Mercedes Unzeta Gullón
Miércoles, 26 de Mayo de 2021
Las mártires de Somiedo, Beatas

Aires de Guerra XX

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Este domingo, 31 de octubre de 1936 la banda municipal interpreta en la Plaza Mayor Noain, pasodoble torero; Gigantes y Cabezudos, fantasía de la Zarzuela; Himno a las Milicias ciudadanas, con letra de José Aragón y música de Sebastián Méndez; Canción del Legionario y por último el Himno Fascista Italiano.

 

Astorga sigue recogiendo donativos incesantemente. En este caso el pueblo de Rabanal del Camino aporta a ‘la causa patriótica’: 75 reses lanares y cabríos, 17 mantas, 10 jerséis, 9 calcetines y toallas y latas de conserva, además de 584’70 pts. que se reparten en : 500 pts. para el Ejército, 50 para el avión León y 34’70 para el fajín del general Aranda.

 

Una curiosa noticia viene de Ávila. 'La ‘mano de oro’ de Santa Teresa ha sido entregada al Tesoro nacional'. Parece ser que en 1883 para robar las joyas de la Santa unos ladrones le cortaron la mano, y por suscripción nacional e internacional se reunió lo suficiente para hacerle una mano sustituta de oro, mano cuyo peso es de 750 gramos, y que fue entregada en un emocionante acto  al señor obispo como símbolo de unión de la Iglesia y el Estado.

 

Astorga es designada por el Ejército del Frente Norte como hospital de sangre de segunda línea de heridos y enfermos de guerra y reclama apoyo a la población a que se inscriban como socios camilleros “sin obligación de pago de cuota alguna ante el jefe de ambulancias Conrado Prieto González”.  El 5 de noviembre se activa la organización sanitaria de la ciudad para recibir a 250 nuevos heridos de los distintos frentes de combate.

 

En el Hospital de San Juan se instalarán 100 camas cuya asistencia correrá a cargo de los médicos Vega Delás, Pérez Crespo, Villanueva y Román Crespo. En el Hospital de las Cinco Llagas, 50 camas a cargo de los médicos Manrique y Matinot. Y en el colegio San José, 100 camas  a cargo de los médicos Martínez Luengo, Pardo, Gallego y Franco.

 

Con motivo de la implantación del ‘Día del plato único’ impuesto por el Gobernador General del Estado, el día 15 de noviembre, en Astorga se celebrará un almuerzo de carácter popular presidido por las autoridades. “Será servido por el Hotel Moderno en los salones del Teatro Manuel Gullón. Las tarjetas de asistencia a dicho banquete se expenderán al precio de seis pesetas”.

 

Hay escasez de alimentos, hay hambre pero “está terminantemente prohibido el ejercicio de la caza y de la pesca.”

 

El 7 de noviembre de 1936 se anuncian con todo detalle los numerosos preparativos militares y religiosos, comidas, misas, desfiles, repiques de campanas…para la celebración de la ‘inminente’ entrada del Ejército franquista en Madrid;  y con motivo de este hipotético acontecimiento el Casino abre una recaudación  para costear una comida ‘extraordinaria’ para los acogidos en el Asilo de Ancianos. Que Astorga se desborde, que Astorga vibre de entusiasmo. Astorganos todos a la calle, todos a gritar, a celebrar conmoción y con delirio esa fecha gloriosa en que se firmará con sangre la sentencia de muerte del marxismo. Todo lo merece España. ¡Arriba España! (Servicio de prensa y propaganda de Falange), la victoria no estaba tan cerca, todavía quedaban por delante dos años y medio de matanzas y destrucción.

 

El martes 24 de noviembre el periódico anuncia la despedida del alcalde Fonseca, que ha sido llamado a filas como alférez de Infantería para incorporarse al Regimiento nº 31 , y anuncia el nombramiento, por el Gobernador Civil de la provincia, del  teniente coronel de Caballería, retirado, don Luis Salas Caballero como nuevo alcalde para la Corporación Municipal de Astorga.

