Las mártires de Somiedo, Beatas
Aires de Guerra II
![[Img #53861]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/6138_pucherazo-o-fraude-localizado-da-igual-la-izquierda-manipulo-las-elecciones-de-1936.jpg)
El 8 de enero de 1936 comienza el periodo electoral con el que finalizan los 16 meses de censura de prensa en vigor desde la revolución de octubre de 1934. Ya en esta misma noche arranca con enorme energía el ímpetu de los insultos. Y entre arengas y agravios de unos y otros, la prensa se llena de artículos sobre la figura del escritor Ramón Mª del Valle-Inclán, que el 5 de enero había muerto en Santiago de Compostela, quizás para no ver lo que se avecinaba.
Y comienzan todos los días los rugidores y retumbantes mítines políticos. Republicanos conservadores escuchan a Miguel Maura mientras que a la misma hora que Largo Caballero preside en Cuatro Caminos su sesión socialista, en la vía publica todos discuten y deliberan: los tenderos, los limpiabotas, los repartidores de periódicos, los camareros, los taxistas, los porteros… la política está en la calle, en la vida y en el día a día de todos, y todos están involucrados. Los ánimos se exaltan, se producen enfrentamientos y se llega hasta las manos. La efervescencia individual y colectiva es enorme.
Los jóvenes son una fuerza activa importante en este momento tan convulso. Los muchachos de Falange Española se afanan en su movilización y encuentran vivos competidores en su camino.
Y así comienzan los tiroteos de unos y de otros. Un muerto falangista, otro socialista como represalia; dos muertos más falangistas como revancha y de nuevo caen otros socialistas como venganza. Va creciendo como una bola de nieve la violencia en las calles de Madrid.
La Gran Vía de Madrid se convierte en el centro de la agitación nacional. Marejada de jóvenes masculinos y femeninos, de izquierdas y de derechas, se afanan en lanzar al aire papeles de propaganda que vuelan como bandadas de palomas por encima de las cabezas de los transeúntes. Las chicas de Acción Popular insultan a las de Izquierda Republicana y los jóvenes socialistas se enfrentan a los monárquicos. La cara de Gil Robles, gigante, aparece colgada desde un tercer piso con el lema 'Dadme todo el poder y os daré una España grande'. La animación en esta gran vía es extraordinaria.
![[Img #53865]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/3818_los-partidos-antidinasticos-el-siglo-xx-y-la-aventura-republicana.jpg)
En los medios monárquicos se odiaba a Azaña y algunos son partidarios del analfabetismo. Hay señoras que expresan públicamente su rabia: “¿Quién nos va a lavar la ropa cuando todos sean cultos?”
El 16 de febrero llueve sin parar pero en las calles de Madrid no cabe ni un alfiler. Todo el mundo sale a votar y a esperar, con el corazón en vilo, los resultados. Había mucho en juego. La campaña electoral ha sido la más intensa y participativa de las vividas en el país. Finalmente tras la intensa calma de la jornada de espera salen los resultados: las derechas sacan 157 diputados y el Frente Popular 269. La izquierda recupera con creces la derrota de octubre del 34. La derecha tiene mal perder y su protesta la inicia con una escalada de violencia que terminará en 1939.
Tras las elecciones de febrero del 36 la vida política republicana se polariza. Para las izquierdas supone volver a retomar las reformas iniciadas en el primer bienio republicano que se habían quedado paralizadas, para las derechas el triunfo del Frente Popular supone una amenaza, una posible revolución marxista. Se aceleran y multiplican, entonces, las conspiraciones de generales y destacados miembros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónoma) contra el gobierno ganador.
El nuevo gobierno Popular abre las puertas de las cárceles a todos los represaliados político-sociales del gobierno anterior. La amnistía libera a los recluidos por la Revolución del 34 y obliga a los empresarios a readmitir a los obreros despedidos desde el 1 de enero de 1934. Estas primeras disposiciones aumentan el gran malestar entre las derechas. Eran sus presos y son sus empresas. Consideran que se inicia un gobierno de revancha. Así empieza una etapa de terror llamado contrarrevolucionario que va justificar el futuro golpe de Estado.
La derecha inicia una gran campaña de desprestigio argumentando la incapacidad del gobierno Popular para garantizar el orden público y su preparación para un golpe comunista: “O rinde España un supremo esfuerzo, sumando las energías de todos sus ciudadanos o desaparece como nación, sepultada bajo la ola roja de Moscú, cuyas primeras víctimas serían precisamente los ciudadanos que aún intentan en vez de combatir, contemporizar con la revolución”.
