Conquistas, invasiones, genocidios, aculturaciones…, perdones.
![[Img #55955]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2021/4491__dsc0008.jpg)
Cristobal Colón no tiene la culpa de lo que pasa ahora en América ni del penoso desarrollo de los países latinoamericanos. Utilizar al personaje histórico de Cristóbal Colón como chivo expiatorio de los males de estos países latinoamericanos, que no levantan cabeza debido a que sus numerosos dirigentes son y han sido una nulidad como gestores y unos avariciosos como acaparadores de riqueza personal, es una simpleza que, a base de vocearla, parece que cala en sus pobres habitantes que no tienen en quien descargar su desesperación. Resulta una hábil derivación de la rabia, la impotencia y la desesperanza.
Las estatuas de Cristóbal Colón empiezan a ser vandalizadas y a caer en las plazas y lugares públicos, y el personaje a ser demonizado. Pueden darle la vuelta a la Historia, y canalizar la rabia hacia aquel aventurero que llegó a aquellas tierras hace más de quinientos años, pero eso no les va a sacar de esa tradicional espiral de dictadores codiciosos que no miran para el bien del país y su desarrollo sino tan sólo para sentirse poderosos acumulando riqueza. Esta ola de rabia hacia el pasado pasará pero las poblaciones indígenas, criollas y europeas asentadas en aquellas tierras seguirán sufriendo bajo el mandato de dirigentes poco inteligentes y menos decentes.
Cristobal Colón descubrió una tierra y un mundo desconocido para él y para lo que hoy llamamos Europa. Sí, descubrió esa tierra y la dio conocer a los que no la conocían que no quiere decir fuera una tierra virgen desde el Big Bang (el principio del Universo) ni una tierra de nadie.
Los portugueses, pioneros en la navegación, ya antes de que llegara Colón con sus tres carabelas, ellos iban a pescar a la desembocadura del Rio de la Plata. Lo que pasa es que la ambición de los portugueses no era la conquista de tierras y almas, su interés era el comercio. Y con esa finalidad viajaron a través de los mares estableciendo distintos puntos de contacto en las costas de los exóticos países haciendo sus business, es decir, sus negocios. Así fueron también, por ejemplo, los primeros que contactaron con los japoneses, los primeros que tocaron la India y establecieron en Goa, …, mucho antes de que llegaran los Imperialismos a conquistar.
Cuando los fastos de 1992, en las celebraciones por el Descubrimiento de América, la duquesa de Medina Sidonia, en cuyo palacio de Sanlúcar tenía, y supongo que sigue ahí, uno de los más importantes archivos sobre lo que ha pasado a lo largo de los siglos en esas costas occidentales de la península y la navegación, publicó basándose en sus archivos, un libro (naturalmente en Francia) titulado No fuimos nosotros en el que demostraba que los portugueses ya habían descubierto esas tierras antes que Colón. Por supuesto en España nadie la quiso oír.
El noruego Thor Heyerdahl, demostró con su expedición Kon-Tiki (1947) durante tres meses en una balsa de totora (hecha con la tecnología del altiplano peruano-boliviano, originaria 10.000 años a.C, y con totora que es una planta del lago Titicaca), la existencia de una vía deconexión por mar entre Perú y la Polinesia a través del Océano Pacifico.
También se ha demostrado la remota conexión humana entre el extremo oriental de Asia y el extremo noroccidental de América, a través del estrecho de Bering, dando lugar al asentamiento de las tribus en el norte de ese continente.
Los Españoles, cuando llegaron a Centroamérica, se encontraron con verdaderas organizaciones sociales. Entre Mesoamérica y los Andes existían: el Imperio Azteca con su unidad política compleja y multiétnica, los Mayas con sus pirámides y el Imperio de los Incas, entre otras muchas. Estos últimos, en los Andes, habían constituido un Imperio con una organización muy socialista. El escritor Louis Baudin publicó en 1928 El Imperio socialista de los Incas. Y el escritor Laurente Binet declaró en 2020 “con los Incas tendríamos seguridad social desde hace siglos”.
