La hoguera de San Juan
![[Img #54645]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/8303_mercedes-portugal-2017-julio-223.jpg)
Ayer celebré con unos amigos la noche de San Juan en el molino. Hacía años que no creaba un gran fuego para invocar la luz en el camino de la sabiduría (expectativas demasiado exigentes). En realidad, la magia de esta noche tan festejada con grandes hogueras parece que radica en despedir al crecimiento del Sol que a partir de esta fecha empieza a recogerse lentamente, por lo que, fastidiosamente, los días se nos empiezan a acortar. Pero también la leyenda nos cuenta que el fuego purificador quemará nuestras cosas malas y atraerá las buenas a nuestras vidas, eso pasará si se lo rogamos arrojando un papelito con los deseos al llameante fuego, catártico y consentidor.
Por supuesto en nuestra hoguera no faltaron los papeles y lápices para que cada cual invocara sus sueños. Yo, reconozco, hice una lista larga que entregué al secreto de ese fuego hechicero con grandes esperanzas; también arrojaron a las llamas sus deseos muchos de mis amigos, incluso mi amiga Lita tiró su lista dos veces por si al misterioso San Juan se le pasaba su primer papelito. Curiosamente hubo quien no utilizó el papelito petitorio porque no tenía nada que pedir ni que hacer desaparecer de su vida. Qué rara avis tanta felicidad.
Una de las cosas que me pareció interesante pedir a este fuego mágico fue que me quitara de encima este cansancio de vida que siento desde hace año y medio, justamente coincide con la aparición de este virus que salió de la nada y arrasó a todos. No sé si será efecto/consecuencia del odioso covid que nos ha dañado la salud a perpetuidad, o de los infames políticos que nos zarandean la vida sin saber hacer política o, quizás, sea consecuencia de mi misma secuencia de vida que se ha ido cargando de pesos pesados.
Pienso en este cansancio y recuerdo las palabras de la psicóloga chilena que decía más o menos que si dormimos bien no es cansancio lo que nos está pasando; que este cansancio, que muchas veces arrastramos sin saber de dónde viene, normalmente es un disfraz de alguna emoción que no tenemos controlada como, por ejemplo, la tristeza, la desilusión, la decepción, la rabia, la autoexigencia, la impaciencia…, cualquiera de estas u otras emociones no dominada nos pueden llevar a ese cansancio profundo.
Frente al cansancio Pilar Sordo aconseja que hay que vivir al ritmo que la vida nos ofrece porque la conexión con el presente es un elemento importante de vínculo con el descanso y si no lo es nos va a indicar lo que de verdad pasa con ese cansancio.
Y dice ante mis consideraciones: “No se puede entregar al exterior, políticos, vecinos, amigos o pareja el poder de mi bienestar porque entonces mi bienestar va a estar dependiendo de como el resto gobierne mi vida. Nadie tiene que tener control sobre mi existencia. La única que decide amargarse soy yo con mi propia actitud, que va a depender de lo que el otro haga, sí, pero va a depender de cómo reacciono yo frente a eso que el otro está haciendo”.
También dice que estamos acostumbrados a repetir frases sin pensar mucho en ellas, de una manera automática, a modo de mantras, como “estoy cansada”, “qué cansancio”, “qué aburrimiento” y, estas frases, aunque no lo parezca, nos influyen profundamente en nuestro estado emocional, calan hacia adentro. Esto también me lo dice mi hijo, por ejemplo cuando algo me sale mal y digo “hay qué tonta” o “qué tonta soy”, me regaña porque dice que las palabras tienen vibraciones y tenemos que mandarnos a nosotros mismos vibraciones positivas, no negativas, porque las vibraciones llegan a nuestro espíritu. Dice que al final de tanto repetir lo de “qué tonta” me lo voy a creer de verdad y me voy a volver tonta. Así que, como estoy abierta a aprender, me voy reprimiendo en esas frases tontas dichas tontamente para que no me entontezcan, ni aderecen mi cansancio vital.
Y siguiendo con el tema del cansancio, pienso en que el ritmo vital de la sociedad no está humanamente equilibrado, y que la estructura social está cada vez va más orientada a crearnos angustia individual y colectiva a través de las crecientes normas y leyes que nos van acogotando la existencia con el objetivo de manejar mejor al rebaño. La Iglesia Católica sabe de esto pues el evangelio cuenta como Jesús le encomendó a Simón Pedro: “apacienta mis corderos” y “apacienta mis ovejas”,y apareció el castigo del infierno, y el cristiano, por la gracia de Dios, se angustió por los pecados y vivió pendiente de no salirse del rebaño. La sociedad civil también nos quiere a todos dentro de su rebaño. Vaya lío de rebaños, ¡cómo no nos va a angustiar tanto redil!
