El Camino de Santiago (XV, XVI Y XVII Final)
POR LA MARAGATERIA
No acaba el camino en Astorga, porque prosigue en su marcha hacia Santiago de Compostela. Primero por sus pedanías y luego por la Maragatería. Por Puerta Obispo los peregrinos salen de la ciudad y avanzan por la llamada rúa de los Francos, actualmente calle San Pedro, eran donde estaba ya en el siglo XI la iglesia conocida como de San Pedro de Afuera, que ahora es la más recientemente reconstruida de la ciudad.
Se continuaba por las Peñicas hacia el hospital de Sancha Pérez, de la cofradía de las Mártires. En la actualidad nada más salir de Astorga se alcanza Valdeviejas, que queda en el sentido de la marcha a la derecha cuando se alcanza la ermita del Ecce Homo, primera parada del camino recién iniciado. Esta capilla es de origen medieval y contaba con un pozo en el que los peregrinos se refrescaban y se abastecían. La leyenda cuenta que cuando una peregrina se encontraba ocupada en este menester su hijo pequeño se cayó dentro. La madre imploró al Ecce Homo, la imagen de Cristo atado a la columna, que en su interior se venera. Entonces las aguas crecieron y le devolvieron el niño. Fue entonces cuando la imagen del Cristo fue reconocida y se recuerda con una lápida, que dice: “Echa limosna viajero, y al instante verás cómo sales del atolladero”.
![[Img #54570]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/5073_15538.jpg)
En este pueblecito se cosecha el garbanzo ‘PicoPardal’, con esta denominación de origen y tan fundamental para el cocido maragato, que desde Astorga se ofrece por todos estos pueblos, como manjar para turistas.
Ya se ha entrado en la Maragatería y el pueblo siguiente es Murias de Rechivaldo, en su actual emplazamiento, al que tuvo que ser trasladado para evitar las acometidas del caudal del rio Jerga, que, en tiempos pasados, con mucha más agua, adquirió fama de traicionero. Las casas ya tienen aspecto de Maragatería. Construidas en piedra, con distinción de viviendas para agricultores o arrieros, que conservan, estas últimas, grandes portones para el acceso de los carromatos. Las casas más bajas dedicadas a cuadras y pajares, con su techo de cuelmo, paja prensada de centeno.
En el pasado estuvieron cubiertas así muchas de estas edificaciones de León, conocidas como casa de sobera, dedicadas a estos menesteres y a los pastores y al ganado. Estas casas hubo tiempos que estuvieron habitadas y se caracterizaban porque en su interior tenían cocina y, sin embargo, carecían de chimenea. El humo salía por entre la paja, por la que el agua de la lluvia no entraba.
DE SANTA CATALINA A SANTA COLOMBA
El Camino prosigue hacia Castrillo de los Polvazares, que, a diferencia de Murias, no lo cruza, sino que gira para evitarlo, encaminándose hacia Santa Catalina de Somoza, que es parada y fonda para muchos peregrinos. Con una historia muy pegada al Camino de Santiago. Allí estuvo el Hospital de yuso, o abajo, cuando en el Ganso estaba el Hospital de suso o arriba.
Fue el de yuso un hospital de larga transcendencia en la asistencia del Camino, bajo la advocación de Virgen de las Candelas. Quedó destruido en la Guerra de la Independencia. Santa Catalina conserva como apellido “de Somoza”, sub montia, bajo los montes, como se conocía a la comarca antes der que pesara a denominarse Maragatería. Desde allí, a modo de mirador natural, se contempla la planicie verdiocre de la Maragatería hasta concluir con la mole del Teleno. Cuenta con diversos alojamientos rurales y albergues para peregrinos.
En el pueblo siguiente Pedredo, se encuentra el Castro y Corona del mismo nombre. Denominado como castro porque allí habitaron astures antes del dominio romano. Está a falta de que se haga un verdadero estudio arqueológico. Corona se llama porque era el dormitorio de los esclavos trabajadores de las explotaciones auríferas romanas, sobre el cerro y al lado de la mina. Las explotaciones llegaban desde sus estribaciones hasta el rio Turienzo, con canales de lavado y murias, como se denominaba a los amontonamientos de cantos rodados movidos en la búsqueda, más balsas de agua, así como bocas de galerías.
A continuación, está Santa Colomba de Somoza, el mayor ayuntamiento de la comarca, que suma 19 poblaciones y entre todas apenas alcanzan el medio millar de habitantes. Es un pueblo de gran tradición arriera, que en 1750 contaba con 34 vecinos de los cuales la mitad se dedicaban al trasporte con animales. Alcanzaron su esplendor en ese siglo XVIII y en el siguiente. Los arrieros, además de su oficio de trajinar por los caminos se dedicaban a otros negocios, destacando como prestamistas y usureros, con lo que las principales familias se enriquecieron hasta el extremo de que se acuñara un dicho popular: “¿Quién es Dios? Pedro Crespo y otros dos. ¿Y quiénes son los otros dos? El ti Cristo y el ti calisto”.
