente con este ingenio. En su desarrollo superó los principios conocidos de la física y su aplicación a la mecánica.
El botafumeiro de plata que instalaron en 1554, en sustitución del originario medieval, fue robado por las tropas de Napoleón en la Guerra de la Independencia. Lo remplazaron por el actual, obra del relojero y orfebre Jose Losada en 1851, hecho de latón y bañado en plata, réplica del arrebatado por los franceses.
Las motivaciones de los peregrinos, que procedían de tan diversos lugares, para el viaje fueron cambiando desde el sentimiento de la fe a un concepto utilitario en busca del perdón de los pecados o el cumplimiento de votos. Con los peregrinos del pueblo continuaron acudiendo personajes eclesiásticos, como el arzobispo de Burdeos, el obispo de Nantes, San Francisco de Asís, que a su paso por Astorga fundó el convento que llevó su nombre, el obispo de Lieja y nobles y reyes europeos como el duque Leopoldo de Austria, la princesa Ingrid de Suecia o el rey de Jerusalén. En el XIV acudieron Brígida de Suecia, el conde de Poitiers, el rey Sancho III de Portugal, Isabel de Portugal, el duque de Lancaster y el marqués de Ferrara.
También se contaron entre los peregrinos que llegaron a Santiago a quienes vinieron a los reinos cristianos de España para participar en las luchas que estos mantenían contra los musulmanes. No dejaban pasar la ocasión para llegar hasta Santiago.
La concha de vieira utilizada ya aparece en la imagen de Santiago de la Iglesia de Santa Marta, con este nombre por la santa de Astorga, de Tera, de Zamora, en el siglo XII, cuando pertenecía al reino de León. Estaba en este tiempo ya extendida como símbolo de la peregrinación y de las diversas peregrinaciones.
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SIGLO XV Y DON SUERO DE QUIÑONES
En el siglo XV junto al carácter popular de las peregrinaciones aparecieron otro tipo de peregrinos. Entre los nobles europeos surgió la costumbre de las ‘peregrinaciones caballerescas’. Hacían el viaje acompañados por su séquito con la finalidad principal de conocer territorios extranjeros y exhibir su valor, participando en los torneos que encontraban en el camino.
Un claro ejemplo lo constituye Jean de Werchin, del condado de Henao, en los Países Bajos, que es considerado como un Quijote. En 1402 anunció que aceptaría el desafió que le hiciese cualquier caballero durante el viaje a Compostela. Costumbre que era muy de la época, como sucedió con el torneo del Paso Honroso de Hospital de Órbigo, en el año de 1434, con relación al Camino de Santiago.
El caballero leonés Suero de Quiñones solicitó audiencia al rey Juan II de Castilla, que se encontraba en el castillo de la Mota, en Medina del Campo de Valladolid, para obtener el permiso real para celebrar un torneo especial. en el que tendrían que participar todos los caballeros que quisieran pasar por el puente de Hospital de Órbigo, situado en la ruta leonesa del Camino. Si se negaban tendrían que depositar un guante en señal de aceptación de su cobardía y atravesar el rio vadeándolo. Don Suero estaría acompañado por sus mejores amigos. Llevaba colgada al cuello una argolla metálica como prueba de su amor hacia su dama doña Leonor de Tovar.
Proponía tal torneo, argumentaba don Suero, para poderse quitar la argolla peregrinando a Santiago, después de haber vencido a todos los caballeros que se presentasen y de haber roto 300 lanzas a razón de 3 por caballero. Obtenido el consentimiento real el torneo se celebró durante un mes. Cada día comenzaba con una misa solemne y se terminaba con un festín. En todo el mes hubo una sola muerte, la del caballero aragonés Albert de Claramunt, que fue alcanzado por la lanza en un ojo y le atravesó el cerebro. La iglesia prohibió que se le enterrase en lugar sagrado.
Cuando concluyó el torneo. don Suero y sus amigos peregrinaron a Santiago para cumplir su promesa. Allí depositó la argolla y la cinta azul, que simbolizaba su amor por su dama. Se dice que esta cinta se haya en el cuello de una imagen de Santiago el Menor, en la capilla de las reliquias. La argolla es una gargantilla de oro, que está en el relicario del Apóstol.