Y deciden excitar a la población a posicionarse en la España que ellos definen y defienden frente a una terrible e indeseable España que ellos anuncian que se avecina. Para conseguir este enfrentamiento de las dos Españas enarbolan conceptos como el de ‘civilización’ que ellos representan frente al de ‘barbarie’ del nuevo gobierno; el bien (que ellos defienden) frente al mal; la cruz frente a la hoz y el martillo; su defensa de la bandera de España frente a la bandera roja; la defensa de España frente a la invasión Rusa. Tratan de desestabilizar la democracia para justificar un alzamiento del ejército y favorecer un cambio radical en la situación política del país.
Tanto en el campo como en las ciudades se desata una violenta convulsión social desencadenada por enfrentamientos políticos. Gil Robles, dirigente de la CEDA, decide sacar partido de la agitación en las calles y hacer responsable de ello al nuevo gobierno.
![[Img #53862]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/4721_jantonio-cambio-de-carcel.jpg)
Las acciones violentas de los falangistas no cesan. A ellas se suman las de los jóvenes estudiantes del SEU (Sindicato Español Universitario). El SEU es responsable del atentado, el 12 de marzo, del catedrático de Derecho Penal, Luis Jiménez de Asúa, quien se había enfrentado en diversas ocasiones a los falangistas y había sido el defensor de Largo Caballero en los sucesos de octubre del 34. Él sale ileso y muere su escolta. Se inicia entonces una escalada ininterrumpida de violencia. Dos días más tarde, el 14 de marzo, es detenido José Antonio Primo de Rivera por tenencia ilícita de armas, junto con casi todos los integrantes de la Junta Política y otros muchos miembros de la Falange. A finales de marzo se detiene a su nuevo líder Agustín Aznar.
![[Img #53864]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/712_jose-antonio-en-la-carcel-modelo-de-madrid.jpg)
Primo de Rivera será trasladado en junio, desde la cárcel Modelo de Madrid, a la cárcel de Alicante, de donde ya no saldrá. En noviembre del 36 será condenado a muerte por conspiración y el día 20 de ese mes fusilado.
![[Img #53863]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/6382_sentencia-jantonio.jpg)
En el mes de abril se incrementa la violencia. Hay un momento clave en ese mes que impulsará el desarrollo de los acontecimientos posteriores. En la celebración del V aniversario de la República se asesina a tiros al alférez de la Guardia Civil Anastasio de los Reyes López. Dos días más tarde, el 16 de abril, en el entierro del guardia civil se produce un enfrentamiento importante entre las derechas y los representantes del gobierno del Frente Popular, como pasaba cada vez que había un entierro de alguno de los dos bandos. En este momento, los tiros de la Guardia de Asalto, comandada por el teniente José del Castillo Sáenz de Tejada, acaban con la vida del falangista Andrés Saénz de Heredia, primo carnal de José Antonio Primo de Rivera, y queda mal herido un joven carlista José Llaguno Acha. A partir de ese momento el teniente Castillo, instructor de las milicias socialistas, se convirtió para la Falange en un objetivo prioritario a eliminar. Las amenazas de muerte le empezaron a rondar. Salió ileso de dos intentos de asesinato, pero el 12 de julio, a las diez de la noche, será muerto a tiros en la calle Fuencarral cuando se dirigía a su cuartel de Pontejos. Los gritos de venganza de la Guardia de Asalto no se dejarán esperar y jurarán vengarse de la Falange a la que inmediatamente culparán de los hechos. Este asesinato hará denotar la furia que había ido fermentando desde que el 8 de mayo y los falangistas acabaron a tiros en plena calle con la vida del capitán Carlos Faraudo perteneciente a la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista, creada en 1934). Ambos militantes del PSOE.
Arrebatados por la rabia, esa misma noche se detiene a más de doscientos falangistas y ultraderechistas. Y, también esa noche, el instructor de las Juventudes Socialistas, Fernando Condés, junto con otros militantesy guardias de Asalto, decidirán vengarse.
Esa misma noche, en la madrugada del día 13, la camioneta nº17 del Cuerpo de Asalto irá a buscar a José María Gil Robles y al no encontrarle en su domicilio deciden ir a por el líder del Bloque Nacional: Leopoldo Calvo Sotelo. Un grupo de 19 personas entre oficiales y guardias de Asalto se presentaron en la casa del diputado sacándole de la cama y asegurándole que tenían orden de llevarle a la Dirección General de Seguridad. Su argumento de inmunidad de diputado en Cortes no le valió de nada. La furia empujaba los movimientos de este grupo de Asalto. En el camino a ninguna parte, Calvo Sotelo fue tiroteado en la nuca en el asiento de la camioneta y abandonado su cuerpo en el cementerio del Este.
