¿Qué es el amor?
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¿Qué es el amor? Me gustaría que dejaras durante un rato de leer este texto e intentaras responder tú a esta pregunta. Cuando lo hayas hecho, te sugiero que sigas leyendo, si te apetece.
No sé cuál habrá sido tu respuesta, pero creo que si le haces la misma pregunta a cualquier otra persona, da igual su edad o su sexo, la respuesta será algo parecido a que el amor es un sentimiento.
¿Por qué casi todo el mundo responde que el amor es un sentimiento? Creo que con ello muchas personas quieren dar a entender que el amor tiene poco que ver con la razón -asunto que hay que pensar bien-, y posiblemente esto sea debido a la influencia del romanticismo en este asunto.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, en los países más importantes de Europa, se desarrolló el movimiento cultural que se denominó la Ilustración. Pretendía que el ser humano, cualquier ser humano, alcanzara su mayoría de edad mediante el uso de la razón en todas las facetas de su vida, dado que se le consideraba y se le definía como un ser racional. Así, a través del uso de la razón, aspiraban a conocer la realidad y a acabar de una vez con la ignorancia. El criterio para dotar de validez y de confianza a algún conocimiento no era su pertenencia a alguna tradición ni a un credo religioso, sino su carácter racional.
La Ilustración llegó a España tarde y no fue bien recibida. Sí lo hizo, en cambio, con más fuerza, a principios del siglo XIX, el Romanticismo. Era un sistema de pensamiento que había brotado fundamentalmente en Alemania e Inglaterra. Dado que la razón no había terminado de calar en las masas sociales como instrumento idóneo de acercamiento a la realidad, se generó un movimiento contrario -el Romanticismo- que daba una importancia básica a la subjetividad del individuo y, sobre todo, al sentimiento como medio de captación de la realidad. La pasión, la belleza, la admiración por el héroe, la soledad, la nostalgia, la exaltación del yo individual, la valoración de lo diferente, de lo único y la importancia del infinito eran los criterios con los que el romántico se acercaba al mundo.
En lo que se refiere al amor, el romanticismo lo entendía como algo idealizado, con frecuencia imposible, a veces obsesivo, con tintes enfermizos, en donde la mujer solía ser cosificada y considerada como un objeto propiedad de un hombre a quien aquella se entregaba con pasión. El romanticismo mantenía varias formas posibles de amor, pero solo una era correcta; el resto eran maneras viciosas y corrompidas.
Creo que la mala herencia recibida del romanticismo en este tema consiste en que lo que entendían como sentimiento era más bien una emoción, o quizá un sentimiento mal gestionado por la razón. Veamos la diferencia.
Una emoción es una respuesta espontánea y automática que generamos ante un estímulo exterior. Las emociones suelen tener una intensidad mayor y una duración menor que los sentimientos. Por ejemplo, cuando reaccionamos ante la aparición de una sombra en una calle solitaria, nos aparece la emoción del miedo; o cuando nos encontramos ante la belleza de una persona o de una obra de arte, experimentamos emociones estéticas o, quizá, nos enamoramos.
Un sentimiento, por el contrario, es la interpretación racional y consciente que hacemos de una emoción. Por tanto, un sentimiento puede ser controlado por nuestros pensamientos. Por ejemplo, podemos analizar racionalmente el miedo que hemos notado en la calle solitaria y llegar a la conclusión de que estamos de verdad indefensos, lo cual puede producirnos un sentimiento de inferioridad; o que nos demos cuenta de que no es la primera vez que ocurre allí, y entonces es posible que el sentimiento sea de enfado. Nosotros podemos gestionar bien o mal nuestros sentimientos, pero las emociones, al ser espontáneas, son incontrolables y no podemos decidir su aparición o no.
El sentimiento implica una reflexión sobre la emoción aparecida. Dependiendo de cómo sea esa reflexión, aparecerá un sentimiento u otro. Tal reflexión estará influida por la formación que posea la persona y por las ideas que haya generado sobre el tema del que se trate. Por tanto, en el caso del amor, será muy importante el concepto racional del mismo que tenga la persona, porque cuando aparezca la emoción del enamoramiento, a ella le aplicará su concepto de amor y surgirá un determinado sentimiento de amor u otro.
