Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 19 de Junio de 2021

Ni los pies sobre la mesa nos salva

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Estos días se están dando en los medios muchas mofas, hoy llamadas ‘zascas’, por parte de la derecha al papel que ha hecho nuestro presidente Sanchez en la cumbre del G7. “que si Biden apenas le ha mirado” “que si ha hecho el ridículo queriendo hacerse la foto con Biden” “Que si no ha cruzado ni dos minutos con el Presidente de los EEUU”… ¡pero… de qué está hecha nuestra política!, o mejor dicho, ¡nuestros políticos que hacen  política!, o, ¡nuestros políticos que creen que hacen política!, o, ¡nuestros políticos que no saben nada de política! o nuestros políticos que son como una jaula de grillos….

 

Estos de la derecha ¡ay!.., solo pian y pian sin acordarse de lo que transportan a sus espaldas. Esta nueva algarabía sobre Sánchez me ha llevado a recordar la mítica imagen, un tanto deprimente, del ínclito Aznar fumándose un puro sentado con los pies encima de la mesa  al lado del entonces ‘gran’ George Bush, sintiéndose el más feliz y más importante del mundo, como un niño al que le regalan por su cumpleaños asistir a la fiesta de los mayores y se siente grande e importante, y se pirra por imitar a sus superiores. Si la política va tan solo de gestos, y hace tiempo que va de eso, apaga y vámonos.

 

En política interior estamos en pura bulla, en un griterío desbocado por cuestión de unos posibles ‘futuros’ indultos. Todo es puro machaque ¿qué esconde tanta trifulca? En los últimos 25 años se han concedido 10.652 indultos de toda índole; Aznar concedió 139 inultos por delitos de corrupción, entre ellos había alguno de sus ministros; Zapatero 62 y Rajoy 16. También tenemos los indultos a golpistas como los de Alfonso Armada y Milans del Bosch, en 1988 concedidos por Felipe González. No recuerdo tanto alboroto. La CEOE dice que estos indultos son “bienvenidos”, la patronal que es importante para “avanzar”, pero el bloque conservador, con espíritu de cruzada, está empecinado en sostener una situación beligerante.

 

¿Qué pretende la derecha? Quizás establecer una cortina de humo para seguir tapando el caso Gürtel -por elegir alguno de sus casos escabrosos-  que por ser un caso del que se ha hablado mucho, y viene de hace tiempo, da la impresión que es un caso zanjado;  pero, según parece, todavía no sabemos gran cosa de él. Se va viendo que se trata de una maraña que no termina con Bárcenas, como les gustaría a los PePes, sino que se sigue tirando del hilo y siguen apareciendo muy feas manipulaciones, como  las maniobras del PP para torpedear la investigación judicial. Justamente este miércoles pasado declaró ante la Audiencia Nacional el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), Manuel Morocho, y detalló las presiones que sufrió por parte del PP para tratar de frenar sus investigaciones, y las irregularidades con las que se encontró para boicotear sus informes.

 

El PP tiene ahí una buena merdé que lógicamente no le interesa en absoluto que salga a la luz, aunque sus pillerías son cosa evidente. No hay más que seguir la secuencia de lo acontecido desde “Bárcenas sé fuerte”, pasando por el borrado de su disco duro, siguiendo por el chofer-espía que le roba los documentos, a las declaraciones de amnesia de los implicados… y a todo lo demás que sale y que seguirá saliendo. ¡Una gran merdé de intrigas, espionajes, robos, eliminación de pruebas y chanchullos. Pero aunque sea evidente todo ello hay que encontrar las pruebas que a estos astutos sátrapas se les hayan podido escapar de su ocultación.

 

Me he desviado de mi camino. Yo quería centrarme en nuestra posición en el mundo exterior. Realmente no es una posición muy ventajosa. Pero esto no viene de ahora. Repasando un poco la historia podemos ver que en los tratados internacionales no hemos salido muy beneficiados. Tengo la impresión de que siempre hemos recogido lo que nos han dado sin mucho posicionamiento de exigir ni de elegir.

 

Y en este punto me voy a referir a un historiador argentino, Marcelo Gullo, que acaba de publicar un libro que se llama ‘La madre patria’, en el que analiza la posición internacional de España, y apunta que España e Iberoamérica están perdiendo el norte porque han olvidado su verdadera historia. También podría decirse, digo yo, que además de “perder el norte” están ‘pendientes del Norte’ por lo mismo. En este libro el doctor en ciencias políticas intenta demostrar, curiosamente, que la ‘leyenda negra’ española fue la obra más eficaz del marketing político británico.