![[Img #54571]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/861_2178746055_149c59bb8d_b.jpg)
Santa Colomba conserva en la actualidad la grandeza de muchas casas maragatas, organizadas en dos núcleos separados por el rio Turienzo. El más antiguo y peor conservado, se encuentra a la derecha en torno a la parroquia de Nuestra Señora de la Expectación o Virgen de la O, reconstruida a principios del siglo pasado. Ambos barrios están unidos por el puente de piedra. Al otro lado, en el barrio más moderno, pueden verse viviendas de grandes dimensiones, caracterizadas por su llamativas galerías y corredores, pintados preferentemente en su característico color azul, que destacan junto a sus grandes portones arrieros, con grandes herrajes, que evidenciaban el poderío económico de sus propietarios. Poseen un típico estilo constructivo en piedra que guardan en el interior, en torno al patio central, las viviendas y los negocios particulares que practicaban.
En el centro del pueblo, junto a la carretera, está el antiguo grupo escolar, levantado en piedra y con los marcos de los huecos en ladrillo, de principios del siglo pasado, que actualmente es la sede del Ayuntamiento.
En su entorno está la Laguna Cernea. Un gran depósito de agua que se utilizaba en los procesos de lavado de la minería romana. También esta próxima una planicie conocida como El Soldán, en la que hubo una villa romana de gran magnitud, que contaba con muchas dependencias y hasta un columbario o cementerio privado. Santa Colomba cuenta con varios alojamientos y albergues.
El pueblo siguiente Santa Marina de Somoza, toma su nombre de la santa gallega del mismo nombre. Conserva casonas de su pasado arriero, en medio del camino gallego entre Castilla y León y Galicia. Actualmente la habitan menos de veinte personas, aunque en el verano recobra la vida, pues son muchos los vecinos que viven fuera y conservan su casa en este lugar, a la que regresan.
![[Img #54572]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/4658_caminobike.jpg)
DE RABANAL A MANJARÍN
Rabanal del Camino, constituye el principal punto de parada de los peregrinos que vienen de Astorga. Es un pueblo realmente renacido, aunque sus orígenes vienen del pasado, por la influencia actual del Camino de Santiago, con múltiples albergues y restaurantes. Cuenta con una iglesia y dos ermitas. Es el paso hacia el Puerto de Foncebadón y la Cruz de Hierro y hacia el Bierzo.
Su relación con el Camino de Santiago ya aparece en el Codex Calixtinus en el año 1140. Los templarios, asentados en Ponferrada y en Turienzo tuvieron aquí un enclave para proteger a los peregrinos. Muy recientemente se han asentado en el pueblo la orden benedictina, procedente de Alemania, para procurar asistencia religiosa a los peregrinos. Por la Calle Real, que lo atraviesa, discurre el Camino por un pueblo que contó con gran actividad arriera por lo que subsisten las viviendas que estos utilizaron.
Allá por el siglo X se celebró el conocido como Concilio de Foncebadón o Monte Irago, el pico que hay que cruzar de unos 1.500 m, en los Montes de León, que desde la provincia de Zamora llegan hasta el Bierzo, aquí tan próximo, y que tienen el Teleno como su cumbre más alta, con 2.183 m de altitud.
PUEBLOS RENACIDOS
A Foncebadón lo levantó el ermitaño Gaucelmo cuando construyó el primer hospital que se conoce y él fue el que se ocupó de poner la cruz de hierro en el pasaje que se conoce con este nombre, en el que remató el simple poste que había con el símbolo cristiano. En el siglo XII se había conformado el pueblo alrededor de su iglesia de San Salvador y contó además del hospital, con albergues y una abadía y con cierta bonanza económica, favorecida por privilegios reales.
La decadencia le llegó en el siglo XX porque incidió muy especialmente la que alcanzaba a toda la Maragatería. Con casusas como la general, la implantación del ferrocarril y, en este caso la apertura de alternativas en las vías de comunicación. Llegó así el total abandono del lugar, como ocurriera en sus proximidades con Labor de Rey, pueblo que permanece totalmente abandonado en la actualidad. Sin embargo, Foncebadón ha resurgido como consecuencia de la recuperación del Camino de Santiago, que volvió a contar con peregrinos y tras la aparición de un emprendedor hostelero, que abrió sus instalaciones al final del siglo pasado, con nombre de la diosa griega de la tierra para su establecimiento, con decoración celta y cocina tradicional, con lo que indujo el asentamiento de nuevos pobladores.
