Descontrol en las renovables
![[Img #54248]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2021/3860_valle-escatron_pano_01-1-c2.jpg)
Quisiera comenzar diciendo que no estoy en contra de la energía renovable, pero el crecimiento descontrolado de vastos campos de paneles solares, está generando alarma en algunos de los pueblos donde se pretenden ubicar y a mí me está produciendo ciertas dudas de no estar otra vez ante la especulación por parte de grandes empresarios, o del típico pelotazo.
Nuestro país, junto con el resto de los países que componen Europa, parece ser que tiene como objetivo para el año 2030, que más del 30 por ciento de la energía consumida, provenga de las renovables. De entrada no está mal y además nuestro país tiene un gran potencial solar fotovoltaico. Pero este objetivo ha despertado el ansia de los fondos internacionales y de empresarios sin escrúpulos por conseguir terrenos donde instalar estos parques, para luego vendérselos a las compañías eléctricas. Hay mucho dinero en juego. Dinero que sirve como cebo para poder cambiar el paisaje de encinas y robles, por un auténtico mar de espejos. Se dice que la extensión de los macroparques que se pretenden montar equivale a cientos, y hasta miles de campos de futbol cada uno.
En el término municipal de Destriana de la Valduerna, la empresa perteneciente al Grupo Lamelas Viloria, pretende la ubicación de tres instalaciones de energía fotovoltaica, una de ellas a escasos 500 metros del ‘Barrio de la Gándara’, zona urbana donde viven medio centenar de personas y que cuenta a escasos 50 metros con la primera construcción de uso agrario. Sin descalificar las energías renovables, ya que a mi entender son mejor elección que las que emplean combustibles fósiles, se debe tener en cuenta que no todos los proyectos pueden ser viables ya que no puede ser obviado el contexto propio del lugar dónde se pretenden ubicar. La normativa europea y nacional, establece que la construcción de este tipo de parques fotovoltaicos en suelo rústico tiene que ser compatible con la necesaria conservación de los ecosistemas, suelos, biodiversidad, paisaje, agricultura, etc, a través de una planificación territorial y/o sectorial adecuada. Algo que parece no ajustarse al impacto ambiental que ha presentado la empresa citada anteriormente, ya que sin ir más lejos, en la fase de construcción de la planta, consideran residuos a los árboles, matorrales, praderas o cualquier tipo de vida vegetal que se triturará y retirará junto a la capa de tierra donde se han asentado.
Este solo es uno de los puntos a tener en cuenta, ya que si leemos con detenimiento la solicitud de autorización administrativa para la construcción de las plantas fotovoltaicas, podemos ver como la alteración de la zona será total y afectará de forma significativa a la fauna y flora del lugar. Por lo tanto es muy necesario buscar un equilibrio entre la implantación de energías renovables y la conservación del paisaje con los ciclos vitales de su población, que le corresponden, tanto animal como vegetal. Articular este equilibrio y velar por su cumplimiento, sin duda, le corresponde arbitrar al gobierno autonómico de Castilla León. Estoy de acuerdo en la necesidad de generar más electricidad, pero no podemos ocupar todo nuestro territorio natural con plantas solares. Mi modesta opinión sería que los paneles podrían colocarse en lugares ya humanizados y optar por el autoconsumo. Los polígonos industriales, nuestras viviendas, suman muchas hectáreas donde poder ubicarlos, pero claro esto no interesa a las grandes empresas promotoras, que lo que quieren es seguir ganando dinero, mucho dinero. Un experto en la materia alertaba sobre la paradoja que se dará y que parece ser que no se tiene en cuenta, y es que al estar promovidos los macroparques solares por fondos internacionales, que constituyen un auténtico oligopolio, “los españoles pagaremos a empresas extranjeras la energía eléctrica producida por nuestro sol, en nuestro propio territorio”.
Quisiera comenzar diciendo que no estoy en contra de la energía renovable, pero el crecimiento descontrolado de vastos campos de paneles solares, está generando alarma en algunos de los pueblos donde se pretenden ubicar y a mí me está produciendo ciertas dudas de no estar otra vez ante la especulación por parte de grandes empresarios, o del típico pelotazo.
Nuestro país, junto con el resto de los países que componen Europa, parece ser que tiene como objetivo para el año 2030, que más del 30 por ciento de la energía consumida, provenga de las renovables. De entrada no está mal y además nuestro país tiene un gran potencial solar fotovoltaico. Pero este objetivo ha despertado el ansia de los fondos internacionales y de empresarios sin escrúpulos por conseguir terrenos donde instalar estos parques, para luego vendérselos a las compañías eléctricas. Hay mucho dinero en juego. Dinero que sirve como cebo para poder cambiar el paisaje de encinas y robles, por un auténtico mar de espejos. Se dice que la extensión de los macroparques que se pretenden montar equivale a cientos, y hasta miles de campos de futbol cada uno.
En el término municipal de Destriana de la Valduerna, la empresa perteneciente al Grupo Lamelas Viloria, pretende la ubicación de tres instalaciones de energía fotovoltaica, una de ellas a escasos 500 metros del ‘Barrio de la Gándara’, zona urbana donde viven medio centenar de personas y que cuenta a escasos 50 metros con la primera construcción de uso agrario. Sin descalificar las energías renovables, ya que a mi entender son mejor elección que las que emplean combustibles fósiles, se debe tener en cuenta que no todos los proyectos pueden ser viables ya que no puede ser obviado el contexto propio del lugar dónde se pretenden ubicar. La normativa europea y nacional, establece que la construcción de este tipo de parques fotovoltaicos en suelo rústico tiene que ser compatible con la necesaria conservación de los ecosistemas, suelos, biodiversidad, paisaje, agricultura, etc, a través de una planificación territorial y/o sectorial adecuada. Algo que parece no ajustarse al impacto ambiental que ha presentado la empresa citada anteriormente, ya que sin ir más lejos, en la fase de construcción de la planta, consideran residuos a los árboles, matorrales, praderas o cualquier tipo de vida vegetal que se triturará y retirará junto a la capa de tierra donde se han asentado.
Este solo es uno de los puntos a tener en cuenta, ya que si leemos con detenimiento la solicitud de autorización administrativa para la construcción de las plantas fotovoltaicas, podemos ver como la alteración de la zona será total y afectará de forma significativa a la fauna y flora del lugar. Por lo tanto es muy necesario buscar un equilibrio entre la implantación de energías renovables y la conservación del paisaje con los ciclos vitales de su población, que le corresponden, tanto animal como vegetal. Articular este equilibrio y velar por su cumplimiento, sin duda, le corresponde arbitrar al gobierno autonómico de Castilla León. Estoy de acuerdo en la necesidad de generar más electricidad, pero no podemos ocupar todo nuestro territorio natural con plantas solares. Mi modesta opinión sería que los paneles podrían colocarse en lugares ya humanizados y optar por el autoconsumo. Los polígonos industriales, nuestras viviendas, suman muchas hectáreas donde poder ubicarlos, pero claro esto no interesa a las grandes empresas promotoras, que lo que quieren es seguir ganando dinero, mucho dinero. Un experto en la materia alertaba sobre la paradoja que se dará y que parece ser que no se tiene en cuenta, y es que al estar promovidos los macroparques solares por fondos internacionales, que constituyen un auténtico oligopolio, “los españoles pagaremos a empresas extranjeras la energía eléctrica producida por nuestro sol, en nuestro propio territorio”.