Las mártires de Somiedo, Beatas
Aires de Guerra XVIII
A última hora del día 27 de octubre se susurra por las calles de la ciudad de Astorga un acontecimiento que nadie se atreve a verbalizar en alto pero poco a poco ese murmullo va tomando forma de noticia, noticia que finalmente es confirmada en voz alta por las autoridades: el destacamento militar de Somiedo ha sido atacado de madrugada por los rojos. No se sabe nada más. Cunde la alarma en el ánimo de los astorganos y un gran estremecimiento sacude el espíritu de las familias de Pilar, Olga y Octavia.
¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido de ellas? La ansiedad por saber les consume. Hablan de que se las han llevado prisioneras ¿Dónde? ¿Cómo? No les puede haber pasado nada malo, eran enfermeras de la Cruz Roja.
'El Copo'
![[Img #54148]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/8934_cartel-revolucion-de-34.jpg)
En el avance militar de los salvadores de la Patria de las hordas marxistas, es decir, de los militares sublevados, ha estado desde el principio de la contienda, como objetivo primordial, el controlar a los rebeldes asturianos. Todavía están frescos en la memoria de los mineros de esta provincia los recuerdos, para ambos bandos, de los trágicos acontecimientos de la Revolución de Octubre del 34. Movimiento que se produjo en toda España pero que fue principalmente relevante, y violento, en Asturias donde los mineros estaban bien organizados y, además, tenían mucha dinamita a mano, la que utilizaban para la actividad minera y a la que rápidamente podían darle otro uso. Los mineros se apropiaron también de las fábricas de armas y se hicieron fuertes, proclamando en Gijón la “República Socialista Asturiana”. Dos años habían pasado, tan sólo dos años, de la durísima represión que los militares del bienio conservador (o bienio negro) de la ll República habían ejercido en aquella ocasión sobre el Principado, violencia que podría considerarse como el preludio de esta nueva sublevación de 1936.
Los rencores estaban muy frescos todavía. “La revolución auténtica y salvadora para España… ha empezado.” “De cruces y espadas está hecho nuestro pasado, y en la cruz y las espadas tiene que cimentarse nuestro porvenir”, proclamaba entonces el político Honorio Maura.
![[Img #54151]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/855_miliciano-dinamita.jpg)
Lo conflictivo en el inicio de la guerra por los franquistas en el Frente Norte está, por ende, en las cuencas mineras y en las líneas fronterizas con Asturias. Por eso, una vez sometida gran parte de la provincia de León, algo que se produjo en los primeros días del levantamiento y con muy poco esfuerzo guerrero, se preocupan de ocupar los lugares estratégicos de las montañas limítrofes, los pasos de comunicación con la poco dócil Asturias. Entre ellos está El Puerto de Somiedo.
El fracaso de las fuerzas republicanas en el cerco de Oviedo les impulsa a realizar una ofensiva rápida y eficaz que garantice una victoria significativa y levante los ánimos de los milicianos. Así que deciden atacar otro frente organizando un golpe sorpresivo a los militares insurrectos.
Eligen las montañas de Somiedo. Saben y conocen que en la braña de El Puerto hay un destacamento militar instalado desde agosto. Se trata de algunas compañías de los batallones del Regimiento de Burgos, comandadas por el Comandante Berrocal. Deciden que ese será su blanco y para llevar a cabo su ofensiva organizan un Batallón. El Batallón 'Guerra Pardo' al mando del comandante García con todos los milicianos voluntarios leoneses y de la zona, la mayoría mineros, que conocen bien esas montañas.
Una vez elegido el objetivo, estudian la estrategia. Consideran que lo más efectivo va a ser atacar al unísono y de madrugada -para restar en lo posible la oportunidad de defensa- las posiciones que los franquistas tienen en lo alto de las peñas con las que defienden los límites de las dos provincias, el pueblo y, por supuesto, la Comandancia. Deciden pues una acción rápida y circular “el copo”.
Protegidos por la oscuridad de la noche, el 27 de octubre (del 36), amparados en la noche, ascienden silenciosamente por los riscos hasta llegar a la cumbre sin ser vistos. Al alba asaltan las trincheras de los destacamentos emplazados en las peñas, cuando todos dormían, y el efecto sorpresa, favorecido por la nocturnidad, hace que el ataque resulte un éxito. La tropa franquista en esas circunstancias, entre confusión y estupor, tiene muy poca oportunidad de escapatoria y menos capacidad de reacción. Pocos pueden huir. Mueren muchos.
![[Img #54152]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/2917_milicianos-3.jpg)
Los milicianos republicanos han conseguido lo más difícil, eliminar las posiciones de vigilancia desde alturas de sus enemigos, lo más peligroso para ellos, se tratan de los puntos fuertes de la defensa del destacamento de El Puerto. La mayoría de los soldados han muerto y unos pocos han huido. Con el ánimo pletórico del vencedor los asturianos bajan de las peñas a las praderas y rodean el pueblo. En la Comandancia se encuentran, además del comandante Berrocal, un capitán, dos alféreces, tres sargentos, el capellán, el médico y las tres enfermeras. Todos se han despertado estremecidos con los sonidos de las armas que retumban entre las paredes rocosas de las montañas protectoras. Berrocal rápidamente avisa a Villablino de la situación en la que se encuentran: “han atacado sus posiciones y están rodeados”. Villablino da la noticia a León y León contesta que les manda refuerzos de inmediato. También desde Villablino, que está mucho más cerca que León, sale rápidamente una caravana.
Los milicianos están en una posición verdaderamente ventajosa, han anulado la defensa del pueblo y le tienen rodeado, y en la Comandancia están todos los oficiales dentro. La situación está francamente difícil para los franquistas así que instan al Comandante a la rendición. Este sabe que lo tiene feo, está rodeado, no tiene escapatoria, pero Berrocal se resiste a claudicar. Su estrategia va a consistir en ganar tiempo para dar oportunidad a que le lleguen los refuerzos prometidos, es su única salida. Pero la distancia desde León es larga, son muchas horas de camino y los que vienen de Villablino han sido interceptados por los mineros de Laciana. Los refuerzos no acaban de llegar. No llegan y los milicianos empiezan a impacientarse ante la falta de respuesta de los sitiadosa su propuesta. Berrocal intuye la inquietud de los victoriosos milicianos y pone en marcha una sencilla estrategia con la que cree podrá entretener el tiempo de espera que él necesita, saca bandera blanca y pide interlocutores para parlamentar.
Entre los milicianos hay muy mala prensa de las actitudes franquistas y nadie quiere acercarse a la Comandancia para ese parlamento requerido. No se fían. El capitán del Batallón les dice “no vayáis que el fascismo es traidor”. Finalmente se envalentonan dos buenos mozos, uno de ellos es un apreciado y valiente miliciano, uno de sus dirigentes, Ignacio Menaza Santos: “pues vamos, coño, que no digan que tenemos miedo”.
Menaza se decide a bajar a la Comandancia, con otro voluntario, para parlamentar sobre la rendición. Pero al poco rato de estar dentro del recinto franquista se oyen disparos en una de las peñas, en la que los milicianos, por un fallo de coordinación en la estrategia, han retrasado su ataque, y Berrocal, con la ansiedad que tenía de la llegada de los refuerzos, interpreta que esos tiros son de los suyos, de las columnas que vienen en su auxilio que estaba esperando y que ya han llegado. Ante esa nueva perspectiva, en el pueblo donde están alojados unos cien soldados y unos cuantos falangistas y en la Comandancia donde están los oficiales, cunde el optimismo, de pronto todos se sienten a salvo y se envalentonan. Dos falangistas, muy exaltados, no pueden reprimir su furia y disparan contra los dos hombres que se han acercado a parlamentar, los aniquilan.
![[Img #54150]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/5382_menaza.jpg)
Los milicianos republicanos oyen los tiros dentro del pueblo y como lo tienen rodeado en seguida entienden que sus emisarios han sido tiroteados. Ese es el detonante que les faltaba para iniciar el ataque. Furiosos ante la traición que intuyen que acaban de sufrir sus compañeros rompen la tregua y atacan. Se establece, entonces, un duro enfrentamiento sostenido por la dinamita de los mineros hasta que, agotadas sus municiones y ya sin esperanzas de que lleguen los refuerzos, se rinden los militares del Regimiento de Burgos. Ante la bandera blanca los milicianos se acercan con cautela desde sus posiciones en los prados cercanos, entran en el pueblo y en la Comandancia y cogen prisioneros a todos los que se encontraban en ella. Naturalmente las tres enfermeras de la Cruz Roja, Pilín, Octavia y Olga estaban allí.
