La Inquisición ha vuelto
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Ha vuelto la Inquisición! La palabra negacionista es, en este momento, la calificación más acusatoria, ofensiva y despreciativa que se le puede adjudicar a una persona. Si no estás en la rueda de creencias a pies juntillas de todo este tinglado de virus y vacunas estás expuesto a ser mirado con recelo, con mucho recelo, y a que te cuelguen el ‘sambenito’ de negacionista, palabra que empodera al quien la lanza y empequeñece a quien la recibe.
Me quedé muy sorprendida cuando oí al periodista Jordi Évole contar la cantidad de amenazas de todo tipo, y desprecios, que ha recibido cuando anunció que iba a entrevistar a Miguel Bosé. “¡¡Cómo se le puede dar voz a un negacionista!!”“¡¡Eso es intolerable, vergonzoso!! ”Y me encuentro que algunos amigos míos, personas profesionales con una buena cabeza pensante, también han emitido el mismo juicio: “¡¡pero si es un negacionista, no se le puede dar voz!!” Estas afirmaciones me dejan atónita. ¿Qué no se le puede dar voz a quién?¿A todo aquel que no piense como la mayoría y emita juicios dudosos de la verdad imperante?¿por qué?
Lo más penoso es que la palabra negacionista se ha puesto de moda y es ya utilizada atrevidamente por todos para el descrédito personal de aquel que no coincide con el pensamiento general. Decir “ese es un negacionista” es como decir “ese es un apestado” “está entre nosotros pero no se le debe permitir hablar ni dar su opinión”. Esto me recuerda a épocas muy pasadas en las que tenemos cantidad de ejemplos en los que el negacionismo llevó a la hoguera a sabios y hombres de ciencia que estando en lo cierto fueron maltratados, humillados y algunos eliminados.
Issac Newton (padre de la ley de gravitación universal) o Galileo (padre del método científico) fueron perseguidos y obligados a retractarse de sus novedosas o diferentes ideas. Miguel Servet fue quemado en la hoguera y el médico húngaro Ignacio Semmelweis fue irrisoriamente despreciado por considerar que las manos sucias transmitían gérmenes y que los médicos tenían que lavarse las manos en los hospitales antes de cada intervención en los pacientes. Esto pasaba en los siglos XVI y XVII.Antes de que sea demostrada y aceptada, una gran teoría puede ser sujeta a duras críticas y quien la propone puede ser rechazado, vilipendiado o convertido en objeto de burla.
El exponente más claro estos días de ataque a una persona con teorías diferentes es el que está sufriendo Miguel Bosé. No pretendo igualar a este artista con los sabios anteriores, ni que lo que diga Bosé sea lo cierto, pero igualo la idea de una persona que es arrojada a los infiernos por exponer ideas diferentes a las aceptadas por la mayoría. Las redes han enloquecido en groserías, burlas, ofensas y humillaciones hacia su persona. No se han parado a desmontar sus argumentos con argumentos, entre otras cosas porque no han escuchado unos ni ellos tienen otros, sino que la crítica la han dirigido contra su aspecto, su voz, su persona, su…, su…, muchos haciéndose eco de lo que dicen otros afirmando que no lo han visto ni oído porque no les interesa. Estos pueden asegurarque dice estupideces pero opinan sobre lo que dice que no han oído. Miguel Bosé es el tema del bla, bla, bla de la semana porque la encabeza con la emisión del domingo pasado, y la vamos a despedir, este domingo, con la segunda parte de la entrevista, la más negacionista, anuncian.
Destacado titular de prensa dice: “Iñaki Lopez arremete contra Miguel Bosé”: “Te metes dos gramos diarios pero sospechas de la vacuna” parece que ha dicho este periodista, yo me pregunto qué tendrá que ver el tocino con la velocidad. Bosé confesó, muy valiente por cierto, las drogas que durante mucho tiempo ha consumido y eso lo utiliza este presentador para hacer una comparación absurda queriendo menospreciar la opinión del cantante sobre un tema muy diferente. Todo el mundo que consume cocaína (y la consume mucho mundo) sabe sus efectos, por eso la consume; de la vacuna nadie sabe sus efectos, de momento, ni tan siquiera los que la han fabricado a la carrera, por eso se puede dudar de ella. Evidentemente no es lo mismo. Pero el presentador López con esa frase parece que se ha propuesto poner en ridículo al entrevistado, y seguramente lo ha conseguido para gran parte de la población porque es evidente que la gente en general no reflexiona, se mueven a golpe de emoción, y en esta caso también de miedo, y el raciocinio lo tienen guardado en un cajón.