![[Img #54573]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/1293_captura-de-pantalla.jpg)
Cuenta ahora Foncebadón con varios albergues y su iglesia restaurada, que luce campanas ante quienes se dirigen a la Cruz de Hierro, Cruz de Fierro, en leonés. Así se denomina al crucero que se haya en el punto más alto del Camino a Santiago Francés, situado a 1.500 msnm. Está situada entre Foncebadón y Manjarín. Se trata de un poste de madera de unos cinco metros, sobre el que está implantada la cruz. En la base del poste hay un montículo de piedras pequeñas que cuenta con diversas leyendas sobre su origen. La principal es que cuando se estaba construyendo la Catedral de Santiago se demandó a los peregrinos que contribuyeran trayendo cada uno una piedra. De ahí, se afirma, ha venido la tradición actual de que cada peregrino que pasa acopie y la deposite para celebrar que ha superado el puerto.
Otra leyenda afirma que el montículo se formó porque fue el lugar en el que se reunieron los ejércitos astures para dar la batalla final a los romanos. Cada uno de los guerreros depositó una piedra. Finalizada la campaña, derrotados, pasaron los supervivientes uno a uno a recogerlas y, contando las que quedaron, dedujeron cuantos habían perecido en el empeño.
A la llegada a Manjarín unos bienhumorados carteles indican que Santiago de Compostela está a 22 km. Roma a 2.475. Méjico a 9.376 y el Machu Pichu a 9.453. Consta la existencia de Manjarín desde el siglo XII, con referencia al hospital que allí había y que era el último que prestaba asistencia antes de adentrase en el Bierzo.
Su altitud de 1.451 m, su terreno de mala calidad y su situación, expuesto a todos los vientos y demás inclemencias del tiempo, condicionan su existencia como un lugar hermoso y a la vez agreste y desagradable, pero que aun así ha permanecido. En el siglo XVIII contaba con 28 vecinos y un centenar de habitantes y sus niños acudían a su escuela.
Vivían del paso por el Camino Real, que unía León con Castilla. La nueva carretera a Galicia supuso el final, que llegó cuando el pueblo fue totalmente abandonado mediados del pasado siglo. Resurgió, como Foncebadón, en este caso de la mano del último ‘hospitalario templario’,
Es el final del Camino que a partir de aquí se adentra en el prometedor Bierzo. Un tramo que en el pasado estuvo sometido al asalto de bandidos inacabables para atemorizar al peregrino. Un tramo que además de los bandidos padecía el hambre –mal terreno, malos cultivos-. En un clima dominado por el frío y la nieve, que agobiaban a los peregrinos, agotados tras cruzar ríos, pasar lugares, encontrarse con desalmados y aprovechados. Dormir en alojamientos entre pulgas y chinches que dominaban y las ratas, en las ciudades y serpientes y reptiles en el campo; los lobos en el monte, recorriendo hospitales, en donde entre peregrinos agotados convivían con enfermos alcanzados por la lepra, la sarna, la tisis y otras enfermedades, que diezmaban los cuerpos, además de mutilaciones y toda clase de dolencias.
Existían, sí, consuelos espirituales y promesas para la esperanza, que hacían más deseada la llegada a Santiago de Compostela, como un paraíso prometedor, fuera esta la razón por la que se hacía el camino, u otra.
![[Img #54574]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/7155_el-hospitalero-tomas-martinez-delante-de-su-albergue_1086_p.jpg)
LOS SURCOREANOS
De aquellos tiempos a estos. En la parte oriental de Asia, al sur de la península de Corea y a más de 10.000 km de Galicia se encuentra Corea del Sur. Además de esta separación física tienen otra enorme distancia cultural y, sin embargo, el Camino de Santiago registra en los últimos años un incremento incesante de peregrinos de esta nacionalidad. Más de seis mil surcoreanos son los peregrinos que transitaron por el camino el último año y la cifra sigue creciendo.
Acuden atraídos por lo que en su país se cuenta del camino, que es protagonista de bestsellers, realities y programas de televisión de todo tipo. Explicar por qué ocurre esto nos lleva a descubrir un curioso fenómeno. Antes de que esto llegara a ser así fueron las televisiones del país las que las que provocaron a sus telespectadores a la ‘aventura del camino’, tras volar miles de kilómetros y lanzarles a hacer más a pie, por una tierra para ellos exótica hasta llegar a Galicia. Un mundo sorprendente que aparecía ante sus ojos como un mundo para descubrir.