La victoria es decisiva. Los milicianos se sienten pletóricos y vengados. Pero saben que no tardarán en llegar los refuerzos que esperaba Berrocal así que deciden bajar cuanto antes a Pola de Somiedo en donde tienen el centro de operaciones los mandos de las milicias republicanas. Organizan pues la comitiva de los prisioneros: 64 soldados (el resto, hasta alrededor de 300, muertos o huidos), los oficiales, los falangistas, el médico, el cura y las tres enfermeras; deciden bajar todos andando ladeando la montaña por Valle de Lago para protegerse del posible ataque desde la cumbre de las columnas franquistas que están viniendo. Bajan caminando con mucha dificultad por sendas difíciles empedradas e invadidas de zarzas. Parece que el comandante Berrocal está herido de una pierna y lo bajan a caballo. Una vez llegados a Pola de Somiedo trasladan a los soldados en camiones a Gijón y al resto de los prisioneros, es decir, los que estaban en la Comandancia, los dejan en el pueblo para considerar y decidir qué hacen con ellos.
Esta es una narración contrastada de los acontecimientos acaecidos el 27 de octubre en El Puerto de Somiedo. Hay quien lo cuenta distinto. Los sucesos son incontestables, los detalles varían.
Éxito rotundo de los milicianos republicanos sobre el Ejército franquista que consideran como un soplo de desagravio y de esperanza, lo que les llena de satisfacción. El descrédito por la pérdida de Oviedo está en algo reparado. A partir de aquí existen infinidad de versiones sobre lo que pasó a las prisioneras enfermeras. Los que dicen que lo vieron y lo vivieron no coinciden en las circunstancias unos con otros. Los que confiesan en los interrogatorios de la represalia franquista también dan versiones que varían. El miedo, el terror, el pudor, la aprensión, el tiempo… son elementos que alteran la memoria intencionada o inconscientemente.
![[Img #54153]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/4470_octavia-y-olga-3.jpg)
![[Img #54155]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/3562_pilin-enfermera.jpg)
Mientras la vida para los familiares de Pilín, Olga y Octavia se ha parado a su alrededor ese fatídico 27 de octubre de 1936 y a partir de ese día su concentración y todas sus energías se centran solamente y absolutamente en la búsqueda de sus hijas, siguen sucediéndose acontecimientos en la ciudad.
El 28 de octubre, a las 9.15 de la noche, llegan a Astorga procedentes de los enfrentamientos de Asturias 33 heridos, 29 de ellos musulmanes de los grupos Regulares (Mehalas). Recibidos con todos los honores de héroes por las autoridades de la ciudad fueron trasladadlos al hospital San Juan. Venían en un tren que descarriló entre las estaciones de Vega de Magaz y Porqueros, por lo que tuvieron que acabar el trayecto en autobús.
Al comandante Aranda, recién nombrado general por su firme defensa de la ciudad de Oviedo, se le considera gran héroe. Por ello la ciudad, tan dada a pedir colaboración de todo tipo a su población, ha abierto una nueva suscripción sumándose a las siete suscripciones que ya hay abiertas en la ciudad. Se pide donativos para el general victorioso Aranda y se abre la suscripción para tal fin. El dinero se deposita en el Ayuntamiento. Don Manuel Martinez, Felisa y Pepita López, don Antonio García del Otero, don Miguel Martínez Luengo, don Fernando Rodríguez, don Hermenegildo Tagarro, don Mateo Tagarro, don Eduardo Novo, don Bernardo García, don Pedro de Abajo, don Celestino de San Silvestre Conde, don Cipriano Tagarro, don Andrés Alonso Salvadores, don Pablo Pardo…; prácticamente todos los que donan para todo, donan también para esta nueva campaña, y vienen a aportar 5 pesetas.
![[Img #54147]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/1188_aranda.jpg)
El 29 de octubre es el tercer aniversario de la Falange, pues fue el 29 de octubre de 1933 cuando José Antonio Primo de Rivera dio su famoso discurso de ideales e intenciones en el teatro de la Comedia de Madrid. En la iglesia de San Francisco se celebran unas honras fúnebres por los falangistas muertos en ‘defensa de la Patria’, misa de réquiem y un solemne responso. Un acto acompañado, naturalmente, por todas las autoridades civiles y militares, con desfile final de los falangistas. Para honrar el aniversario también se han suspendido las clases de los centros docentes de primera y segunda enseñanza.
La Cruz Roja astorgana organiza, en este día, un acto para nombrar al médico don Eduardo Aragón presidente honorario de la Cruz Roja de Astorga, como agradecimiento por su méritos como fundador y secretario que ha sido de esta Institución.
![[Img #54149]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/8199_cruz-roja-memoria.jpg)
Esta guerra trae consigo estrecheces y escasez, hay carencia de casi todo y necesidad de casi todos. Para evitar los abusos se controlan los precios. Este día 29 se publican los precios a los que se puede vender la ternera: Ternera de 1ª, de 5 a 4’80pts; lomo de 2ª, de 4 a 3’80pts.; para guisar de 3 a 2´50pts.; y ternera baja, de 2´50 a 2pts.
En la sesión municipal de este jueves 29 se acuerda estudiar la sustitución de los nombres de las calles rotulada por el Frente Popular y llamar al paseo del Jardín 'Alameda del general Franco'.
![[Img #54154]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/6687_paseo-del-jardin.jpg)
El 31 de octubre El Pensamiento Astorgano comenta las operaciones del Ejército franquista en Somiedo como represalia por el ataque al Puerto.
No se sabe nada de los prisioneros, o los que se suponen prisioneros. Cuando los refuerzos franquistas llegan a El Puerto tan sólo encuentran muchos muertos pero no encontraron indicio alguno de las enfermeras ni del médico ni del cura ni de los oficiales. La ira es grande y se lanzan a hacer operaciones ‘de limpieza’ en la zona con mucha furia.
"Durante los días 27, 28 y 29 del actual se han realizado por el puerto de Somiedo operaciones de limpieza para evitar las incursiones de los rojos que trataban de rodear algunas posiciones. Tomaron parte en estas operaciones un batallón de León y otro de Astorga, mandado por el comandante Gallegos, por esto se le conoce por el “Batallón Gallegos”, una sección de Asalto y falangistas de León y Lugo. En la entrada de El Puerto de Somiedo intervino un camión blindado dotado de modernísimo armamento. La columna leonesa tuvo 9 heridos y la muerte del cabo de Asalto Santos Cabrera. Las fuerzas que habían salido de León regresaron el 29 después de dejar debidamente guarecido dicho pueblo”.
Esto se escribe en 31 pero en Astorga ya se sabe con certeza que el 27 de madrugada fueron atacadas las posiciones y la Comandancia de El Puerto. También se sabe que no se sabe nada de los que quedaron vivos del ataque ni quiénes quedaron vivos.
(*) Si quieres consultar los capítulos publicados:
A última hora del día 27 de octubre se susurra por las calles de la ciudad de Astorga un acontecimiento que nadie se atreve a verbalizar en alto pero poco a poco ese murmullo va tomando forma de noticia, noticia que finalmente es confirmada en voz alta por las autoridades: el destacamento militar de Somiedo ha sido atacado de madrugada por los rojos. No se sabe nada más. Cunde la alarma en el ánimo de los astorganos y un gran estremecimiento sacude el espíritu de las familias de Pilar, Olga y Octavia.
¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido de ellas? La ansiedad por saber les consume. Hablan de que se las han llevado prisioneras ¿Dónde? ¿Cómo? No les puede haber pasado nada malo, eran enfermeras de la Cruz Roja.
'El Copo'
En el avance militar de los salvadores de la Patria de las hordas marxistas, es decir, de los militares sublevados, ha estado desde el principio de la contienda, como objetivo primordial, el controlar a los rebeldes asturianos. Todavía están frescos en la memoria de los mineros de esta provincia los recuerdos, para ambos bandos, de los trágicos acontecimientos de la Revolución de Octubre del 34. Movimiento que se produjo en toda España pero que fue principalmente relevante, y violento, en Asturias donde los mineros estaban bien organizados y, además, tenían mucha dinamita a mano, la que utilizaban para la actividad minera y a la que rápidamente podían darle otro uso. Los mineros se apropiaron también de las fábricas de armas y se hicieron fuertes, proclamando en Gijón la “República Socialista Asturiana”. Dos años habían pasado, tan sólo dos años, de la durísima represión que los militares del bienio conservador (o bienio negro) de la ll República habían ejercido en aquella ocasión sobre el Principado, violencia que podría considerarse como el preludio de esta nueva sublevación de 1936.