Todavía no se sabe de dónde ha salido este virus que ha afectado al mundo mundial en un pis pas, no se sabe exactamente cómo se propaga, no se saben claramente sus síntomas porque son muy diferentes y variados en las distintas personas, se van descubriendo sus secuelas a medida que avanza el tiempo, se discute si la mascarilla es buena o mala, si los encierros son buenos o malos, si los anticuerpos de los afectados duran mucho o poco, si las vacunas resuelven mucho, poco, o un poco …, qué efectos secundarios tienen, si muchos, pocos, o unos pocos…, realmente, después de año y medio, se sigue dudando de todo y no se sabe nada. Lo que es cierto es que hay un virus, o lo que sea, que nos afecta la salud, a unos más o mucho más que a otros, y que, por supuesto ha muerto gente, esto es evidente. Pero teorías sobre este virus hay muchas, certezas muy pocas, o ninguna, sin embargo la mayoría de la población habla con una seguridad admirable en su vocación de emitir juicios.
Es curioso como aquellos que no se creen la gran mayoría de las afirmaciones políticas y que ponen en cuestión muchas de las ‘verdades sociales’, las vapuleadas e inciertas afirmaciones sobre el tema salud/virus se las creen sin rechistar. El miedo encoge e intimida.
Parece que hemos escuchado la parte de la entrevista de Évole al artista Bosé menos polémica y que este domingo que viene nos toca la más radical. Habrá tema de Bosé para rato, será carne de tertulias sin fin. Lo bueno es que parece que a él le importa un bledo que le trituren, y hace bien.
Y volviendo a la cuestión negacionista, es democrático que cada uno pueda pensar y decir lo que quiera, ¿no estamos hartos de escuchar tonterías políticas a montones? Pues ¿porqué no va a decir lo que piensa un artista que no compromete a nadie más que así mismo? Quien quiera escuchar que escuche y quien no que cambie de canal en su televisión pero que luego no se haga eco de juicios ajenos. Gusta mucho despellejar al ‘otro’, y más ahora que todo el mundo está aburrido con esta fastidiosa pandemia, aburrido y agresivo de tanto encierro entre cuatro paredes. Una locura.
Nos han contado tantas mentiras oficiales, y tan gordas, a lo largo de nuestra vida por intereses ajenos al ‘cuento’ (como, por ejemplo, algo que todo el mundo conoce como aquello de “las armas de destrucción masiva” por las que se arrasó un país, Irak, sin que existieran, y el país quedó destruido, sumido en un verdadero caos hasta hoy, por intereses puramente económicos (el gas, el petróleo) de unos pocos, siempre los mismos) que es comprensible que cunda el descreimiento en las personas ante esta pandemia universal nada clara y de la que saldrán muy beneficiados económicamente unos pocos, como siempre.
La población mundial está sumida en un miedo ancestral, el miedo a la muerte, y eso la hace muy manejable. Cuando se empezaba a hablar de la carrera farmacéutica por el descubrimiento de la vacuna la mayoría de las gente no creía en esa‘vacuna exprés’ pero ahora todo el mundo quiere ser el primero en vacunarse, y si se puede ‘colar’ mejor, aunque no sabemos mucho más de ella de lo que se sabía al principio. Sin embargo los que siguen como antes, como al principio, sin creer, son tachados ahora de herejes negacionistas.
