Miércoles, 30 de Octubre de 2013

Gracias Mandi

JOSÉ TOMÁS GARCÍA / 

Se me hace difícil describir con palabras la sensación que me produjo el artículo titulado 'La palabra dada por la pluma imbécil' de Amando Casado Martínez, Mandi, publicado en este foro el viernes 25 de octubre. Fue como que me quitaran una espina clavada desde el año 2006, una espina de ésas que están incrustadas hasta el alma; de ésas que, un día por otro, no te decides a extraer así que vayan pasando los años siempre con la infección latente. Me llegué a emocionar.

Cuando en 2006 el señor Alejandro G. Nistal publicó su repugnante artículo, etiquetando a don Faustino como “cura rojo”, no dudé ni un segundo en escribir una réplica contestándole, punto por punto, en términos muy parecidos a los que utiliza ahora Mandi, haciéndole ver la vileza de su acción por un lado y lo equivocado que estaba sobre don Faustino por el otro. Como no podía ser de otro modo, mi respuesta acabó en la papelera del censor de turno. Era absurdo que un 'mindundi' como yo, que tenía como exiguos y máximos méritos una columnita semanal en el periódico local y haber ganado el CIT en 2004, osara contestar en semejantes términos a este 'gran periodista' que publicaba a nivel nacional excelentes artículos "cargados de protesta, dosis de retranca y una brizna de mala leche". Qué forma tan maquiavélicamente sutil de definir en plan jocoso-justificativo unos artículos que, como el dedicado a don Faustino, bastantes veces han herido la sensibilidad tanto de personas a nivel individual como lo hicieron, en este caso, con la de un barrio entero; y todo sin que a este individuo le inquietara lo más mínimo o le quitara el sueño tras su 'hazaña'. 'El Alex' siempre fue así y ya de pequeños, algunos 'desarrapaos', sufrimos en nuestras carnes su clasismo y el de muchos de su cuerda viviendo traumatizados en la escuela y en la catequesis hasta que las cosas cambiaron.

Cómo nos fastidiaba que el Martes de Carnaval, fiesta desconocida o prohibida para nosotros, ellos se fueran a no sé qué celebración que había en el Casino, sólo para ellos claro está. Aún recuerdo con amargura la cantidad de bofetadas que me gané en clase, a pesar de mis buenas notas y comportamiento, gracias a las envidias de otro amiguito suyo, muy simpaticón y también clasista él, al que yo, huyendo de venganzas, no aludo con nombre real sino que lo llamo 'el repelente niño Vicente' en un pasaje del libro 'Astorga y sus moradores'. No es extraño entonces todo esto, eran y son de una pasta especial estos 'amigos' que catalogan el mundo en 'azules' y en 'rojos', eres lo uno o eres lo otro, no hay más. Antes daban 'yuyu', hoy ya solamente dan pena porque están más desfasados que un disco de vinilo. Cura que sigue la doctrina de Cristo y acoge o se desvive por los pobres es cura rojo, para ellos no admite atisbo de duda. Su mundo es así, no hay términos medios, el pensamiento único. Y claro, en 2006 el muchacho se ofuscó, se le rompieron los esquemas y Alex, con el calentón, no dudó en despotricar contra el supuesto 'cura rojo' por mucho que lo adorase todo el barrio o por mucho que nadie se opusiera a la asignación de su nombre a la calle. Todavía hoy, cuando pisamos esa calle ennoblecida por el nombre del párroco Faustino Santos, se nos viene a la memoria la grandeza de aquel 'curica bueno de barrio'. No podía haber un cura cercano al pueblo para la mente azul-rojiza de Alex, tenía que ser 'rojo'; como no puede haber militares que escriban algo tan maravilloso como 'Una rosa en San Andrés', ése también tiene que ser 'rojo' para Alex; como Mandi será ya el 'fotógrafo rojo' y como Francisco será ya el 'Papa rojo' o como yo seré, desde ya, un rojo peligroso aunque me repela tanto el extremismo de izquierdas como el de derechas. El pensamiento único, todos los que no pensemos como Alex es que somos rojos incluso, cerrando el círculo donde se abrió, aquellos que sólo se dedicaron a atender al pueblo desamparado como don Faustino. Que les pregunte a todos los feligreses de San Andrés por don Faustino, que les pregunte a los gitanos, que les pregunte a los cofrades del Bendito Cristo o que les pregunte a cualquiera que lo haya conocido.

