Mercedes Unzeta Gullón
Martes, 18 de Mayo de 2021
Las mártires de Somiedo, Beatas

Aires de Guerra XII

En este momento, después de dos meses del golpe militar, Asturias se resiste a caer en los brazos sublevados. Las fuerzas republicanas tienen cercada la ciudad de Oviedo en la que el coronel Aranda, seguidor del golpe, se ha hecho fuerte.

 

Para los militares franquistas de León es prioritario controlar el norte de la provincia en su frontera con Asturias. Necesitan poner orden en esa zona minera que se resiste y sobre todo impedir que los republicanos asturianos avancen hacia el sur. Además, las columnas de su Ejército que avanzan por la costa asturiana desde Galicia sin grandes dificultades, para tratar de romper el cerco de Oviedo, podrían necesitar ayuda. Para ello la primera operación que se plantean los militares franquistas de León es conseguir ocupar los puertos de montaña de la Cordillera Cantábrica que dividen estas dos provincias.

 

 

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Las milicias republicanas en esos momentos están demasiado ocupadas tratando de acabar con la sublevación de los cuarteles de Gijón y en estrechar el cerco de la ciudad de Oviedo donde se centra su esfuerzo principal, por lo que descuidan el controlar otros frentes de las maniobras franquistas. Tan sólo unos cuantos grupos dispersos tratan de vigilar los pasos de montaña.

 

El 19 de agosto una columna franquista conquista el Puerto de Leitariegos quedando así una puerta abierta hacia Asturias desde León. Ahora pueden avanzar y avanzan hacia el interior de la indócil provincia que se resiste a doblegarse y, en tres días, se sitúan en Cangas de Narcea, treinta y cinco kilómetros frontera adentro, llevando a cabo una implacable represión por los pueblos por donde pasan ya que tienen la convicción de que todos sus habitantes son marxistas.

 

Al mismo tiempo, otro destacamento franquista avanza por el Puerto de Somiedo y el 23 de agosto ocupan el puesto clave de paso entre las dos provincias, Santa María del Puerto, a treinta y ocho kilómetros de Leitariegos, y se instalan en este pequeño pueblo de frontera. A la espera de nuevos acontecimientos el batallón realiza una labor de barrera, de impedir cualquier penetración republicana desde Asturias en dirección sur; de defensa de lo ya conquistado.

 

En realidad Santa María del Puerto, también llamado El Puerto de Somiedo, es una braña vaqueira que se ocupaba en verano con el ganado y se vaciaba con las primeras nieves del otoño bajando el ganado al pueblo asturiano de Belmonte. La mayoría de las casas eran, por tanto, pallozas.

 

 

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El 25 de agosto  la columna franquista que ha logrado avanzar por Leitariegos, salvar la Cordillera Cantábrica y llegar a Asturias por Tineo, consigue unirse a la columna gallega que avanza por la costa hacia Oviedo. León y Galicia unen de esta manera sus fuerzas para acudir en socorro de la capital asturiana que sigue cercada por los republicanos.

 

El 27 de agosto los  milicianos intentan recuperar la estratégica posición que han alcanzado los franquistas en el Puerto de Somiedo pero no lo consiguen. Mientras que ellos luchan con escopetas, dinamita y bombas de mano de fabricación casera, las tropas franquistas están equipadas con modernos fusiles, ametralladoras, morteros, artillería, camiones para trasladar a la tropa e incluso aviación. La desigualdad de fuerzas es drástica pero aun así los defensores de la República, asturianos y leoneses, dominan el terreno y hostigan con valor desde las peñas que muchos conocen bien; pero, finalmente, tienen que desistir de su objetivo, no consiguen recuperar su estratégico Santa María del Puerto. Los franquistas están bien pertrechados y ganan.

 

A partir de ese intento fallido la inactividad militar es absoluta en la zona. Por el lado asturiano grupos de milicianos, situados en puntos clave, se dedican a realizar guardias para impedir el avance franquista hacia su territorio. Pero  de momento estos están instalados firmemente en El Puerto, en la linde de las dos provincias, y no se mueven.

 

 

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Este movimiento de las tropas en Oviedo y a ambos lados de El Puerto de Somiedo es significativo para comprender lo que va a suceder al destacamento franquista y a las enfermeras astorganas justo dos meses después, el 27 de octubre.