La carrera de las farmacéuticas ha sido tremendamente forzada para ver quien llega el primero a acaparar el mercado (movidos no por el bien de la salud mundial, no nos engañemos, sino por el magnífico negocio en ciernes) por lo que había que prometer mucho, mucho más de lo que ellos mismo sabían si podrían. Era una carrera contra reloj. Pero una vez que han conseguido los contratos de los países empiezan a fallar las previsiones hechas en vacío, no sólo en la distribución prometida sino también en la promesa de su eficacia, y han tenido que ir rectificando sobre la marcha. De las vacunas de dos dosis muchas veces se pone solo la primera porque no llegan para la segunda. Con una dosis decían que era como si no se pusiera nada porque la segunda era la que ‘remataba’ la eficacia, pero ¿si no hay segunda qué sentido tiene poner la primera?, pues se sigue poniendo. Las tres vacunas americanas han invadido el mercado (la Pfizer, la Moderna y la Janssen) y curiosamente la europea AstraZeneca hace trombos. Podría parecer una zancadilla de marketing ¿no? La guerra entre las industrias farmacéuticas está desatada, el mercado es muy jugoso y está en su momento clave de beneficios, el que se retrase pierde el tren y eso supone muchos miles de millones. ‘Perdedor el último’. A España de momento le están costando 2.000 millones de euros, y somos un país pequeño en población, y hay 193 países reconocidos por la ONU y todos con “necesidad de vacunas” ¿Cuántas vacunas y cuantos miles de millones supone eso? Las cifras son astronómicas.
Hoy sale en la prensa que “Pfizer asegura que ‘probablemente’ sea necesaria una tercera dosis de su vacuna”. ¿Qué significa esto? ¿El precio irá incluido con las otras dos dosis o es precio aparte, ‘a mayores’ como dicen por aquí? Todo es confuso. Pero, mientras, se lanza ese órdago a las ondas mundiales y las acciones en bolsa de la farmacéutica de Pfizer vuelven a subir como la espuma, como subieron cuando anunciaron que tenían la vacuna. Más adelante es muy probable que la empresa rectifique esa previsión y entonces las acciones bursátiles bajaran en tobogán, pero en ese ‘sube y baja’ premeditadolos artífices de la jugada ganan muchos millones a costa de la necesidad de ‘creer en la salvación’ de este miedo ancestral a la muerte de la población. Ese es el pingüe juego/beneficio de unos pocos, los que manejan el cotarro.
Recojo el enunciado y remato que me parece inaceptable que se demonice a las personas por expresar su consideración de cualquier tipo de tema incluido por supuesto este en el que estamos. Es de Inquisición medieval elquerer cerrar la boca a aquel que quiera hablar y más censurable el hacer escarnio público y estigmatizarle. He dicho.
O témpora o mores
Ha vuelto la Inquisición! La palabra negacionista es, en este momento, la calificación más acusatoria, ofensiva y despreciativa que se le puede adjudicar a una persona. Si no estás en la rueda de creencias a pies juntillas de todo este tinglado de virus y vacunas estás expuesto a ser mirado con recelo, con mucho recelo, y a que te cuelguen el ‘sambenito’ de negacionista, palabra que empodera al quien la lanza y empequeñece a quien la recibe.
Me quedé muy sorprendida cuando oí al periodista Jordi Évole contar la cantidad de amenazas de todo tipo, y desprecios, que ha recibido cuando anunció que iba a entrevistar a Miguel Bosé. “¡¡Cómo se le puede dar voz a un negacionista!!”“¡¡Eso es intolerable, vergonzoso!! ”Y me encuentro que algunos amigos míos, personas profesionales con una buena cabeza pensante, también han emitido el mismo juicio: “¡¡pero si es un negacionista, no se le puede dar voz!!” Estas afirmaciones me dejan atónita. ¿Qué no se le puede dar voz a quién?¿A todo aquel que no piense como la mayoría y emita juicios dudosos de la verdad imperante?¿por qué?
Lo más penoso es que la palabra negacionista se ha puesto de moda y es ya utilizada atrevidamente por todos para el descrédito personal de aquel que no coincide con el pensamiento general. Decir “ese es un negacionista” es como decir “ese es un apestado” “está entre nosotros pero no se le debe permitir hablar ni dar su opinión”. Esto me recuerda a épocas muy pasadas en las que tenemos cantidad de ejemplos en los que el negacionismo llevó a la hoguera a sabios y hombres de ciencia que estando en lo cierto fueron maltratados, humillados y algunos eliminados.
Issac Newton (padre de la ley de gravitación universal) o Galileo (padre del método científico) fueron perseguidos y obligados a retractarse de sus novedosas o diferentes ideas. Miguel Servet fue quemado en la hoguera y el médico húngaro Ignacio Semmelweis fue irrisoriamente despreciado por considerar que las manos sucias transmitían gérmenes y que los médicos tenían que lavarse las manos en los hospitales antes de cada intervención en los pacientes. Esto pasaba en los siglos XVI y XVII.Antes de que sea demostrada y aceptada, una gran teoría puede ser sujeta a duras críticas y quien la propone puede ser rechazado, vilipendiado o convertido en objeto de burla.