En estos tiempos ya no se hacían estas justas al estilo de las novelas caballerescas de Chretien de Troyes. Fue una bravuconada de tal envergadura que, hasta Miguel de Cervantes, no sin razón, se refiere a ella en su Don Quijote.
También aparecieron las ‘peregrinaciones delegadas’, que eran realizadas por peregrinos en nombre y representación de otras personas. Es el caso de los peregrinos enviados por la ciudad de Perpignan, en 1482. También surgieron las ‘peregrinaciones forzadas’, impuestas por tribunales como penas civiles. Se comenzó haciendo en los Países Bajos y prosiguieron por Francia y Alemania.
En el año de 1434 se celebró el primer Año Santo Compostelano, que supuso un atractivo adicional, que por ganar el jubileo incrementó notablemente el número de peregrinos.
LOS OTROS CAMINOS DESDE ASTURIAS E ITINERARIO CLÁSICO (VI)
Las peregrinaciones desde Asturias se iniciaron utilizando los viejos caminos romanos que se mantuvieron en la Edad Media. Desde Oviedo se dirigían por la zona trasmontana a Assegonia, una población, tan pequeña, que en realidad era una mansio, tal como se recoge en el Itinerario de Barro, las tablillas de barro que aparecieron en Astúrica Augusta y se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo.
En tiempos de los romanos por allí pasaban dos vías. La línea por la costa, de norte a sur, y la que desde lo que entonces era Lugo iba a Bracara (Braga). Alfonso II estableció la capital de Asturias en Oviedo, en donde él había nacido, que se había fundado como cincuenta años antes y ocupaba la zona central de Asturias. Fue allí donde llegó, en el 812, la noticia del descubrimiento de la tumba del Apóstol. El rey decidió acudir a visitarla, por lo que se convirtió en el primer monarca peregrino a Compostela.
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ITINERARIO CLASICO
Durante el reinado de Ordoño I y su hijo Alfonso ambos consiguieron extender su frontera hasta el rio Duero, con lo que quedó dentro de su territorio la vía a Burdingala (Burdeos), con poblaciones como Ponferrada, Astorga, León o Carrión, que antes permanecían en lo que se conocía como Tierra de Nadie. Los moradores de esta zona utilizaban la Vía a Braga, que llegaba a Astúrica Augusta (Astorga), para dirigirse desde allí a Locus Sancti Iacobi, como ya se denominaba el lugar donde había aparecido la tumba.
Por su parte el reino de Navarra consiguió el dominio cristiano del Alto Ebro, por lo que quedó accesible esta vía que desde Astúrica llegaba a Burdeos y que fue el camino que utilizaron los peregrinos transpirenaicos que entraban por Roncesvalles. Por Pamplona y Miranda de Ebro llegaban hasta Briviesca, donde se unía a la calzada que venía desde Zaragoza, al sur del rio Ebro.
Santiago el Mayor abrió el camino en el primer tercio del siglo XI e hizo que su trazado discurriera más al sur por un itinerario protegido por fortalezas, que discurría por la Rioja, cerca de Logroño. Por Nájera se dirigía Burgos, en donde volvía a unirse con la calzada romana, aunque de nuevo la abandonaba para llegar a Carrión, pasando por núcleos habitados por los que no discurría la vía romana.
Pasado Sahagún, llegaba al rio Porma y desde allí se dirigía a León y a Oviedo. Si se proseguía por la vía romana por Valverde, volvía a unirse con la principal, tras cruzar el Órbigo, y se llegaba a Astorga. Se seguía por la via Asturicam a Bracara, para salvar los Montes de León y llegar a Ponferrada por el Puerto de Manzanal, por donde pasaba la calzada original. Aunque esta ruta era utilizada por los peregrinos se desarrolló alternativa, más al sur, que por Foncebadón se dirigía a Ponferrada y que fue más utilizada.
Tras cruzar los ríos Cúa y Burbia, por Villafranca y Cacabelos, se alcanzaba el río Valcarce y se pasaba la montaña por Ambasmestas. El camino seguía hacia Lugo, pero se desarrolló otra ruta que, por El Cebrero, cruzaba el rio Miño, en Portomarín, y se volvía a la antigua romana en Palas de Rey, desde donde se llegaba a Compostela.
