Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 06 de Noviembre de 2021

Descabellada, absurda e inmoral

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Así es nuestra sociedad actual. El mundo sigue girando y girando, como decía el cantante italiano Jimmy Fontana cuando cantaba aquello deIl mondo (gira, il mondo gira), y en esos giros de il mondo los vientos no parece que corran a favor de la humanidad. No señor, no. El amplio concepto de humanidad, lo que se entiende por humanidad que va ligado estrechamente con lo lógico, lo honesto, lo justo, lo decente, lo moral, lo integro, lo limpio…, ha quedado en un profundo agujero negro y oscuro; los giros y giros del mundo han propiciado una espiral centrífuga que ha succionado todos esos valores retirándolos a las negras profundidades del abismo social.

 

Para ilustrar esta derrotista consideración voy a analizar algunos episodios que ilustraran mis pensamientos.

 

Vuelvo con el pícaro Juanito porque siguen saliéndole más cuentas opacas y más transgresiones dineriles.

 

La inviolabilidad del Rey. El artículo 56.3 de la Constitución al que se alude constantemente para proteger al Emérito de sus desmanes dice. “La persona del Rey es inviolable y no está  sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho  refrendo, salvo  lo dispuesto en el artículo 65.2”.

 

¿Qué dice el artículo 64?  “Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes.” “De los actos del rey serán responsables las personas que lo refrenden”,

 

Y el artículo  65.2 dice que el Rey como tal puede actuar sin refrendo del Gobierno tan sólo para los actos de “nombrar y relevar libremente a los miembros civiles y militares de su Casa”.

 

Entonces, lo que dice la Constitución claramente es que el Rey es inviolable en los actos refrendados por el Presidente de Gobierno o los Ministros. Por lo tanto el artículo tan cacareado para proteger y desligar al Rey de sus responsabilidades expresa claramente que la inviolabilidad es atribuida tan sólo al funcionamiento de sus atribuciones como Jefe de Estado.

 

¿Acaso el Presidente de Gobierno, o algún ministro le dio luz verde al Rey Juan Carlos I  para que hiciera sus bussines cobrando sustanciosas comisiones de aquí y de allá, de empresas españolas y países árabes mientras nos vendía su buen hacer por “conseguir grandes contratos para España” que en realidad eran para sus ‘amigos empresarios’ quienes muy agradecidos por las gestiones le iban llenando las cuentas en paraísos fiscales para no ingresar sus impuestos a los fondos comunes de esta “España suya esta España nuestra” y contribuir así al bienestar y progreso de sus ‘queridos súbditos’? Uf ¿O haciendo negocios a su favor a costa del País, como la cesión del Sahara Español a costa del beneficio privado de los árabes? Ni estos hechos son acciones de Jefe de Estado ni parece probable que se lo contara al gobierno para su ‘visto bueno’, aunque ya nada nos podría sorprender.

 

En fin, que parece que a Juanito se le acabó la veda trilera  y aunque está siendo difícil de adivinar dónde tiene escondidos sus negros caudales, porque el juego laberíntico lo tiene muy bien montado, se le van descubriendo poco a poco sus fullerías, sus grandes chanchullos que hizo para su gran bolsillo y no como Jefe de Estado para el Estado. Por lo tanto parece muy claro que su responsabilidad queda fuera de toda cobertura constitucional.

 

Y estos negocios que sabemos tienen toda la pinta de ser una mínima parte de lo que hay a las mochilas de nuestro querido Emérito del que siguen salido cuentas ocultas y millones escondidos. Pero a pesar de que parece clara la acotación de la Constitución en cuanto al ámbito de inviolabilidad e irresponsabilidad, los jueces, los políticos y el Gobierno “hacen de su capa un sayo” y siguen aferrándose a que el pícaro y tunante de Juanito se salga de rositas vendiéndonos una incorrecta (falsa) interpretación de la Constitución sobre la inviolabilidad. ¿Por qué? ¿No fue él quien, muy digno como  Juan Carlos I, dijo acertadamente que “TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY”? ¿Por qué no se le hace caso y se le juzga como corresponde?

 

Si finalmente los jueces zanjan el tema con: “aquí paz y después gloria”, me resultaría una grandísima tomadura de pelo para todos mis compañeros españoles y para mí primero. Honestidad, justicia, decencia, integridad.

 

Podría seguir con el tema Emérito, porque tiene mucha miga de esa esponjada que se esconde debajo de la corteza: transición, 23F…, pero no, estoy a otra cosa.

 

Paso a otro tema actual fuera de todo entendimiento razonado.La cumbre en Roma del G20.