Por lo tanto, esa tierra llamada América tenía sus habitantes que no eran orangutanes ni monos, eran habitadas por distintas sociedades y etnias con sus distintas culturas, desde luego diferentes a las conocidas por los europeos de entonces que miraban y viajaban hacia el Este sin considerar la posibilidad de que hacia el Oeste, tras el inmenso mar Atlántico, podría haber otras tierras y otros humanos con otras costumbres. Sus intereses en ese momento eran más ‘locales’ que transoceánicos.
Con el descubrimiento de Colón a los Reyes Católicos se les hizo la boca agua. Necesitaban dinero para sus guerras y conquistas locales y la leyenda del oro les bastó para empujar a sus vasallos a la aventura de encontrar el preciado metal. Ahí empieza la conquista de los territorios y de las almas, porque la Iglesia se apuntó rápidamente a justificar lo poco justificable, abanderando la salvación de las almas de aquellos infieles, para introducirse en primera línea de conquista.
La conquista fue como todas las conquistas, con guerras, enfrentamientos y barbaridades, teniendo en cuenta que se trataba de una época muy exigente. Aun así, en seguida se dio el mestizaje con los nativos, y surgió una nueva clase social, los criollos, los hijos de españoles nacidos en la tierra americana. Evidentemente se establece una jerarquía social en la que los españoles están a la cabeza, luego les siguen los criollos, luego los mestizos y, en la base, los indígenas.
Los indígenas estaban incluidos en la estructura social, partían de la base pero no se les impedía ascender e involucrarse en otros escalones sociales. La población podía moverse en los escalones piramidales. De todo aquello quedan importantes restos de una aculturación como, lo más evidente, el idioma.
¿De dónde viene ahora esta ola de inquina contra los españoles? ¿Son los dirigentes de los países latinos que nos quieren cargar sus desatinos? O ¿los anglosajones que vuelven a remover aquella fakenews, la leyenda negra, para sacar tajada en Latinoamérica presentándose como los buenos salvadores? No sé.
A estas alturas de la Historia asistimos a un arrebato revisionista de las actuaciones de hace más de 500 años. Una época que nada tiene que ver con la actual. Los valores religiosos y sociales no eran en absoluto los mismos. La visión del mundo y sus habitantes no tenían nada que ver con la que tenemos ahora. Pero a pesar de todo ahora no se actúa de una manera muy diferente de cómo se actuaba entonces. Ahora los ‘genocidios’, si queremos hablar de genocidios, se practican más sibilinamente, pero con mucha más efectividad e impunidad. Tenemos el conflicto de los Balcanes (10991-2001), los alemanes con los judíos (1840-45), el genocidio de los armenios por los turcos (1.915), entre otros muchos.
Poco pueden decir, al hablar de ‘invasiones’, los americanos, ni los franceses, ni los alemanes… Cada uno de estos países ha invadido enormes extensiones de tierras y aniquilado cantidades enormes de indígenas y no hace 500 años sino en épocas muy próximas en las que ya se suponía asimilado en la civilización europea una idea humanitaria.
África fue arrasada y sus distintas etnias y civilizaciones desmanteladas, perseguidas y utilizadas para el interés de los países invasores, fundamentalmente Inglaterra y Francia. Y los ‘tesoros’ que tiene África siguen siendo hoy en día explotados sin consideración a sus habitantes que mueren de hambre mientras que los países ricos se enriquecen más con las riquezas que se llevan de ese continente al que empobrecen.
Inglaterra pasó de sus pequeñas luchas de tierras con sus vecinos de enfrente del Canal, apoderándose y perdiendo la Bretaña o la Normandía, a establecerse en mucho más de medio mundo con su gran flota, aquella que empezó siendo una cuadrilla de piratas, con Francis Drake a la cabeza, quien acabó siendo vicealmirante de la Marina Real Inglesa y Sir. África, Oriente Medio, La India, Australia, Nueva Zelanda y por supuesto Norte América entraron en su Imperio.