A partir de estas brutales muertes los ánimos excitados e intolerantes de los políticos, y partidarios,no presagian nada bueno. Se prevé que la violencia vaya in crescendo. La ciudad de Madrid es un nido de iracundos grillos. Algo muy gordo se espera que pase ante tanta furia desatada por lo que la inquietud desborda el ánimo de los ciudadanos.
(*) Si quieres consultar los anteriores capítulos publicados:
El 8 de enero de 1936 comienza el periodo electoral con el que finalizan los 16 meses de censura de prensa en vigor desde la revolución de octubre de 1934. Ya en esta misma noche arranca con enorme energía el ímpetu de los insultos. Y entre arengas y agravios de unos y otros, la prensa se llena de artículos sobre la figura del escritor Ramón Mª del Valle-Inclán, que el 5 de enero había muerto en Santiago de Compostela, quizás para no ver lo que se avecinaba.
Y comienzan todos los días los rugidores y retumbantes mítines políticos. Republicanos conservadores escuchan a Miguel Maura mientras que a la misma hora que Largo Caballero preside en Cuatro Caminos su sesión socialista, en la vía publica todos discuten y deliberan: los tenderos, los limpiabotas, los repartidores de periódicos, los camareros, los taxistas, los porteros… la política está en la calle, en la vida y en el día a día de todos, y todos están involucrados. Los ánimos se exaltan, se producen enfrentamientos y se llega hasta las manos. La efervescencia individual y colectiva es enorme.
Los jóvenes son una fuerza activa importante en este momento tan convulso. Los muchachos de Falange Española se afanan en su movilización y encuentran vivos competidores en su camino.
Y así comienzan los tiroteos de unos y de otros. Un muerto falangista, otro socialista como represalia; dos muertos más falangistas como revancha y de nuevo caen otros socialistas como venganza. Va creciendo como una bola de nieve la violencia en las calles de Madrid.
La Gran Vía de Madrid se convierte en el centro de la agitación nacional. Marejada de jóvenes masculinos y femeninos, de izquierdas y de derechas, se afanan en lanzar al aire papeles de propaganda que vuelan como bandadas de palomas por encima de las cabezas de los transeúntes. Las chicas de Acción Popular insultan a las de Izquierda Republicana y los jóvenes socialistas se enfrentan a los monárquicos. La cara de Gil Robles, gigante, aparece colgada desde un tercer piso con el lema 'Dadme todo el poder y os daré una España grande'. La animación en esta gran vía es extraordinaria.
En los medios monárquicos se odiaba a Azaña y algunos son partidarios del analfabetismo. Hay señoras que expresan públicamente su rabia: “¿Quién nos va a lavar la ropa cuando todos sean cultos?”
El 16 de febrero llueve sin parar pero en las calles de Madrid no cabe ni un alfiler. Todo el mundo sale a votar y a esperar, con el corazón en vilo, los resultados. Había mucho en juego. La campaña electoral ha sido la más intensa y participativa de las vividas en el país. Finalmente tras la intensa calma de la jornada de espera salen los resultados: las derechas sacan 157 diputados y el Frente Popular 269. La izquierda recupera con creces la derrota de octubre del 34. La derecha tiene mal perder y su protesta la inicia con una escalada de violencia que terminará en 1939.
Tras las elecciones de febrero del 36 la vida política republicana se polariza. Para las izquierdas supone volver a retomar las reformas iniciadas en el primer bienio republicano que se habían quedado paralizadas, para las derechas el triunfo del Frente Popular supone una amenaza, una posible revolución marxista. Se aceleran y multiplican, entonces, las conspiraciones de generales y destacados miembros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónoma) contra el gobierno ganador.
El nuevo gobierno Popular abre las puertas de las cárceles a todos los represaliados político-sociales del gobierno anterior. La amnistía libera a los recluidos por la Revolución del 34 y obliga a los empresarios a readmitir a los obreros despedidos desde el 1 de enero de 1934. Estas primeras disposiciones aumentan el gran malestar entre las derechas. Eran sus presos y son sus empresas. Consideran que se inicia un gobierno de revancha. Así empieza una etapa de terror llamado contrarrevolucionario que va justificar el futuro golpe de Estado.
La derecha inicia una gran campaña de desprestigio argumentando la incapacidad del gobierno Popular para garantizar el orden público y su preparación para un golpe comunista: “O rinde España un supremo esfuerzo, sumando las energías de todos sus ciudadanos o desaparece como nación, sepultada bajo la ola roja de Moscú, cuyas primeras víctimas serían precisamente los ciudadanos que aún intentan en vez de combatir, contemporizar con la revolución”.
