Astorga Redacción
Domingo, 15 de Agosto de 2021

Gaspar Becerra, el escultor de la vanguardia del siglo XVI en el que creyó el Cabildo de la Catedral de Astorga

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La presentación del libro 'Gaspar Becerra (1520-1568) en España: entre la pintura y la escultura' comenzaba en la tarde del viernes con las palabras del presidente del Centro de Estudios Astorganos 'Marcelo Macías', Rafael García Fuertes, recordando que la publicación está basada en la tesis doctoral del autor de la obra, Manuel Arias, sobre el escultor andaluz. La obra está editada por el 'Marcelo Macías’ y el Instituto de Estudios Giennenses, con la colaboración de la Diputación Provincial de León y la Fundación Caja Rural de Jaén.

 

El deán de la catedral, Javier Gay, agradecía al autor la presentación del libro en el templo, lo que consideró como excepcional, dada la efemérides del 550º aniversario de la colocación de la primera piedra de la seo. "A partir de ahora -dijo- habría que festejar dos efemérides: la de la construcción del retablo y la de la edición del libro por Manuel Arias. Desde ahora tenemos el retablo y su guía".

 

Antes de que Arias comenzara a hablar sobre su trabajo de investigación, el alcalde, Juan José Alonso Perandones, destacaba que el libro, ya desde la portada con la imagen de Santo Tomás, muestra su enorme potencia, y detallaba que está estructurado tres partes con espléndidas fotografías. El aspecto biográfico y la obra de Gaspar Becerra en España y las conclusiones que deja varias hipótesis abiertas.

 

Manuel Arias iniciaba su exposición indicando que el objetivo del libro era poner al día la obra de Gaspar Becerra en España, el escultor que en su época era muy conocido, mencionado por Giorgio Vasari, uno de los críticos más influyentes sobre el arte del Renacimiento. "Becerra tenía nombre", subrayó el historiador.

 

 

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 Arias ha pretendido poner al día la actividad de Becerra en España, pero también concienciar a la sociedad de que por tenerlo ante los ojos, por considerarlo habitual, no nos damos cuenta de la joya que tenemos en Astorga.

 

Vinculado al cardenal Toledo y al cardenal Mendoza Bobadilla, que facilitaron a Becerra el acceso y conocimiento de la cultura italiana renacentista, cuando regresó a España se enteró en Burgos de que el Cabildo de Astorga pretendía construir un retablo para la catedral. Así que se puso en contacto con el de deán Gregorio de Carrión. Don Pedro Álvarez Osorio, cuarto marqués de Astorga, intervendrá para que Becerra haga el retablo de Astorga.

 

El autor continuó  narrando la llegada de Becerra a la ciudad, y detalló que el Cabildo había convocado un concurso para hacer el retablo al que acudieron dos talleres con dos estilos que marcaban el hito artístico del país en aquel momento, pero esas dos propuestas fueron rechazadas en favor de un artista de la vanguardia como era Gaspar Becerra.

 

Becerra, comentaba Manuel Arias, se había formado en Italia como pintor y en Astorga se pedía un proyecto escultórico para potenciar el verismo. Les planteó una traza plana y el Cabildo le dijo que no, pues querían un retablo que abrazarse la Capilla Mayor. Becerra no se echó atrás. Contrató a los grandes escultores que se habían formado en el taller de Juan de Juni, en Valladolid. Por eso Becerra fue capaz de convertirse en escultor sin haberse formado todavía como tal.

 

En 1562, Felipe II le llama a la corte con el fin de decorar el Palacio del Pardo, el Alcázar de Madrid y El Escorial que estaba todavía construyéndose, así que se va a la Corte un año antes de finalizar el proyecto astorgano, pero regresa a Astorga y en 1563 concluye su proyecto escultórico. Todavía quedaba pendiente el policromado del proyecto escultórico que concluirán en 1569, muerto ya Becerra, Gaspar de Hoyos y Gaspar de Palencia, discípulos de Becerra. El retablo de Becerra es lo único que se conserva de entre las grandes obras del artista.

 

 

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Todo esto y más, decía Arias, se plasma en el libro, articulándolo con la peripecia vital del artista. "Si este libro", continuaba diciendo Arias, "sirviera para que se valorara el retablo que tenemos en Astorga ya sería suficiente, pues no se trata de una obra local sino de algo que tuvo grandes repercusiones, además de ser una referencia y una inspiración para muchos escultores posteriores".

 

Finalizaba el historiador su presentación con una explicación pormenorizada del propio retablo y de sus significados, "en el que todo responde a un lenguaje perfectamente cuidado y perfectamente medido y todo ello completado con esa policromía maravillosa."

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