Y Biden tiene mucho perdón que pedir en América ya que los ingleses arrasaron con las tribus de Norteamérica y no sólo eso sino que se han regodeado de ello desde que el cine es cine. Miles de películas de la conquista de Norteamérica luchando y engañando a los indígenas. Películas de indios y vaqueros han llenado y siguen llenando las pantallas. Batallas en las que casi siempre las ‘legitimas’ tropas inglesas, los regulares británicos, el Séptimo de Caballería, acababan con los ‘salvajes’ indios los Apaches, los Cherokee, los Cheyenees, los Siux…, y con su lideres Toro sentado, Caballo loco, Nube roja, Gerónimo… Les encanta ese episodio de su historia. Les da mucho juego. Y hay que señalar que ese ‘genocidio’ tuvo lugar muchísimos años después de la llegada de los españoles, por lo que el impulso del asentamiento debería haber sido infinitamente más considerado con los nativos de lo que fue, por aquello de la evolución de las mentalidades.
Los ingleses, siempre con esa actitud de arrogancia, no parece que consideraron la posibilidad de fusión con los nativos, sino que los arrasaron y más tarde los recluyeron en reservas, lugares en donde no podían mantener su cultura y su manera de vivir, y fueron derivando a una aculturación del alcohol y la borrachería.
Biden ha dicho que habría que revisar la historia de Colón. Más conveniente sería que revisara el concepto de libertad e igualdad y restaurara la dignidad a los negros en su país.
Bueno, pues lo dicho. Me indigna tanta estupidez. Está bien que se haga una revisión de la Historia, porque se han contado y se cuentan muchas mentiras interesadas, pero de ahí a utilizarlo políticamente hoy en día está fuera de contexto y es tan pueril como ridículo. Por esa misma teoría todos los países del mundo deberían pedir perdón y exigir perdón desde que el mundo es mundo. Sería interminable; persas, griegos, romanos, suevos, vándalos, alanos, visigodos, arables, etc…
Otra cosa son aquellas explotaciones de los países que siguen estando vigentes ellas o sus efectos, como pasa en África. Aquí no sólo hay que pedir perdón sino revertir la situación de expoliación y ayudarles a salir adelante con sus ricos recursos. África y su raza negra necesita una reconstrucción de sus dignidades y sus posibilidades hoy, ahora, ya. Esa sí que es una deuda histórica y actual.
O témpora o mores.
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Cristobal Colón no tiene la culpa de lo que pasa ahora en América ni del penoso desarrollo de los países latinoamericanos. Utilizar al personaje histórico de Cristóbal Colón como chivo expiatorio de los males de estos países latinoamericanos, que no levantan cabeza debido a que sus numerosos dirigentes son y han sido una nulidad como gestores y unos avariciosos como acaparadores de riqueza personal, es una simpleza que, a base de vocearla, parece que cala en sus pobres habitantes que no tienen en quien descargar su desesperación. Resulta una hábil derivación de la rabia, la impotencia y la desesperanza.
Las estatuas de Cristóbal Colón empiezan a ser vandalizadas y a caer en las plazas y lugares públicos, y el personaje a ser demonizado. Pueden darle la vuelta a la Historia, y canalizar la rabia hacia aquel aventurero que llegó a aquellas tierras hace más de quinientos años, pero eso no les va a sacar de esa tradicional espiral de dictadores codiciosos que no miran para el bien del país y su desarrollo sino tan sólo para sentirse poderosos acumulando riqueza. Esta ola de rabia hacia el pasado pasará pero las poblaciones indígenas, criollas y europeas asentadas en aquellas tierras seguirán sufriendo bajo el mandato de dirigentes poco inteligentes y menos decentes.
Cristobal Colón descubrió una tierra y un mundo desconocido para él y para lo que hoy llamamos Europa. Sí, descubrió esa tierra y la dio conocer a los que no la conocían que no quiere decir fuera una tierra virgen desde el Big Bang (el principio del Universo) ni una tierra de nadie.
Los portugueses, pioneros en la navegación, ya antes de que llegara Colón con sus tres carabelas, ellos iban a pescar a la desembocadura del Rio de la Plata. Lo que pasa es que la ambición de los portugueses no era la conquista de tierras y almas, su interés era el comercio. Y con esa finalidad viajaron a través de los mares estableciendo distintos puntos de contacto en las costas de los exóticos países haciendo sus business, es decir, sus negocios. Así fueron también, por ejemplo, los primeros que contactaron con los japoneses, los primeros que tocaron la India y establecieron en Goa, …, mucho antes de que llegaran los Imperialismos a conquistar.