Los rencores estaban muy frescos todavía. “La revolución auténtica y salvadora para España… ha empezado.” “De cruces y espadas está hecho nuestro pasado, y en la cruz y las espadas tiene que cimentarse nuestro porvenir”, proclamaba entonces el político Honorio Maura.
Lo conflictivo en el inicio de la guerra por los franquistas en el Frente Norte está, por ende, en las cuencas mineras y en las líneas fronterizas con Asturias. Por eso, una vez sometida gran parte de la provincia de León, algo que se produjo en los primeros días del levantamiento y con muy poco esfuerzo guerrero, se preocupan de ocupar los lugares estratégicos de las montañas limítrofes, los pasos de comunicación con la poco dócil Asturias. Entre ellos está El Puerto de Somiedo.
El fracaso de las fuerzas republicanas en el cerco de Oviedo les impulsa a realizar una ofensiva rápida y eficaz que garantice una victoria significativa y levante los ánimos de los milicianos. Así que deciden atacar otro frente organizando un golpe sorpresivo a los militares insurrectos.
Eligen las montañas de Somiedo. Saben y conocen que en la braña de El Puerto hay un destacamento militar instalado desde agosto. Se trata de algunas compañías de los batallones del Regimiento de Burgos, comandadas por el Comandante Berrocal. Deciden que ese será su blanco y para llevar a cabo su ofensiva organizan un Batallón. El Batallón 'Guerra Pardo' al mando del comandante García con todos los milicianos voluntarios leoneses y de la zona, la mayoría mineros, que conocen bien esas montañas.
Una vez elegido el objetivo, estudian la estrategia. Consideran que lo más efectivo va a ser atacar al unísono y de madrugada -para restar en lo posible la oportunidad de defensa- las posiciones que los franquistas tienen en lo alto de las peñas con las que defienden los límites de las dos provincias, el pueblo y, por supuesto, la Comandancia. Deciden pues una acción rápida y circular “el copo”.
Protegidos por la oscuridad de la noche, el 27 de octubre (del 36), amparados en la noche, ascienden silenciosamente por los riscos hasta llegar a la cumbre sin ser vistos. Al alba asaltan las trincheras de los destacamentos emplazados en las peñas, cuando todos dormían, y el efecto sorpresa, favorecido por la nocturnidad, hace que el ataque resulte un éxito. La tropa franquista en esas circunstancias, entre confusión y estupor, tiene muy poca oportunidad de escapatoria y menos capacidad de reacción. Pocos pueden huir. Mueren muchos.
Los milicianos republicanos han conseguido lo más difícil, eliminar las posiciones de vigilancia desde alturas de sus enemigos, lo más peligroso para ellos, se tratan de los puntos fuertes de la defensa del destacamento de El Puerto. La mayoría de los soldados han muerto y unos pocos han huido. Con el ánimo pletórico del vencedor los asturianos bajan de las peñas a las praderas y rodean el pueblo. En la Comandancia se encuentran, además del comandante Berrocal, un capitán, dos alféreces, tres sargentos, el capellán, el médico y las tres enfermeras. Todos se han despertado estremecidos con los sonidos de las armas que retumban entre las paredes rocosas de las montañas protectoras. Berrocal rápidamente avisa a Villablino de la situación en la que se encuentran: “han atacado sus posiciones y están rodeados”. Villablino da la noticia a León y León contesta que les manda refuerzos de inmediato. También desde Villablino, que está mucho más cerca que León, sale rápidamente una caravana.
Los milicianos están en una posición verdaderamente ventajosa, han anulado la defensa del pueblo y le tienen rodeado, y en la Comandancia están todos los oficiales dentro. La situación está francamente difícil para los franquistas así que instan al Comandante a la rendición. Este sabe que lo tiene feo, está rodeado, no tiene escapatoria, pero Berrocal se resiste a claudicar. Su estrategia va a consistir en ganar tiempo para dar oportunidad a que le lleguen los refuerzos prometidos, es su única salida. Pero la distancia desde León es larga, son muchas horas de camino y los que vienen de Villablino han sido interceptados por los mineros de Laciana. Los refuerzos no acaban de llegar. No llegan y los milicianos empiezan a impacientarse ante la falta de respuesta de los sitiadosa su propuesta. Berrocal intuye la inquietud de los victoriosos milicianos y pone en marcha una sencilla estrategia con la que cree podrá entretener el tiempo de espera que él necesita, saca bandera blanca y pide interlocutores para parlamentar.