 

A las 5h. de la madrugada han sido pasados por las armas en el campo de San Isidro, en Valladolid, el último gobernador de la ciudad Luis Lanvin Gautier y diez paisanos más cumpliendo sentencia del Consejo de Guerra sumarísimo. (P.A: del 18 de agosto)

 

 

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El domingo 30 de agosto se ordena, por decreto de la Junta de Gobierno, izar oficialmente en todos los centros oficiales de ciudades y pueblos sometidos al nuevo gobierno, la bandera roja y gualda, restableciendo así los colores anteriores a la República. El sábado 29 lo anuncia ya el diario local El Pensamiento encabezando su primera página con la ilustración de la nueva bandera a todo color y titulando

 

¡Arriba la bandera! Astorga al igual que los demás pueblos españoles, experimentará mañana el intenso júbilo patriótico de izar solemnemente en los centros oficiales la bendita enseña nacional

 

 y hace seguidamente una crónica, con todo detalle, los intensos acontecimientos de ese día.

 

 

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Para glorificar este patriótico acto se organiza el día primero de septiembre un ampuloso homenaje a la bandera comenzando con un importante desfile marcial. Las primeras en llegar a la Plaza son fuerzas de Falange uniformadas, con las secciones masculina, femenina y balillas. Son recibidas con vítores y aplausos. Le siguieron las representaciones de Renovación, Acción Popular, requetés y margaritas de León, un grupo de balillas de Hospital de Órbigo, las fuerzas de la guarnición, benemérita, Vigilancia, Seguridad, requetés y margaritas locales y la banda de música  entre el desbordamiento del entusiasmo general.

 

Los balcones de la ciudad, abarrotados de personas hasta casi el peligro de derrumbe, amanecieron vistosamente engalanados con colgaduras y banderillas con los rescatados colores nacionales.

 

 

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En el balcón del Ayuntamiento, el obispo, las autoridades civiles y militares, el gobernador civil de la provincia con su familia, el jefe provincial de la Falange, y las representaciones de los diversos organismos y corporaciones de la ciudad. A las once de la mañana el alcalde, señor Fonseca, iza la bandera bicolor en los balcones de la Casa Consistorial. La banda de música interpreta una marcha patriótica, las fuerzas presentan armas y las milicias ciudadanas saludan a la romana, mientras la multitud, respetuosamente descubierta, prorrumpe en vítores y aplausos ensordecedores.

 

Una intensa emoción embarga los corazones de los asistentes al acto que soportaban impasibles un sol abrasador sobre sus cabezas.

 

El señor alcalde, con voz entrecortada por la emoción se dirige al pueblo

 

“Entre todas las heridas –dice- que las hordas revolucionarias de los sin Dios y sin Patria han hecho en mi alma, y creo que también en la vuestra, la que más ha sentido mi corazón es la de haber sustituido la Bandera Nacional por ese engendro tricolor, aborto de la Masonería, que durante cinco años, los más indignos de nuestra historia, ha vinculado en su seno los más feroces ataque a nuestra Religión y a nuestra Patria …  emblema de deshonor y bandera repugnante…”

 

Cierra su vibrante alocución sobre Dios y la Patria con

 

 “Váyase pues en hora mala esa bandera tricolor de tan tristes recuerdos y ceda el paso a la gloriosa, la auténtica que es la bandera Española, que es la Bandera nacional.”

 

 

Más vítores patrióticos, más clamores encendidos.

 

Cierra el acto una solemne misa de campaña en la puerta principal del Ayuntamiento donde se ha instalado

 

“un magnífico altar ornado con ricos tapices, cedidos galantemente por don Angel Nistal en los que destaca majestuosamente la hermosa imagen del Sacratísimo Corazón de Jesús del Apostolado de la Oración. Oficia la ceremonia”

 

que preside naturalmente el señor Obispo 

 

“don Pablo León Murciego, culto sacerdote astorgano víctima de las hordas marxistas y dan guarda al altar varios números de Falange.” 

 

La banda municipal acompaña con interpretaciones religiosas, que son coreadas con intensa devoción por la multitud asistente.

