Tomás Néstor Martínez
Domingo, 04 de Julio de 2021
ENTREVISTA / Conrado Santamaría, poeta

Poesía radical y necesaria

La fiesta de la poesía ha comenzado este viernes 2 de julio en Veguellina de Órbigo con la décima tercera edición dedicada a la memoria de la escritora Elena Santiago, fallecida en enero. Ha comenzado con la poesía necesaria y radical (de raíz) del escritor riojano Conrado Santamaría Bastida en cuyos poemas juega con las palabras, el ingenio y la crítica social.

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Tomás Néstor Martínez: Presentamos a Conrado Santamaría, profesor de latín y de cultura clásica y poeta. Considero la poesía de Conrado una poesía radical porque penetra y nace al mismo tiempo de lo más profundo del sentimiento humano, de la necesidad humana y de los problemas de cada día que sufre el ser humano.

                                                                                      

Conrado Santamaría: Sí, estoy de acuerdo contigo en el sentido de que es una poesía radical, puesto que va a la raíz de las cuestiones más acuciantes que nos rodean, está radicada en el aquí y en el ahora. Hay gente también que la definiría como poesía política en el sentido de ser una poesía relativa a la ‘polis’, a la sociedad en la que estamos viviendo.

 

Actualmente vivimos en una sociedad de idiotas. Acudiendo a la raíz de las palabras, idiota que viene del griego ‘idios’ que es el mismo lexema del que viene idioma, idiosincrasia, que es lo propio. Los griegos denominaban idiotas a la gente que se dedicaba a los asuntos particulares, a lo suyo propio, frente a aquellas personas que se dedicaban a lo social, al gobierno de la polis. Y ahora yo creo que estamos cada vez más en una sociedad de idiotas donde el sistema va encaminando a la gente para que se dedique a lo suyo propio y se desentiendan del bien común.

 

 

En cuanto a tus obras, aparte de las múltiples antologías en las que apareces, de los congresos, presentaciones de libros y encuentros, es decir, en ese día a día en el que constantemente te implicas y por ello siempre estás en ‘Voces del extremo’, una convocatoria anual en la que se reúne la poesía radical, no esa que adora la rosa o el beso, en tus obras hay un vínculo con otras voces poéticas.

 

A ‘Voces del extremo’, la convocatoria que hace Antonio Orihuela y que lleva ya más de veinte años funcionando, llevo asistiendo por lo menos diez años. Es una de las convocatorias poéticas más antiguas de España, a la que habrán acudido más de mil poetas a lo largo de todas esas ediciones. Sí que es cierto que hay una preponderancia de autores, llamémosles, más radicales, más sociales, más preocupados por la cuestión del bien común, pero ‘Voces del extremo’ no se cierra a ese tipo de voces sino que está abierta a todo tipo de poesía, yo creo que la línea principal que marca Antonio Orihuela es la de crear vínculos poéticos y personales por toda España. Es un encuentro que dura cuatro o cinco días y que acaba con una fiesta en casa del poeta Eladio Orta, la casa de las retamas, y durante esos días se produce una serie de encuentros, convivencias, amistades, amores. Creo que ese es el principal objetivo, el de que surjan esos vínculos vivos y poéticos.

 

 

Empezaste a publicar en 2014  ‘Cancionero de escombros con hoguera’, en 2015 ‘De vivos es nuestro juego’, en el 17 ‘La noche ardida’, en el 19 ‘Lòbiter, archivo de crisis’, y en medio un libro de poesía infantil fantástico que es 'Canciones y revuelos de Pillín Pilluelos'. Y además en numerosas antologías aparecen parte de tus obras. ¿El poeta antes de escribir ha de ser un lector, espectador, desobediente y crítico con cuanto presencie?

 

Sí, yo creo que sí. Creo que cualquier poeta y cualquier clase de poesía es una poesía política porque seas un poeta de los llamados sociales, con ese paternalismo del apelativo que es innecesario en otros tipos de poesía, la que habla de la condición humana, del paso del tiempo, de la muerte, del amor, de los temas eternos; pero hablar de eso y solo de eso también supone una posición política. Yo creo que una persona que se pone a escribir, aparte de que estética y ética tienen que ir siempre de la mano, tiene un posicionamiento ante la realidad que está viviendo. Hay gente que opta por ser complaciente con la realidad que vive, sin cuestionarla, se dedica a los tópicos mencionados, a la rosa, al amor, al ensimismamiento, a la torre de marfil; y hay otras personas que sin ser mejores ni peores tienen más conciencia social, más conciencia personal con los demás y que pone en el centro de esa creación esas preocupaciones éticas que tiene.