Esta ruta fue de uso común desde mediados del XI. Se conoce como Camino de los franceses y fue donde surgieron hospitales y puentes y quedó establecida como la ruta que utilizarían los peregrinos en los siglos siguientes. Este itinerario se unió a la antigua ruta desde Oviedo porque se popularizó el culto al Arca Santa, la reliquia sagrada que se custodia en la Catedral de Oviedo, en la conocida como Cámara Santa, que guardaba reliquias de Jesucristo y de la Virgen María. Muchos peregrinos se desviaban por León para acudir a Oviedo para desde allí llegar a Santiago. Esta alternativa llegó promocionada por la acuñación de un dicho: “Quien va a Santiago y no a San Salvador visita al criado y no al señor”.
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VIA DE LA PLATA
El Camino de Santiago Vía la Plata viene desde Sevilla hasta Astorga en donde entronca con el Camino Francés. Aunque no tiene la antigüedad de las otras vías históricas sigue la vía romana de la Plata, una de las más importantes desde los tiempos romanos. En él confluyen todos los caminos del sur y algunos del este. Cuenta con infraestructuras suficientes para acoger a los peregrinos, en medio de un paisaje natural extraordinario, con embalses, parques naturales y nacionales. Con patrimonio arqueológico, con numerosos vestigios del pasado, muchos de ellos en buen estado, con mucho valor para el estudio de la Historia de las Civilizaciones.
Sus muchos tesoros arquitectónicos han propiciado que la ciudad de Badajoz sea calificada como Patrimonio de la Humanidad. Suma además tesoros arqueológicos de otros periodos más antiguos, más un rico patrimonio artístico y monumental de arquitectura religiosa, con catedrales, monasterios, conventos, iglesias, ermitas y capillas. Construcciones defensivas y estratégicas y arquitectura civil, con palacios, casas consistoriales, casas y hospitales. Cascos históricos, parques y jardines, más patrimonio cultural y popular. Este camino se complementa con rutas alternativas por Plasencia, Béjar, San Juan de Torres y Badajoz.
El Camino de la Plata ha saltado a la actualidad este año, desafortunadamente, por parte de la Junta de Castilla y León, que, con su habitual torpeza, en contra de nuestra provincia, está promoviendo el Camino de Santiago de la Vía de la Plata, con el recorrido por la provincia de León y su paso por Astorga eliminado. Es decir que además de la ignorancia histórica, ha apoyado un fraude económico y comercial, para aprovechar el nombre acreditado de Vía de la Plata, en contra de nosotros, los leoneses, y de nuestros legítimos intereses, para favorecer los intereses partidistas de los populares gallegos, en contra de los territoriales, una vez más. No sólo no lo habían tenido que rubricar y cofinanciar, sino que eran quienes lo tenían que haber impedido.
La Asamblea General de la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago ha censurado el proceder de la Consejería de Turismo de la Junta, que ha menospreciado los trazados históricos refrendados por historiadores y expertos, sin que ello impida el reconocimiento a otros caminos que de estos partan o se unan. Desde la UPL han considerado que esta actuación de la Junta atenta contra el Patrimonio Material e Inmaterial de esta parte de la Región Leonesa. También se han sumado los alcaldes de los municipios afectados haciendo costar su queja ante la Junta, que ha persistido en su inquina, dando más motivos para el rechazo de León a la unión, para ella no solo impuesta con ignorancia y desprecio de la Historia, sino perjudicial, en todos los sentidos, con Castilla.
DEL BOTAFUMEIRO A LOS NOBLES (V)
Las peregrinaciones se habían convertido en un fenómeno tan popular que a Santiago acudían los peregrinos en masa y hasta se producían incidentes entre ellos al apiñarse en la vigilia ante el altar mayor. Su difusión y competencia se comparaba con la de los musulmanes en La Meca.