 

Finalmente el gobernador civil, señor Estévez, dirige unas palabras al

 

“…inmenso gentío: A punto de agotamiento ante la abrumadora labor y gran responsabilidad que siento en los transcendentales momentos históricos de España no he podido sustraerme al placer de saludar a este noble pueblo que constituye el florón más preciado de la provincia leonesa. Pueblo que ha sabido conservar su tradición gloriosa repitiendo la historia, pues si un día supo vencer al coloso Napoleón, al izar hoy la bendita bandera de la Patria también vence al extranjero invasor aniquilando a las hordas marxistas, masónicas y judías, que pretendían borrar el nombre sacrosanto de España. …Jamás permitiremos que sea arriada nuestra enseña. ¡Viva la bandera de España!”

 

El Pensamiento Astorgano hace su crónica del memorable momento. La multitud “ebria de entusiasmo, premió la alocución del señor Gobernador con las más calurosas demostraciones de aprobación y contento”. A continuación desfilaron todas las fuerzas y milicias ciudadanas ante las autoridades a los acordes del pasodoble 'Los voluntarios'.  El desfile resultó “brillantísimo” y la ingente muchedumbre “vitoreó a los valerosos soldados y milicias de la Patria extendiendo el brazo a la romana y admirando de una manera especial el garbo y gentileza de las Falanges femeninas, margaritas y simpáticos balillas, precedidos todos ellos de sus respectivas banderas.” Acto seguido se sirvió un lunch en el Cuartel de Santocildes a los oficiales y autoridades. También son obsequiadas el resto de las fuerzas y milicias asistentes al acto de la bandera en el Convento de los Padres Redentoristas y en los cuarteles de Falange, Acción Popular, requetés y otros establecimientos. Durante todo el día se oyeron por las calles himnos patrióticos. Por la noche se celebra en el Teatro Manuel Gullón una velada patriótica. “El primer coliseo astorgano ofrecía magnífico aspecto”. Comienza el acto con el himno de la Falange interpretado por la banda municipal y escuchado en pie con el brazo en alto por todo el auditorio. Se pronunciaron encendidos discursos con fervor patriótico de los jefes de las distintas organizaciones: de Falange, señor Mirantes; de Acción Popular, Anuncia Pérez; de los requetés, Martínez Luengo; y los falangistas Manolo García, Lorenzo Martínez Juárez y Olegario Combarros. Después de que “el simpático balilla José Ortiz recitó admirablemente la hermosa composición El dos de Mayo”, la banda municipal interpretó composiciones marciales e himnos tradicionalistas. Finalmente el jefe provincial de Falange Española, don Fernando G. Velez, pronunció una arenga dirigida a los falangistas astorganos. Dijo, entre otras cosas, que “… en el escudo de timbres heroicos y nobilísimos de Astorga debían grabar los falangistas el ideal de una España grande y libre, suprema aspiración de las milicias patrióticas. ”El acto terminó en medio de un gran entusiasmo y calurosos aplausos.

 

 

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Al día siguiente se inicia la reposición de los crucifijos en las escuelas de la ciudad con asistencia de las máximas autoridades civiles, militares, eclesiásticas y organizaciones católicas. Con vivas a Cristo Rey, a España y a la escuela católica y acompañando los actos con exaltados discursos y cánticos piadosos, se fueron colocando los crucifijos en los distintos grupos escolares: de Santa Marta, Blanco Cela, San Francisco y la escuela de San Andrés.

 

“La maestra doña María de la Riva, de Blanco de Cela, colocó el crucifijo en lugar preferente de la clase, prometiendo solemnemente inculcar en el alma de los niños la divina exhortación de “amaos los unos a los otros”.

 

Una gran ironía de la Historia.

