Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 03 de Julio de 2021

Manifiesto de los escritores españoles en defensa de la lengua catalana

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En este artículo voy a trasmitir algunos episodios que Pedro Sainz Rodríguez (1897-1986) recoge en sus memorias sobre la lengua catalana. Sainz Rodríguez fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, director del Ateneo de Madrid, político y finalmente consejero del Conde de Barcelona en Portugal.

 

En 1923 se produce el golpe de estado del General Primo de Rivera en Cataluña.Y una de las primeras decisiones del dictador, después de la disolución de las Cortes, fue promulgar un decreto por el que se prohibía en el país el uso de cualquier otra lengua que no fuera el castellano a la vez que se prohibía el uso de símbolos, entre los que naturalmente estaban las banderas vascas o catalanas.

 

En este momento Pedro Sainz tiene 26 años y es  catedrático de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Oviedo. El recuerda así estos momentos y sus decisiones.

 

“Había decretado el Directorio algunas medidas de represión del uso del catalán y de ciertas canciones y bailes populares, orden que provocó un verdadero estado de subversión espiritual en Cataluña. Cuando se produjo esto, yo y otros escritores pensamos que era una grave torpeza política, pues podía incrementar en Cataluña el sentido separatista, que en realidad ha sido siempre minoritario.”

 

“En una reunión del Ateneo se habló de la conveniencia de hacer algo y a mí se me ocurrió que redactásemos un escrito dirigido al presidente del Directorio en el que los escritores que quisiesen firmar protestasen en términos respetuosos –pero muy cordiales para Cataluña- de lo que el Gobierno acababa de decretar, y así se hizo.Yo fui el encargado de dar forma a aquel Manifiesto de la lengua catalana.”

 

Así acordó la redacción del Manifiesto de los escritores castellanos en defensa de la lengua catalana, 1924, firmado por lo más representativo de la intelectualidad española del momento; Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Menéndez Pidal, García Lorca, Concha Espina, Azorín, Manuel Azaña, Claudio Sánchez Albornoz…, son algunos de los 118 firmantes del manifiesto, en favor de la cultura y la diversidad, que dice así:

 

"Excelentísimo señor presidente del Directorio militar

Es el idioma la expresión más íntima y característica de la espiritualidad de un pueblo, y nosotros, ante el temor de que estas disposiciones puedan haber herido la sensibilidad del pueblo catalán, siendo en lo futuro un motivo de rencores imposible de salvar, queremos con un gesto afirmar a los escritores de Cataluña la seguridad de nuestra admiración y de nuestro respeto por el idioma hermano.

El simple hecho biológico de la existencia de una lengua, obra admirable de la naturaleza y de la cultura humana, es algo siempre acreedor al respeto y a la simpatía de todos los espíritus cultivados.

El reconocimiento de las literaturas regionales como una consecuencia ideológica y romántica hizo de la lengua de Cataluña una literatura a la que pertenecen autores como Verdaguer y Maragall, que cuentan entre las primeras figuras de la literatura española del siglo XIX.

Queremos cumplir con verdadero deber de patriotismo diciendo a Cataluña que las glorias de su idioma viven perennes en la admiración de todos nosotros y serán eternas mientras imperen en España el culto y el amor desinteresado a la belleza."

 

Pedro Sainz narra en sus memorias una conversación con Alfonso XIII sobre los catalanes a raíz de la disposición de Primo de Rivera.

 

Yo tengo una gran preocupación por lo de Cataluña –dice el Rey- Siempre la he tenido. Últimamente concebí la esperanza de que, entre las cosas que tal vez pudiera resolver la Dictadura, una podría ser la cuestión catalana, por el hecho de que las fuerzas políticas de Cataluña habían dado calor a la gran aventura que iniciaba el general Primo de Rivera. Ahora veo que esas disposiciones sobre la lengua catalana nos van a hacer perder otro gran sector de opinión que pudo haber sido conservado y que yo he cuidado mucho de tener contento.”

 

Luego recuerda Sainz que el Rey le habló de cómo Felipe II había impulsado a sus hijos a que aprendiesen el portugués cuando estaba en Lisboa; y cómo Alfonso XIII consideró que esa era la política que había que seguir porque las lenguas regionales había que respetarlas.

 

Me contó el Rey -dice Sainz- que una de las últimas veces que había estado en Barcelona hablando en la Diputación, prometió que cuando volviese a Barcelona lo haría hablando en catalán. El rey pensaba que  había sido una ligereza lo que el Gobierno había hecho; creía que la lengua catalana era algo que tenía que respetarse y por eso estaba dispuesto a hablarla si era preciso para crear un ambiente de confianza en toda Cataluña”.

 

También Alfonso XIII en el Congreso de Oñate, que presidió (1918), en el que se inauguró la Academia de la Lengua Vasca, defendió la diversidad con estas palabras “Los vascos tenéis una obligación sagrada que cumplir y no es otra que la de transmitir a vuestros hijos el tesoro de vuestra lengua, la más antigua del mundo conocido y que vosotros habéis recibido como legado de vuestros padres.”

 

Todo esto que nos cuanta Pedro Sainz pasó en 1924, hace casi 100 años, y resulta que hoy en día en lugar de haber avanzado en ese sentido de respeto por las diferentes culturas nacionales hemos ido hacia atrás como los cangrejos, embruteciéndonos con el odio, el resentimiento y la irritación, sin mirar más allá de nuestra ignorancia. La incultura es siempre muy osada y conlleva  muy malos resultados. Así nos va.

 

O témpora o mores

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