El exponente más claro estos días de ataque a una persona con teorías diferentes es el que está sufriendo Miguel Bosé. No pretendo igualar a este artista con los sabios anteriores, ni que lo que diga Bosé sea lo cierto, pero igualo la idea de una persona que es arrojada a los infiernos por exponer ideas diferentes a las aceptadas por la mayoría. Las redes han enloquecido en groserías, burlas, ofensas y humillaciones hacia su persona. No se han parado a desmontar sus argumentos con argumentos, entre otras cosas porque no han escuchado unos ni ellos tienen otros, sino que la crítica la han dirigido contra su aspecto, su voz, su persona, su…, su…, muchos haciéndose eco de lo que dicen otros afirmando que no lo han visto ni oído porque no les interesa. Estos pueden asegurarque dice estupideces pero opinan sobre lo que dice que no han oído. Miguel Bosé es el tema del bla, bla, bla de la semana porque la encabeza con la emisión del domingo pasado, y la vamos a despedir, este domingo, con la segunda parte de la entrevista, la más negacionista, anuncian.
Destacado titular de prensa dice: “Iñaki Lopez arremete contra Miguel Bosé”: “Te metes dos gramos diarios pero sospechas de la vacuna” parece que ha dicho este periodista, yo me pregunto qué tendrá que ver el tocino con la velocidad. Bosé confesó, muy valiente por cierto, las drogas que durante mucho tiempo ha consumido y eso lo utiliza este presentador para hacer una comparación absurda queriendo menospreciar la opinión del cantante sobre un tema muy diferente. Todo el mundo que consume cocaína (y la consume mucho mundo) sabe sus efectos, por eso la consume; de la vacuna nadie sabe sus efectos, de momento, ni tan siquiera los que la han fabricado a la carrera, por eso se puede dudar de ella. Evidentemente no es lo mismo. Pero el presentador López con esa frase parece que se ha propuesto poner en ridículo al entrevistado, y seguramente lo ha conseguido para gran parte de la población porque es evidente que la gente en general no reflexiona, se mueven a golpe de emoción, y en esta caso también de miedo, y el raciocinio lo tienen guardado en un cajón.
Todavía no se sabe de dónde ha salido este virus que ha afectado al mundo mundial en un pis pas, no se sabe exactamente cómo se propaga, no se saben claramente sus síntomas porque son muy diferentes y variados en las distintas personas, se van descubriendo sus secuelas a medida que avanza el tiempo, se discute si la mascarilla es buena o mala, si los encierros son buenos o malos, si los anticuerpos de los afectados duran mucho o poco, si las vacunas resuelven mucho, poco, o un poco …, qué efectos secundarios tienen, si muchos, pocos, o unos pocos…, realmente, después de año y medio, se sigue dudando de todo y no se sabe nada. Lo que es cierto es que hay un virus, o lo que sea, que nos afecta la salud, a unos más o mucho más que a otros, y que, por supuesto ha muerto gente, esto es evidente. Pero teorías sobre este virus hay muchas, certezas muy pocas, o ninguna, sin embargo la mayoría de la población habla con una seguridad admirable en su vocación de emitir juicios.
Es curioso como aquellos que no se creen la gran mayoría de las afirmaciones políticas y que ponen en cuestión muchas de las ‘verdades sociales’, las vapuleadas e inciertas afirmaciones sobre el tema salud/virus se las creen sin rechistar. El miedo encoge e intimida.
Parece que hemos escuchado la parte de la entrevista de Évole al artista Bosé menos polémica y que este domingo que viene nos toca la más radical. Habrá tema de Bosé para rato, será carne de tertulias sin fin. Lo bueno es que parece que a él le importa un bledo que le trituren, y hace bien.