 

El Pensamiento Astorgano  secunda y alaba el hecho de inculcar a los niños los buenos sentimientos de amor, en esta nueva etapa de la enseñanza que se inicia, reivindicados en estos fervorosos y ejemplares actos escolares mientras que respalda y aprueba con entusiasmo, en las mismas páginas, un imperioso llamamiento que desde la Gaceta Regional de Salamanca se hace al desprecio y delación de aquellas personas cuyo posicionamiento de bando no es muy claro:

 

“Mucho cuidado con los burgueses no burgueses que, por cobardía, adulaban servilmente a los marxista y masones…. ¡Cuidado con todos! Porque ¡ahora! Muchos se apresuran, tanto en la ciudad como en los pueblos, a solicitar su inscripción en Falange Española, en los Requetés, en las milicias de JAP, en la Guardia cívica o en otras organizaciones que colaboran entusiásticamente a la obra de limpieza nacional iniciada por el Ejército.… Son los sinvergüenzas de siempre… Y eso no. Decididamente, no. Sería monstruoso que se les atendiese. Ni escucharles siquiera, sean quienes sean… Son unos traidores y para castigarlos como merecen no debe haber relaciones de parentesco, de amistad particular o de convivencia.”

 

La Junta de Defensa Nacional, que desde Burgos está coordinando los territorios conquistados del país, empieza a organizar el funcionamiento de las escuelas de primera enseñanza. La satisfacción del periódico local ante las nuevas disposiciones escolares es grande y lo manifiesta en una columna:

 

“Atrás los maestros traidores al alma nacional; atrás también los remisos y los comodones que cuidaron de la instrucción y no ‘educaron’ a nuestra juventud razón por la cual ésta ha derivado hacia el marxismo.” 

 

Y zahiriendo al laicismo de la enseñanza continúa:

 

“el resultado ha sido la incubación de las pandillas de energúmenos que destruyen los monumentos y obras de arte allá donde pueden, y asesinan y matan por el sádico placer de matar.”

 

Finalmente arenga:

 

“Abramos el pecho a la esperanza de esa España una, grande, libre y justiciera, que todos soñamos; que será la España cristiana, fiel a sus destinos de evangelizadora.”

 

 

Empiezan a publicarse las listas de maestros destituidos por razones de orden “moral y político, social y profesional”. En la primera lista se destituyen en Astorga al maestro don Gerardo Fernandez Moreno y a la maestra doña Carmen Lasanta San Emérito, junto con otros ocho maestros más de los pueblos vecinos.

 

 

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En los ecos diocesanos se da cuenta del comienzo el día 27 de agosto del solemne novenario en honor de la Santísima Virgen de la Peregrina, celebrándose todos los días, a las ocho de la mañana, misa cantada con plegarias, y al oscurecer las coronas de la Virgen con rosario, misterios cantados, ejercicio de la novena y motetes por un nutrido coro de voces. Y el sábado cinco de septiembre se anuncia el comienzo de las fiestas de la ciudad con el disparo de bombas y repique general de campanas. El domingo se inician las fiestas de la Patrona, Santa Marta, con una reconfortante y entonada misa oficiada por el ya jubilado auditor del Tribunal de la Rota don José María Goy. “La parte musical, bajo la dirección de Orencio Nistal, cumplió admirablemente su cometido”.

 

 

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Otra nueva disposición oficial sale también del nuevo Gobierno:

 

Con destino a fines benéficos como establecimiento de comedores de asistencia social, jardines para niños, casas cuna, gotas de leche, orfelinatos e instituciones análogas se crean en todo el territorio liberado por nuestro Ejército el día de plato único los días 1 y 15 de cada mes, empezando  a partir del 15 de Noviembre.

 

Este decreto, copiado de la Alemania nazi, establecía que en estos días señalados había que comer únicamente un solo plato tanto en restaurantes como en casas particulares (bajo pena de multa por infracción), y el porcentaje sobre el valor de la comida completa (dos platos y postre) era recaudado para asuntos sociales. Se vigilaba en los restaurantes la lista de comensales. En vista del buenísimo resultado de recaudación (1.778.154,90 pesetas  en 1938)  un año más tarde el día del plato único se impondrá todos los viernes y el día sin postre los lunes. Y así hasta que se elimina esta obligación en el año 1942 cuando se instalan las cartillas de racionamiento.

 

En la provincia leonesa los mineros de las comarcas del norte, de Laciana y el Bierzo, se ven obligados a huir hacia la zona asturiana de Somiedo cuando en septiembre sus pueblos son ocupados por los militares franquistas.

 

(*) Si quieres consultar los capítulos publicados: 

ENFERMERAS MÁRTIRES DE SOMIEDO

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