 

 

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Pero tu escritura y tus poemas contienen un lenguaje que va más allá del lenguaje convencional del 'Poder'.

 

Eso para mí es un halago. Esa es una de mis preocupaciones más importantes. ‘Lóbiter’ toma ese asunto como tema, es un experimento porque durante estos años pasados que se llamaban de crisis yo iba escuchando, recogiendo frases, conversaciones de la gente en cualquier sitio en la calle, en los centros de salud etc., y después en casa dejaba que se combinarán solos esos fragmentos de conversaciones y a ver lo que salía de ahí, y eran cosas muy interesantes. Pero sobre todo el objetivo era el cuestionar lo que decimos. Porque muchas veces cuando hablamos decimos cosas que han sido impuestas desde arriba y si nos dejamos hablar repetimos las palabras, el discurso con el mismo lenguaje del poder. En ‘Lòbiter’ pretendía hacer ver esa circunstancia y que tuviéramos cuidado cuando hablamos en decir de verdad lo que llevamos dentro y no nos limitemos a repetir lo que ya estuviera dicho.

 

 

¿Y tú crees que un texto puede tener belleza si olvida la dignidad del ser humano?

 

Hombre, podría tenerla. Yo creo que sí, porque hay poesía bella al margen de las cuestiones éticas del autor, pero para mí es una belleza por así decirlo vacía o deshumanizada…

 

 

¿Y en la poesía cabe todo?, quiero decir si los poemas resisten cualquier tema

 

Sí, yo creo que sí, creo que la poesía resiste cualquier tema, cualquier palabra y cualquier perspectiva que le quieras dar. No creo que haya temas poéticos, palabras poéticas o sentimientos poéticos. Como decía Pablo Neruda “poesía manchada”. No hay un lenguaje poético, unos temas poéticos y unos sentimientos poéticos. Yo creo que en la poesía cabe todo.

 

 

¿Hay una evolución en tu poesía desde 'Cancionero' en 2014 hasta el último por ahora ‘Lòbiter’?

 

Formalmente sí, sin ninguna duda. Porque cancionero es un libro en el que recogía la poesía popular: hay jarchas, romances, hay canciones de amigo. En ‘De vivos es nuestro juego’ hay otro tipo de poesía, por decirlo así, más moderna, hay un experimento con las palabras en ‘Lóbiter’. Una evolución formal sí que la hay sin ninguna duda, lo que ocurre es que en el fondo en todos los libros late esa preocupación por lo humano y por lo social.

 

 

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Dice la poeta Ana Luísa Amaral que su afán es cruzar la literatura con las cosas importantes de la vida que son la reivindicación de la justicia. ¿Esto podría ser o debiera ser un proyecto literario?

 

Yo creo que en esto consiste el proyecto literario de toda la historia de la literatura. Creo que a lo largo de la historia hay un discurso oficial, que se encarga de normalizar la injusticia, la dominación, y después hay gente que lucha contra esa idea de justicia y esa dominación que emana del poder. Pienso que en las letras, la poesía, la literatura,  la música y las artes se ve a las claras ese conflicto frente al discurso dominante que intenta implantar un orden sin fisuras a ese otro discurso en el que aflora más el sentimiento y el corazón o una razón más humana que está a lo largo de toda la historia en las artes.

 

 

¿Piensas que la palabra, el lenguaje, tienen capacidad de transmitir la tensión entre los juegos de ocultación y desvelamiento de la realidad?

 

La poesía no es suficiente para detener un hecho injusto. Creo que acompaña y que ese acompañamiento es muy importante. Estar con quiénes sufren, con los heridos, con las víctimas de la historia. Y es muy importante recoger esa historia y esos testimonios porque esa es una labor de escucha y de acompañamiento contra un silenciamiento por parte del poder a lo largo de toda la historia, pero pienso que no es suficiente y creo que el poeta tiene que hacer algo más: acompañar sus palabras con algún tipo de acción social como militar en alguna organización social, en algún sindicato para intentar transformar algo de lo que enuncian sus palabras.

 

 

¿Te parece que el tipo de poesía que se está escribiendo hoy día ha devaluado su lenguaje porque tal vez coincida con la palabrería y el discurso del poder?

 

Pienso que hay mucha poesía de ese tipo hoy en día. Con las redes sociales ha surgido un tipo de poesía, por llamarla de algún modo, juvenil muy promocionada por las grandes editoriales. Se trata de chavales y chavalas jóvenes que se han puesto muy de moda, pero que tienen un lenguaje poético que es muy digerible porque no va a la raíz. Y después, hay otro tipo de poetas cuya poesía si tiene cierto cariz ético, pero que en la vida cotidiana no son consecuentes con lo que dicen en sus poemas. Y hablo de los muchos de los grandes monstruos de la poesía española.

 

 

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La escritora portuguesa Lidia George escribe que las sociedades quieren olvidar y los escritores quieren recordar y deben hacerlo. ¡Vaya reto!, ¿no?

 

Sí, sí, y es lo que venimos diciendo en esta conversación. La tensión entre la voluntad de dominación y el silenciamiento por parte del poder y la voluntad de memoria y de no someterse, y la voluntad de rebelarse.

 

 

El sociólogo Sousa Santos considera que la globalización tiene dos rostros. Uno terrible: más pobreza, mayor desigualdad, intento de acabar con los derechos adquiridos. Y el otro que conlleva una extraordinaria apertura. ¿Si tuvieras que escribir un poema sobre la globalización teniendo en cuenta estos dos aspectos o rostros cómo lo combinarías?

 

Es que ahí igual caemos en la trampa de... Es que eso de apertura creo que es caer en el lenguaje del poder. Apertura para quién preguntaría yo, ¿para las mercancías? No considero a los seres humanos como una mercancía más. Ante esa tesitura optaría por la primera de ellas, rebelándome contra ese concepto de globalización que se dicta desde arriba y en el que yo no creo.

 

 

Justamente, Eduardo Galeano decía que el desarrollo desarrolla la desigualdad.

 

Totalmente de acuerdo, pues al hablar de libertad ¿de qué libertad estamos hablando?… La libertad del dinero, del negocio, de las mercancías y empresas grandes multinacionales. Estas grandes productoras tienen más derechos que la mayor parte de la humanidad. Una mercancía puede atravesar todas las fronteras del mundo sin pagar ningún impuesto ni mostrar ningún papel, y en cambio estamos ahora cerrando con vallas y cementerios el llamado primer mundo.

 

 

Hay una definición tuya que a mí me parece muy adecuada. Estamos hechos de palabras y estas nos significan, nos delatan, es decir, que cuando hablamos, leemos o incluso sonreímos, nos estamos autorretratando.

 

Sí, sí, nos estamos autorretratando y estamos manifestando nuestro territorio.

 

 

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Me gustaría que fueras definiendo cada una de tus creaciones; por ejemplo ‘Cancionero de escombros con hoguera’.

 

Un intento de recuperación de formas tradicionales de la poesía castellana, pero con temas actuales.

 

 

‘De vivos es nuestro juego’.

 

Como el propio título indica, preponderancia de la vida sobre la literatura.

 

 

‘La noche ardida’, que por cierto a mí me suena muy místico.

 

Es una trayectoria de alguien que al principio está desorientado en una sociedad sin sentido, para él sin objetivo, y al final hay una revelación. Encuentra un sentido en esa vida en la relación con los demás.

 

 

‘Lóbiter, archivo de crisis’.

 

Experimento lingüístico contra la lengua del poder.

 

 

Y por supuesto. ‘Canciones y revuelos de Pillín Pilluelo’

 

Ese fue un regalo para mis sobrinas y sobrinos.

 

 

Recuerdo algún texto de ‘Pillín, Pilluelo’, cuando se presenta aquel hablando en ruso o algo así y el otro en vez de rechazarlo le dice 'qué cachondo es este niño'. La respuesta es genial. Es de un niño. De un niño que todavía no está contaminado para la sociedad, porque un adulto hubiera respondido de otra manera. 

 

Sí, como decía Foucault donde hay poder o mientras haya poder hay resistencia al poder. El poder va a ser muy difícil erradicarlo de aquí a unos cientos de años…

 

 

El 'Poder' puede cambiar de uniforme, de medida pero al fin y al cabo lo que encubre y tapa es el 'Poder'.

 

Pues ahí estaremos en esa resistencia.

 

 

Pues a eso añado que tu poesía es necesaria.

 

Pues esto es un gran halago para mí.

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