Posiblemente estas angustias sean parte de un cansancio de fondo; pero también nos angustiamos con mucha frecuencia pequeñas cosas. Dice Sordo que “la angustia siempre tiene que ver con exceso de futuro; normalmente la tenemos por cosas que no han pasado, por lo tanto hay que volver al presente porque tanto la angustia como el miedo o la tristeza son mensajeros, traen un mensaje, lo que hay que hacer es abrir el paquete y descubrir el mensaje, y sobre ese mensaje hay que ponerse en acción.”
“Ningún cambio psicológico funciona si uno no mueve el cuerpo. No se puede llegar a la puerta quedándose en la silla -dice la psicóloga-, no manejamos todavía la teletransportacion, por lo tanto cualquier cambio psicológico requiere de cambio físico; una buena fórmula: sueño + voluntad = a logro, y empiezo a ponerme en acción para solucionar lo que me afecta, el mensaje. Porque existen dos tipos de problemas, los que tienen solución y por lo tanto no hay de qué preocuparse porque sólo hay que esperar a que se solucionen y los que no tienen solución por lo que para qué preocuparse si no hay nada que lo pueda cambiar, hay que aceptar que no tienen solución. No es normal estar triste todo el tiempo, y si sigo triste habrá que pedir ayuda a las terapias o medicamentos. Poner solución.”
Estoy muy de acuerdo con Pilar Sordo cuando dice que no nos podemos permitir el estar mal porque no tenemos tiempo para perder el tiempo; que debemos de tratar de estar bien el mayor tiempo posible porque el día nos ofrece muchos ‘regalos’ pero depende de nosotros el verlos, y si estamos amargados por resolver los problemas pueden aparecer un montón de ‘regalos’ que no los vamos a apreciar. Como ‘regalos’ se refiere a un rayo de luz bonito, un olor agradable, una sonrisa ajena, un abrazo amigo…, bueno, también podría ser una caja de bombones, pienso yo.
Para acabar de convencerme de que algo hago mal con respecto a mi cansancio la escucho decir que: “Estar bien es una pelea con tu cabeza. No somos lo que pensamos pero creemos mucho en lo que pensamos. Hay que escuchar a tu alma y no a tu cabeza. La pelea con la cabeza es algo cotidiano, peleamos todo el tiempo con nuestra cabeza como si fuera otra persona. La cabeza argumenta muy bien las cosas pero la mayoría de las veces sentimos por dentro otra cosa diferente. El gran triunfo del día es ganarle a la cabeza”.
Tendré que sacar a pasear a mi cabeza a ver si se cansa de cansarme. Probaré.
![[Img #54645]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/06_2021/8303_mercedes-portugal-2017-julio-223.jpg)
Ayer celebré con unos amigos la noche de San Juan en el molino. Hacía años que no creaba un gran fuego para invocar la luz en el camino de la sabiduría (expectativas demasiado exigentes). En realidad, la magia de esta noche tan festejada con grandes hogueras parece que radica en despedir al crecimiento del Sol que a partir de esta fecha empieza a recogerse lentamente, por lo que, fastidiosamente, los días se nos empiezan a acortar. Pero también la leyenda nos cuenta que el fuego purificador quemará nuestras cosas malas y atraerá las buenas a nuestras vidas, eso pasará si se lo rogamos arrojando un papelito con los deseos al llameante fuego, catártico y consentidor.
Por supuesto en nuestra hoguera no faltaron los papeles y lápices para que cada cual invocara sus sueños. Yo, reconozco, hice una lista larga que entregué al secreto de ese fuego hechicero con grandes esperanzas; también arrojaron a las llamas sus deseos muchos de mis amigos, incluso mi amiga Lita tiró su lista dos veces por si al misterioso San Juan se le pasaba su primer papelito. Curiosamente hubo quien no utilizó el papelito petitorio porque no tenía nada que pedir ni que hacer desaparecer de su vida. Qué rara avis tanta felicidad.
Una de las cosas que me pareció interesante pedir a este fuego mágico fue que me quitara de encima este cansancio de vida que siento desde hace año y medio, justamente coincide con la aparición de este virus que salió de la nada y arrasó a todos. No sé si será efecto/consecuencia del odioso covid que nos ha dañado la salud a perpetuidad, o de los infames políticos que nos zarandean la vida sin saber hacer política o, quizás, sea consecuencia de mi misma secuencia de vida que se ha ido cargando de pesos pesados.
Pienso en este cansancio y recuerdo las palabras de la psicóloga chilena que decía más o menos que si dormimos bien no es cansancio lo que nos está pasando; que este cansancio, que muchas veces arrastramos sin saber de dónde viene, normalmente es un disfraz de alguna emoción que no tenemos controlada como, por ejemplo, la tristeza, la desilusión, la decepción, la rabia, la autoexigencia, la impaciencia…, cualquiera de estas u otras emociones no dominada nos pueden llevar a ese cansancio profundo.