 

En la entrevista que hace el diario Nius a Marcelo Gullo a raíz de la publicación de su libro, éste explica el porqué España arrastra un “profundo complejo de inferioridad”; según él es debido a la hispanofobia provocada por los ingleses ya en tiempos de Carlos V y reforzada con Felipe II; afirma que esta aversión que los ingleses divulgaron hacia lo hispano ha debilitado a España frente a Europa.

 

A este estudioso de las políticas internacionales le llama la atención que España se creyera la leyenda de su pasado negro y asegura que eso es lo que la ha condicionado a lo largo de los tiempos. “Es lo que más llama la atención. Ningún país se cree la historia que crean sus enemigos. ¿Algún francés se creería la historia de Francia escrita por Alemania en 1910? Imposible porque Alemania era enemiga de Francia. ¿Cómo puede ser que los españoles y los hispanoamericanos aceptemos la historia escrita por nuestros enemigos? La leyenda negra española es la primera fakenews de la historia, la obra más fantástica del marketing político británico. Luego tomaron el testigo Estados Unidos y la Unión Soviética. Todo termina como ellos se habían propuesto: derrumbando y balcanizando España e Hispanoamérica.”

 

“La verdadera Europa la han hecho España e Italia.” Afirma Gullo. “España va a dar lo mejor de Europa durante 100 años, toda la literatura, el arte, la técnica, la medicina. Fue la referencia para el pensamiento europeo durante todo el siglo XVI. Todo ese aporte fue enterrado por la propaganda política extrajera. España crea el derecho internacional con Francisco de Vitoria, también inicia el pensamiento económico mucho antes que Adam Smith. Luego vino la leyenda negra, el oscurantismo, y pasó eso tan curioso: los españoles creyeron la falsa historia de España contada por los ingleses.”

 

Y, según el profesor de política internacional, aquella época en la que nos oscurecieron nos provocó un gran complejo de inferioridad que pervive hasta nuestros días.

 

“España llegó a la Comunidad Económica Europea creyendo que se trataban de buenos muchachos que jugaban en un club social. En realidad era un juego de póker. Entró cuando el proceso era igualitario y Alemania no había tomado la decisión de hegemonizar Europa de acuerdo a sus necesidades. España, con el prejuicio de la leyenda negra, se consideraba menos que los otros europeos y aceptó todo lo que le ofrecían en ese club, creyendo que eran buenos muchachos. Ahora la moneda común está hecha a imagen de lo que necesita Alemania. Por eso  hay en España deterioro de los salarios y pérdida de competitividad. Si España no hubiese entrado en ese complejo de inferioridad derivado de la ‘leyenda negra’ hubiera estado en mejores condiciones de negociar su adhesión.”

 

Para el escritor, con la reunificación Alemania se hace fuerte, y en Europa empieza a haber una metrópoli con una colonias, naturalmente nosotros estamos en las colonias.

 

También argumenta Gullo que el mismo sentimiento de inferioridad nacional traído en el tiempo debilita a la nación frente a la afrenta catalana.

 

“Cuando España se cree la leyenda negra escrita por sus enemigos se condena a sí misma. Entonces son inevitables los separatismos: España era un monstruo devorador de pueblos y violador de mujeres, se decía. Esto lo aprovecha un grupo de locos en Cataluña que empieza a identificar esa falsa conquista de América con una supuesta conquista de Cataluña. La realidad que esos catalanes niegan hoy es que Cataluña se desarrolló industrialmente gracias al sacrificio de todos los españoles, que eran cautivos de su industria textil.”

 

“La historia sirve para explicar el presente y construir el futuro. La falsa historia conduce a la mala política. Si perdemos la memoria no sabemos a dónde tenemos que ir.”

 

Es un punto de vista curioso como explicación a ese sometimiento que se detecta, a ese ir siempre un pasito por detrás en todas los acuerdos internacionales desde que dejamos que ‘el Sol se fuera poniendo en nuestros dominios’ y a pesar de conseguir  fumarnos un puro y poner los pies sobre la mesa al lado de ‘los grandes’.

 

Nosotros, españoles, tenemos un porcentaje importante de sangre árabe y el árabe tiene un componente significativo en su ADN de comerciante negociador ¿dónde y cuándo hemos perdido esa impronta en nuestros genes para negociar cualquiera de los tratados internacionales en los que por pura falta de coraje o atrevimiento o complejos nos hemos llevado lo que los otros han querido, no lo que nosotros quisiéramos?   

 

¿Será todo culpa de los ingleses y su perversidad de crearnos un histórico complejo de inferioridad? Todo podría ser porque nos ha servido ni la puesta en escena de los pies sobre la mesa con el puro humeante en la comisura de los labios a lo Churchill.

 

O témpora o mores

 

 

 

 

 

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