En el siglo XI había surgido el ‘echador de humos’ o botafumeiro. Un enorme incensario de 1,59 metros de altura y 62 kilogramos de peso, que contenía carbón en combustión e incienso y mediante un mecanismo de poleas se desplazaba pendularmente por la nave trasversal (transepto) esparciendo el humo del incienso por toda la catedral.
Los incensarios tuvieron un origen litúrgico para las ceremonias religiosas y aquí, con el botafumeiro, adquirió una función práctica ante el problema creado por la masiva llegada de peregrinos, a los que se les permitía pernoctar en la catedral. Producían un mal olor muy desagradable que sólo pudo remediarse parcialmente con este ingenio. En su desarrollo superó los principios conocidos de la física y su aplicación a la mecánica.
El botafumeiro de plata que instalaron en 1554, en sustitución del originario medieval, fue robado por las tropas de Napoleón en la Guerra de la Independencia. Lo remplazaron por el actual, obra del relojero y orfebre Jose Losada en 1851, hecho de latón y bañado en plata, réplica del arrebatado por los franceses.
Las motivaciones de los peregrinos, que procedían de tan diversos lugares, para el viaje fueron cambiando desde el sentimiento de la fe a un concepto utilitario en busca del perdón de los pecados o el cumplimiento de votos. Con los peregrinos del pueblo continuaron acudiendo personajes eclesiásticos, como el arzobispo de Burdeos, el obispo de Nantes, San Francisco de Asís, que a su paso por Astorga fundó el convento que llevó su nombre, el obispo de Lieja y nobles y reyes europeos como el duque Leopoldo de Austria, la princesa Ingrid de Suecia o el rey de Jerusalén. En el XIV acudieron Brígida de Suecia, el conde de Poitiers, el rey Sancho III de Portugal, Isabel de Portugal, el duque de Lancaster y el marqués de Ferrara.
También se contaron entre los peregrinos que llegaron a Santiago a quienes vinieron a los reinos cristianos de España para participar en las luchas que estos mantenían contra los musulmanes. No dejaban pasar la ocasión para llegar hasta Santiago.
La concha de vieira utilizada ya aparece en la imagen de Santiago de la Iglesia de Santa Marta, con este nombre por la santa de Astorga, de Tera, de Zamora, en el siglo XII, cuando pertenecía al reino de León. Estaba en este tiempo ya extendida como símbolo de la peregrinación y de las diversas peregrinaciones.
SIGLO XV Y DON SUERO DE QUIÑONES
En el siglo XV junto al carácter popular de las peregrinaciones aparecieron otro tipo de peregrinos. Entre los nobles europeos surgió la costumbre de las ‘peregrinaciones caballerescas’. Hacían el viaje acompañados por su séquito con la finalidad principal de conocer territorios extranjeros y exhibir su valor, participando en los torneos que encontraban en el camino.
Un claro ejemplo lo constituye Jean de Werchin, del condado de Henao, en los Países Bajos, que es considerado como un Quijote. En 1402 anunció que aceptaría el desafió que le hiciese cualquier caballero durante el viaje a Compostela. Costumbre que era muy de la época, como sucedió con el torneo del Paso Honroso de Hospital de Órbigo, en el año de 1434, con relación al Camino de Santiago.
El caballero leonés Suero de Quiñones solicitó audiencia al rey Juan II de Castilla, que se encontraba en el castillo de la Mota, en Medina del Campo de Valladolid, para obtener el permiso real para celebrar un torneo especial. en el que tendrían que participar todos los caballeros que quisieran pasar por el puente de Hospital de Órbigo, situado en la ruta leonesa del Camino. Si se negaban tendrían que depositar un guante en señal de aceptación de su cobardía y atravesar el rio vadeándolo. Don Suero estaría acompañado por sus mejores amigos. Llevaba colgada al cuello una argolla metálica como prueba de su amor hacia su dama doña Leonor de Tovar.
Proponía tal torneo, argumentaba don Suero, para poderse quitar la argolla peregrinando a Santiago, después de haber vencido a todos los caballeros que se presentasen y de haber roto 300 lanzas a razón de 3 por caballero. Obtenido el consentimiento real el torneo se celebró durante un mes. Cada día comenzaba con una misa solemne y se terminaba con un festín. En todo el mes hubo una sola muerte, la del caballero aragonés Albert de Claramunt, que fue alcanzado por la lanza en un ojo y le atravesó el cerebro. La iglesia prohibió que se le enterrase en lugar sagrado.
