Eloy Rubio
Sábado, 31 de Julio de 2021

La Maragatería real y sin aditamentos de Martínez Oria en 'Flor de cantueso'

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El escritor Andrés Martínez Oria ha presentado este sábado en La Comunal de Val de San Lorenzo su viaje por Maragatería contado en el libro 'Flor de cantueso'.  Introducía el acto su editor, Héctor Escobar, que aconsejaba la lectura de la obra "porque es una forma distinta y desmitificadora de conocer la Maragatería”. Además dijo que Andrés Martínez Oria “es ya a estas alturas un referente nacional en la literatura de viajes gracias a los cuatro libros por las comarcas leonesas que ha escrito".

 

A continuación intervino el crítico y profesor Luis Miguel Suárez destacando que Martínez Oria se adentra por los caminos de la Maragatería en un viaje que no trata de recorrer paisajes exóticos, sino de descubrir con una mirada nueva lo cercano, en su pasado y presente.

 

El viajero que saliendo de Astorga se adentra en la comarca de su origen familiar desde Piedralba, lugar de nacimiento de su abuelo, para finalizar su periplo en Quintanilla de Combarros, origen de su abuela, realiza, tras atravesar un pequeño y elevado desierto interminable, un doble viaje hacia el conocimiento de una comarca y de sí mismo.

 

El libro que Luis Miguel Suárez caracterizó como lírico pretende también captar la realidad esencial: “lo que ve en el camino”. Lirismo más enfoque esencial repetía el presentador para quien el viajero de este escrito es un escudriñador de cualquier indicio de la vida que hubo en otro tiempo: "la humildad es la primera condición del viajero". El encuentro y diálogo como vía al conocer, "pegar la hebra" con los habitantes.

 

 

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Otro elemento fundamental en el libro que destacaba Luis Miguel Suárez, son los papeles y materiales con los que viaja el escritor, papeles históricos, curiosos escritos como el inventario de un maragato de Andiñuela. Como decían los escritores del 98: ‘historia e intrahistoria’, cosas que no siempre aparecen los libros.

 

También comentaba Luis Miguel, que siempre tiene algo que decir de los nombres de los parajes, de las plantas; eso sí, con cierta contención, en la erudición justa.

 

Otra característica que destacaba el presentador es la desmitificación del origen de los maragatos, de las hipótesis peregrinas de los llamados eruditos a la violeta, como hacía Cadalso. Evitando toda mitología inane y tratando de encontrar la Maragatería real.

 

Val de San Lorenzo, pues estábamos en el Val, tiene su protagonismo en el libro, en el que ocupa unas cuantas páginas. En varias ocasiones los vecinos le piden que los pinte como son, no como lo han hecho tantos románticos y aficionados, y eso es lo que ha intentado Martínez Oria. Este libro, terminaba diciendo Luis Miguel Suñarez, "tal vez pudiera contribuir a mejorar el futuro de esta comarca maragata, leonesa".

 

Andrés Martínez Oria destacó que el recorrido que había hecho por Maragatería era un tanto heterodoxo pues comenzaba en el alto de la Cruz hacia Piedralba y explicó el porqué de este itinerario que finaliza en Quintanilla de Combarros.

 

Reconoció lo que ya había dicho su presentador, que pretendía recorrer y observar la Maragatería con una gran cantidad de información leída de manera muy crítica y con la pretensión de desarticular las mitologías absurdas e indefendibles.

 

 

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Repasó pueblo a pueblo, comentando anécdotas y pasajes, el recorrido se realiza en el libro. Señaló los desatinos de la interpretación del origen de los maragatos a partir de etimologías aberrantes. "No sabemos lo que significa maragatos, no se puede asociar a ninguna mitología." “Lo más aberrante -continuaba diciendo- es querer saber el origen de un pueblo desde el origen de un nombre." También dijo que algunas costumbres mixtificadas como la endogamia no tenían nada de especial, sobre todo en lo referido a los matrimonios que como en tantos lugares solo pretendían conservar la herencia. Criticó abiertamente el desbarre del malditismo sobre los maragatos: "No hay pueblo maldito, ni costumbres extrañas. Tan solo un pueblo que tuvo que trabajar mucho, tanto hombres como mujeres, para enfrentarse a situaciones muy adversas".

 

Terminaba diciendo el escritor que su verdadera pretensión era contactar con la realidad. Comentó que a la salida de Quintanilla de Somoza una mujer muy pobre, pero muy digna, Piedad Monroy, le aconseja que los pinte tal como son, que no inventé y eso se convirtió en el 'leitmotiv' de este libro.

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