La escritora Kin Nan Hee, realizó el camino en 2006 y publicó el relato de su viaje. En el año 2008 los surcoreanos que hicieron el camino de Santiago fueron 915. Además también han influido en ellos obras de la escritora coreana Kin Hyosun, que publicó en 2011 una trilogía que figuró varios meses entre los libros más vendidos. Tuvo tal impacto que desde entonces miles de surcoreanos no dudaron de preparar la mochila, subirse a un avión y dirigirse a seguir los pasos de la popular protagonista de la historia.
Estas y otras obras crearon el fenómeno inicialmente. En la actualidad son las cadenas de TV e Internet las que lo alimentan. Programas informativos y documentales abrieron el campo de los realities. El primero con una madre que había perdido a su hija, un desempleado y una escritora. Así se fueron encadenando hasta el de los integrantes del grupo K Pop, que mantuvo enganchada a la Juventud surcoreana. En este fenómeno que están experimentado los surcoreanos tienen una participación muy estrecha la comunidad católica del país, que alcanza a una 30 % de su población. En Santiago han señalado que “Su espiritualidad entronca muy bien con lo que es la peregrinación, caminar hacia una meta.”
Después de la guerra entre las dos Coreas los surcoreano tuvieron que trabajar duro para rehacer sus vidas, reparar sus casas y reponerse de las penalidades sufridas y de los esfuerzos físicos y emocionales que les había supuesto. 50 años después encontraron el Camino como la forma de hacer una pausa en la vida y enfrentarse con la experiencia de buscar la paz interior y de buscarse a uno mismo. Las explicaciones que se dan sobre sus motivaciones para hacer el Camino hablan de “hacer una pausa en la vida laboral, familiar y personal y a la vez una huida temporal del sistema productivo del país, de la rutina y del stress urbano e incluso para librarse de la permanente amenaza que supone Corea del Norte.”
El resultado ha sido según la oficina del Peregrino de Santiago que los surcoreanos pasaron de contabilizarse como anécdota a figurar entre las diez nacionalidades que en más cantidad llegan a Compostela. Al mismo tiempo consideran que esta parte del camino entraña los valores que otros itinerarios solo tienen en parte.
![[Img #54575]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/6871_manjarin_leon_03.jpg)
EN BUSCA DEL CAMINO
En Corea están intentando, inspirados por el Camino de Santiago, crear su propio camino. Algunos coreanos, de los que en su día fueron peregrinos, han vuelto a España para participar como voluntarios o como hospitaleros. A diferencia de los peregrinos de otras nacionalidades, tienden a iniciar su aventura en el mes de enero, cuando la nieve cubre partes del recorrido, atraídos por el manto blanco, que en alguna ocasión incluso les ha propiciado algún percance peligroso. Difieren de los peregrinos en general en que son más madrugadores, comen poco y suelen caminar en silencio. Siempre lo hacen después de su saludo: “Buen camino”.
Cuentan con un albergue en Madrid, que acoge a los surcoreanos que llegan y al que vuelven cuando regresan. La República de Corea del Sur está ubicada en la parte sur de su península. Con Corea del Norte en la parte superior, divididas tras la guerra que mantuvieron a principios de los 50 del pasado siglo. La parte del norte sometida al bloque soviético y el sur a EE. UU.
Formaban un solo país hasta 1945, perteneciente a una de las civilizaciones más antiguas del mundo, aunque sometida a China y Japón. Cuenta con unas 3.000 islas que la rodean. Con idioma propio, desde 1987 es una democracia multipartidista. Tiene una población de poco más de 50 millones. Casi la mitad de su población vive en torno a su capital, Seúl, considerada la segunda zona más poblada, tras Tokio.
Desde 1950 ha crecido mucho y es la 13ª economía del mundo y uno de los países más avanzados tecnológicamente y mejor comunicados, con grandes empresas como Hyundai y Samsung. Es el tercer país con usuarios de internet de banda ancha y uno de los líderes mundiales en aparatos electrónicos y teléfonos móviles. Cuenta con infraestructuras muy avanzadas y es líder en la construcción naval. Tiene un PIB per cápita de 41.338 US y ocupa el puesto 28 y España el 29 con 40.118, según el FMI en 2018.
Los surcoreanos llegan a España con mucha información y saben lo que se van a encontrar. Hasta conocen el clima por lo que no se sorprenden al llegar en el invierno. Como las costumbres y los comportamientos culturales y sociales de los españoles. Los costes del camino no les suponen una carga insoportable. Tampoco el vuelo hasta Madrid, como la manutención diaria les resulta asumible.
El 60% de los peregrinos son cristianos, aunque no se puede afirmar que todos hagan el camino por motivaciones religiosas. Los 900 de 2008 fueron 4.000 mil en 2017. Posteriormente 5.000 y luego 6.000 y se esperaba superar esta cifra en los años próximos. Media de edad. 42,5 años.