En el romanticismo no se daba demasiada cabida a los aspectos racionales de las relaciones entre las personas. Eran, más bien, solo impulsos sensibles, corporales, de simpatía personal o de belleza los que hacían que dos personas dijeran que se amaban. Además, el amor solía ser mucho más apasionado que racional, hasta el punto de que se decían -no sé si, además, lo pensaban- verdaderas barbaridades para describir la relación amorosa. Las letras de las coplas españolas, también llamadas andaluzas o románticas, reflejan muy bien esta manera de entender el amor y la vida. El autor más representativo de este tipo de literatura fue Rafael de León y Arias de Saavedra, marqués del Valle de la Reina, del Moscoso y Conde de Gómara, un célebre poeta español de la generación del 27. De él son las siguientes letras que ilustran bien la manera romántica de entender el amor.
De lo que me está pasando
yo no me quiero enterar,
prefiero vivir soñando,
a conocer la verdad.
Que no me quiero enterar,
no me lo cuente, vecina,
¿no ve que lo sé de más
y tengo dentro la espina?
Tener de mí compasión
tener de mí caridad,
porque tengo un corazón
que no se quiere enterar.
Esta copla, Yo no me quiero enterar, que interpretaba Cocha Piquer, muestra a una persona que quiere vivir de espaldas a lo que realmente le está pasando, sin ser consciente de una manera racional de lo que le ocurre.
En tus manos un aroma
que trasminaba como el clavel,
pero yo lo echaba a broma
porque era esclava de tu querer (...)
No tienes que darme cuentas,
a ciegas yo te he creído,
yo voy por el mundo a tientas
desde que te he conocido.
Una actitud parecida revela esta copla, titulada A ciegas, que interpretaba en los años 70 del siglo pasado Marifé de Triana y de la que ha hecho una versión actual Miguel Poveda. Una mujer se considera esclava del amor de su amado, va por el mundo a tientas y no quiere que la otra persona le diga lo que ocurre. Prefiere estar ajena al mundo. Ha rechazado el uso de la razón para conocer la realidad de su vida.
Algo del mismo estilo ocurre con la copla Dime que me quieres, que cantara Concha Piquer en 1941 y de la que posteriormente hizo una versión Raphael. En ella aparece que:
Si tú me pidieras que al fuego me echase,
igual que madera me consumiría;
que yo soy tu esclava y tú el absoluto
señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vida.
Creo que esta concepción romántica del amor, aún presente hoy en no pocos casos, responde, por una parte, a una visión de inferioridad de la mujer respeto al hombre, al que necesita para vivir y del que se considera esclava, al que cree a ciegas y por el que sufre sin querer aceptar que lo hace; y, por otra, a un concepto muy simplista del amor, que cala muy profundamente en la mente, sobre todo, de la mujer romántica, pero que no se plantea racionalmente el tipo de relación que establece con el hombre. Ambos se dejan llevar por sus sentimientos, pero la racionalización que estos conllevan es muy pobre y no abarca los aspectos más importantes ni de sus formas de ser ni de sus vidas.
El amor romántico no se plantea, por ejemplo, si los estilos de vida de la pareja son compatibles, si aspiran a una vida en la que puedan participar los dos, si tiene que haber respeto entre ambos o si deben dialogar sobre lo que les ocurra. Son las sensaciones, sobre todo estéticas, a las que llaman sentimientos, los que rigen la relación.
¿Qué es el amor, entonces? Lo entiendo como una relación que se establece entre dos personas con el propósito de ayudarse mutuamente a vivir, a crecer como seres humanos, sin que ninguna de esas ayudas se dé a cambio de recibir la otra. Esta relación, que tiene un fuerte componente racional, no es como un negocio de compraventa, sino que son dos entregas a fondo perdido, como una muestra profunda de generosidad mutua. Evidentemente la ayuda tiene que proceder de ambas partes, pero sin que nadie ayude a la otra persona para que esta, a su vez, le devuelva la ayuda. No es, por supuesto, ninguna explotación del otro o de la otra, ni ninguna relación de propiedad de la otra persona, ni cabe ninguna superioridad, ni ninguna dependencia, ni ninguna obediencia, sino igualdad y diálogo. Y, lógicamente, acompañado por una profunda afectividad, que se manifestará como quieran, por sexo y por las convenciones que ellos quieran establecer.
Muchos de los problemas que soportan hoy las mujeres a manos de los hombres vienen, por una parte, por su falta de independencia económica, pero, por otra, por esta concepción romántica del amor, aún presente en la educación de muchas mujeres, y que hace decir a algunas de ellas frases tan lamentables como “Me pega, pero yo lo quiero y sé que él me quiere”.
Puedes escuchar aquí las canciones citadas.
https://www.youtube.com/watch?v=wsLb4m5gplI
https://www.youtube.com/watch?v=tI6bBs2n8kI
https://www.youtube.com/watch?v=-hIzI73z0Mw
¿Qué es el amor? Me gustaría que dejaras durante un rato de leer este texto e intentaras responder tú a esta pregunta. Cuando lo hayas hecho, te sugiero que sigas leyendo, si te apetece.
No sé cuál habrá sido tu respuesta, pero creo que si le haces la misma pregunta a cualquier otra persona, da igual su edad o su sexo, la respuesta será algo parecido a que el amor es un sentimiento.
¿Por qué casi todo el mundo responde que el amor es un sentimiento? Creo que con ello muchas personas quieren dar a entender que el amor tiene poco que ver con la razón -asunto que hay que pensar bien-, y posiblemente esto sea debido a la influencia del romanticismo en este asunto.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, en los países más importantes de Europa, se desarrolló el movimiento cultural que se denominó la Ilustración. Pretendía que el ser humano, cualquier ser humano, alcanzara su mayoría de edad mediante el uso de la razón en todas las facetas de su vida, dado que se le consideraba y se le definía como un ser racional. Así, a través del uso de la razón, aspiraban a conocer la realidad y a acabar de una vez con la ignorancia. El criterio para dotar de validez y de confianza a algún conocimiento no era su pertenencia a alguna tradición ni a un credo religioso, sino su carácter racional.
La Ilustración llegó a España tarde y no fue bien recibida. Sí lo hizo, en cambio, con más fuerza, a principios del siglo XIX, el Romanticismo. Era un sistema de pensamiento que había brotado fundamentalmente en Alemania e Inglaterra. Dado que la razón no había terminado de calar en las masas sociales como instrumento idóneo de acercamiento a la realidad, se generó un movimiento contrario -el Romanticismo- que daba una importancia básica a la subjetividad del individuo y, sobre todo, al sentimiento como medio de captación de la realidad. La pasión, la belleza, la admiración por el héroe, la soledad, la nostalgia, la exaltación del yo individual, la valoración de lo diferente, de lo único y la importancia del infinito eran los criterios con los que el romántico se acercaba al mundo.
En lo que se refiere al amor, el romanticismo lo entendía como algo idealizado, con frecuencia imposible, a veces obsesivo, con tintes enfermizos, en donde la mujer solía ser cosificada y considerada como un objeto propiedad de un hombre a quien aquella se entregaba con pasión. El romanticismo mantenía varias formas posibles de amor, pero solo una era correcta; el resto eran maneras viciosas y corrompidas.
Creo que la mala herencia recibida del romanticismo en este tema consiste en que lo que entendían como sentimiento era más bien una emoción, o quizá un sentimiento mal gestionado por la razón. Veamos la diferencia.
Una emoción es una respuesta espontánea y automática que generamos ante un estímulo exterior. Las emociones suelen tener una intensidad mayor y una duración menor que los sentimientos. Por ejemplo, cuando reaccionamos ante la aparición de una sombra en una calle solitaria, nos aparece la emoción del miedo; o cuando nos encontramos ante la belleza de una persona o de una obra de arte, experimentamos emociones estéticas o, quizá, nos enamoramos.
Un sentimiento, por el contrario, es la interpretación racional y consciente que hacemos de una emoción. Por tanto, un sentimiento puede ser controlado por nuestros pensamientos. Por ejemplo, podemos analizar racionalmente el miedo que hemos notado en la calle solitaria y llegar a la conclusión de que estamos de verdad indefensos, lo cual puede producirnos un sentimiento de inferioridad; o que nos demos cuenta de que no es la primera vez que ocurre allí, y entonces es posible que el sentimiento sea de enfado. Nosotros podemos gestionar bien o mal nuestros sentimientos, pero las emociones, al ser espontáneas, son incontrolables y no podemos decidir su aparición o no.
El sentimiento implica una reflexión sobre la emoción aparecida. Dependiendo de cómo sea esa reflexión, aparecerá un sentimiento u otro. Tal reflexión estará influida por la formación que posea la persona y por las ideas que haya generado sobre el tema del que se trate. Por tanto, en el caso del amor, será muy importante el concepto racional del mismo que tenga la persona, porque cuando aparezca la emoción del enamoramiento, a ella le aplicará su concepto de amor y surgirá un determinado sentimiento de amor u otro.
