Store
![[Img #55778]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2021/7638_anglicismos-1.jpg)
Hemos llegado a tal punto de estupidez que si no decimos alguna palabra en inglés estamos desfasados. No hay quien presuma de estar en este mundo de la tecnología que no suelte por esa boca algún anglicismo, por presumir de que se está al día; por hacerse los interesantes; por ser el/la más chic de la reunión y me hago un ‘selfie’ (autofoto), o por demostrar el dominio de la lengua de Shakespeare. Hasta ahí, se entiende, aunque no lo comprenda ni comparto, pero que un Banco, de esos que comercian con tus dineros, en la oficina central ponga un letrero con semejante palabra, ‘Store’, para decir TIENDA… ¿Qué pasa, que la palabra ‘tienda’ es menospreciar al Banco en cuestión? ¿O es que acaso no nos están vendiendo acciones, deuda pública, etc, etc? Pero en inglés queda más fino, más actual y cosmopolita, aunque te saquen el dinero, (money), exactamente igual en cualquier idioma.
Luego a algunos políticos se les llena la boca con nuestro idioma pero ¿qué hacen para defenderlo? Sé que desde hace más de cuarenta años, que yo recuerde, en Inglaterra a todo aquel que quería poner el nombre de un local, si no estaba en inglés, le gravaban con más impuestos: Eso sí que es defender al idioma propio. Para eso no se necesita crear ninguna oficina de defensa de nada, lo que hay que hacer es promulgar una Ley, en donde por cada palabra en otro idioma, que no sea traducible al castellano, se pagasen unos impuestos por dicho uso, pero ¡unos buenos impuestos! Así más de uno dejaba de hacer tonterías (‘foolishness’, en ‘english’). O quizás si fuésemos a la tienda de frutas y verduras a comprar unas naranjas españolas, o unos buenos tomates de la huerta, ¿tendríamos que decir que vamos al “vegetables and fruits store”?
Por lo visto, ya que dicha estupidez llega hasta los Bancos, con mis propios ojos lo he podido comprobar esta mañana, que se les penalice por no hacer uso del castellano o español en la tierra de Cervantes, de Gil y Carrasco, de Lope de Vega, de Calderón y de tantos otros. Después viene lo de la desfachatez, (‘impudence¡, en inglés) esa que te hace sentir ‘siervo de la gleba’, (‘servant of de gleba’), pues al ir a realizar una operación bancaria y aguantar la cola ( la ‘queue’, en inglés) con otras personas, -algunas demasiado mayores para estar de pie, sin miramiento alguno-, te encuentras con las puertas (‘doors’) de las entidades bancarias cerradas, (‘closed’) y no se puede entrar hasta que te lo indican… La Caixa, entre otros, se ha aupado a la moda simplona de utilizar el inglés, en la capital de El Bierzo, aunque me cuentan que en Astorga más de lo mismo, quizás es que no sabemos suficiente castellano para entender lo que significa TIENDA. A lo mejor querían poner OFICINA, y se les olvidó escribir ‘OFFICE’.
En fin, escribo esto con rabia y dolor, porque nuestro idioma, rico como pocos en matices y con un vocabulario extenso para expresar un vocablo, se delega por la moda y la invasión exagerada de los anglicismos, que nada aportan, pero sí arrinconan a nuestra lengua sin necesidad.
Por cierto, he utilizado 12 vocablos en inglés en este artículo, a 100 euros de impuestos cada uno, -porque soy un particular, si fuese una empresa deberían ser 500 por lo menos-, sale un total de 1200 euros. ¡Ea! ¡Baratito se lo pongo, oiga! Claro que si esto se paga al mes, a lo mejor me lo pienso…
Hemos llegado a tal punto de estupidez que si no decimos alguna palabra en inglés estamos desfasados. No hay quien presuma de estar en este mundo de la tecnología que no suelte por esa boca algún anglicismo, por presumir de que se está al día; por hacerse los interesantes; por ser el/la más chic de la reunión y me hago un ‘selfie’ (autofoto), o por demostrar el dominio de la lengua de Shakespeare. Hasta ahí, se entiende, aunque no lo comprenda ni comparto, pero que un Banco, de esos que comercian con tus dineros, en la oficina central ponga un letrero con semejante palabra, ‘Store’, para decir TIENDA… ¿Qué pasa, que la palabra ‘tienda’ es menospreciar al Banco en cuestión? ¿O es que acaso no nos están vendiendo acciones, deuda pública, etc, etc? Pero en inglés queda más fino, más actual y cosmopolita, aunque te saquen el dinero, (money), exactamente igual en cualquier idioma.
Luego a algunos políticos se les llena la boca con nuestro idioma pero ¿qué hacen para defenderlo? Sé que desde hace más de cuarenta años, que yo recuerde, en Inglaterra a todo aquel que quería poner el nombre de un local, si no estaba en inglés, le gravaban con más impuestos: Eso sí que es defender al idioma propio. Para eso no se necesita crear ninguna oficina de defensa de nada, lo que hay que hacer es promulgar una Ley, en donde por cada palabra en otro idioma, que no sea traducible al castellano, se pagasen unos impuestos por dicho uso, pero ¡unos buenos impuestos! Así más de uno dejaba de hacer tonterías (‘foolishness’, en ‘english’). O quizás si fuésemos a la tienda de frutas y verduras a comprar unas naranjas españolas, o unos buenos tomates de la huerta, ¿tendríamos que decir que vamos al “vegetables and fruits store”?
Por lo visto, ya que dicha estupidez llega hasta los Bancos, con mis propios ojos lo he podido comprobar esta mañana, que se les penalice por no hacer uso del castellano o español en la tierra de Cervantes, de Gil y Carrasco, de Lope de Vega, de Calderón y de tantos otros. Después viene lo de la desfachatez, (‘impudence¡, en inglés) esa que te hace sentir ‘siervo de la gleba’, (‘servant of de gleba’), pues al ir a realizar una operación bancaria y aguantar la cola ( la ‘queue’, en inglés) con otras personas, -algunas demasiado mayores para estar de pie, sin miramiento alguno-, te encuentras con las puertas (‘doors’) de las entidades bancarias cerradas, (‘closed’) y no se puede entrar hasta que te lo indican… La Caixa, entre otros, se ha aupado a la moda simplona de utilizar el inglés, en la capital de El Bierzo, aunque me cuentan que en Astorga más de lo mismo, quizás es que no sabemos suficiente castellano para entender lo que significa TIENDA. A lo mejor querían poner OFICINA, y se les olvidó escribir ‘OFFICE’.
En fin, escribo esto con rabia y dolor, porque nuestro idioma, rico como pocos en matices y con un vocabulario extenso para expresar un vocablo, se delega por la moda y la invasión exagerada de los anglicismos, que nada aportan, pero sí arrinconan a nuestra lengua sin necesidad.
Por cierto, he utilizado 12 vocablos en inglés en este artículo, a 100 euros de impuestos cada uno, -porque soy un particular, si fuese una empresa deberían ser 500 por lo menos-, sale un total de 1200 euros. ¡Ea! ¡Baratito se lo pongo, oiga! Claro que si esto se paga al mes, a lo mejor me lo pienso…