En 2014 fueron el noveno país del mundo en número de visitantes con 3.800 peregrinos. En el año 2919 los primeros extranjeros.
POR LA MARAGATERIA
No acaba el camino en Astorga, porque prosigue en su marcha hacia Santiago de Compostela. Primero por sus pedanías y luego por la Maragatería. Por Puerta Obispo los peregrinos salen de la ciudad y avanzan por la llamada rúa de los Francos, actualmente calle San Pedro, eran donde estaba ya en el siglo XI la iglesia conocida como de San Pedro de Afuera, que ahora es la más recientemente reconstruida de la ciudad.
Se continuaba por las Peñicas hacia el hospital de Sancha Pérez, de la cofradía de las Mártires. En la actualidad nada más salir de Astorga se alcanza Valdeviejas, que queda en el sentido de la marcha a la derecha cuando se alcanza la ermita del Ecce Homo, primera parada del camino recién iniciado. Esta capilla es de origen medieval y contaba con un pozo en el que los peregrinos se refrescaban y se abastecían. La leyenda cuenta que cuando una peregrina se encontraba ocupada en este menester su hijo pequeño se cayó dentro. La madre imploró al Ecce Homo, la imagen de Cristo atado a la columna, que en su interior se venera. Entonces las aguas crecieron y le devolvieron el niño. Fue entonces cuando la imagen del Cristo fue reconocida y se recuerda con una lápida, que dice: “Echa limosna viajero, y al instante verás cómo sales del atolladero”.
En este pueblecito se cosecha el garbanzo ‘PicoPardal’, con esta denominación de origen y tan fundamental para el cocido maragato, que desde Astorga se ofrece por todos estos pueblos, como manjar para turistas.
Ya se ha entrado en la Maragatería y el pueblo siguiente es Murias de Rechivaldo, en su actual emplazamiento, al que tuvo que ser trasladado para evitar las acometidas del caudal del rio Jerga, que, en tiempos pasados, con mucha más agua, adquirió fama de traicionero. Las casas ya tienen aspecto de Maragatería. Construidas en piedra, con distinción de viviendas para agricultores o arrieros, que conservan, estas últimas, grandes portones para el acceso de los carromatos. Las casas más bajas dedicadas a cuadras y pajares, con su techo de cuelmo, paja prensada de centeno.
En el pasado estuvieron cubiertas así muchas de estas edificaciones de León, conocidas como casa de sobera, dedicadas a estos menesteres y a los pastores y al ganado. Estas casas hubo tiempos que estuvieron habitadas y se caracterizaban porque en su interior tenían cocina y, sin embargo, carecían de chimenea. El humo salía por entre la paja, por la que el agua de la lluvia no entraba.
DE SANTA CATALINA A SANTA COLOMBA
El Camino prosigue hacia Castrillo de los Polvazares, que, a diferencia de Murias, no lo cruza, sino que gira para evitarlo, encaminándose hacia Santa Catalina de Somoza, que es parada y fonda para muchos peregrinos. Con una historia muy pegada al Camino de Santiago. Allí estuvo el Hospital de yuso, o abajo, cuando en el Ganso estaba el Hospital de suso o arriba.
Fue el de yuso un hospital de larga transcendencia en la asistencia del Camino, bajo la advocación de Virgen de las Candelas. Quedó destruido en la Guerra de la Independencia. Santa Catalina conserva como apellido “de Somoza”, sub montia, bajo los montes, como se conocía a la comarca antes der que pesara a denominarse Maragatería. Desde allí, a modo de mirador natural, se contempla la planicie verdiocre de la Maragatería hasta concluir con la mole del Teleno. Cuenta con diversos alojamientos rurales y albergues para peregrinos.
En el pueblo siguiente Pedredo, se encuentra el Castro y Corona del mismo nombre. Denominado como castro porque allí habitaron astures antes del dominio romano. Está a falta de que se haga un verdadero estudio arqueológico. Corona se llama porque era el dormitorio de los esclavos trabajadores de las explotaciones auríferas romanas, sobre el cerro y al lado de la mina. Las explotaciones llegaban desde sus estribaciones hasta el rio Turienzo, con canales de lavado y murias, como se denominaba a los amontonamientos de cantos rodados movidos en la búsqueda, más balsas de agua, así como bocas de galerías.
