Lorenzo López Trigal
Sábado, 15 de Mayo de 2021

La ciudad del noroeste

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A menudo, el escritor de una novela describe los hechos de la trama que transcurren en una "determinada ciudad", denominada y particularizada al mostrarnos sus rasgos y nombres, pero no siempre es así. El mismo escritor y en la misma novela puede optar también por ocultar el nombre de la ciudad, aunque juegue con el lector a descifrarla a través de algunos datos y rasgos.

 

Este segundo supuesto es el que nos presenta Javier Marías en sus dos últimas (y extraordinarias) novelas: Berta Isla (2017) y Tomás Nevinson (2021). Un par de obras que sirven al autor para reseñar la historia de esta pareja en torno a la ficción y realidad de un contexto, el de España y el Reino Unido entre los años 1970 y 1990, y las andanzas secretas (para el mundo) del personaje Nevinson, atribulado hasta el final por su responsabilidad profesional ante Berta Isla y su propia familia. Pero no es el caso de hacer aquí una reseña literaria de estas obras, entre las de mayor interés de la novelística hispana de los últimos años.

 

Confieso que no había leído la primera de las novelas, hasta que hace un par de meses leí la crítica de la segunda (como le ha ocurrido a algunos amigos) y adquirí estos dos libros, que me han ocupado en las últimas semanas. En estas estaba, leyendo la primera obra, cuando a través del WhatsApp del grupo Club de lectura Astorga me llega el mensaje de una compañera: "Sorpresa en la última de Marías. No desvelo nada pero hay un barrio 'tinto', fría ciudad..."; seguido de otro mensaje al minuto siguiente: "Cuenta, cuenta...". Pocos días después, me llega al oído la sospecha de que se trataría de León.

 

¿Es así? Misión difícil, descifrarlo, incluso para un lector geógrafo. En efecto, aparecen pistas sucesivas a partir de la página 193 de Tomás Nevinson, como si Marías jugara con el lector. Mientras describe sin fisuras en la misma novela las calles y plazas del Madrid en el que vive, se niega categóricamente a revelarnos la ciudad -Ruán es su nombre, en homenaje quizá a Flaubert- en la que transcurre la acción de la novela durante los primeros ocho meses del año 1997. Pistas varias, pero también incertidumbres y equívocos, hasta el punto que el lector pueda pensar que se trata quizá de rasgos sucintos de varias ciudades en una sola.

 

Las pistas esenciales son estas: "ciudad del noroeste", "ciudad mediana", "ciudad con río". Ciudad "en un tramo del río, estrechado como es costumbre al paso de las poblaciones que crecen, y a la derecha, como si fuera un escenario, uno de los puentes que lo cruzaban, el más utilizado por los habitantes"... que "se encaminaban hacia el centro más céntrico y antiguo -la zona de los restaurantes y figones, los bares de copas y las tascas, las discotecas, los cines, un auditorio de música, un par de teatros intermitentes-...", "la Catedral y el Monasterio", "la ciudad era universitaria". Más adelante, denomina al conjunto de calles más animadas del ocio urbano como las del "Barrio Tinto", el  barrio de pinchos y chatos, y de burdeles en tiempos más laxos. Esta es la carta de presentación de la ciudad ideada por Marías, que se puede anotar en su lectura, más alguna otra pista equivocada, según la asociemos a una u otra ciudad.

 

Todas ellas hacen pensar, en principio, que la ciudad del noroeste sea (o parezca ser) León. Ciudad, en efecto, mediana (ciudad media) por su tamaño de casi doscientos mil habitantes con los núcleos del alfoz. Ciudad con fachada fluvial, y un curso de río geometrizado que canaliza desde no hace mucho las crecidas de su caudal. En el centro del Casco Antiguo, ciertamente, convive la ciudad levítica de la catedral y el monasterio con la ciudad del viejo burgo y el Barrio Húmedo. Ciudad universitaria y de "teatros intermitentes", pero aún no con auditorio de música, que fuera inaugurado poco después en 2002. Un desliz.

 

Pero lo que me hizo dudar, después de todo, es que en alguna página se refiere a que el río circula de "de este a oeste", y este dato trastoca la hipótesis de León y surge al paso la de Burgos, por la dirección de su río Arlanzón y en la que coinciden buena parte de los rasgos de Ruán, la ciudad ensoñada de Marías. Pero, claro, Burgos, no participa del primero de los rasgos, sino más bien de ciudad del cuadrante norte.

 

En el pasado, ha dado mucho juego la interrelación ciudad y literatura y no lo va a ser menos la que nos aporta desde ahora Javier Marías con "la ciudad del noroeste".

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