 

Ese mismo martes 24 de noviembre El Pensamiento Astorgano da la siguiente noticia que titula Ejecución de sentencia

 

En León fueron pasados por las armas en la madrugada del sábado los siguientes condenados a muerte en reciente Consejo sumarísimo.

 

Don Ramiro Armesto y Armesto, presidente de la Diputación Provincial; don Emilio Francés, gobernador civil de León; don Miguel Castaño Quiñones, alcalde de León; don Félix San Pedro Jiménez, industrial; don Manuel Santa María, catedrático del Instituto; don Orestes Vara Lafuente, oficial de Correos; don Atanasio Carrillo, oficial del Ayuntamiento de León; don Modesto Sánchez Cadenas, pintor; don Lorenzo Martínez Vaca, tipógrafo; don Onofre García, periodista; don Lorenzo Martín Maras, profesor particular; don Antonio Fernández Martínez, don José María de Celis Gascón, don Jesús González Rodríguez y don Isidoro Álvarez López, obreros.

 

También fue ejecutado en la capital el alcalde de La Magdalena don Jesús Martín Álvarez que hace pocos días fue condenado a muerte. El reo confesó y comulgó con gran fervor.

 

 

 

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Noticia de la muerte de las enfermeras

 

 Burgos 20 de enero de 1937. Cruz Roja. Asamblea Suprema. Conde de Vallellano, dirigida al hermano de Pilín.

 

“Mi querido amigo. Hablé el otro día con el Sr. Pourtalés… No he de ocultarle que las impresiones que tienen hoy por hoy son, con referencia a las de los mismos elementos rojos con quienes han hecho las gestiones, nada satisfactorias, ya que tanto a su hermana como a sus compañeras las tienen como desaparecidas pero, de nuevo, ante mi requerimiento, quedaron en intensificarlas para ratificar o rectificar la noticia y tomar medias la Cruz Roja Internacional respecto a lo que supondría una contravención flagrante y evidente de los convenios. Tan pronto sepa algo me apresuraré a comunicárselo.

Hablé el otro día con su madre de Vd. por teléfono…. Dejándole siempre abierta la puerta a la esperanza, citándole como ejemplo el caso del Sr. Roa, en que por fin, después de largas gestiones, se ha conseguido rescatar a casi la totalidad de su familia, y le suministré palabras esperanzadoras según sus deseos e instrucciones. Aprovecho gustoso esta ocasión para reiterarme a su disposición atento y buen amigo. El conde de Vallellano.”


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El 12 de febrero de 1937 llega a Astorga la noticia, que corre de casa en casa, de sorpresa en sorpresa, de angustia en angustia, de frustración en frustración, de lloro en lloro: las jóvenes enfermeras desaparecidas habían sido fusiladas cuatro meses antes, al día siguiente de su detención.

 

El 14 de febrero, la familia Gullón recibe el siguiente telegrama que ratifica ese escalofriante rumor: “Vallellano confirma oficialmente fusilamiento enfermeras”.

 

El 16 de febrero El Pensamiento Astorgano publica

 

 Al filo del mediodía de una soleada mañana otoñal hirió nuestros oídos la tremenda noticia : ¡Se las han llevado los rojos! Y la horripilante noticia corrió de boca en boca por todos los ámbitos de la ciudad, produciendo estupor y lágrimas. ¡Se las llevaron los rojos! Y en su sorpresa nadie preguntaba cuándo ni cómo. La curiosidad quedó aplastada por la brutal impresión.

 

Nunca vimos a la silenciosa Astorga en tan profundo silencio. De cerca presenciábamos la guerra,  y se nos llevaba algo muy hondo, muy nuestro, que una mañana salió riendo, no al frente ni a una avanzada, sino a una arriscada avanzadilla, para llevar a su último límite toda la raigambre de su fe, todo el fervor de su patriotismo y toda la abnegación de su risueña caridad.

 

Estamos seguros que cuando se tengan detalles del trágico fin de las jóvenes y angelicales astorganas, será este uno de los episodios más culminantes y enternecedores de esta cruenta lucha.

 

El Excmo. Ayuntamiento hará lo que oportuno crea. Es de justicia: Nosotros agregamos algo, que en este caso no es manido: dedicarles una calle, que se ha de llamar “calle o Plaza de las tres mártires de Somiedo”.

 

 

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En Astorga el 17 de febrero de 1937, tres días después de la noticia del fusilamiento de las enfermeras, como si de una revancha se tratara, son fusilados de madrugada, en la pared del cementerio que sirve de paredón, nueve ciudadanos que llevaban presos en el cuartel de Santocildes desde el 20 de julio del año anterior, entre ellos el ferroviario presidente de UGT de Astorga Bienvenido Martín Yuste.

 

Salamanca 26 de febrero. Cruz Roja Asamblea Suprema Burgos. “Desgraciadamente la noticia de la muerte de las tres pobres damas enfermeras y médico de la Cruz Roja hechos prisioneros en Somiedo es oficial y categórico. Los propios dirigentes rojos le comunicaron al Delegado de la Cruz Roja Internacional en Santander. La comunicación de los dirigentes rojos no decía, como es natural, que hubieran sido asesinadas sino que murieron en el mismo sitio en que fueron detenidas. La Cruz Roja de Ginebra no ha querido condenarlo públicamente por el temor de que sus delegados tuvieran que salir, si los había, de la zona roja”.

 

Se publica en los periódicos de la ciudad la nota oficial que el duplicado presidente de la institución humanitaria del  nuevo gobierno de Burgos, el conde de Vallellano, envía al delegado del Comité Local de la Cruz Roja en Astorga Don Julio F. Matinot. Fechado el día 12 de febrero de 1937 y publicado por  El Pensamiento Astorgano el 16 de febrero

 

“Con referencia a su atento oficio del 31 de octubre próximo pasado, siento tener que manifestarle que las tres damas enfermeras pertenecientes a esa Asamblea de Astorga, señoritas Mª del Pilar Gullón Yturriaga, Olga Pérez Monteserin y Octavia Iglesias Blanco, y el médico don Luis Viñuela Herrero, cuya evacuación a territorio ocupado por nuestras tropas pedí inmediatamente que recibí dicho oficio y por quienes desde entonces he venido interesándome “perecieron en el punto en que fueron hechos prisioneros”, según ha comunicado el Delegado de la Cruz Roja de Ginebra a su compañero en San Sebastián y me lo dice éste en carta del 10 del corriente.  Con esta misma fecha dirijo al Comité Internacional de la  Cruz Roja mi más indignada protesta y le ruego comunique la noticia, con las correspondientes precauciones, a las familias de las personas asesinadas, con el pésame de esta Asamblea y mío”..

 

 

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A partir de este momento la angustia se traslada a las innumerables incógnitas sobre su muerte. ¿Dónde sucedió?, ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Quiénes lo hicieron?, y comienzan las especulaciones.

 

En el diario leonés Proa, del 19 de febrero de 1937, publica el testimonio de dos jóvenes que estaban veraneando aquellos días en Pola de Somiedo y que presenciaron la llegada de los milicianos republicanos con  los prisioneros apresados en el Puerto.

      

“Una mañana imborrable de sus mentes vieron pasar una caravana con la bandera nacional y cantando la Internacional. En dicha caravana iban todos los anteriormente citados (las damas enfermeras de la Cruz Roja, señoritas Octavia Iglesias Blanco, Olga P. Monteserín Núñez y Pilar Gullón Yturriaga, el comandante Berrocal, varios oficiales y soldados y el joven médico Luis Viñuela Herrero), una de las damas enfermeras (Olga ) herida en un ojo.

 

En la plaza del pueblo y con asistencia de mucha gente fueron llevados a cabo los asesinatos. Se hacía difícil creer lo que vimos, que fueran prisioneros, toda vez que mostraban la mayor tranquilidad.  Al Comandante le mató una chica de 15 años diciendo antes de ejecutarle que ella estaba casada con un buen mozo que había perdido y por eso tenía la satisfacción de matar a otro buen mozo. El Comandante y otros, una vez fusilados fueron quemados, otros fueron enterrados.

 

Hubo un miliciano que con orgullo y rabia se dejaba decir el propósito insano de bajos apetitos que a él y a otros muchos animaba ante aquellas santas mujeres, pero sin poderlo conseguir. Sólo después de muertas les hubiera sido posible lograr esa profanación de la carne purísima de aquellas caritativas mujeres.

 

Todos murieron gritando ¡Arriba España!”

 

 

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El 25 de febrero de 1937 El Pensamiento Astorgano hace una relación de los numerosos y sentidos homenajes que en muchos lugares y muchas Corporaciones y Asociaciones hacen a las enfermeras. Rescato un fragmento.

 

Entre los incontables y expresivos testimonios de condolencia que continúan recibiendo de todas partes los distinguidos familiares de las mártires astorganas, merece especial mención el siguiente telegrama remitido por el Excmo. Señor Presidente de la República portuguesa al laureado artista señor Monteserín, gran amigo de Portugal:

 

Al señor don Demetrio Monteserín –Plaza Mayor, 12- Astorga.

 

Su excelencia el señor Presidente de la República portuguesa me encarga le signifique a usted su vivo sentimiento por la bávara muerte de su hija Olga, extensivo a las familias de sus mártires compañeras. Reciban también con sus sinceras condolencias la expresión de mi sincero pesar. –General Amilcar Motta, jefe de la Casa Militar”.

 

El ilustre Jefe del Estado portugués se había interesado vivamente con anterioridad por la suerte de las virtuosas damas enfermeras de la Cruz Roja astorgana.

 

       

 

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En La Luz de Astorga del 20 de abril de 1937 se publica un artículo sobre unos supervivientes de Somiedo.

 

Estos cuatro muchachos fueron hechos prisioneros por los marxistas en Somiedo el 27 de octubre del 36, en unión de varios falangistas y algunas damas enfermeras. Estos cuatro soldados son los únicos supervivientes  de aquel grupo.

 

Me refiere uno de los cuatro soldados cómo las enfermeras antes de morir fueron objeto de mofa por las milicianas rojas y cómo tuvieron que soportar toda clase de excesos antes de que la muerte las librara de los suplicios. (cuenta el articulista).”

 

 

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La Gaceta Regional publica un artículo el 4 de julio del 37 en el que describe lo que una joven narra lo que presenció en Pola de Somiedo aquel 28 de octubre del 36.

 

“En Pola se consumó el horrendo asesinato de las enfermeras leonesas, llevado a cabo a fines de octubre y esta joven que hoy nos relata todas estas escenas nos dice, con lágrimas en los ojos, que nunca olvidará el hecho del fusilamiento que forzosamente presenció, quedando grabada en su memoria la serenidad con que una de ellas, rubia y muy guapa (la rubia era Pilín), solicitó de sus verdugos el lavarse y peinarse antes de ser fusilada, cosa a la que accedieron y que ejecutó con una tranquilidad pasmosa. También nos cuenta cómo después de fusiladas, una familia de Pola, a hurtadillas y aprovechándose de la algarabía que el asesinato había producido, lograron recoger unos mechones de cabellos de las tres mártires para entregarlos como recuerdo, en su día, a las familias de las víctimas, cuyo hecho les valió el ser detenidas por el Comité, ignorando hasta la fecha cual ha sido su suerte.”

 

(*) Si quieres consultar los capítulos publicados: 

ENFERMERAS MÁRTIRES DE SOMIEDO

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