A continuación, está Santa Colomba de Somoza, el mayor ayuntamiento de la comarca, que suma 19 poblaciones y entre todas apenas alcanzan el medio millar de habitantes. Es un pueblo de gran tradición arriera, que en 1750 contaba con 34 vecinos de los cuales la mitad se dedicaban al trasporte con animales. Alcanzaron su esplendor en ese siglo XVIII y en el siguiente. Los arrieros, además de su oficio de trajinar por los caminos se dedicaban a otros negocios, destacando como prestamistas y usureros, con lo que las principales familias se enriquecieron hasta el extremo de que se acuñara un dicho popular: “¿Quién es Dios? Pedro Crespo y otros dos. ¿Y quiénes son los otros dos? El ti Cristo y el ti calisto”.
Santa Colomba conserva en la actualidad la grandeza de muchas casas maragatas, organizadas en dos núcleos separados por el rio Turienzo. El más antiguo y peor conservado, se encuentra a la derecha en torno a la parroquia de Nuestra Señora de la Expectación o Virgen de la O, reconstruida a principios del siglo pasado. Ambos barrios están unidos por el puente de piedra. Al otro lado, en el barrio más moderno, pueden verse viviendas de grandes dimensiones, caracterizadas por su llamativas galerías y corredores, pintados preferentemente en su característico color azul, que destacan junto a sus grandes portones arrieros, con grandes herrajes, que evidenciaban el poderío económico de sus propietarios. Poseen un típico estilo constructivo en piedra que guardan en el interior, en torno al patio central, las viviendas y los negocios particulares que practicaban.
En el centro del pueblo, junto a la carretera, está el antiguo grupo escolar, levantado en piedra y con los marcos de los huecos en ladrillo, de principios del siglo pasado, que actualmente es la sede del Ayuntamiento.
En su entorno está la Laguna Cernea. Un gran depósito de agua que se utilizaba en los procesos de lavado de la minería romana. También esta próxima una planicie conocida como El Soldán, en la que hubo una villa romana de gran magnitud, que contaba con muchas dependencias y hasta un columbario o cementerio privado. Santa Colomba cuenta con varios alojamientos y albergues.
El pueblo siguiente Santa Marina de Somoza, toma su nombre de la santa gallega del mismo nombre. Conserva casonas de su pasado arriero, en medio del camino gallego entre Castilla y León y Galicia. Actualmente la habitan menos de veinte personas, aunque en el verano recobra la vida, pues son muchos los vecinos que viven fuera y conservan su casa en este lugar, a la que regresan.
DE RABANAL A MANJARÍN
Rabanal del Camino, constituye el principal punto de parada de los peregrinos que vienen de Astorga. Es un pueblo realmente renacido, aunque sus orígenes vienen del pasado, por la influencia actual del Camino de Santiago, con múltiples albergues y restaurantes. Cuenta con una iglesia y dos ermitas. Es el paso hacia el Puerto de Foncebadón y la Cruz de Hierro y hacia el Bierzo.
Su relación con el Camino de Santiago ya aparece en el Codex Calixtinus en el año 1140. Los templarios, asentados en Ponferrada y en Turienzo tuvieron aquí un enclave para proteger a los peregrinos. Muy recientemente se han asentado en el pueblo la orden benedictina, procedente de Alemania, para procurar asistencia religiosa a los peregrinos. Por la Calle Real, que lo atraviesa, discurre el Camino por un pueblo que contó con gran actividad arriera por lo que subsisten las viviendas que estos utilizaron.
Allá por el siglo X se celebró el conocido como Concilio de Foncebadón o Monte Irago, el pico que hay que cruzar de unos 1.500 m, en los Montes de León, que desde la provincia de Zamora llegan hasta el Bierzo, aquí tan próximo, y que tienen el Teleno como su cumbre más alta, con 2.183 m de altitud.
PUEBLOS RENACIDOS
A Foncebadón lo levantó el ermitaño Gaucelmo cuando construyó el primer hospital que se conoce y él fue el que se ocupó de poner la cruz de hierro en el pasaje que se conoce con este nombre, en el que remató el simple poste que había con el símbolo cristiano. En el siglo XII se había conformado el pueblo alrededor de su iglesia de San Salvador y contó además del hospital, con albergues y una abadía y con cierta bonanza económica, favorecida por privilegios reales.
La decadencia le llegó en el siglo XX porque incidió muy especialmente la que alcanzaba a toda la Maragatería. Con casusas como la general, la implantación del ferrocarril y, en este caso la apertura de alternativas en las vías de comunicación. Llegó así el total abandono del lugar, como ocurriera en sus proximidades con Labor de Rey, pueblo que permanece totalmente abandonado en la actualidad. Sin embargo, Foncebadón ha resurgido como consecuencia de la recuperación del Camino de Santiago, que volvió a contar con peregrinos y tras la aparición de un emprendedor hostelero, que abrió sus instalaciones al final del siglo pasado, con nombre de la diosa griega de la tierra para su establecimiento, con decoración celta y cocina tradicional, con lo que indujo el asentamiento de nuevos pobladores.