Entre los milicianos hay muy mala prensa de las actitudes franquistas y nadie quiere acercarse a la Comandancia para ese parlamento requerido. No se fían. El capitán del Batallón les dice “no vayáis que el fascismo es traidor”. Finalmente se envalentonan dos buenos mozos, uno de ellos es un apreciado y valiente miliciano, uno de sus dirigentes, Ignacio Menaza Santos: “pues vamos, coño, que no digan que tenemos miedo”.
Menaza se decide a bajar a la Comandancia, con otro voluntario, para parlamentar sobre la rendición. Pero al poco rato de estar dentro del recinto franquista se oyen disparos en una de las peñas, en la que los milicianos, por un fallo de coordinación en la estrategia, han retrasado su ataque, y Berrocal, con la ansiedad que tenía de la llegada de los refuerzos, interpreta que esos tiros son de los suyos, de las columnas que vienen en su auxilio que estaba esperando y que ya han llegado. Ante esa nueva perspectiva, en el pueblo donde están alojados unos cien soldados y unos cuantos falangistas y en la Comandancia donde están los oficiales, cunde el optimismo, de pronto todos se sienten a salvo y se envalentonan. Dos falangistas, muy exaltados, no pueden reprimir su furia y disparan contra los dos hombres que se han acercado a parlamentar, los aniquilan.
Los milicianos republicanos oyen los tiros dentro del pueblo y como lo tienen rodeado en seguida entienden que sus emisarios han sido tiroteados. Ese es el detonante que les faltaba para iniciar el ataque. Furiosos ante la traición que intuyen que acaban de sufrir sus compañeros rompen la tregua y atacan. Se establece, entonces, un duro enfrentamiento sostenido por la dinamita de los mineros hasta que, agotadas sus municiones y ya sin esperanzas de que lleguen los refuerzos, se rinden los militares del Regimiento de Burgos. Ante la bandera blanca los milicianos se acercan con cautela desde sus posiciones en los prados cercanos, entran en el pueblo y en la Comandancia y cogen prisioneros a todos los que se encontraban en ella. Naturalmente las tres enfermeras de la Cruz Roja, Pilín, Octavia y Olga estaban allí.
La victoria es decisiva. Los milicianos se sienten pletóricos y vengados. Pero saben que no tardarán en llegar los refuerzos que esperaba Berrocal así que deciden bajar cuanto antes a Pola de Somiedo en donde tienen el centro de operaciones los mandos de las milicias republicanas. Organizan pues la comitiva de los prisioneros: 64 soldados (el resto, hasta alrededor de 300, muertos o huidos), los oficiales, los falangistas, el médico, el cura y las tres enfermeras; deciden bajar todos andando ladeando la montaña por Valle de Lago para protegerse del posible ataque desde la cumbre de las columnas franquistas que están viniendo. Bajan caminando con mucha dificultad por sendas difíciles empedradas e invadidas de zarzas. Parece que el comandante Berrocal está herido de una pierna y lo bajan a caballo. Una vez llegados a Pola de Somiedo trasladan a los soldados en camiones a Gijón y al resto de los prisioneros, es decir, los que estaban en la Comandancia, los dejan en el pueblo para considerar y decidir qué hacen con ellos.
Esta es una narración contrastada de los acontecimientos acaecidos el 27 de octubre en El Puerto de Somiedo. Hay quien lo cuenta distinto. Los sucesos son incontestables, los detalles varían.
Éxito rotundo de los milicianos republicanos sobre el Ejército franquista que consideran como un soplo de desagravio y de esperanza, lo que les llena de satisfacción. El descrédito por la pérdida de Oviedo está en algo reparado. A partir de aquí existen infinidad de versiones sobre lo que pasó a las prisioneras enfermeras. Los que dicen que lo vieron y lo vivieron no coinciden en las circunstancias unos con otros. Los que confiesan en los interrogatorios de la represalia franquista también dan versiones que varían. El miedo, el terror, el pudor, la aprensión, el tiempo… son elementos que alteran la memoria intencionada o inconscientemente.
Mientras la vida para los familiares de Pilín, Olga y Octavia se ha parado a su alrededor ese fatídico 27 de octubre de 1936 y a partir de ese día su concentración y todas sus energías se centran solamente y absolutamente en la búsqueda de sus hijas, siguen sucediéndose acontecimientos en la ciudad.