La rectificación del señor G. Nistal, no nos equivoquemos, no viene a santo de que ahora piense de otra forma o sea más comedido en su verborrea radical, revanchista y sectaria; como muy bien ha sabido ver y así apunta Mandi, viene de la conciencia o, más bien, de la mala conciencia. ¡Qué puta es la conciencia humana!  Cómo actúa de resorte frente a la vileza. Así le pasó al individuo que hace unas semanas se llevó por delante con el coche a un hombre en las afueras de León y se dio a la fuga pero tuvo que entregarse al día siguiente, azuzado por su conciencia, tras haber fallecido el atropellado. ¡Cómo te ha jodido la conciencia estos siete años Nistal! Suele pasar cuando hablas de los muertos, como hablaste tú, y si encima lo haces para emponzoñar lo imponzoñable es que no te deja vivir ¿a que no? Pues te jodes, 'ajo y agua', ahora vives con eso porque no te creas que se te va a quedar tranquila la conciencia con haber rectificado de forma hipócrita; si rectificas, rectifica con sinceridad. Tú sabes de carrerilla las cosas que nos enseñaban en aquella escuela que padecimos aprendiendo a palos (algunos). Hay condiciones que deben cumplirse para que Dios te perdone tus pecados, venían en el catecismo que nos hacían aprender de memoria, condiciones de las que tú adoleces Alex: contrición y propósito de enmienda. Aunque hayas cumplido las otras, examen de conciencia y confesión de los pecados, como no cumplas aquellas no va a haber penitencia que te sirva para ser absuelto. Para que Dios te perdone hay que hincar la rodilla, lo decía el Evangelio hace unas semanas. Si quieres rectificar, agachas la cabeza, te humillas y pides perdón sincero por haber metido la pata hasta el corbejón como tantas otras veces; lo que no se puede es rectificar para calmarte la conciencia y, por quitarle hierro, hacer gracietas dialécticas como esa de que lo hiciste "con palabras cargadas de protesta, dosis de retranca y una brizna de mala leche" además de intentar quitarte culpas amparándote, como un cobarde, en la supuesta culpa de los que te “azuzaron”. Lo de don Faustino es una culpa que vas a tener que arrastrar de por vida, si te azuzaron haberte documentado antes de sucumbir a publicar ponzoñas como la que publicaste, eso es lo que hubiera hecho un buen periodista o, mejor, un hombre de rigor. Preferiste manchar el buen nombre de un muerto e insultar a todo un barrio. Influenciado por la época del año, iba a decir que este 'arrepentimiento' tan raro te viene porque se te habrá presentado el espectro de don Faustino a pedirte cuentas como el espectro del Comendador de Calatrava se presenta ante don Juan o el de César ante Bruto pero no porque, como de nuevo acierta a decir Mandi, don Faustino es indudable que te habrá perdonado y no habrá venido a pedirte cuentas, él era así y su alma lo seguirá siendo. Quizá el arrepentimiento te venga por lo de este Papa, que para ti será 'el Papa rojo', cómo os está sentando la aplicación práctica de la verdadera doctrina de Cristo, otra vez se te rompen los esquemas cuando para ti un necesitado no es más que alguien a quien mirar por encima del hombro como hacías con los más humildes en la parroquia; pero cuídate de hacer otro articulito no vaya  a ser que hagas el ridículo y, dentro de unos años, cuando el Santo Padre, al paso que va, supere en simpatías al mismísimo Juan XXIII, tú tengas que venir de nuevo arrepintiéndote como te pasa con don Faustino. Parafraseando a Federico, otro 'rojo' peligroso para ti, “no seas como los niños chicos y si Pepe el Romano te gusta, te aguantas” digo… “no seas como los niños chicos y si ahora la conciencia te jode, te aguantas”. Procura leer los Evangelios de otra manera a ver si descubres la verdadera doctrina del Maestro que llevas mucho tiempo malinterpretándola.

Enhorabuena y gracias Mandi, los tienes bien puestos, ya era hora. Pero ya sabes, eres un rojo peligroso; éste ni de coña va a entender que tus palabras salieron del corazón de 'uno del barrio', el hijo de Carmina y de don Ángel, dos instituciones en San Andrés, uno más al que aquellas palabras de 2006 contra nuestro cura bueno hirieron en lo más profundo por la carga de “paranoia visceral e intransigencia” con las que fueron escritas.





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