Cuenta ahora Foncebadón con varios albergues y su iglesia restaurada, que luce campanas ante quienes se dirigen a la Cruz de Hierro, Cruz de Fierro, en leonés. Así se denomina al crucero que se haya en el punto más alto del Camino a Santiago Francés, situado a 1.500 msnm. Está situada entre Foncebadón y Manjarín. Se trata de un poste de madera de unos cinco metros, sobre el que está implantada la cruz. En la base del poste hay un montículo de piedras pequeñas que cuenta con diversas leyendas sobre su origen. La principal es que cuando se estaba construyendo la Catedral de Santiago se demandó a los peregrinos que contribuyeran trayendo cada uno una piedra. De ahí, se afirma, ha venido la tradición actual de que cada peregrino que pasa acopie y la deposite para celebrar que ha superado el puerto.
Otra leyenda afirma que el montículo se formó porque fue el lugar en el que se reunieron los ejércitos astures para dar la batalla final a los romanos. Cada uno de los guerreros depositó una piedra. Finalizada la campaña, derrotados, pasaron los supervivientes uno a uno a recogerlas y, contando las que quedaron, dedujeron cuantos habían perecido en el empeño.
A la llegada a Manjarín unos bienhumorados carteles indican que Santiago de Compostela está a 22 km. Roma a 2.475. Méjico a 9.376 y el Machu Pichu a 9.453. Consta la existencia de Manjarín desde el siglo XII, con referencia al hospital que allí había y que era el último que prestaba asistencia antes de adentrase en el Bierzo.
Su altitud de 1.451 m, su terreno de mala calidad y su situación, expuesto a todos los vientos y demás inclemencias del tiempo, condicionan su existencia como un lugar hermoso y a la vez agreste y desagradable, pero que aun así ha permanecido. En el siglo XVIII contaba con 28 vecinos y un centenar de habitantes y sus niños acudían a su escuela.
Vivían del paso por el Camino Real, que unía León con Castilla. La nueva carretera a Galicia supuso el final, que llegó cuando el pueblo fue totalmente abandonado mediados del pasado siglo. Resurgió, como Foncebadón, en este caso de la mano del último ‘hospitalario templario’,
Es el final del Camino que a partir de aquí se adentra en el prometedor Bierzo. Un tramo que en el pasado estuvo sometido al asalto de bandidos inacabables para atemorizar al peregrino. Un tramo que además de los bandidos padecía el hambre –mal terreno, malos cultivos-. En un clima dominado por el frío y la nieve, que agobiaban a los peregrinos, agotados tras cruzar ríos, pasar lugares, encontrarse con desalmados y aprovechados. Dormir en alojamientos entre pulgas y chinches que dominaban y las ratas, en las ciudades y serpientes y reptiles en el campo; los lobos en el monte, recorriendo hospitales, en donde entre peregrinos agotados convivían con enfermos alcanzados por la lepra, la sarna, la tisis y otras enfermedades, que diezmaban los cuerpos, además de mutilaciones y toda clase de dolencias.
Existían, sí, consuelos espirituales y promesas para la esperanza, que hacían más deseada la llegada a Santiago de Compostela, como un paraíso prometedor, fuera esta la razón por la que se hacía el camino, u otra.
LOS SURCOREANOS
De aquellos tiempos a estos. En la parte oriental de Asia, al sur de la península de Corea y a más de 10.000 km de Galicia se encuentra Corea del Sur. Además de esta separación física tienen otra enorme distancia cultural y, sin embargo, el Camino de Santiago registra en los últimos años un incremento incesante de peregrinos de esta nacionalidad. Más de seis mil surcoreanos son los peregrinos que transitaron por el camino el último año y la cifra sigue creciendo.
Acuden atraídos por lo que en su país se cuenta del camino, que es protagonista de bestsellers, realities y programas de televisión de todo tipo. Explicar por qué ocurre esto nos lleva a descubrir un curioso fenómeno. Antes de que esto llegara a ser así fueron las televisiones del país las que las que provocaron a sus telespectadores a la ‘aventura del camino’, tras volar miles de kilómetros y lanzarles a hacer más a pie, por una tierra para ellos exótica hasta llegar a Galicia. Un mundo sorprendente que aparecía ante sus ojos como un mundo para descubrir.
La escritora Kin Nan Hee, realizó el camino en 2006 y publicó el relato de su viaje. En el año 2008 los surcoreanos que hicieron el camino de Santiago fueron 915. Además también han influido en ellos obras de la escritora coreana Kin Hyosun, que publicó en 2011 una trilogía que figuró varios meses entre los libros más vendidos. Tuvo tal impacto que desde entonces miles de surcoreanos no dudaron de preparar la mochila, subirse a un avión y dirigirse a seguir los pasos de la popular protagonista de la historia.