Y volviendo a la cuestión negacionista, es democrático que cada uno pueda pensar y decir lo que quiera, ¿no estamos hartos de escuchar tonterías políticas a montones? Pues ¿porqué no va a decir lo que piensa un artista que no compromete a nadie más que así mismo? Quien quiera escuchar que escuche y quien no que cambie de canal en su televisión pero que luego no se haga eco de juicios ajenos. Gusta mucho despellejar al ‘otro’, y más ahora que todo el mundo está aburrido con esta fastidiosa pandemia, aburrido y agresivo de tanto encierro entre cuatro paredes. Una locura.
Nos han contado tantas mentiras oficiales, y tan gordas, a lo largo de nuestra vida por intereses ajenos al ‘cuento’ (como, por ejemplo, algo que todo el mundo conoce como aquello de “las armas de destrucción masiva” por las que se arrasó un país, Irak, sin que existieran, y el país quedó destruido, sumido en un verdadero caos hasta hoy, por intereses puramente económicos (el gas, el petróleo) de unos pocos, siempre los mismos) que es comprensible que cunda el descreimiento en las personas ante esta pandemia universal nada clara y de la que saldrán muy beneficiados económicamente unos pocos, como siempre.
La población mundial está sumida en un miedo ancestral, el miedo a la muerte, y eso la hace muy manejable. Cuando se empezaba a hablar de la carrera farmacéutica por el descubrimiento de la vacuna la mayoría de las gente no creía en esa‘vacuna exprés’ pero ahora todo el mundo quiere ser el primero en vacunarse, y si se puede ‘colar’ mejor, aunque no sabemos mucho más de ella de lo que se sabía al principio. Sin embargo los que siguen como antes, como al principio, sin creer, son tachados ahora de herejes negacionistas.
La carrera de las farmacéuticas ha sido tremendamente forzada para ver quien llega el primero a acaparar el mercado (movidos no por el bien de la salud mundial, no nos engañemos, sino por el magnífico negocio en ciernes) por lo que había que prometer mucho, mucho más de lo que ellos mismo sabían si podrían. Era una carrera contra reloj. Pero una vez que han conseguido los contratos de los países empiezan a fallar las previsiones hechas en vacío, no sólo en la distribución prometida sino también en la promesa de su eficacia, y han tenido que ir rectificando sobre la marcha. De las vacunas de dos dosis muchas veces se pone solo la primera porque no llegan para la segunda. Con una dosis decían que era como si no se pusiera nada porque la segunda era la que ‘remataba’ la eficacia, pero ¿si no hay segunda qué sentido tiene poner la primera?, pues se sigue poniendo. Las tres vacunas americanas han invadido el mercado (la Pfizer, la Moderna y la Janssen) y curiosamente la europea AstraZeneca hace trombos. Podría parecer una zancadilla de marketing ¿no? La guerra entre las industrias farmacéuticas está desatada, el mercado es muy jugoso y está en su momento clave de beneficios, el que se retrase pierde el tren y eso supone muchos miles de millones. ‘Perdedor el último’. A España de momento le están costando 2.000 millones de euros, y somos un país pequeño en población, y hay 193 países reconocidos por la ONU y todos con “necesidad de vacunas” ¿Cuántas vacunas y cuantos miles de millones supone eso? Las cifras son astronómicas.
Hoy sale en la prensa que “Pfizer asegura que ‘probablemente’ sea necesaria una tercera dosis de su vacuna”. ¿Qué significa esto? ¿El precio irá incluido con las otras dos dosis o es precio aparte, ‘a mayores’ como dicen por aquí? Todo es confuso. Pero, mientras, se lanza ese órdago a las ondas mundiales y las acciones en bolsa de la farmacéutica de Pfizer vuelven a subir como la espuma, como subieron cuando anunciaron que tenían la vacuna. Más adelante es muy probable que la empresa rectifique esa previsión y entonces las acciones bursátiles bajaran en tobogán, pero en ese ‘sube y baja’ premeditadolos artífices de la jugada ganan muchos millones a costa de la necesidad de ‘creer en la salvación’ de este miedo ancestral a la muerte de la población. Ese es el pingüe juego/beneficio de unos pocos, los que manejan el cotarro.
Recojo el enunciado y remato que me parece inaceptable que se demonice a las personas por expresar su consideración de cualquier tipo de tema incluido por supuesto este en el que estamos. Es de Inquisición medieval elquerer cerrar la boca a aquel que quiera hablar y más censurable el hacer escarnio público y estigmatizarle. He dicho.
O témpora o mores