Sol Gómez Arteaga
Sábado, 13 de Marzo de 2021

Un año

[Img #53111]

 

 

Hace un año, sin saberlo, arrancaba una etapa atroz.

 

Mi acercamiento a lo que se nos venía encima fue, lo mismo que imagino que le ocurrió a gran parte de la población, progresivo: El día 4 de marzo se suspendía, sin entender muy bien porqué, una reunión de trabajo, y dos días más tarde, fin de semana, me escapaba de Madrid a mi pueblo del sur de León con la idea peregrina de que a la vuelta, ese virus insidioso del que se empezaba a hablar, no iba a ser más que un mal sueño. Me encontraba en la más completa inopia. 

 

Al volver no solo no había desaparecido la amenaza del virus sino que el mal sueño se trastocó en pesadilla. El 11 de marzo, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, anunciaba que estábamos ante una pandemia generada, por primera vez, por un coronavirus. 118.000 casos detectados en 114 países y 4291 fallecidos eran las cifras arrojadas por la estadística esa jornada.  Dos días después, jueves, a las ocho de la mañana, en el metro de Madrid no se veían ni las ratas.

 

Hay detalles de la vida que son absolutamente esclarecedores de lo que sucede a nuestro alrededor, y la presencia de medio queso, envuelto en papel film que reposaba encima de una papelera en el andén del metro de Ibiza, sería uno de ellos. Medio queso extraviado de una compra apresurada que nadie osa coger en una ciudad de más de seis millones de habitantes con un quince por cierto en riesgo de pobreza (hoy las cifras se han disparado), creo que es un indicador de peso. Ese queso desahuciado se convirtió para mí en un poderosísimo símbolo trágico surrealista de una realidad tan inédita como impredecible. El mundo hacía aguas y nosotros con él.  

 

A lo largo de este año tan extraño, hemos pasado por distintos momentos: a los meses duros de confinamiento (abril y mayo) atravesados por el miedo, las distancias físicas, las emociones contenidas, le sucedió otra etapa de apertura en verano, donde se produjo cierta relajación tanto en el plano emocional como social. Hoy, aunque estamos aún lejos de ver luz en el horizonte, miramos las noticias y las cifras con distancia, escepticismo, también con cierta hartura. Animales de costumbres, poco a poco vamos siendo capaces de habitar, como diría Siri Hustverdt hace unos días en ‘El País’, un mundo que ni por asomo había imaginado.

 

Nueva normalidad le llaman a esta nueva etapa que de un año a esta parte nos está tocando vivir, término que por primera vez acuñó el filósofo y científico político austriaco Paul Sailer-Wlasits en el 2018, para referirse al populismo político y la Administración de Donald Trump y que se introdujo, poco a poco, en el discurso sociopolítico del momento. Término que, en mi opinión, tiene  mucho de irónico y perverso. Y que me sugiere, cuanto menos, dos preguntas:

 

Si se llama nueva normalidad, ¿es que acaso había antes de ahora una normalidad vieja?

 

¿Qué es normalidad? Busco y encuentro que se califica como normal todo aquello que se encuentra en su medio natural, lo que se toma como norma o regla social, es decir, aquello que es regular y ordinario para todos. Normal también es un término estadístico, que hace referencia al promedio aceptado. Sigo leyendo y veo que el término entraña una gran carga de subjetividad. “Lo que es normal para la araña, es el caos para la mosca”. También está su concepto opuesto, esto es, lo patológico.

 

Este virus ha puesto de relieve que nada es normal. Negacionistas, políticos en las antípodas del bien común, princesas destronadas, y un largo elenco de personajes de nuestra sociedad, muestran cada día el rostro más feo de lo que está pasando. De venir, la solución o remedio vendrá del lado de la ética, del sentido común, de la bondad, de la solidaridad, de la estética, de la vida natural.  

 

Mientras escribo esto avisto la flor malva del ciruelo chino que, en plena floración, ajena a los afanes humanos y mucho más sabia que nosotros se renueva, dice sí, yo quiero.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.