En el romanticismo no se daba demasiada cabida a los aspectos racionales de las relaciones entre las personas. Eran, más bien, solo impulsos sensibles, corporales, de simpatía personal o de belleza los que hacían que dos personas dijeran que se amaban. Además, el amor solía ser mucho más apasionado que racional, hasta el punto de que se decían -no sé si, además, lo pensaban- verdaderas barbaridades para describir la relación amorosa. Las letras de las coplas españolas, también llamadas andaluzas o románticas, reflejan muy bien esta manera de entender el amor y la vida. El autor más representativo de este tipo de literatura fue Rafael de León y Arias de Saavedra, marqués del Valle de la Reina, del Moscoso y Conde de Gómara, un célebre poeta español de la generación del 27. De él son las siguientes letras que ilustran bien la manera romántica de entender el amor.
De lo que me está pasando
yo no me quiero enterar,
prefiero vivir soñando,
a conocer la verdad.
Que no me quiero enterar,
no me lo cuente, vecina,
¿no ve que lo sé de más
y tengo dentro la espina?
Tener de mí compasión
tener de mí caridad,
porque tengo un corazón
que no se quiere enterar.
Esta copla, Yo no me quiero enterar, que interpretaba Cocha Piquer, muestra a una persona que quiere vivir de espaldas a lo que realmente le está pasando, sin ser consciente de una manera racional de lo que le ocurre.
En tus manos un aroma
que trasminaba como el clavel,
pero yo lo echaba a broma
porque era esclava de tu querer (...)
No tienes que darme cuentas,
a ciegas yo te he creído,
yo voy por el mundo a tientas
desde que te he conocido.
Una actitud parecida revela esta copla, titulada A ciegas, que interpretaba en los años 70 del siglo pasado Marifé de Triana y de la que ha hecho una versión actual Miguel Poveda. Una mujer se considera esclava del amor de su amado, va por el mundo a tientas y no quiere que la otra persona le diga lo que ocurre. Prefiere estar ajena al mundo. Ha rechazado el uso de la razón para conocer la realidad de su vida.
Algo del mismo estilo ocurre con la copla Dime que me quieres, que cantara Concha Piquer en 1941 y de la que posteriormente hizo una versión Raphael. En ella aparece que:
Si tú me pidieras que al fuego me echase,
igual que madera me consumiría;
que yo soy tu esclava y tú el absoluto
señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vida.
Creo que esta concepción romántica del amor, aún presente hoy en no pocos casos, responde, por una parte, a una visión de inferioridad de la mujer respeto al hombre, al que necesita para vivir y del que se considera esclava, al que cree a ciegas y por el que sufre sin querer aceptar que lo hace; y, por otra, a un concepto muy simplista del amor, que cala muy profundamente en la mente, sobre todo, de la mujer romántica, pero que no se plantea racionalmente el tipo de relación que establece con el hombre. Ambos se dejan llevar por sus sentimientos, pero la racionalización que estos conllevan es muy pobre y no abarca los aspectos más importantes ni de sus formas de ser ni de sus vidas.
El amor romántico no se plantea, por ejemplo, si los estilos de vida de la pareja son compatibles, si aspiran a una vida en la que puedan participar los dos, si tiene que haber respeto entre ambos o si deben dialogar sobre lo que les ocurra. Son las sensaciones, sobre todo estéticas, a las que llaman sentimientos, los que rigen la relación.
¿Qué es el amor, entonces? Lo entiendo como una relación que se establece entre dos personas con el propósito de ayudarse mutuamente a vivir, a crecer como seres humanos, sin que ninguna de esas ayudas se dé a cambio de recibir la otra. Esta relación, que tiene un fuerte componente racional, no es como un negocio de compraventa, sino que son dos entregas a fondo perdido, como una muestra profunda de generosidad mutua. Evidentemente la ayuda tiene que proceder de ambas partes, pero sin que nadie ayude a la otra persona para que esta, a su vez, le devuelva la ayuda. No es, por supuesto, ninguna explotación del otro o de la otra, ni ninguna relación de propiedad de la otra persona, ni cabe ninguna superioridad, ni ninguna dependencia, ni ninguna obediencia, sino igualdad y diálogo. Y, lógicamente, acompañado por una profunda afectividad, que se manifestará como quieran, por sexo y por las convenciones que ellos quieran establecer.
Muchos de los problemas que soportan hoy las mujeres a manos de los hombres vienen, por una parte, por su falta de independencia económica, pero, por otra, por esta concepción romántica del amor, aún presente en la educación de muchas mujeres, y que hace decir a algunas de ellas frases tan lamentables como “Me pega, pero yo lo quiero y sé que él me quiere”.
Puedes escuchar aquí las canciones citadas.
https://www.youtube.com/watch?v=wsLb4m5gplI
https://www.youtube.com/watch?v=tI6bBs2n8kI
https://www.youtube.com/watch?v=-hIzI73z0Mw