Cuando concluyó el torneo. don Suero y sus amigos peregrinaron a Santiago para cumplir su promesa. Allí depositó la argolla y la cinta azul, que simbolizaba su amor por su dama. Se dice que esta cinta se haya en el cuello de una imagen de Santiago el Menor, en la capilla de las reliquias. La argolla es una gargantilla de oro, que está en el relicario del Apóstol.
En estos tiempos ya no se hacían estas justas al estilo de las novelas caballerescas de Chretien de Troyes. Fue una bravuconada de tal envergadura que, hasta Miguel de Cervantes, no sin razón, se refiere a ella en su Don Quijote.
También aparecieron las ‘peregrinaciones delegadas’, que eran realizadas por peregrinos en nombre y representación de otras personas. Es el caso de los peregrinos enviados por la ciudad de Perpignan, en 1482. También surgieron las ‘peregrinaciones forzadas’, impuestas por tribunales como penas civiles. Se comenzó haciendo en los Países Bajos y prosiguieron por Francia y Alemania.
En el año de 1434 se celebró el primer Año Santo Compostelano, que supuso un atractivo adicional, que por ganar el jubileo incrementó notablemente el número de peregrinos.
LOS OTROS CAMINOS DESDE ASTURIAS E ITINERARIO CLÁSICO (VI)
Las peregrinaciones desde Asturias se iniciaron utilizando los viejos caminos romanos que se mantuvieron en la Edad Media. Desde Oviedo se dirigían por la zona trasmontana a Assegonia, una población, tan pequeña, que en realidad era una mansio, tal como se recoge en el Itinerario de Barro, las tablillas de barro que aparecieron en Astúrica Augusta y se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo.
En tiempos de los romanos por allí pasaban dos vías. La línea por la costa, de norte a sur, y la que desde lo que entonces era Lugo iba a Bracara (Braga). Alfonso II estableció la capital de Asturias en Oviedo, en donde él había nacido, que se había fundado como cincuenta años antes y ocupaba la zona central de Asturias. Fue allí donde llegó, en el 812, la noticia del descubrimiento de la tumba del Apóstol. El rey decidió acudir a visitarla, por lo que se convirtió en el primer monarca peregrino a Compostela.
ITINERARIO CLASICO
Durante el reinado de Ordoño I y su hijo Alfonso ambos consiguieron extender su frontera hasta el rio Duero, con lo que quedó dentro de su territorio la vía a Burdingala (Burdeos), con poblaciones como Ponferrada, Astorga, León o Carrión, que antes permanecían en lo que se conocía como Tierra de Nadie. Los moradores de esta zona utilizaban la Vía a Braga, que llegaba a Astúrica Augusta (Astorga), para dirigirse desde allí a Locus Sancti Iacobi, como ya se denominaba el lugar donde había aparecido la tumba.
Por su parte el reino de Navarra consiguió el dominio cristiano del Alto Ebro, por lo que quedó accesible esta vía que desde Astúrica llegaba a Burdeos y que fue el camino que utilizaron los peregrinos transpirenaicos que entraban por Roncesvalles. Por Pamplona y Miranda de Ebro llegaban hasta Briviesca, donde se unía a la calzada que venía desde Zaragoza, al sur del rio Ebro.
Santiago el Mayor abrió el camino en el primer tercio del siglo XI e hizo que su trazado discurriera más al sur por un itinerario protegido por fortalezas, que discurría por la Rioja, cerca de Logroño. Por Nájera se dirigía Burgos, en donde volvía a unirse con la calzada romana, aunque de nuevo la abandonaba para llegar a Carrión, pasando por núcleos habitados por los que no discurría la vía romana.
Pasado Sahagún, llegaba al rio Porma y desde allí se dirigía a León y a Oviedo. Si se proseguía por la vía romana por Valverde, volvía a unirse con la principal, tras cruzar el Órbigo, y se llegaba a Astorga. Se seguía por la via Asturicam a Bracara, para salvar los Montes de León y llegar a Ponferrada por el Puerto de Manzanal, por donde pasaba la calzada original. Aunque esta ruta era utilizada por los peregrinos se desarrolló alternativa, más al sur, que por Foncebadón se dirigía a Ponferrada y que fue más utilizada.
Tras cruzar los ríos Cúa y Burbia, por Villafranca y Cacabelos, se alcanzaba el río Valcarce y se pasaba la montaña por Ambasmestas. El camino seguía hacia Lugo, pero se desarrolló otra ruta que, por El Cebrero, cruzaba el rio Miño, en Portomarín, y se volvía a la antigua romana en Palas de Rey, desde donde se llegaba a Compostela.
Esta ruta fue de uso común desde mediados del XI. Se conoce como Camino de los franceses y fue donde surgieron hospitales y puentes y quedó establecida como la ruta que utilizarían los peregrinos en los siglos siguientes. Este itinerario se unió a la antigua ruta desde Oviedo porque se popularizó el culto al Arca Santa, la reliquia sagrada que se custodia en la Catedral de Oviedo, en la conocida como Cámara Santa, que guardaba reliquias de Jesucristo y de la Virgen María. Muchos peregrinos se desviaban por León para acudir a Oviedo para desde allí llegar a Santiago. Esta alternativa llegó promocionada por la acuñación de un dicho: “Quien va a Santiago y no a San Salvador visita al criado y no al señor”.
VIA DE LA PLATA
El Camino de Santiago Vía la Plata viene desde Sevilla hasta Astorga en donde entronca con el Camino Francés. Aunque no tiene la antigüedad de las otras vías históricas sigue la vía romana de la Plata, una de las más importantes desde los tiempos romanos. En él confluyen todos los caminos del sur y algunos del este. Cuenta con infraestructuras suficientes para acoger a los peregrinos, en medio de un paisaje natural extraordinario, con embalses, parques naturales y nacionales. Con patrimonio arqueológico, con numerosos vestigios del pasado, muchos de ellos en buen estado, con mucho valor para el estudio de la Historia de las Civilizaciones.
Sus muchos tesoros arquitectónicos han propiciado que la ciudad de Badajoz sea calificada como Patrimonio de la Humanidad. Suma además tesoros arqueológicos de otros periodos más antiguos, más un rico patrimonio artístico y monumental de arquitectura religiosa, con catedrales, monasterios, conventos, iglesias, ermitas y capillas. Construcciones defensivas y estratégicas y arquitectura civil, con palacios, casas consistoriales, casas y hospitales. Cascos históricos, parques y jardines, más patrimonio cultural y popular. Este camino se complementa con rutas alternativas por Plasencia, Béjar, San Juan de Torres y Badajoz.
El Camino de la Plata ha saltado a la actualidad este año, desafortunadamente, por parte de la Junta de Castilla y León, que, con su habitual torpeza, en contra de nuestra provincia, está promoviendo el Camino de Santiago de la Vía de la Plata, con el recorrido por la provincia de León y su paso por Astorga eliminado. Es decir que además de la ignorancia histórica, ha apoyado un fraude económico y comercial, para aprovechar el nombre acreditado de Vía de la Plata, en contra de nosotros, los leoneses, y de nuestros legítimos intereses, para favorecer los intereses partidistas de los populares gallegos, en contra de los territoriales, una vez más. No sólo no lo habían tenido que rubricar y cofinanciar, sino que eran quienes lo tenían que haber impedido.
La Asamblea General de la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago ha censurado el proceder de la Consejería de Turismo de la Junta, que ha menospreciado los trazados históricos refrendados por historiadores y expertos, sin que ello impida el reconocimiento a otros caminos que de estos partan o se unan. Desde la UPL han considerado que esta actuación de la Junta atenta contra el Patrimonio Material e Inmaterial de esta parte de la Región Leonesa. También se han sumado los alcaldes de los municipios afectados haciendo costar su queja ante la Junta, que ha persistido en su inquina, dando más motivos para el rechazo de León a la unión, para ella no solo impuesta con ignorancia y desprecio de la Historia, sino perjudicial, en todos los sentidos, con Castilla.