Cuando los fastos de 1992, en las celebraciones por el Descubrimiento de América, la duquesa de Medina Sidonia, en cuyo palacio de Sanlúcar tenía, y supongo que sigue ahí, uno de los más importantes archivos sobre lo que ha pasado a lo largo de los siglos en esas costas occidentales de la península y la navegación, publicó basándose en sus archivos, un libro (naturalmente en Francia) titulado No fuimos nosotros en el que demostraba que los portugueses ya habían descubierto esas tierras antes que Colón. Por supuesto en España nadie la quiso oír.
El noruego Thor Heyerdahl, demostró con su expedición Kon-Tiki (1947) durante tres meses en una balsa de totora (hecha con la tecnología del altiplano peruano-boliviano, originaria 10.000 años a.C, y con totora que es una planta del lago Titicaca), la existencia de una vía deconexión por mar entre Perú y la Polinesia a través del Océano Pacifico.
También se ha demostrado la remota conexión humana entre el extremo oriental de Asia y el extremo noroccidental de América, a través del estrecho de Bering, dando lugar al asentamiento de las tribus en el norte de ese continente.
Los Españoles, cuando llegaron a Centroamérica, se encontraron con verdaderas organizaciones sociales. Entre Mesoamérica y los Andes existían: el Imperio Azteca con su unidad política compleja y multiétnica, los Mayas con sus pirámides y el Imperio de los Incas, entre otras muchas. Estos últimos, en los Andes, habían constituido un Imperio con una organización muy socialista. El escritor Louis Baudin publicó en 1928 El Imperio socialista de los Incas. Y el escritor Laurente Binet declaró en 2020 “con los Incas tendríamos seguridad social desde hace siglos”.
Por lo tanto, esa tierra llamada América tenía sus habitantes que no eran orangutanes ni monos, eran habitadas por distintas sociedades y etnias con sus distintas culturas, desde luego diferentes a las conocidas por los europeos de entonces que miraban y viajaban hacia el Este sin considerar la posibilidad de que hacia el Oeste, tras el inmenso mar Atlántico, podría haber otras tierras y otros humanos con otras costumbres. Sus intereses en ese momento eran más ‘locales’ que transoceánicos.
Con el descubrimiento de Colón a los Reyes Católicos se les hizo la boca agua. Necesitaban dinero para sus guerras y conquistas locales y la leyenda del oro les bastó para empujar a sus vasallos a la aventura de encontrar el preciado metal. Ahí empieza la conquista de los territorios y de las almas, porque la Iglesia se apuntó rápidamente a justificar lo poco justificable, abanderando la salvación de las almas de aquellos infieles, para introducirse en primera línea de conquista.
La conquista fue como todas las conquistas, con guerras, enfrentamientos y barbaridades, teniendo en cuenta que se trataba de una época muy exigente. Aun así, en seguida se dio el mestizaje con los nativos, y surgió una nueva clase social, los criollos, los hijos de españoles nacidos en la tierra americana. Evidentemente se establece una jerarquía social en la que los españoles están a la cabeza, luego les siguen los criollos, luego los mestizos y, en la base, los indígenas.
Los indígenas estaban incluidos en la estructura social, partían de la base pero no se les impedía ascender e involucrarse en otros escalones sociales. La población podía moverse en los escalones piramidales. De todo aquello quedan importantes restos de una aculturación como, lo más evidente, el idioma.
¿De dónde viene ahora esta ola de inquina contra los españoles? ¿Son los dirigentes de los países latinos que nos quieren cargar sus desatinos? O ¿los anglosajones que vuelven a remover aquella fakenews, la leyenda negra, para sacar tajada en Latinoamérica presentándose como los buenos salvadores? No sé.
