En memoria
El pasado 21 de diciembre murió nuestra madre a la edad de 77 años, su nombre Josefa. Un fallecimiento más a sumar a la fría estadística en el día a día de la pandemia, que no por repetida, ha dejado de infligir el mismo dolor y sentimiento de vacío que siempre nos deja la pérdida de un ser querido.
No murió de Covid propiamente, murió por falta de atención médica que reiterada y negligentemente le fue negada por los efectos colaterales del Covid.
Tras semanas de insistentes peticiones telefónicas, visitas a urgencias y demás intentos en asistencia primaria, nos fue imposible conseguir una atención acorde a las necesidades de sus patologías, finalmente, pero ya muy tarde, fue trasladada al hospital de León en ambulancia, para pasar de un “hay que tener paciencia”, a ser intervenida de urgencia a vida o muerte.
Tras la operación y con partes médicos nada concluyentes, vivimos los naturales episodios de esperanza-pesimismo, confianza-inseguridad, y así sucesivos momentos de impotencia que tras los esfuerzos y gestiones para que nos dejarán visitarla después de la operación, comprobar in situ que más allá del lenguaje modulado de los facultativos, nos tocaba enfrentarnos resignadamente a la realidad de que irremediablemente y de manera un tanto inesperada, nos dejaba.
Sabemos que es una más de tantas muertes que a diario nos deja esta pandemia, bien por vía directa o indirecta como es nuestro caso y aunque nadie más especial que los demás, para nosotros si era especial, luchadora incansable y la mejor madre del mundo, con muchos defectos, pero insignificantes comparados con su gran corazón y sacrificada generosidad para con los demás. En su memoria no podemos, ni queremos acallar nuestra voz, para:
- En primer lugar agradecer enormemente el esfuerzo de todas aquellas personas que se enfrentan cara a cara, y día a día con los retos de esta pandemia, principalmente profesionales sanitarios, cuidadores, personal de apoyo y fuerzas del orden.
- También y alejándonos de lo políticamente correcto, denunciar la comodidad de algunos profesionales, incluso sanitarios (lo hemos vivido personalmente, y pagado un precio muy alto), que alejados de los campos de batalla del Covid, emplean este como excusa para evadirse o reducir a la mínima expresión sus responsabilidades y obligaciones.
- Igualmente, queremos que nuestra voz se sume también a tantas otras que continuamente están pidiendo responsabilidad social con las normas anti Covid, pues hemos de entender porque la realidad así nos lo demuestra, que los comportamientos y actitudes despreocupadas, e insolidarias de algunos, se transforma en muerte e inmenso dolor para muchos otros, tanto por nuevos contagios como por saturación de los servicios hospitalarios.
Sirva esta carta en memoria a nuestra madre, y también de tantas otras madres, padres, hermanos y demás seres queridos que por efectos de esta pandemia nos han dejado antes de tiempo, nuestra solidaridad y condolencia también para con todos ellos.
Mamá, ten en cuenta que tenemos presente tu deseo, nuca dejaremos de ser y comportarnos como hermanos. Será nuestra manera de mantener vivo tu recuerdo. No te olvidamos.
El pasado 21 de diciembre murió nuestra madre a la edad de 77 años, su nombre Josefa. Un fallecimiento más a sumar a la fría estadística en el día a día de la pandemia, que no por repetida, ha dejado de infligir el mismo dolor y sentimiento de vacío que siempre nos deja la pérdida de un ser querido.
No murió de Covid propiamente, murió por falta de atención médica que reiterada y negligentemente le fue negada por los efectos colaterales del Covid.
Tras semanas de insistentes peticiones telefónicas, visitas a urgencias y demás intentos en asistencia primaria, nos fue imposible conseguir una atención acorde a las necesidades de sus patologías, finalmente, pero ya muy tarde, fue trasladada al hospital de León en ambulancia, para pasar de un “hay que tener paciencia”, a ser intervenida de urgencia a vida o muerte.
Tras la operación y con partes médicos nada concluyentes, vivimos los naturales episodios de esperanza-pesimismo, confianza-inseguridad, y así sucesivos momentos de impotencia que tras los esfuerzos y gestiones para que nos dejarán visitarla después de la operación, comprobar in situ que más allá del lenguaje modulado de los facultativos, nos tocaba enfrentarnos resignadamente a la realidad de que irremediablemente y de manera un tanto inesperada, nos dejaba.
Sabemos que es una más de tantas muertes que a diario nos deja esta pandemia, bien por vía directa o indirecta como es nuestro caso y aunque nadie más especial que los demás, para nosotros si era especial, luchadora incansable y la mejor madre del mundo, con muchos defectos, pero insignificantes comparados con su gran corazón y sacrificada generosidad para con los demás. En su memoria no podemos, ni queremos acallar nuestra voz, para:
- En primer lugar agradecer enormemente el esfuerzo de todas aquellas personas que se enfrentan cara a cara, y día a día con los retos de esta pandemia, principalmente profesionales sanitarios, cuidadores, personal de apoyo y fuerzas del orden.
- También y alejándonos de lo políticamente correcto, denunciar la comodidad de algunos profesionales, incluso sanitarios (lo hemos vivido personalmente, y pagado un precio muy alto), que alejados de los campos de batalla del Covid, emplean este como excusa para evadirse o reducir a la mínima expresión sus responsabilidades y obligaciones.
- Igualmente, queremos que nuestra voz se sume también a tantas otras que continuamente están pidiendo responsabilidad social con las normas anti Covid, pues hemos de entender porque la realidad así nos lo demuestra, que los comportamientos y actitudes despreocupadas, e insolidarias de algunos, se transforma en muerte e inmenso dolor para muchos otros, tanto por nuevos contagios como por saturación de los servicios hospitalarios.
Sirva esta carta en memoria a nuestra madre, y también de tantas otras madres, padres, hermanos y demás seres queridos que por efectos de esta pandemia nos han dejado antes de tiempo, nuestra solidaridad y condolencia también para con todos ellos.
Mamá, ten en cuenta que tenemos presente tu deseo, nuca dejaremos de ser y comportarnos como hermanos. Será nuestra manera de mantener vivo tu recuerdo. No te olvidamos.