Estas y otras obras crearon el fenómeno inicialmente. En la actualidad son las cadenas de TV e Internet las que lo alimentan. Programas informativos y documentales abrieron el campo de los realities. El primero con una madre que había perdido a su hija, un desempleado y una escritora. Así se fueron encadenando hasta el de los integrantes del grupo K Pop, que mantuvo enganchada a la Juventud surcoreana. En este fenómeno que están experimentado los surcoreanos tienen una participación muy estrecha la comunidad católica del país, que alcanza a una 30 % de su población. En Santiago han señalado que “Su espiritualidad entronca muy bien con lo que es la peregrinación, caminar hacia una meta.”
Después de la guerra entre las dos Coreas los surcoreano tuvieron que trabajar duro para rehacer sus vidas, reparar sus casas y reponerse de las penalidades sufridas y de los esfuerzos físicos y emocionales que les había supuesto. 50 años después encontraron el Camino como la forma de hacer una pausa en la vida y enfrentarse con la experiencia de buscar la paz interior y de buscarse a uno mismo. Las explicaciones que se dan sobre sus motivaciones para hacer el Camino hablan de “hacer una pausa en la vida laboral, familiar y personal y a la vez una huida temporal del sistema productivo del país, de la rutina y del stress urbano e incluso para librarse de la permanente amenaza que supone Corea del Norte.”
El resultado ha sido según la oficina del Peregrino de Santiago que los surcoreanos pasaron de contabilizarse como anécdota a figurar entre las diez nacionalidades que en más cantidad llegan a Compostela. Al mismo tiempo consideran que esta parte del camino entraña los valores que otros itinerarios solo tienen en parte.
EN BUSCA DEL CAMINO
En Corea están intentando, inspirados por el Camino de Santiago, crear su propio camino. Algunos coreanos, de los que en su día fueron peregrinos, han vuelto a España para participar como voluntarios o como hospitaleros. A diferencia de los peregrinos de otras nacionalidades, tienden a iniciar su aventura en el mes de enero, cuando la nieve cubre partes del recorrido, atraídos por el manto blanco, que en alguna ocasión incluso les ha propiciado algún percance peligroso. Difieren de los peregrinos en general en que son más madrugadores, comen poco y suelen caminar en silencio. Siempre lo hacen después de su saludo: “Buen camino”.
Cuentan con un albergue en Madrid, que acoge a los surcoreanos que llegan y al que vuelven cuando regresan. La República de Corea del Sur está ubicada en la parte sur de su península. Con Corea del Norte en la parte superior, divididas tras la guerra que mantuvieron a principios de los 50 del pasado siglo. La parte del norte sometida al bloque soviético y el sur a EE. UU.
Formaban un solo país hasta 1945, perteneciente a una de las civilizaciones más antiguas del mundo, aunque sometida a China y Japón. Cuenta con unas 3.000 islas que la rodean. Con idioma propio, desde 1987 es una democracia multipartidista. Tiene una población de poco más de 50 millones. Casi la mitad de su población vive en torno a su capital, Seúl, considerada la segunda zona más poblada, tras Tokio.
Desde 1950 ha crecido mucho y es la 13ª economía del mundo y uno de los países más avanzados tecnológicamente y mejor comunicados, con grandes empresas como Hyundai y Samsung. Es el tercer país con usuarios de internet de banda ancha y uno de los líderes mundiales en aparatos electrónicos y teléfonos móviles. Cuenta con infraestructuras muy avanzadas y es líder en la construcción naval. Tiene un PIB per cápita de 41.338 US y ocupa el puesto 28 y España el 29 con 40.118, según el FMI en 2018.
Los surcoreanos llegan a España con mucha información y saben lo que se van a encontrar. Hasta conocen el clima por lo que no se sorprenden al llegar en el invierno. Como las costumbres y los comportamientos culturales y sociales de los españoles. Los costes del camino no les suponen una carga insoportable. Tampoco el vuelo hasta Madrid, como la manutención diaria les resulta asumible.
El 60% de los peregrinos son cristianos, aunque no se puede afirmar que todos hagan el camino por motivaciones religiosas. Los 900 de 2008 fueron 4.000 mil en 2017. Posteriormente 5.000 y luego 6.000 y se esperaba superar esta cifra en los años próximos. Media de edad. 42,5 años.
En 2014 fueron el noveno país del mundo en número de visitantes con 3.800 peregrinos. En el año 2919 los primeros extranjeros.