A estas alturas de la Historia asistimos a un arrebato revisionista de las actuaciones de hace más de 500 años. Una época que nada tiene que ver con la actual. Los valores religiosos y sociales no eran en absoluto los mismos. La visión del mundo y sus habitantes no tenían nada que ver con la que tenemos ahora. Pero a pesar de todo ahora no se actúa de una manera muy diferente de cómo se actuaba entonces. Ahora los ‘genocidios’, si queremos hablar de genocidios, se practican más sibilinamente, pero con mucha más efectividad e impunidad. Tenemos el conflicto de los Balcanes (10991-2001), los alemanes con los judíos (1840-45), el genocidio de los armenios por los turcos (1.915), entre otros muchos.
Poco pueden decir, al hablar de ‘invasiones’, los americanos, ni los franceses, ni los alemanes… Cada uno de estos países ha invadido enormes extensiones de tierras y aniquilado cantidades enormes de indígenas y no hace 500 años sino en épocas muy próximas en las que ya se suponía asimilado en la civilización europea una idea humanitaria.
África fue arrasada y sus distintas etnias y civilizaciones desmanteladas, perseguidas y utilizadas para el interés de los países invasores, fundamentalmente Inglaterra y Francia. Y los ‘tesoros’ que tiene África siguen siendo hoy en día explotados sin consideración a sus habitantes que mueren de hambre mientras que los países ricos se enriquecen más con las riquezas que se llevan de ese continente al que empobrecen.
Inglaterra pasó de sus pequeñas luchas de tierras con sus vecinos de enfrente del Canal, apoderándose y perdiendo la Bretaña o la Normandía, a establecerse en mucho más de medio mundo con su gran flota, aquella que empezó siendo una cuadrilla de piratas, con Francis Drake a la cabeza, quien acabó siendo vicealmirante de la Marina Real Inglesa y Sir. África, Oriente Medio, La India, Australia, Nueva Zelanda y por supuesto Norte América entraron en su Imperio.
Y Biden tiene mucho perdón que pedir en América ya que los ingleses arrasaron con las tribus de Norteamérica y no sólo eso sino que se han regodeado de ello desde que el cine es cine. Miles de películas de la conquista de Norteamérica luchando y engañando a los indígenas. Películas de indios y vaqueros han llenado y siguen llenando las pantallas. Batallas en las que casi siempre las ‘legitimas’ tropas inglesas, los regulares británicos, el Séptimo de Caballería, acababan con los ‘salvajes’ indios los Apaches, los Cherokee, los Cheyenees, los Siux…, y con su lideres Toro sentado, Caballo loco, Nube roja, Gerónimo… Les encanta ese episodio de su historia. Les da mucho juego. Y hay que señalar que ese ‘genocidio’ tuvo lugar muchísimos años después de la llegada de los españoles, por lo que el impulso del asentamiento debería haber sido infinitamente más considerado con los nativos de lo que fue, por aquello de la evolución de las mentalidades.
Los ingleses, siempre con esa actitud de arrogancia, no parece que consideraron la posibilidad de fusión con los nativos, sino que los arrasaron y más tarde los recluyeron en reservas, lugares en donde no podían mantener su cultura y su manera de vivir, y fueron derivando a una aculturación del alcohol y la borrachería.
Biden ha dicho que habría que revisar la historia de Colón. Más conveniente sería que revisara el concepto de libertad e igualdad y restaurara la dignidad a los negros en su país.
Bueno, pues lo dicho. Me indigna tanta estupidez. Está bien que se haga una revisión de la Historia, porque se han contado y se cuentan muchas mentiras interesadas, pero de ahí a utilizarlo políticamente hoy en día está fuera de contexto y es tan pueril como ridículo. Por esa misma teoría todos los países del mundo deberían pedir perdón y exigir perdón desde que el mundo es mundo. Sería interminable; persas, griegos, romanos, suevos, vándalos, alanos, visigodos, arables, etc…
Otra cosa son aquellas explotaciones de los países que siguen estando vigentes ellas o sus efectos, como pasa en África. Aquí no sólo hay que pedir perdón sino revertir la situación de expoliación y ayudarles a salir adelante con sus ricos recursos. África y su raza negra necesita una reconstrucción de sus dignidades y sus posibilidades hoy, ahora, ya. Esa sí que es una deuda histórica y actual.
O témpora o mores.