Frente al cansancio Pilar Sordo aconseja que hay que vivir al ritmo que la vida nos ofrece porque la conexión con el presente es un elemento importante de vínculo con el descanso y si no lo es nos va a indicar lo que de verdad pasa con ese cansancio.
Y dice ante mis consideraciones: “No se puede entregar al exterior, políticos, vecinos, amigos o pareja el poder de mi bienestar porque entonces mi bienestar va a estar dependiendo de como el resto gobierne mi vida. Nadie tiene que tener control sobre mi existencia. La única que decide amargarse soy yo con mi propia actitud, que va a depender de lo que el otro haga, sí, pero va a depender de cómo reacciono yo frente a eso que el otro está haciendo”.
También dice que estamos acostumbrados a repetir frases sin pensar mucho en ellas, de una manera automática, a modo de mantras, como “estoy cansada”, “qué cansancio”, “qué aburrimiento” y, estas frases, aunque no lo parezca, nos influyen profundamente en nuestro estado emocional, calan hacia adentro. Esto también me lo dice mi hijo, por ejemplo cuando algo me sale mal y digo “hay qué tonta” o “qué tonta soy”, me regaña porque dice que las palabras tienen vibraciones y tenemos que mandarnos a nosotros mismos vibraciones positivas, no negativas, porque las vibraciones llegan a nuestro espíritu. Dice que al final de tanto repetir lo de “qué tonta” me lo voy a creer de verdad y me voy a volver tonta. Así que, como estoy abierta a aprender, me voy reprimiendo en esas frases tontas dichas tontamente para que no me entontezcan, ni aderecen mi cansancio vital.
Y siguiendo con el tema del cansancio, pienso en que el ritmo vital de la sociedad no está humanamente equilibrado, y que la estructura social está cada vez va más orientada a crearnos angustia individual y colectiva a través de las crecientes normas y leyes que nos van acogotando la existencia con el objetivo de manejar mejor al rebaño. La Iglesia Católica sabe de esto pues el evangelio cuenta como Jesús le encomendó a Simón Pedro: “apacienta mis corderos” y “apacienta mis ovejas”,y apareció el castigo del infierno, y el cristiano, por la gracia de Dios, se angustió por los pecados y vivió pendiente de no salirse del rebaño. La sociedad civil también nos quiere a todos dentro de su rebaño. Vaya lío de rebaños, ¡cómo no nos va a angustiar tanto redil!
Posiblemente estas angustias sean parte de un cansancio de fondo; pero también nos angustiamos con mucha frecuencia pequeñas cosas. Dice Sordo que “la angustia siempre tiene que ver con exceso de futuro; normalmente la tenemos por cosas que no han pasado, por lo tanto hay que volver al presente porque tanto la angustia como el miedo o la tristeza son mensajeros, traen un mensaje, lo que hay que hacer es abrir el paquete y descubrir el mensaje, y sobre ese mensaje hay que ponerse en acción.”
“Ningún cambio psicológico funciona si uno no mueve el cuerpo. No se puede llegar a la puerta quedándose en la silla -dice la psicóloga-, no manejamos todavía la teletransportacion, por lo tanto cualquier cambio psicológico requiere de cambio físico; una buena fórmula: sueño + voluntad = a logro, y empiezo a ponerme en acción para solucionar lo que me afecta, el mensaje. Porque existen dos tipos de problemas, los que tienen solución y por lo tanto no hay de qué preocuparse porque sólo hay que esperar a que se solucionen y los que no tienen solución por lo que para qué preocuparse si no hay nada que lo pueda cambiar, hay que aceptar que no tienen solución. No es normal estar triste todo el tiempo, y si sigo triste habrá que pedir ayuda a las terapias o medicamentos. Poner solución.”
Estoy muy de acuerdo con Pilar Sordo cuando dice que no nos podemos permitir el estar mal porque no tenemos tiempo para perder el tiempo; que debemos de tratar de estar bien el mayor tiempo posible porque el día nos ofrece muchos ‘regalos’ pero depende de nosotros el verlos, y si estamos amargados por resolver los problemas pueden aparecer un montón de ‘regalos’ que no los vamos a apreciar. Como ‘regalos’ se refiere a un rayo de luz bonito, un olor agradable, una sonrisa ajena, un abrazo amigo…, bueno, también podría ser una caja de bombones, pienso yo.
Para acabar de convencerme de que algo hago mal con respecto a mi cansancio la escucho decir que: “Estar bien es una pelea con tu cabeza. No somos lo que pensamos pero creemos mucho en lo que pensamos. Hay que escuchar a tu alma y no a tu cabeza. La pelea con la cabeza es algo cotidiano, peleamos todo el tiempo con nuestra cabeza como si fuera otra persona. La cabeza argumenta muy bien las cosas pero la mayoría de las veces sentimos por dentro otra cosa diferente. El gran triunfo del día es ganarle a la cabeza”.
Tendré que sacar a pasear a mi cabeza a ver si se cansa de cansarme. Probaré.






