Eloy Rubio Carro
Domingo, 14 de Noviembre de 2021

El ajuar inmaterial familiar de las futuras generaciones de leoneses

 

Laureano M. Rubio Pérez. Usos y costumbres en común. Claves y referencias de la sociedad leonesa, siglos XVI-XX. Lobo Sapiens, Ediciones El Forastero; León, 2021

 

 

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Comencé a leer ‘Usos y costumbres en común’, de Laureano M. Rubio, como un libro más, y según costumbre propia lo iba subrayando con bolígrafo, pero cuando llevaba leídas unas cuantas páginas me fui dando cuenta de que no, de que este sería un libro que habrían de heredar mis hijas, un libro que siempre será valioso y como aquellos que vinieron en la herencia cultural de la familia, pongo por caso, el volumen XVI de ‘La España sagrada’ de Flórez, o ‘El dialecto vulgar leonés hablado en Maragatería y tierra de Astorga’, de Santiago Alonso Garrote, o el ‘Episcopologio asturicense’ de don Pedro Rodríguez López; libros todos estos que habría que traspasar impolutos para uso y disfrute y bibliomanía de las generaciones siguientes.

 

Se trata de un libro que contiene abundante información sobre los modelos económicos imperantes en la sociedad rural leonesa, sobre todo entre los siglos XVI-XX. Esta información ha sido mayormente extraída de las ordenanzas de los concejos, o de las actas notariales de los innumerables pleitos que las organizaciones concejiles mantuvieron contra los distintos poderes que en cada momento pretendieron usurparles el uso de sus tierras y espacios, en preservación del autogobierno o el mantenimiento de los medios y recursos indispensables para su desarrollo.

 

Nada más comenzar el libro se apunta una declaración de intenciones: "El objetivo fundamental del presente trabajo es ofrecer al lector una visión rigurosa y sencilla de las formas, actitudes y comportamientos de la sociedad rural leonesa desde la Edad Media hasta los tiempos contemporáneos."

 

Son siete los capítulos del volumen en los que va a tratar de dar cuenta de esa visión.

 

En el primer capítulo, se describen los modelos económicos agropecuarios de la sociedad rural leonesa: "El ganadero de montaña, el agrícola o ganadero de tierras de transición o vegas y el cerealero extendido y vitícola de las tierras llanas terracampinas y de los oteros del sur-este provincial". Además vincula estos modelos a esos tipos espaciales y geográficos que condicionarán unas formas de organización social y de relaciones sociales muy determinadas.

 

En el segundo capítulo, aborda los problemas del siglo XV y la respuesta colectiva de los concejos leoneses ante los intentos de dominio de la nobleza señorial. Expone también el progresivo afianzamiento del concejo como institución y "el derecho consuetudinario como norma de obligado cumplimiento y garantía jurídica". Incidiendo en el origen y las causas de la pronta independencia de este poder concejil de el poder jurisdiccional de la villa cabecera, donde residía la justicia ordinaria.

 

Se nos relata la mecánica y el funcionamiento de los concejos, los oficios y las funciones concejiles, los acuerdos con otros concejos y señores, el reparto de impuestos, el remate de los abastos de la taberna, los contratos del cirujano y del maestro, la regulación de los trabajos agrícolas, el gran poder del concejo y las características de la administración de la justicia pedánea. Destaca aquí el autor, como a lo largo de todo el escrito, ese otro aspecto socializador del concejo para fortalecer los lazos vecinales y la imposición de los intereses comunitarios sobre los propios.

 

Las claves sociales y el control concejil sobre el vecino, el derecho de vecindad y las obligaciones a ella debidas son tratados en el capítulo tercero.

 

Se defiende que el concejo funciona como equilibrador de un ecosistema de unos recursos escasos y la población que se beneficia de ellos, de ahí la necesidad y justificación del dominio pleno administrativo sobre el término por parte del concejo, y la fuerte dependencia de los miembros de las comunidades, de los recursos comunales administrados por él. Esta es la explicación más sencilla del alto grado de colectivismo, de la aceptación y rechazo de nuevos vecinos, o de la penalización de la soltería.

 

En el capítulo IV, se abordan entre otras cosas los cometidos del régimen concejil: beneficios, control y defensa de los recursos propios, división o reparto de los espacios agropecuarios aprovechables, incremento del patrimonio comunal y motor del desarrollo económico. La importancia de la cabaña ganadera y las ordenanzas al respecto.

 

En el capítulo V, analiza las claves del colectivismo social y del comunalismo agrario. Las hacenderas, senaras y empeños concejiles. La conflictividad social y la vía del conflicto colectivo para defender los recursos y derechos comunitarios tan utilizado por los concejos leoneses. La parroquia y la iglesia parroquial como referentes de la sociabilidad vecinal. Las fiestas, ritos, rituales y manifestaciones colectivas de religiosidad. Las romerías, cruces y pendones concejiles con representación concejil, en los cuales "los concejos mantuvieron una importante capacidad organizativa y de control incluso en los asuntos parroquiales que tenían que ver en las relaciones de los vecinos con Dios."

 

En el capítulo VI, se señala cómo el concejo controlaba mediante las ordenanzas los comportamientos individuales y familiares: "Las cuestiones morales, especialmente las de la mujer, están presentes en todas las ordenanzas concejiles, donde también son regulados los comportamientos de los mozos en su relación con las mozas (…)". El concejo interviene en las estrategias familiares de reproducción social a través del matrimonio: "Las bodas no son solo un asunto familiar, sino por las repercusiones sociales, por el equilibrio, recursos o población, es también una cuestión que atañe a la comunidad." La intervención del concejo en la salud y enfermedad, o en la escuela, o en la provisión del maestro y el cirujano: "Hasta bien entrado el siglo XX los concejos contrataban a un maestro, también contrataban un cirujano y sangradores para asistir a los vecinos." Por último aborda todas las solidaridades que propicia el régimen concejil en lo que atañe a la vida y la muerte.

 

Finaliza el libro con una reflexión histórico explicativa del tránsito de la sociedad rural leonesa desde el colectivismo comunitario al individualismo extremo de la actualidad.

 

Decía al principio que este libro era un libro para no subrayar, una joya que habría que incluir en el ajuar inmaterial familiar para la comprensión por parte de nuestros hijos de quiénes, hasta ayer apenas, fuimos, y que debería servir a aquello que seremos.

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