Eloy Rubio
Sábado, 03 de Julio de 2021

La re-creación como desafío del texto originario en el Festival Internacional de Literatura en Español

Javier Gómez-Montero inauguró este viernes en Astorga, en la librería El Progreso, el Festival Internacional de Literatura en Español de Castilla y León (FILE) con la charla ‘Desafíos de la Traducción Literaria’, junto con Carlos Fortea.

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Comentaba Javier Gómez Montero, en la presentación de Carlos Fortea, que en Astorga es ya natural hablar de la traducción por varios motivos. En Castrillo de los Polvazares desde el 2006 tienen lugar los Encuentros de Traductores y Escritores uno de cuyos animadores principales ha sido Carlos Fortea, que además de traductor de novela del alemán, es escritor de novelas propias, con dos publicadas y otra en marcha; ha sido también durante 10 años presidente de la Asociación Colegial de Escritores y Traductores y ahora es vocal de la Asociación Colegial de Escritores de Relaciones Internacionales.

 

En el coloquio en el que Javier Gómez-Montero sugería los temas y Fortea le respondía, se plantearon los desafíos que tuvo que afrontar como director de la Asociación Colegial de Escritores y Traductores en el beneficio de la actividad del traductor, también por los retos a los que se enfrentaron conjuntamente en Castrillo de los Polvazares, para pasar, por último, a algunos aspectos sistemáticos relativos a la dificultad de la traducción y sobre los posibles modelos de traducción.

 

Gómez Montero comenzó presentando el libro ‘Entornos de la traducción: poéticas, narrativas, y sociedad’ que contiene entrevistas publicadas de escritores que acudieron a los Encuentros de Traductores desde 2006. Leyó Montero una cita de la entrevista realizada al traductor Miguel Sáez y a partir de la misma comenzó el coloquio sobre la batalla permanente de la asociación de traductores para que los editores reconozcan la labor del traductor, también para que los lectores sean conscientes de la importancia de esa labor de traducir.

 

Sobre el ejercicio de la traducción -dijo Montero- que lo más importante no es el punto de partida, la obra original, sino la incorporación de ese material a la nueva lengua. En ocasiones hasta había que inventar algo que no existía todavía como era el caso de Faulkner cuando fue traducido por primera vez al español. En ocasiones es necesario inventar una forma de contar las cosas, por eso  lo más importante es la versión, no el original.

 

Montero sugirió que esta labor traductora era un tanto solitaria a lo que Fortea respondió: "solitaria sí pero también solidaria. Cada vez es más frecuente el intercambio de opiniones polémicas entre los traductores, aunque fundamentalmente, como en todos los procesos de creación, la decisión última es tremendamente solitaria".

 

La conversación tocó el proceso sistemático de la enseñanza de la traducción, del que indicaron que trataba de inculcar unos mínimos, como eran el analizar y reproducir el proceso creador, fomentando la lectura recreadora del texto en sus alumnos, con todos los límites que pueden surgir en ella y pusieron como ejemplo de qué maera un determinado uso de los adjetivos puede crear un concreto efecto y que eso no es casual y el traductor entonces deberá buscar adjetivos parejos en la lengua a la que vierte. Otras veces el efecto novedoso puede venir con un determinado uso de la puntuación, entonces habría que tratar de reproducir esos efectos en la versión que se proponga. Ambos casos son ejemplos del modo de recreación que propone en sus clases para acometer luego la traducción.

 

Sobre los placeres del traductor, señalaron que el mayor de todos es entregar el texto destacando, de pasada, que los mejores autores se traducen más fácilmente que los mediocres, "es en estos autores donde la traducción puede convertirse a veces en un sufrimiento".

 

Como colofón hubo un pequeño diálogo a partir de las curiosidades de los asistentes.

 

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