Y deciden excitar a la población a posicionarse en la España que ellos definen y defienden frente a una terrible e indeseable España que ellos anuncian que se avecina. Para conseguir este enfrentamiento de las dos Españas enarbolan conceptos como el de ‘civilización’ que ellos representan frente al de ‘barbarie’ del nuevo gobierno; el bien (que ellos defienden) frente al mal; la cruz frente a la hoz y el martillo; su defensa de la bandera de España frente a la bandera roja; la defensa de España frente a la invasión Rusa. Tratan de desestabilizar la democracia para justificar un alzamiento del ejército y favorecer un cambio radical en la situación política del país.
Tanto en el campo como en las ciudades se desata una violenta convulsión social desencadenada por enfrentamientos políticos. Gil Robles, dirigente de la CEDA, decide sacar partido de la agitación en las calles y hacer responsable de ello al nuevo gobierno.
Las acciones violentas de los falangistas no cesan. A ellas se suman las de los jóvenes estudiantes del SEU (Sindicato Español Universitario). El SEU es responsable del atentado, el 12 de marzo, del catedrático de Derecho Penal, Luis Jiménez de Asúa, quien se había enfrentado en diversas ocasiones a los falangistas y había sido el defensor de Largo Caballero en los sucesos de octubre del 34. Él sale ileso y muere su escolta. Se inicia entonces una escalada ininterrumpida de violencia. Dos días más tarde, el 14 de marzo, es detenido José Antonio Primo de Rivera por tenencia ilícita de armas, junto con casi todos los integrantes de la Junta Política y otros muchos miembros de la Falange. A finales de marzo se detiene a su nuevo líder Agustín Aznar.
Primo de Rivera será trasladado en junio, desde la cárcel Modelo de Madrid, a la cárcel de Alicante, de donde ya no saldrá. En noviembre del 36 será condenado a muerte por conspiración y el día 20 de ese mes fusilado.
En el mes de abril se incrementa la violencia. Hay un momento clave en ese mes que impulsará el desarrollo de los acontecimientos posteriores. En la celebración del V aniversario de la República se asesina a tiros al alférez de la Guardia Civil Anastasio de los Reyes López. Dos días más tarde, el 16 de abril, en el entierro del guardia civil se produce un enfrentamiento importante entre las derechas y los representantes del gobierno del Frente Popular, como pasaba cada vez que había un entierro de alguno de los dos bandos. En este momento, los tiros de la Guardia de Asalto, comandada por el teniente José del Castillo Sáenz de Tejada, acaban con la vida del falangista Andrés Saénz de Heredia, primo carnal de José Antonio Primo de Rivera, y queda mal herido un joven carlista José Llaguno Acha. A partir de ese momento el teniente Castillo, instructor de las milicias socialistas, se convirtió para la Falange en un objetivo prioritario a eliminar. Las amenazas de muerte le empezaron a rondar. Salió ileso de dos intentos de asesinato, pero el 12 de julio, a las diez de la noche, será muerto a tiros en la calle Fuencarral cuando se dirigía a su cuartel de Pontejos. Los gritos de venganza de la Guardia de Asalto no se dejarán esperar y jurarán vengarse de la Falange a la que inmediatamente culparán de los hechos. Este asesinato hará denotar la furia que había ido fermentando desde que el 8 de mayo y los falangistas acabaron a tiros en plena calle con la vida del capitán Carlos Faraudo perteneciente a la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista, creada en 1934). Ambos militantes del PSOE.
Arrebatados por la rabia, esa misma noche se detiene a más de doscientos falangistas y ultraderechistas. Y, también esa noche, el instructor de las Juventudes Socialistas, Fernando Condés, junto con otros militantesy guardias de Asalto, decidirán vengarse.
Esa misma noche, en la madrugada del día 13, la camioneta nº17 del Cuerpo de Asalto irá a buscar a José María Gil Robles y al no encontrarle en su domicilio deciden ir a por el líder del Bloque Nacional: Leopoldo Calvo Sotelo. Un grupo de 19 personas entre oficiales y guardias de Asalto se presentaron en la casa del diputado sacándole de la cama y asegurándole que tenían orden de llevarle a la Dirección General de Seguridad. Su argumento de inmunidad de diputado en Cortes no le valió de nada. La furia empujaba los movimientos de este grupo de Asalto. En el camino a ninguna parte, Calvo Sotelo fue tiroteado en la nuca en el asiento de la camioneta y abandonado su cuerpo en el cementerio del Este.
A partir de estas brutales muertes los ánimos excitados e intolerantes de los políticos, y partidarios,no presagian nada bueno. Se prevé que la violencia vaya in crescendo. La ciudad de Madrid es un nido de iracundos grillos. Algo muy gordo se espera que pase ante tanta furia desatada por lo que la inquietud desborda el ánimo de los ciudadanos.
(*) Si quieres consultar los anteriores capítulos publicados: