Mercedes Unzeta Gullón
Martes, 11 de Mayo de 2021
Las mártires de Somiedo, Beatas

Aires de Guerra V

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Estamos en Astorga. En la sesión del 7 de julio de 1936 y el señor alcalde, don Miguel Carro Verdejo, da cuenta a la Corporación Municipal del viaje que ha hecho a mediados del mes de junio a Madrid con el concejal Marcelino Rodríguez, para tratar de resolver las gestiones que tiene en trámite en la Administración Central. El señor Verdejo expone un relato minucioso de su peregrinación por los distintos departamentos ministeriales, de las lamentables deficiencias que apreció en los servicios burocráticos, de la pérdida inexplicable del expediente de la construcción de la Escuela de Trabajo para la que tenían concedida una subvención de 35.000 pesetas –lo que le parece a él una maniobra electoral ya que si en tres meses no justifican su inversión tienen que devolver el dinero-, de la paciencia que soportan los comisionados y de los mareos que padeció trasladándose en taxis de uno a otro ministerio. También trató en este viaje de activar el expediente, en la Dirección General de Bellas Artes, sobre la declaración de monumento artístico de las murallas de la ciudad y conseguir una subvención para su reparación. La municipalidad pedía 250.000 pesetas pero también dice que se podría conformar con 30,40, o 50.000 pesetas, por lo menos algo para consolidar y evitar que en el próximo invierno acaben por derrumbarse, y con ello también asegura trabajo para el invierno. Previene al gobernador civil de la intención de la Casa del Pueblo de ir a una huelga general para hacer presión sobre tal subvención, y él anima a que sea secundado por el vecindario, el comercio y la industria con el fin de hacer frente al abandono institucional en que se tiene a la ciudad. Sin embargo trae muy buenas impresiones del ministerio en cuanto a la posibilidad de la construcción de un Instituto de segunda enseñanza con campo de deportes y prácticas agrícolas. Se pide a los propietarios que ofrezcan terrenos para este fin a las afueras de la ciudad, con un mínimo de 15.000 m2.

 

El alcalde propone que se solicite un Grupo escolar, invocando méritos contraídos por el Ayuntamiento al ocupar el número dos de las poblaciones que más escuelas han creado sin auxilio del Estado.

 

También tiene la impresión de que si se movilizan los 500 millones de la Caja Postal de Ahorros se acometerá la construcción de la Casa de Correos de Astorga.

 

El Pensamiento Astorgano dedica a esta intervención su socarrona sección: Ripios Sabatinos, el 11 de julio

 

El Alcalde y Marcelino cuentan dieron en sesión con prudencia y mucho tino de su honrosa comisión.

 

Evitando la jactancia no quisieron revelar los detalles de su estancia en Madrid, que van a dar.

 

“A Madrid lector llegamos en momento tan fatal, que a las gentes encontramos casi en huelga general".

 

Al ver esto, Marcelino preguntó con cierta guasa: “¿Volvemos, Miguel a casa? lo que ocurre no es buen sino”.

 

A lo cual veloz Miguel respondió con gran coraje: “¡No! No hemos hecho este viaje para hacer tan mal papel”.

 

Largamente discutimos sin agravios ni porfías, y por fin nos resolvimos a esperar algunos días.

 

Entre tanto visitamos hasta el último rincón. ¡Qué mujeres admiramos! ¡Qué castigadoras son!

 

¡Cuánta hermosura y qué salero! Marcelino así decía. “Yo no quedo ya soltero”, Carro después añadía.

 

¡Ay, que gratas emociones con tanto y bello palmito…! Pues también los solterones tienen sus corazoncito.

 

Corrimos varias juerguitas con decoro y dignidad; es decir, muy decentitas y propias de nuestra edad”.

 

Del honroso cometido que nos dio el Ayuntamiento, un relato bien henchido publicó ya El Pensamiento.

 

Para muchos ¡bah! futesas todas estas y otras cosas; pero son frases hermosas y también bellas promesas.

 

Post scriptum

 

Prudente no hemos juzgado hablar hoy de lo gastado, porque repugna mezclar una cosa tan vulgar con otro asunto elevado.

 

Sin embargo, claramente, a fin de evitar hablillas, al vecindario impaciente diremos que solamente llevamos mil pesetillas.

 

Como acontecimiento social ese mismo día, 7 de julio, se anuncia en el mismo diario la llegada a la ciudad, para pasar las vacaciones de verano, del joven abogado Leopoldo Panero, de veintisiete años, que ha estado estudiando en Cambridge y, según afirma el comentarista, “más dedicado a la literatura que a su formación de leguleyo. Amigo de César Vallejo, Lorca, Guillén, Miguel Hernández y… de la hoz y el martillo comunista.” Llegaba de Inglaterra en donde en el mes de febrero había acompañado a un, ya cansado, Unamuno, de 72 años, en su investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Oxford y en los múltiples homenajes que las distintas universidades y organismos intelectuales le brindaron, haciéndole, en ocasiones, de intérprete.

 

 

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En una de aquellas conferencias Don Miguel había explicado (según comenta Isaiah Berlin) que: estamos demasiado oprimidos por la Historia como para ser capaces de actuar, demasiado debilitados por el peso del conocimiento del pasado como para hacer otra cosa que no sea dudar; que tal vez Rousseau tuviera razón y nuestra sociedad necesite algún tipo de nueva barbarie, etc., para liberarse de las ataduras.” Palabras premonitorias. Era febrero de 1936 cuando el filósofo y escritor pronunciaba estas palabras. Realmente faltaban muy pocos meses para que estallara la Guerra Civil en nuestro país, y pocos años para que se iniciara una segunda guerra mundial, pues los equilibrios de poder y libertad en Europa se estaban tambaleando.

 

 

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Unamuno apoyó la sublevación militar creyendo que era la mejor solución para sacar al país de su situación insostenible, pero después de vivir los brutales y desquiciados primeros momentos de la contienda se retractó de dicho apoyo. “Vencer no es convencer y conquistar no es convertir” parece que fueron realmente sus palabras públicas de desencanto. Sus últimos días, de octubre a diciembre los pasó en arresto domiciliario en su casa, y el 31 de diciembre de 1936 murió repentinamente. Seguramente le resultó demasiado duro soportar los acontecimientos que se estaban desatando a su alrededor.

 

 

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Estamos a principios de julio y estos terribles nubarrones que amenazaban al país no se presagiaban todavía en Astorga. Empezaba el periodo estival y el vivo calor y la llegada de los veraneantes proporcionaban a la ciudad un ambiente festivo.

 

En el Gran Teatro 'Manuel Gullón' se exhibe, el 12 de julio, en función extraordinaria, la primera película de la serie ‘Oro Nacional’ de Francisco Gargallo,  Sor Angélica. Un drama muy de la época en el que la protagonista, tras ser abandonada por el padre de su hija se mete en un convento y deja a la niña al cuidado de los familiares. Un acontecimiento que reúne a lo granado de la ciudad.

 

Se anuncia una semana de grandes verbenas, del 11 al 18, en el Frontón García (camino de la estación), desde las diez de la noche en adelante.

 

 

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Mientras transcurren los días con la placidez lógica de la relajación veraniega El Pensamiento Astorgano va comunicando a la población las noticias de interés nacional. Entre esas noticias destacan los proyectos de ley en marcha para crear 5.300 plazas de maestros y maestras nacionales, y la necesidad de conceder créditos extraordinarios para llevarlos a cabo; o el recargo progresivo de la contribución sobre la riqueza rústica, que puede llegar hasta el 150% en algunos casos, para conseguir los 50 millones que se buscan de incremento para atender a las obras sociales de la reforma agraria, con prisa para su aprobación antes de las vacaciones.

 

El Pensamiento Astorgano hace su predicción política nacional: "Subirá Prieto al poder, con todo su talento y hasta con toda su simpatía personal, pero con todo su sentido profundamente marxista y revolucionario. Esto, de no surgir algo imprevisto, ocurrirá en el mes de Octubre, ya que el señor Casares va a dar cerrojazo a las Cortes durante los meses de Agosto y Septiembre. Entre tanto España… sufrirá las consecuencias de esta etapa de Gobierno si la economía nacional puede resistir tan ruda prueba".

 

A la economía nacional no le dio tiempo a probar si resistía o no la prueba prevista porque en pocos días iba a iniciarse la dolorosa y trágica contienda que sumiría a la nación en una verdadera debacle económica y humana.

 

En la sesión del Consejo del día 10 de julio, el ministro de Gobernación Juan Moles Ormella propone pedir a las Cortes una prórroga del estado de alarma en vista del alterado estado del orden público reinante, propuesta que fue aceptada para plantear en la sesión del martes 14 de julio.

 

 

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Pero llegó el día 13 de julio con el asesinato de Calvo Sotelo, y el irritado ambiente político quedó trastornado.

 

En las Cortes, el 16 de junio de 1936, se había producido una acalorada sesión parlamentaria en la que el diputado por Orense don José Calvo Sotelo y el jefe del Gobierno y ministro de la Guerra don Santiago Casares Quiroga se cruzan fortísimas acusaciones.

 

Así argumentaba, en aquella sesión, Calvo Sotelo en respuesta al Jefe del Gobierno:"Yo tengo, señor Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza; le he oído tres o cuatro discursos en mi vida; los tres o cuatro desde ese Banco Azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de su señoría. Me ha convertido su señoría en sujeto, no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, señor Casares Quiroga. Le repito: mis espaldas son anchas; acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi Patria y para gloria de España, los acepto también. ¡Pues no faltaba más!”

 

Pero sus anchas espaldas no pudieron con los dos tiros que le descargaron en la nuca en la madrugada del día 13 del mes siguiente a ese discurso, en el autocar nº 17, del Cuerpo de Asalto, camino del cementerio.

 

Ya fuera como represalias por el asesinato unas horas antes, la noche del 12 de julio, del teniente Castillo, del Cuerpo de Asalto, por unos desconocidos al cruzarse con él en la calle, o porque este crimen venía fraguándose desde tiempo atrás, diecinueve personas entre oficiales y  guardias de Asalto, juventudes socialistas y un capitán de la Guardia Civil, se presentaron en la casa del diputado de madrugada, sacándole de la cama y asegurándole que tenían orden de llevarle a la Dirección General de Seguridad. Calvo Sotelo argumentó su inmunidad ante tal detención en calidad de diputado en Cortes, pero no le valió gran cosa. Le habían cortado la línea telefónica por lo que no pudo ponerse en contacto con la DGS (Dirección General de Seguridad) para denunciar la tropelía y argumentar su defensa. Ante tal imposibilidad decidió no oponerse, someterse a la detención y poder arreglar el asunto en la propia Dirección General a pesar de la disconformidad de su mujer e hijos que le recomendaban no salir de casa. Las sospechas intuitivas de la familia tenían su fundamento y a los pocos minutos de que el autocar comenzara a circular con el diputado sentado confiadamente en su interior, dos tiros en la nuca asestados por uno de los guardias de Asalto acabaron con su vida. El autocar se dirigió directamente al cementerio para arrojar el cadáver. Y allí quedó abandonado don José Calvo Sotelo hasta que el director del centro lo reconoció al medio día de ese día y dio el aviso a la Alcaldía de Madrid.

 

A partir de este asesinato tan desafortunado el movimiento “salvador de la patria” se puso en marcha con más celeridad. El pistoletazo de salida para la rebelión militar que se estaba fraguando desde hacía tiempo se acababa de dar. El general Franco se revuelve de furia en Canarias y se acerca a Melilla para organizar su ‘marcha salvadora’;  mientras que el general Mola, al mando del ejército del Norte, en el País Vasco ultima sus movimientos para iniciar la puesta en marcha de su “Gran Proyecto Nacional”.

 

Se levanta la sombría veda de contención de odios, represalias y violencias.

 

(*) Si quieres consultar los capítulos publicados: 

ENFERMERAS MÁRTIRES DE SOMIEDO

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