 

Los representantes de los 20 países miembros de esta organización, el G20, más los países invitados, como el nuestro, y otras asociaciones internacionales, han acudido a Roma este fin de semana pasado, para abordar el tema del calentamiento global principalmente.

 

Por supuesto los Presidentes de los distintos países con sus equipos correspondientes se han trasladado en aviones desde sus lugares de residencia. La movilización de la ciudad en cuanto a seguridad ha sido naturalmente enorme. El presidente norteamericano Joe Biden, quien aprovechó para hacer también una vista al Papa, llegaba a Roma con su séquito en dos Boeing 747 y varios aviones militares, y se movió en coche por la ciudad acompañado de una caravana de 80 vehículos ante el estupor de los romanos. La puesta en escena de esas reuniones es siempre impresionante con tanto mandamás reunido alrededor de mesas de trabajo y exquisitas mesas de comidas, y tanta movilización alrededor.

 

Y… toda esta abundancia, todo este derroche, para que las 20 principales economías del mundo llegaran, tras intensas reuniones y una noche de largas negociaciones, a un ‘extraordinario’, ‘novedoso’ y ‘categórico’ acuerdo que consiste en un compromiso de los países para mantener el techo del calentamiento global en 1,5 grados y tomar acciones decisivas y efectivas que garanticen que el aumento de las temperaturas a nivel global se modera por debajo de 1,5 grados centígrado. Ay, estos compromisos, como se diluyen en las palabras aladas que suben a los cielos como los gases invernaderos.

 

En el 2020 , la reunión del G20 tuvo que ser virtual por la pandemia. La organizó Arabia Saudita. La conclusión  fundamental a la que llegaron fue la siguiente: “La administración ambiental es una obligación sagrada” y se comprometieron a restaurar la biodiversidad de forma sostenible, preservar los océanos y promover el aire limpio.

 

En el 2019 se reunieron durante dos días en Osaka, Japón, para “¿comprometerse a tomar medidas nacionales contra el cambio climático’.”

 

Estas rimbombantes reuniones anuales de los capitostes mundiales, cada año en países diferentes, sirven para hablar y hablar de lo mismo y llegar a las mismas conclusiones, año tras año, que se precipitan al vacío en cuanto vuelven a casa después de paseíllo teatral y la foto de familia. Si llegaron a lo mismo vía virtual con la pandemia ¿por qué no hacerlo siempre por ese sistema y así no polucionarían con tanto movimiento de aviones y coches, y serían más coherentes con lo que predican siendo más sostenibles económica y ambientalmente?

 

Pero después de este ‘finde’ en Roma van todos a seguir hablando de lo mismo a Glasgow. Así que todos toman sus séquitos y aviones y para Escocia, para seguir hablando de no contaminar el planeta y convencer a la humanidad de que es necesario dejar los coches e ir en bicicleta.

 

En Escocia , el líder Biden desarrolla un ‘nuevo discurso’ en el que afirma que “La conservación de nuestros bosques y otros ecosistemas críticos es indispensable, como garantizar el agua limpia, mantener la biodiversidad, apoyar las zonas rurales y comunidades indígenas y reducir el riesgo de propagación de enfermedades.” ¡Sorprenden estos principios tan novedosos y originales, y sobre todo nada evidentes!

 

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Antonio Guterres, afirmó que la cumbre del G20 no cumplió sus expectativas pero alienta: “Adelante con la COP26 en Glasgow para mantener vivo el objetivo de 1,5 grados y poner en práctica las promesas sobre financiación para las persona y el planeta”. Desde el 1 de noviembre 120 líderes mundiales están reunidos en Glasgow; los del G20 llegan el domingo 7 y estarán hasta el 12 de noviembre. Doce días más para llegar a la conclusión de que tenemos que mantener limpio y respetar el planeta.

 

Yo, yo me pregunto ¿En qué punto de lo lógico, de lo sostenible, de lo sensato y humanitario se enmarca todo este tinglado? ¿Hay algo de razonable y sincero en este teatro? No sería mucho más equitativo y saludable si el dinero que se mueve en estas grandilocuentes reuniones,a las que se llega a conclusiones básicas y elementales, se destinara a labores humanitarias tan necesitadas en buena parte del mundo y sus conversaciones las hicieran por online. Porque para el resultado no hace falta tanta alforja.

 

Iba a hablar de otros asuntos ‘ejemplares’ pero me he extendido demasiado en estos dos y no me da espacio para más. En otro momento seguiré.

 

Dice el escritor Felix de Azúa: “Me hace mucha gracia lo del ‘progreso’, ¡quién pudiera progresar hacia el pasado!”.  Ironía y deseo que suscribo plenamente.

 

O témpora o mores

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