El 28 de octubre, a las 9.15 de la noche, llegan a Astorga procedentes de los enfrentamientos de Asturias 33 heridos, 29 de ellos musulmanes de los grupos Regulares (Mehalas). Recibidos con todos los honores de héroes por las autoridades de la ciudad fueron trasladadlos al hospital San Juan. Venían en un tren que descarriló entre las estaciones de Vega de Magaz y Porqueros, por lo que tuvieron que acabar el trayecto en autobús.
Al comandante Aranda, recién nombrado general por su firme defensa de la ciudad de Oviedo, se le considera gran héroe. Por ello la ciudad, tan dada a pedir colaboración de todo tipo a su población, ha abierto una nueva suscripción sumándose a las siete suscripciones que ya hay abiertas en la ciudad. Se pide donativos para el general victorioso Aranda y se abre la suscripción para tal fin. El dinero se deposita en el Ayuntamiento. Don Manuel Martinez, Felisa y Pepita López, don Antonio García del Otero, don Miguel Martínez Luengo, don Fernando Rodríguez, don Hermenegildo Tagarro, don Mateo Tagarro, don Eduardo Novo, don Bernardo García, don Pedro de Abajo, don Celestino de San Silvestre Conde, don Cipriano Tagarro, don Andrés Alonso Salvadores, don Pablo Pardo…; prácticamente todos los que donan para todo, donan también para esta nueva campaña, y vienen a aportar 5 pesetas.
El 29 de octubre es el tercer aniversario de la Falange, pues fue el 29 de octubre de 1933 cuando José Antonio Primo de Rivera dio su famoso discurso de ideales e intenciones en el teatro de la Comedia de Madrid. En la iglesia de San Francisco se celebran unas honras fúnebres por los falangistas muertos en ‘defensa de la Patria’, misa de réquiem y un solemne responso. Un acto acompañado, naturalmente, por todas las autoridades civiles y militares, con desfile final de los falangistas. Para honrar el aniversario también se han suspendido las clases de los centros docentes de primera y segunda enseñanza.
La Cruz Roja astorgana organiza, en este día, un acto para nombrar al médico don Eduardo Aragón presidente honorario de la Cruz Roja de Astorga, como agradecimiento por su méritos como fundador y secretario que ha sido de esta Institución.
Esta guerra trae consigo estrecheces y escasez, hay carencia de casi todo y necesidad de casi todos. Para evitar los abusos se controlan los precios. Este día 29 se publican los precios a los que se puede vender la ternera: Ternera de 1ª, de 5 a 4’80pts; lomo de 2ª, de 4 a 3’80pts.; para guisar de 3 a 2´50pts.; y ternera baja, de 2´50 a 2pts.
En la sesión municipal de este jueves 29 se acuerda estudiar la sustitución de los nombres de las calles rotulada por el Frente Popular y llamar al paseo del Jardín 'Alameda del general Franco'.
El 31 de octubre El Pensamiento Astorgano comenta las operaciones del Ejército franquista en Somiedo como represalia por el ataque al Puerto.
No se sabe nada de los prisioneros, o los que se suponen prisioneros. Cuando los refuerzos franquistas llegan a El Puerto tan sólo encuentran muchos muertos pero no encontraron indicio alguno de las enfermeras ni del médico ni del cura ni de los oficiales. La ira es grande y se lanzan a hacer operaciones ‘de limpieza’ en la zona con mucha furia.
"Durante los días 27, 28 y 29 del actual se han realizado por el puerto de Somiedo operaciones de limpieza para evitar las incursiones de los rojos que trataban de rodear algunas posiciones. Tomaron parte en estas operaciones un batallón de León y otro de Astorga, mandado por el comandante Gallegos, por esto se le conoce por el “Batallón Gallegos”, una sección de Asalto y falangistas de León y Lugo. En la entrada de El Puerto de Somiedo intervino un camión blindado dotado de modernísimo armamento. La columna leonesa tuvo 9 heridos y la muerte del cabo de Asalto Santos Cabrera. Las fuerzas que habían salido de León regresaron el 29 después de dejar debidamente guarecido dicho pueblo”.
Esto se escribe en 31 pero en Astorga ya se sabe con certeza que el 27 de madrugada fueron atacadas las posiciones y la Comandancia de El Puerto. También se sabe que no se sabe nada de los que quedaron vivos del ataque ni quiénes quedaron vivos.
(*) Si quieres consultar los capítulos publicados: